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Lo que no se mide, no se mejora

Salvador Paiz
18 de abril, 2018

En nuestro país muchos hemos sido víctimas del crimen. A algunos nos han asaltado, otros hemos sufrido de extorsiones y a muchos nos han clonado la tarjeta en más de alguna ocasión. Tristemente, muy pocos se salvan de entrar en esta lista. La falta de seguridad y justicia ha sido algo que a todos los guatemaltecos nos molesta, nos preocupa y nos indigna.

A raíz de esta situación, como parte de Mejoremos Guate, en Enade 2014 se instaló la Coalición por la Seguridad Ciudadana, integrada por funcionarios públicos, centros de investigación, sociedad civil y empresarios. Su fin principal es mejorar las condiciones de seguridad y justicia de nuestro país, a través de la coordinación de esfuerzos interinstitucionales, formulación de políticas públicas y el seguimiento de indicadores de eficiencia y criminalidad.

Fue con ánimos de cumplir tales objetivos que surgió el Flujograma de Justicia Criminal, una herramienta que mide los niveles de eficiencia de las instituciones que integran la cadena de seguridad y justicia (Ministerio Público, Organismo Judicial, Policía Nacional Civil, Instituto Nacional de Ciencias Forenses, Instituto de la Defensa Público Penal y Sistema Penitenciario). Su metodología permite un abordaje integral y sistémico, e identifica los cuellos de botella y las oportunidades de mejora. Para ello evalúa de manera individual el desempeño de cada una de las instituciones, para así lograr que estas trabajen conjuntamente para alcanzar objetivos en común. Dicho análisis conlleva entrevistas, recolección de datos y una evaluación de los niveles de productividad, con el fin de definir la eficiencia global, es decir el número de salidas de casos.

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Recientemente, fueron presentados los resultados de la segunda medición del Flujograma para 2016. Según los datos publicados por el CIEN, se mejoró la eficiencia global de 12.6 por ciento a 28.5 por ciento del año 2015 al 2016. Este logro superó las expectativas y la meta inicial establecida a inicios de 2016, la cual fue de 20.1 por ciento. Ese salto se debió, en parte, porque el Ministerio Público (MP) sobrepasó sus metas en un amplio margen. No obstante, el hecho que el MP haya excedido tales metas provocó un mayor congestionamiento en las cortes. Para complicar el panorama, este año la Corte Suprema de Justicia recibió una menor proporción de los recursos. Ante esta situación, es importante que empecemos a ver el sistema de justicia como una cadena, con importantes interrelaciones y dependencias. Si un eslabón se rompe, la cadena deja de ser funcional.

En ese sentido, los resultados del Flujograma confirmaron el gran problema que tiene nuestro Sistema Penitenciario (SP). Los datos revelan un hacinamiento de 340 por ciento. Es criminal e irresponsable que hayamos llegado a este límite. No podemos seguir metiendo más reos a las cárceles si estas no incrementan su capacidad y sin un verdadero programa de rehabilitación. Nos urge explorar medidas de descongestionamiento para el SP, una posible manera es una Ley de Aceptación de Cargos. La aplicación de una ley de este tipo contribuiría a reducir la carga en tribunales de justicia y a reducir los tiempos de trabajos que realizan los fiscales en sus investigaciones. De acuerdo al CIEN, si el 15 por ciento de las personas vinculadas a un proceso penal se acogieran a esta ley, el indicador de eficiencia del Organismo Judicial subiría de 21 por ciento (su nivel actual) a 29 por ciento. Esto impactaría positivamente en el indicador global.

Lo que no se mide, no se mejora. Esa es la gran lección que este análisis nos deja. Es de aplaudir la manera en que todas las instituciones se unieron a este proceso, al trabajar en acciones concretas para cumplir las metas que se propusieron previamente. Por ejemplo, en el caso del MP, la meta fijada en 2015 fue aumentar la eficiencia total de 14 por ciento a 16 por ciento. Para lograrlo realizaron acciones como el fortalecimiento de la Unidad de Atención Permantente.  Como resultado, alcanzaron una eficiencia total de 32.1 por ciento. Los felicito por haber logrado este gran avance.

No me queda duda que, cuando se tienden puentes de colaboración y se trabaja con los mismos objetivos, se logran grandes cosas. Me entusiasma ver los resultados de esta evaluación, pero me emociona más ver la manera en que todos los sectores colaboran entre sí para mejorar nuestro país. ¡El trabajo en equipo rinde frutos! Los felicito y los animo a seguir adelanto ¡Bravo!

www.salvadorpaiz.com

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Lo que no se mide, no se mejora

Salvador Paiz
18 de abril, 2018

En nuestro país muchos hemos sido víctimas del crimen. A algunos nos han asaltado, otros hemos sufrido de extorsiones y a muchos nos han clonado la tarjeta en más de alguna ocasión. Tristemente, muy pocos se salvan de entrar en esta lista. La falta de seguridad y justicia ha sido algo que a todos los guatemaltecos nos molesta, nos preocupa y nos indigna.

A raíz de esta situación, como parte de Mejoremos Guate, en Enade 2014 se instaló la Coalición por la Seguridad Ciudadana, integrada por funcionarios públicos, centros de investigación, sociedad civil y empresarios. Su fin principal es mejorar las condiciones de seguridad y justicia de nuestro país, a través de la coordinación de esfuerzos interinstitucionales, formulación de políticas públicas y el seguimiento de indicadores de eficiencia y criminalidad.

Fue con ánimos de cumplir tales objetivos que surgió el Flujograma de Justicia Criminal, una herramienta que mide los niveles de eficiencia de las instituciones que integran la cadena de seguridad y justicia (Ministerio Público, Organismo Judicial, Policía Nacional Civil, Instituto Nacional de Ciencias Forenses, Instituto de la Defensa Público Penal y Sistema Penitenciario). Su metodología permite un abordaje integral y sistémico, e identifica los cuellos de botella y las oportunidades de mejora. Para ello evalúa de manera individual el desempeño de cada una de las instituciones, para así lograr que estas trabajen conjuntamente para alcanzar objetivos en común. Dicho análisis conlleva entrevistas, recolección de datos y una evaluación de los niveles de productividad, con el fin de definir la eficiencia global, es decir el número de salidas de casos.

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Recientemente, fueron presentados los resultados de la segunda medición del Flujograma para 2016. Según los datos publicados por el CIEN, se mejoró la eficiencia global de 12.6 por ciento a 28.5 por ciento del año 2015 al 2016. Este logro superó las expectativas y la meta inicial establecida a inicios de 2016, la cual fue de 20.1 por ciento. Ese salto se debió, en parte, porque el Ministerio Público (MP) sobrepasó sus metas en un amplio margen. No obstante, el hecho que el MP haya excedido tales metas provocó un mayor congestionamiento en las cortes. Para complicar el panorama, este año la Corte Suprema de Justicia recibió una menor proporción de los recursos. Ante esta situación, es importante que empecemos a ver el sistema de justicia como una cadena, con importantes interrelaciones y dependencias. Si un eslabón se rompe, la cadena deja de ser funcional.

En ese sentido, los resultados del Flujograma confirmaron el gran problema que tiene nuestro Sistema Penitenciario (SP). Los datos revelan un hacinamiento de 340 por ciento. Es criminal e irresponsable que hayamos llegado a este límite. No podemos seguir metiendo más reos a las cárceles si estas no incrementan su capacidad y sin un verdadero programa de rehabilitación. Nos urge explorar medidas de descongestionamiento para el SP, una posible manera es una Ley de Aceptación de Cargos. La aplicación de una ley de este tipo contribuiría a reducir la carga en tribunales de justicia y a reducir los tiempos de trabajos que realizan los fiscales en sus investigaciones. De acuerdo al CIEN, si el 15 por ciento de las personas vinculadas a un proceso penal se acogieran a esta ley, el indicador de eficiencia del Organismo Judicial subiría de 21 por ciento (su nivel actual) a 29 por ciento. Esto impactaría positivamente en el indicador global.

Lo que no se mide, no se mejora. Esa es la gran lección que este análisis nos deja. Es de aplaudir la manera en que todas las instituciones se unieron a este proceso, al trabajar en acciones concretas para cumplir las metas que se propusieron previamente. Por ejemplo, en el caso del MP, la meta fijada en 2015 fue aumentar la eficiencia total de 14 por ciento a 16 por ciento. Para lograrlo realizaron acciones como el fortalecimiento de la Unidad de Atención Permantente.  Como resultado, alcanzaron una eficiencia total de 32.1 por ciento. Los felicito por haber logrado este gran avance.

No me queda duda que, cuando se tienden puentes de colaboración y se trabaja con los mismos objetivos, se logran grandes cosas. Me entusiasma ver los resultados de esta evaluación, pero me emociona más ver la manera en que todos los sectores colaboran entre sí para mejorar nuestro país. ¡El trabajo en equipo rinde frutos! Los felicito y los animo a seguir adelanto ¡Bravo!

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo