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Guatemala, país bajo amenaza

Redacción
23 de abril, 2018

El viernes 13 de abril, en mi casa, siendo una persona de setenta y dos años, sufrí un infarto que me lesionó el corazón con una multiplicidad de síntomas. El auxilio de paramédicos privados no se hizo esperar. Me condujeron al hospital privado más cercano donde la unidad de cuidados intensivos me intervino y logro estabilizarme. Hoy continuo con mi vida normal.

Esa vida normal es ser un adulto mayor sin oportunidades de trabajo, sin seguridad social, sin acceso a ningún servicio que dependa del Estado o de cualquiera de sus instituciones. Creo que es la providencia divina que, sin un empleo, sin pedir limosna, aun pueda subsistir en un país cuyo hedor político se refleja en las declaraciones de empresarios, Ministerio Público, Organismos Internacionales y consecuentemente envilezca la ley que quiere restaurar un tabú usando para ello un discurso político económico.

Guatemala es en 2018 una sociedad amenazada. La justicia y el castigo no tienen que ver con la defensa de la sociedad sino de neutralizar a las generaciones futuras. Las crisis provocadas al Estado han sido históricamente documentadas y que no solo afectan a Guatemala sino a sus vecinos entre sí. Baste al guatemalteco sensato examinar las traiciones para delimitar las fronteras entre Belice y Yucatán en las cuales el Reino Unido negocia a espaldas de los guatemaltecos para salir favorecidos tanto el Estado de Yucatán y el Reino Unido en prejuicio de Guatemala.

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La defensa de la vida social, de la educación cívica del guatemalteco son la base fundamental de un derecho penal occidentalizado y no la instrumentalización de la justicia a través de evidenciar un latrocinio histórico que está documentado desde la Real Audiencia de los Confines de Guatemala.

Lo afirmado al inicio no es para obtener las condolencias ni victimizarme ante los otros. Los autores de los crímenes deben vérselas con la víctima como aquellos que en su afán soberbio convierten la vida de guatemaltecos en miserables a través de buró jurídicos que permitan a las empresas dominar el statu quo que es el estado de cosas que los que dominan la justicia pretenden mantener en Guatemala sin importarles quien nace o muere sino el control social de las generaciones futuras de cara al voto popular 2019.

Si la injusticia siempre es vista como destructora y destrucción cultural es lo que provoca el Ministerio Público, la mediatización de medios de comunicación y sus esbirros sean estos desestabilizadores sociales al servicio de grandes intereses y que viven en un estado de opulencia a escasos metros de la miseria que ellos causan.

La justicia discursiva de solidaridad no es la bandera de las actuales autoridades sino la destrucción de la vida civilizada de los guatemaltecos avizorada en el letargo malicioso de los juicios y las jugosas ganancias de los sueldos de la fiscal general, el jefe de la Comisión Internacional de procuración de justicia en Guatemala mientras que los guatemaltecos literalmente morimos de hambre, de falta de salud, educación y de dignidad humana. Bienvenida la muerte si la vida en Guatemala sigue estando amenazada.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Guatemala, país bajo amenaza

Redacción
23 de abril, 2018

El viernes 13 de abril, en mi casa, siendo una persona de setenta y dos años, sufrí un infarto que me lesionó el corazón con una multiplicidad de síntomas. El auxilio de paramédicos privados no se hizo esperar. Me condujeron al hospital privado más cercano donde la unidad de cuidados intensivos me intervino y logro estabilizarme. Hoy continuo con mi vida normal.

Esa vida normal es ser un adulto mayor sin oportunidades de trabajo, sin seguridad social, sin acceso a ningún servicio que dependa del Estado o de cualquiera de sus instituciones. Creo que es la providencia divina que, sin un empleo, sin pedir limosna, aun pueda subsistir en un país cuyo hedor político se refleja en las declaraciones de empresarios, Ministerio Público, Organismos Internacionales y consecuentemente envilezca la ley que quiere restaurar un tabú usando para ello un discurso político económico.

Guatemala es en 2018 una sociedad amenazada. La justicia y el castigo no tienen que ver con la defensa de la sociedad sino de neutralizar a las generaciones futuras. Las crisis provocadas al Estado han sido históricamente documentadas y que no solo afectan a Guatemala sino a sus vecinos entre sí. Baste al guatemalteco sensato examinar las traiciones para delimitar las fronteras entre Belice y Yucatán en las cuales el Reino Unido negocia a espaldas de los guatemaltecos para salir favorecidos tanto el Estado de Yucatán y el Reino Unido en prejuicio de Guatemala.

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Lo afirmado al inicio no es para obtener las condolencias ni victimizarme ante los otros. Los autores de los crímenes deben vérselas con la víctima como aquellos que en su afán soberbio convierten la vida de guatemaltecos en miserables a través de buró jurídicos que permitan a las empresas dominar el statu quo que es el estado de cosas que los que dominan la justicia pretenden mantener en Guatemala sin importarles quien nace o muere sino el control social de las generaciones futuras de cara al voto popular 2019.

Si la injusticia siempre es vista como destructora y destrucción cultural es lo que provoca el Ministerio Público, la mediatización de medios de comunicación y sus esbirros sean estos desestabilizadores sociales al servicio de grandes intereses y que viven en un estado de opulencia a escasos metros de la miseria que ellos causan.

La justicia discursiva de solidaridad no es la bandera de las actuales autoridades sino la destrucción de la vida civilizada de los guatemaltecos avizorada en el letargo malicioso de los juicios y las jugosas ganancias de los sueldos de la fiscal general, el jefe de la Comisión Internacional de procuración de justicia en Guatemala mientras que los guatemaltecos literalmente morimos de hambre, de falta de salud, educación y de dignidad humana. Bienvenida la muerte si la vida en Guatemala sigue estando amenazada.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo