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Activación económica

Salvador Paiz
21 de febrero, 2018

Conocí a Patricia hace unos días. Es originaria de Fraijanes, en dónde vive con su familia, y trabaja en un salón de belleza en la ciudad desde hace algunos años. En nuestra conversación, me comentó que su hija mayor está estudiando esteticismo porque quiere seguir sus pasos. Pero ella no está convencida del todo, ya que quiere algo más para su hija. Ella quiere que sea independiente y que llegue lejos. Así que le pregunté “¿por qué no abren su propio salón entonces?”. Me vio raro y me contestó que “no sabía mucho de empresas y que seguramente abrir una era complicado, difícil y muy caro”.

El Doing Business (DB) del Banco Mundial justamente determina la facilidad de hacer negocios en un país. Para lograrlo evalúa diez indicadores que miden la regulación empresarial, la protección de los derechos de propiedad, las consecuencias derivadas de dicha regulación y, finalmente, el alcance de la protección legal. Uno de estos diez indicadores es la facilidad de apertura de una empresa. Así que, mientras más complicado y engorroso sea abrir una empresa en un país, menos favorable será su punteo en dicha variable y, en consecuencia, afectará su calificación final en este índice.

Guatemala es uno de los 190 países que participan en el DB. Lamentablemente el año pasado no nos fue muy bien. Tuvimos una de las caídas más duras registradas en nuestra historia, un retroceso de 9 posiciones contra el año anterior y 24 posiciones en tres años, cayendo así al puesto 97 entre 190. Una de las variables que afectó negativamente este punteo fue justamente la facilidad de aperturar una empresa. Allí bajamos 20 posiciones debido al incremento en el número de procedimientos (7 a 8) y días (19.5 a 26.5).

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Afortunadamente el 31 de octubre de 2017 fue publicado el decreto 18-2017, sobre reformas a nuestro Código de Comercio, cambios que sin duda mejorarán el clima de negocios en Guatemala y, además, nuestro posicionamiento en el DB. Entre las modificaciones importantes están la reducción de capital inicial de una sociedad de Q5mil a Q200, la inscripción de las empresas por solicitud electrónica –las cuales se hacen de conocimiento público con un edicto en un medio electrónico del Registro Mercantil-, se mejora a cinco días el tiempo que se demora abrir un negocio y se reducen los costos asociados. Estos importantes cambios para nuestra economía entraron en vigencia a inicios de este mes. No solo preparan el terreno para que más guatemaltecos, como Patricia y su hija, se animen a crear su propia empresa, sino que además le facilitan el acceso a la formalización a muchísimas micro-empresas.

Llegar a este punto no ha sido fácil, estas reformas han recorrido un largo camino. Hace ocho años, Fundesa comenzó a trabajar en una agenda de desarrollo incluyente que tomaba en cuenta el mejoramiento del clima de negocios en nuestro país. En ese sentido, aportó insumos técnicos hacia propuestas tales como las recientes reformas al Código de Comercio, iniciativa que fue presentada al Organismo Ejecutivo hace seis años. A partir de allí fue trabajada con el apoyo del Ministerio de Economía y el Pronacom para poder llevarla al Congreso, dar paso a su análisis, aprobación y aplicación.

Debemos reconocer que, si queremos hacer de Guatemala un país del primer mundo,  nos urge una agenda de activación económica. Me parece positivo y aplaudo que este año hemos visto cambios decididos hacia esa activación económica, como la presentación de la Política Nacional de Competitividad (de la cual escribí la semana pasada), la aprobación de las reformas a la Ley de Garantías Mobiliarias (decreto 4-2018), cuyo fin es darle mejor viabilidad al registro de garantías mobiliarias para que pequeñas y medianas empresas puedan poner en garantía activos móviles (activos para poder trabajar e inventarios) y la aprobación de la Ley de Factoraje (decreto 1-2018), la cual facilitará las operaciones de descuento y permitirá a las empresas a acceder a créditos a través de colocación de facturas por cobrar. Otra ley de igual importancia que aún no ha sido aprobada es la Ley de Leasing, cuya discusión ya está en la agenda del Congreso.

Una mejor Guatemala para personas como Patricia y muchísimos guatemaltecos soñadores como ella, es posible. Los cambios que necesitamos para alcanzar una nación de primera, se empiezan a ver. Pero esto solo es el primer paso. Todavía tenemos muchos pendientes para darle certeza jurídica a todos esos emprendedores. Recordemos que el desarrollo económico de un país depende de su capacidad de generación de oportunidades para todos sus ciudadanos. Démosle el seguimiento que corresponde a estas iniciativas y, más importante aún, saquémosle provecho a los cambios que ya se viven en nuestra nación.

www.salvadorpaiz.com

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Activación económica

Salvador Paiz
21 de febrero, 2018

Conocí a Patricia hace unos días. Es originaria de Fraijanes, en dónde vive con su familia, y trabaja en un salón de belleza en la ciudad desde hace algunos años. En nuestra conversación, me comentó que su hija mayor está estudiando esteticismo porque quiere seguir sus pasos. Pero ella no está convencida del todo, ya que quiere algo más para su hija. Ella quiere que sea independiente y que llegue lejos. Así que le pregunté “¿por qué no abren su propio salón entonces?”. Me vio raro y me contestó que “no sabía mucho de empresas y que seguramente abrir una era complicado, difícil y muy caro”.

El Doing Business (DB) del Banco Mundial justamente determina la facilidad de hacer negocios en un país. Para lograrlo evalúa diez indicadores que miden la regulación empresarial, la protección de los derechos de propiedad, las consecuencias derivadas de dicha regulación y, finalmente, el alcance de la protección legal. Uno de estos diez indicadores es la facilidad de apertura de una empresa. Así que, mientras más complicado y engorroso sea abrir una empresa en un país, menos favorable será su punteo en dicha variable y, en consecuencia, afectará su calificación final en este índice.

Guatemala es uno de los 190 países que participan en el DB. Lamentablemente el año pasado no nos fue muy bien. Tuvimos una de las caídas más duras registradas en nuestra historia, un retroceso de 9 posiciones contra el año anterior y 24 posiciones en tres años, cayendo así al puesto 97 entre 190. Una de las variables que afectó negativamente este punteo fue justamente la facilidad de aperturar una empresa. Allí bajamos 20 posiciones debido al incremento en el número de procedimientos (7 a 8) y días (19.5 a 26.5).

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Llegar a este punto no ha sido fácil, estas reformas han recorrido un largo camino. Hace ocho años, Fundesa comenzó a trabajar en una agenda de desarrollo incluyente que tomaba en cuenta el mejoramiento del clima de negocios en nuestro país. En ese sentido, aportó insumos técnicos hacia propuestas tales como las recientes reformas al Código de Comercio, iniciativa que fue presentada al Organismo Ejecutivo hace seis años. A partir de allí fue trabajada con el apoyo del Ministerio de Economía y el Pronacom para poder llevarla al Congreso, dar paso a su análisis, aprobación y aplicación.

Debemos reconocer que, si queremos hacer de Guatemala un país del primer mundo,  nos urge una agenda de activación económica. Me parece positivo y aplaudo que este año hemos visto cambios decididos hacia esa activación económica, como la presentación de la Política Nacional de Competitividad (de la cual escribí la semana pasada), la aprobación de las reformas a la Ley de Garantías Mobiliarias (decreto 4-2018), cuyo fin es darle mejor viabilidad al registro de garantías mobiliarias para que pequeñas y medianas empresas puedan poner en garantía activos móviles (activos para poder trabajar e inventarios) y la aprobación de la Ley de Factoraje (decreto 1-2018), la cual facilitará las operaciones de descuento y permitirá a las empresas a acceder a créditos a través de colocación de facturas por cobrar. Otra ley de igual importancia que aún no ha sido aprobada es la Ley de Leasing, cuya discusión ya está en la agenda del Congreso.

Una mejor Guatemala para personas como Patricia y muchísimos guatemaltecos soñadores como ella, es posible. Los cambios que necesitamos para alcanzar una nación de primera, se empiezan a ver. Pero esto solo es el primer paso. Todavía tenemos muchos pendientes para darle certeza jurídica a todos esos emprendedores. Recordemos que el desarrollo económico de un país depende de su capacidad de generación de oportunidades para todos sus ciudadanos. Démosle el seguimiento que corresponde a estas iniciativas y, más importante aún, saquémosle provecho a los cambios que ya se viven en nuestra nación.

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo