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¿Por qué Guate?

Carolina Castellanos
27 de abril, 2018

“Es implacable la estupidez de los que constantemente validan como bueno lo que es un desastre”. Víctor Maldonado, Director de CEDICE Libertad

Clásico socialista, o remedo de uno, quien se la pasa validando, o sea, justificando, todo lo que es un desastre, y culpando al empresario, al político y a cualquiera, menos a él mismo.  Es muy fácil hacer esto en nuestra golpeada Guatemala. ¿Por qué? A mi criterio, es porque tenemos una gran debilidad institucional.  Esto permite que cualquiera asuma el control de las entidades gubernamentales, pues no hay un criterio ni directriz para nombrar funcionarios, excepto compadrazgo, compromiso o mandato.

Esta débil institucionalidad también permite que las reglas del juego las dicte el funcionario de turno.  Los pocos procedimientos que pueda haber en cualquier oficina de gobierno, grande o pequeña, son fácilmente adaptables y manipulables por quien “manda”.  A esto sumemos que todos los Ministerios están emplazados por los inútiles sindicatos, lo que imposibilita despedir a quienes no funcionan.

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A todo lo anterior debemos agregar el gran tamaño que tiene el gobierno, haciéndolo imposible de controlar, monitorear, dirigir, y mucho menos financiar.  Aun así pretendemos que un Presidente, sea quien sea, resuelva todos nuestros problemas.  A eso se le llama gobierno paternalista.  Cualquiera que llegue está casi condenado a fracasar en su gestión.

Con todo lo anterior, es más fácil entender, y explicarse, ¿por qué Guate?  Tenemos un supra poder llamado CICIG que dirige los destinos de nuestro país. Ha mostrado superioridad sobre el mismo Presidente.  Dirige y controla todo el sistema de justicia en Guatemala.  Vía extorsión, tiene controlada a la mayoría de los diputados pues debemos reconocer que muchos de ellos tienen “colas machucadas”.

Hace poco vimos el “mea culpa” por parte de los “grandes capitales”, con CICIG en la espalda.  Lenin, en sus escritos sobre los pasos para destruir un país, dijo: “los empresarios también suelen ser útiles. Me refiero a aquellos que están dispuestos a todo con tal de lograr un contrato, un privilegio, una protección, o simplemente algo de relevancia.  También dijo: aniquile las empresas, devaste los empleos, asole a los empresarios, extinga el emprendimiento”. En un sistema donde “el rey” dirige todo, es muy difícil evitar caer en este “juego” infame y terminan aceptando un delito que no cometieron.

“Aniquile a las empresas” resulta ser relativamente fácil para aquellos que “con implacable estupidez validan el desastre”, pues banderas como el daño al medio ambiente y la pobreza y exclusión de los indígenas, son causas suficientes para cerrar mineras e hidroeléctricas a costa de desarrollo, empleos y mejor nivel de vida para las comunidades circundantes a los proyectos.

Lograr todo esto ha sido fácil en nuestro débil país.  El sistema educativo pareciera estar diseñado para graduar ignorantes, personas que no son capaces de pensar por sí mismas pues solo se les enseñó lo que decía algún libro de texto y nunca se les invitó a cuestionar lo que aprendían, a analizar, discutir y llegar a sus propias conclusiones.

Es por eso que la batalla para evitar que el sistema socialista se imponga en Guatemala, es muy dura.  Se necesita de valientes que sí hemos tenido la oportunidad de tener buenos estudios, de cuestionar y de formar nuestras propias opiniones. Grupos como Guatemala Inmortal, Liga ProPatria y otros, llevan años en esta lucha, pero falta mucho por hacer, especialmente ahora que tenemos al “supra poder único”, dividiendo y destruyendo.

Tenemos que ser nosotros los que luchamos intelectualmente.  Debemos pronunciarnos, formar nuestras propias opiniones y transmitirlas, debatir ideas y retarlas, para no formar parte de “quienes con implacable estupidez…”.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿Por qué Guate?

Carolina Castellanos
27 de abril, 2018

“Es implacable la estupidez de los que constantemente validan como bueno lo que es un desastre”. Víctor Maldonado, Director de CEDICE Libertad

Clásico socialista, o remedo de uno, quien se la pasa validando, o sea, justificando, todo lo que es un desastre, y culpando al empresario, al político y a cualquiera, menos a él mismo.  Es muy fácil hacer esto en nuestra golpeada Guatemala. ¿Por qué? A mi criterio, es porque tenemos una gran debilidad institucional.  Esto permite que cualquiera asuma el control de las entidades gubernamentales, pues no hay un criterio ni directriz para nombrar funcionarios, excepto compadrazgo, compromiso o mandato.

Esta débil institucionalidad también permite que las reglas del juego las dicte el funcionario de turno.  Los pocos procedimientos que pueda haber en cualquier oficina de gobierno, grande o pequeña, son fácilmente adaptables y manipulables por quien “manda”.  A esto sumemos que todos los Ministerios están emplazados por los inútiles sindicatos, lo que imposibilita despedir a quienes no funcionan.

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A todo lo anterior debemos agregar el gran tamaño que tiene el gobierno, haciéndolo imposible de controlar, monitorear, dirigir, y mucho menos financiar.  Aun así pretendemos que un Presidente, sea quien sea, resuelva todos nuestros problemas.  A eso se le llama gobierno paternalista.  Cualquiera que llegue está casi condenado a fracasar en su gestión.

Con todo lo anterior, es más fácil entender, y explicarse, ¿por qué Guate?  Tenemos un supra poder llamado CICIG que dirige los destinos de nuestro país. Ha mostrado superioridad sobre el mismo Presidente.  Dirige y controla todo el sistema de justicia en Guatemala.  Vía extorsión, tiene controlada a la mayoría de los diputados pues debemos reconocer que muchos de ellos tienen “colas machucadas”.

Hace poco vimos el “mea culpa” por parte de los “grandes capitales”, con CICIG en la espalda.  Lenin, en sus escritos sobre los pasos para destruir un país, dijo: “los empresarios también suelen ser útiles. Me refiero a aquellos que están dispuestos a todo con tal de lograr un contrato, un privilegio, una protección, o simplemente algo de relevancia.  También dijo: aniquile las empresas, devaste los empleos, asole a los empresarios, extinga el emprendimiento”. En un sistema donde “el rey” dirige todo, es muy difícil evitar caer en este “juego” infame y terminan aceptando un delito que no cometieron.

“Aniquile a las empresas” resulta ser relativamente fácil para aquellos que “con implacable estupidez validan el desastre”, pues banderas como el daño al medio ambiente y la pobreza y exclusión de los indígenas, son causas suficientes para cerrar mineras e hidroeléctricas a costa de desarrollo, empleos y mejor nivel de vida para las comunidades circundantes a los proyectos.

Lograr todo esto ha sido fácil en nuestro débil país.  El sistema educativo pareciera estar diseñado para graduar ignorantes, personas que no son capaces de pensar por sí mismas pues solo se les enseñó lo que decía algún libro de texto y nunca se les invitó a cuestionar lo que aprendían, a analizar, discutir y llegar a sus propias conclusiones.

Es por eso que la batalla para evitar que el sistema socialista se imponga en Guatemala, es muy dura.  Se necesita de valientes que sí hemos tenido la oportunidad de tener buenos estudios, de cuestionar y de formar nuestras propias opiniones. Grupos como Guatemala Inmortal, Liga ProPatria y otros, llevan años en esta lucha, pero falta mucho por hacer, especialmente ahora que tenemos al “supra poder único”, dividiendo y destruyendo.

Tenemos que ser nosotros los que luchamos intelectualmente.  Debemos pronunciarnos, formar nuestras propias opiniones y transmitirlas, debatir ideas y retarlas, para no formar parte de “quienes con implacable estupidez…”.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo