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¿Qué legitima a un gobierno?

Redacción República
27 de abril, 2018

Pregunta capciosa: ¿qué legitima a un gobierno? La mayoría tomaremos inmediatamente la respuesta democrática de que la legitimidad de un gobierno se asegura por el consentimiento popular en alguna forma de dictamen mayoritario.

Pero si respondemos basándonos exclusivamente en la mecánica un procedimiento de votación, la mayoría de los gobiernos son ilegítimos. Según el Índice de Democracia 2016 de The Economist Intelligence Unit, solamente 19 de 167 países estudiados pueden considerarse completamente democráticos. También es importante recordar que Adolfo Hitler y otros déspotas recibieron votos mayoritarios.

Además, si el consentimiento del pueblo es lo determinante en la legitimidad de un gobierno, eso demanda preguntas políticas como: ¿debemos hacer negocios o tener relaciones diplomáticas con gobiernos ilegítimos? O más filosóficamente fundamentales: ¿se requiere democracia para ser gobierno legítimo?

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Aquí enfrentaré solamente la pregunta normativa fundamental: ¿qué legitima a un gobierno? Aclaro: no se pregunta sobre la autoridad del gobierno. Los gobiernos despóticos ejercen la autoridad sin ser legítimos.

La teoría moderna del “consentimiento de los gobernados” para la legitimidad del gobierno comienza con el filósofo británico John Locke (1632-1704), que argumentó en su Segundo Tratado que ningún gobierno es legítimo sin el consentimiento de los gobernados, y ese consentimiento solamente puede ser expresado mediante decisión mayoritaria. Entonces, si un gobierno viola derechos fundamentales -Locke se preocupaba fundamentalmente de los derechos de propiedad- el pueblo tiene derecho a reemplazarlo. Menos de un siglo después, los conceptos de Locke se reiteraron en la Declaración de Independencia de EEUU.

Una fuente mucho más antigua de legitimidad gubernamental es el derecho divino de los reyes: un mandato donde el cielo concede al gobernante el derecho a gobernar, como en las dinastías o monarquías. La dinastía Saud, que gobierna Arabia Saudita desde el siglo 18, es un ejemplo contemporáneo.

El concepto utilitario de “consecuencias beneficiosas” es otra filosofía utilizada para legitimar gobiernos; en este caso, en base a su utilidad. En el criterio de las “consecuencias beneficiosas” le legitimidad del gobierno depende de si fomenta la felicidad de la ciudadanía.

El gobierno dictatorial del General chileno Augusto Pinochet se muestra a menudo como ejemplo del argumento de “consecuencias beneficiosas”. Pinochet asumió el poder mediante un golpe de Estado que derrocó al gobierno socialista democráticamente electo de Salvador Allende.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿Qué legitima a un gobierno?

Redacción República
27 de abril, 2018

Pregunta capciosa: ¿qué legitima a un gobierno? La mayoría tomaremos inmediatamente la respuesta democrática de que la legitimidad de un gobierno se asegura por el consentimiento popular en alguna forma de dictamen mayoritario.

Pero si respondemos basándonos exclusivamente en la mecánica un procedimiento de votación, la mayoría de los gobiernos son ilegítimos. Según el Índice de Democracia 2016 de The Economist Intelligence Unit, solamente 19 de 167 países estudiados pueden considerarse completamente democráticos. También es importante recordar que Adolfo Hitler y otros déspotas recibieron votos mayoritarios.

Además, si el consentimiento del pueblo es lo determinante en la legitimidad de un gobierno, eso demanda preguntas políticas como: ¿debemos hacer negocios o tener relaciones diplomáticas con gobiernos ilegítimos? O más filosóficamente fundamentales: ¿se requiere democracia para ser gobierno legítimo?

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Aquí enfrentaré solamente la pregunta normativa fundamental: ¿qué legitima a un gobierno? Aclaro: no se pregunta sobre la autoridad del gobierno. Los gobiernos despóticos ejercen la autoridad sin ser legítimos.

La teoría moderna del “consentimiento de los gobernados” para la legitimidad del gobierno comienza con el filósofo británico John Locke (1632-1704), que argumentó en su Segundo Tratado que ningún gobierno es legítimo sin el consentimiento de los gobernados, y ese consentimiento solamente puede ser expresado mediante decisión mayoritaria. Entonces, si un gobierno viola derechos fundamentales -Locke se preocupaba fundamentalmente de los derechos de propiedad- el pueblo tiene derecho a reemplazarlo. Menos de un siglo después, los conceptos de Locke se reiteraron en la Declaración de Independencia de EEUU.

Una fuente mucho más antigua de legitimidad gubernamental es el derecho divino de los reyes: un mandato donde el cielo concede al gobernante el derecho a gobernar, como en las dinastías o monarquías. La dinastía Saud, que gobierna Arabia Saudita desde el siglo 18, es un ejemplo contemporáneo.

El concepto utilitario de “consecuencias beneficiosas” es otra filosofía utilizada para legitimar gobiernos; en este caso, en base a su utilidad. En el criterio de las “consecuencias beneficiosas” le legitimidad del gobierno depende de si fomenta la felicidad de la ciudadanía.

El gobierno dictatorial del General chileno Augusto Pinochet se muestra a menudo como ejemplo del argumento de “consecuencias beneficiosas”. Pinochet asumió el poder mediante un golpe de Estado que derrocó al gobierno socialista democráticamente electo de Salvador Allende.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo