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La causalidad, ¿Un axioma?

Warren Orbaugh
09 de mayo, 2018

He aquí un tema de interés para el estudioso serio del Objetivismo: ¿es el principio de causalidad un axioma o no? El argumento de que no lo es lo plantea Leonard Peikoff en su curso sobre Objetivismo de los noventa y en su libro ‘Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand’ (OPAR). Ahora, es importante no perder de vista que todo libro, el mío: ‘Objetivismo la Filosofía Benevolente’; el de Ricardo Manuel Rojas: ‘Realidad, Razón y Egoísmo, el pensamiento de Ayn Rand’; el de Andrew Bernstein: ‘Objectivism in One Lesson’; y el de Leonard Peikoff: ‘Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand’, son todos interpretaciones personales del Objetivismo. Esto lo admite Peikoff en la introducción de OPAR:

“Como ella no vivió para verlo, no obstante, ella no es responsable por cualquier declaración errónea de sus ideas que éste pueda contener, ni puede el libro describirse apropiadamente como “doctrina oficial Objetivista”. [Leonard Peikoff. OPAR, XV].

Yo no incluí en mi libro la tesis de Peikoff porque contradice lo dicho por Rand y porque su argumento no es convincente. Peikoff descalifica la naturaleza axiomática de la causalidad por ser corolario de un axioma:

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“El corolario de un axioma no es en sí mismo un axioma; no es evidente aparte del principio en su raíz (un axioma, en contraste, no depende de un contexto antecedente). [Leonard Peikoff, OPAR, 15].

Rand, por el contrario dice que el corolario de un axioma es otro axioma:

“La existencia existe –y el acto de pescar ese enunciado implica dos axiomas corolarios: que existe algo que uno percibe y que uno existe poseyendo consciencia, siendo la consciencia la facultad de percibir lo que existe.” [Ayn Rand. AS, 942].

El corolario de un axioma, o es un axioma, como afirma Rand, o no es un axioma, como afirma Peikoff. No pueden ser ambas proposiciones verdaderas. Según la Ley del Tercio Excluso, el corolario de un axioma o es un axioma o no lo es. Luego afirma Peikoff que tampoco el corolario del axioma es un teorema, pues al igual que el axioma es evidente:

“Tampoco es un corolario un teorema; no permite ni requiere un proceso de prueba; como un axioma, es evidente (una vez se ha pescado su contexto).” [Leonard Peikoff, OPAR, 15].

O sea que el corolario del axioma tiene las mismas características del axioma, pero no es un axioma. ¿? Eso no tiene sentido.

El axioma es una inducción a partir de la evidencia de nuestros sentidos, de nuestra experiencia de todas las cosas, de todo existente, de todo hecho omnipresente. Se puede describir como una ‘percepción inmediata retardada’ –inmediata porque se percibe directamente y retardada porque su formulación conceptual toma un tiempo y hay que esperar hasta que forme parte del conocimiento consciente y cambie de implícito a explícito. Y el corolario de un axioma es meramente una nueva declaración de forma modificada del axioma original. Es consecuencia inmediata del axioma, no mediata. No es una derivación ni deducción del axioma. Tampoco es un teorema. Su conocimiento no es un nexo necesario que debe obtenerse a través de un término medio necesario. Una proposición ordinaria, como “todo guatemalteco es mortal”, requiere de una conexión que medie y una al sujeto y al predicado, como ‘hombre’ en: “Todo hombre es mortal. Todo guatemalteco es hombre. Luego, todo guatemalteco es mortal.” El axioma y su axioma corolario son proposiciones que no requieren de tal conexión, ya que el sujeto y el predicado se perciben en sí mismos como necesariamente relacionados. Tan pronto entendemos el significado de los términos, pescamos la verdad necesaria de la aserción. Es una verdad primera y auto-evidente. No requiere prueba, más bien es una precondición de toda prueba. El corolario axiomático expresa un aspecto específico del axioma original. Como todo corolario es un aspecto implícito en la proposición original, su estado es el mismo del enunciado que lo contiene: el corolario de un teorema es un teorema y el corolario de un axioma es un axioma. Del teorema que sentencia que la suma de las medidas de los ángulos interiores asociados a un triángulo es de 180°, se desprende como corolario número uno el teorema que la suma de los ángulos agudos del mismo es de 90° y como segundo corolario se desprende el teorema que un triángulo no puede tener más de un ángulo recto ni más de uno obtuso. De la misma manera, por ejemplo, el corolario del axioma de la consciencia es el axioma de la validez de los sentidos. Tal cosa la admite Peikoff más adelante en OPAR:

“La validez de los sentidos es un axioma. Como el hecho de la consciencia, el axioma está fuera del ámbito de la prueba porque es una precondición de toda prueba… La validez de los sentidos no es un axioma independiente; es un corolario del hecho de la consciencia.” [Leonard Peikoff. OPAR, 39].

Harry Bingswanger lo explica también en How We Know:

“En consecuencia, el hecho de que los sentidos proveen conocimiento de la realidad es axiomático. El asunto de la “validez” de los sentidos ni siquiera surge: el conocimiento sensorial es conocimiento –lo que significa que tiene el estado corolario del axioma de la consciencia.

La naturaleza axiomática del conocimiento sensorial es confirmada por el argumento de re-afirmación por negación, el test del axioma. Para hacer cualquier enunciado negando los sentidos, uno tiene que entender los términos que usa el enunciado –“sentidos”, “inválido”, etcétera. Pero el significado de estos términos se aprende, directa o indirectamente, en base a la percepción… Así, el ataque a los sentidos constituye robar el concepto en una escala sin paralelo.” [Harry Binswanger. How We Know, 59].

Y en el 2003, explica Peikoff en su curso ‘Induction in Physics and Philosophy’, que describe como la solución Objetivista al problema de la inducción, como el niño tiene la experiencia pura de causalidad y no derivada de un contexto antecedente del que depende. Harriman vuelve a exponer el argumento en el libro ‘The Logical Leap’:

“Digamos, un niñito empuja una pelota y ésta rueda alejándose. ¿Cómo formulamos (en términos conceptuales como adultos) lo que el niñito percibe aquí de hecho sin el beneficio del lenguaje? He aquí tres formulaciones: “Hice rodar la pelota al empujarla”; “El que yo la empujara hizo que la pelota rodara”; “Yo cause que la pelota rodara al empujarla.”

Estas tres formulaciones son lógicamente equivalentes; cada una implica a las otras; cada una identifica el mismo hecho auto-evidente (desde perspectivas ligeramente diferentes). Sólo el tercer enunciado menciona el concepto de “causa”. Pero el contenido de ese concepto esta ya presente en las otras; se encuentra presente en el significado mismo de “rodar” un objeto. Rodar un objeto es causar que ruede por algún medio. La experiencia de rodar una pelota, por tanto, es la experiencia de causar que algo pase. Es una pura experiencia de causalidad, sin la cual jamás se puede llegar al concepto de “causa”.  La experiencia es directamente perceptual… Y si rodar es un objeto de experiencia directa, como claramente es, entonces causar, también, es un objeto de experiencia directa.

Consideremos otro ejemplo: un niñito sediento bebe un vaso con agua y su sed desaparece. ¿Qué es lo que percibe? “Me deshice de mi sed por medio de beber agua… Al beber agua mi sed desapareció… Yo causé que mi sed desapareciera bebiendo agua…” Otra vez, el contenido de “causa” está presente en la experiencia misma. El calmar la sed de uno mismo es un objeto de experiencia (introspectiva) directa. Es una experiencia de una cosa causando otra, ya que calmar la sed es causar un efecto. Por tanto la experiencia de calmar la sed es la percepción de causar.” [David Harriman. The Logical Leap, 23].

Los conceptos axiomáticos son conceptos de primer nivel en el sentido de que los hechos que integran son dados en la percepción. De hecho estos hechos están presentes en todo acto de consciencia, por eso es que son axiomáticos. Todo acto de consciencia consiste en darse cuenta de la identidad de algo que existe. El darse cuenta de lo que algo es involucra como se ve, como huele, como sabe, como se siente, que causa. Su identidad no se establece hasta pescar estos aspectos del ente. ¿No es acaso parte de la identidad del balón el que ruede? ¿No es parte de la identidad del sonajero el que haga ruido al ser agitado? ¿Acaso no es el olor de la rosa un aspecto de su identidad? Es tan crucial este aspecto que si vemos algo que parece rosa pero no huele a rosa, sabemos que no es rosa sino una flor artificial. No se da por tanto la secuencia de saber lo que una cosa es como contexto antecedente para luego determinar lo que hace y causa, sino por el contrario, saber lo que hace y causa es necesario para con los demás atributos saber lo que algo es, es decir para identificarlo.  Como aspectos involucrados en toda experiencia, los axiomas están implícitos desde que comienza la consciencia, hasta que termina.

La importancia del axioma de causalidad queda patente en el axioma de inducción que Peikoff describe en su curso ‘Inducción en Física y Filosofía’ y que Harriman pone en su libro del 2010, ‘The Logical Leap’:

“Las generalizaciones de primer-nivel son a la inducción lo que la percepción sensorial es al conocimiento en general; son los “axiomas de inducción”… Una “generalización de primer-nivel” es aquella derivada directamente de la observación perceptual, sin la necesidad de ninguna generalización antecedente… Empecemos por notar que toda generalización –de primer-nivel y superior– es una afirmación de conexión causal. Toda afirma (o implica) que una entidad de cierto tipo necesariamente actúa de cierta manera bajo ciertas condiciones, que es en esencia la ley de causalidad… Una generalización es la conceptualización de causa y efecto; es decir, la inducción puede describirse como la omisión de medidas aplicada a la conexión causal… Resumamos ahora en relación a los axiomas de inducción. Cuando uno hace inducción de primer nivel identifica su experiencia concreta de causa y efecto en términos de palabras, su captación perceptual de relaciones causales se convierte por tanto en una comprensión conceptual de ésta, es decir, en una generalización. Y como la aplicación de conceptos de primer-nivel es automática y auto-evidente, los dos aspectos de una generalización de primer-nivel –el perceptual y el conceptual –son cada uno, para la mente humana, auto-evidentes.” [David Harriman. The Logical Leap, 19, 28].

Ahora, ¿cómo puede una generalización de primer-nivel, que es a la vez una afirmación de la ley de causalidad ser un axioma si la ley de causalidad no lo es?

Por último, el axioma de causalidad cumple con pasar el test del axioma que describe Binswanger citando a Ayn Rand:

“Este test para establecer que es axiomático se llama “re-afirmación por negación”, porque el hablante tiene que reafirmar implícitamente el axioma en su intento de negarlo. ‘Un axioma es una proposición que derrota a sus oponentes por el hecho que tienen aceptarla y usara en el proceso de cualquier intento de negarla.’ [AS, 1040].” [Harry Binswanger. How We Know, 24].

No obstante la discusión anterior yo no dudo en recomendar el libro de Peikoff, ‘Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand’, porque pese a algunas contradicciones, es una excelente exposición comprensiva de la filosofía de Rand. Y si el estudioso quiere conocer los aportes al Objetivismo de otros filósofos Objetivistas, como la teoría Objetivista de la inducción de Peikoff o la teoría de las proposiciones de Binswanger, recomiendo mi libro ‘Objetivismo, la Filosofía Benevolente’.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

La causalidad, ¿Un axioma?

Warren Orbaugh
09 de mayo, 2018

He aquí un tema de interés para el estudioso serio del Objetivismo: ¿es el principio de causalidad un axioma o no? El argumento de que no lo es lo plantea Leonard Peikoff en su curso sobre Objetivismo de los noventa y en su libro ‘Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand’ (OPAR). Ahora, es importante no perder de vista que todo libro, el mío: ‘Objetivismo la Filosofía Benevolente’; el de Ricardo Manuel Rojas: ‘Realidad, Razón y Egoísmo, el pensamiento de Ayn Rand’; el de Andrew Bernstein: ‘Objectivism in One Lesson’; y el de Leonard Peikoff: ‘Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand’, son todos interpretaciones personales del Objetivismo. Esto lo admite Peikoff en la introducción de OPAR:

“Como ella no vivió para verlo, no obstante, ella no es responsable por cualquier declaración errónea de sus ideas que éste pueda contener, ni puede el libro describirse apropiadamente como “doctrina oficial Objetivista”. [Leonard Peikoff. OPAR, XV].

Yo no incluí en mi libro la tesis de Peikoff porque contradice lo dicho por Rand y porque su argumento no es convincente. Peikoff descalifica la naturaleza axiomática de la causalidad por ser corolario de un axioma:

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“El corolario de un axioma no es en sí mismo un axioma; no es evidente aparte del principio en su raíz (un axioma, en contraste, no depende de un contexto antecedente). [Leonard Peikoff, OPAR, 15].

Rand, por el contrario dice que el corolario de un axioma es otro axioma:

“La existencia existe –y el acto de pescar ese enunciado implica dos axiomas corolarios: que existe algo que uno percibe y que uno existe poseyendo consciencia, siendo la consciencia la facultad de percibir lo que existe.” [Ayn Rand. AS, 942].

El corolario de un axioma, o es un axioma, como afirma Rand, o no es un axioma, como afirma Peikoff. No pueden ser ambas proposiciones verdaderas. Según la Ley del Tercio Excluso, el corolario de un axioma o es un axioma o no lo es. Luego afirma Peikoff que tampoco el corolario del axioma es un teorema, pues al igual que el axioma es evidente:

“Tampoco es un corolario un teorema; no permite ni requiere un proceso de prueba; como un axioma, es evidente (una vez se ha pescado su contexto).” [Leonard Peikoff, OPAR, 15].

O sea que el corolario del axioma tiene las mismas características del axioma, pero no es un axioma. ¿? Eso no tiene sentido.

El axioma es una inducción a partir de la evidencia de nuestros sentidos, de nuestra experiencia de todas las cosas, de todo existente, de todo hecho omnipresente. Se puede describir como una ‘percepción inmediata retardada’ –inmediata porque se percibe directamente y retardada porque su formulación conceptual toma un tiempo y hay que esperar hasta que forme parte del conocimiento consciente y cambie de implícito a explícito. Y el corolario de un axioma es meramente una nueva declaración de forma modificada del axioma original. Es consecuencia inmediata del axioma, no mediata. No es una derivación ni deducción del axioma. Tampoco es un teorema. Su conocimiento no es un nexo necesario que debe obtenerse a través de un término medio necesario. Una proposición ordinaria, como “todo guatemalteco es mortal”, requiere de una conexión que medie y una al sujeto y al predicado, como ‘hombre’ en: “Todo hombre es mortal. Todo guatemalteco es hombre. Luego, todo guatemalteco es mortal.” El axioma y su axioma corolario son proposiciones que no requieren de tal conexión, ya que el sujeto y el predicado se perciben en sí mismos como necesariamente relacionados. Tan pronto entendemos el significado de los términos, pescamos la verdad necesaria de la aserción. Es una verdad primera y auto-evidente. No requiere prueba, más bien es una precondición de toda prueba. El corolario axiomático expresa un aspecto específico del axioma original. Como todo corolario es un aspecto implícito en la proposición original, su estado es el mismo del enunciado que lo contiene: el corolario de un teorema es un teorema y el corolario de un axioma es un axioma. Del teorema que sentencia que la suma de las medidas de los ángulos interiores asociados a un triángulo es de 180°, se desprende como corolario número uno el teorema que la suma de los ángulos agudos del mismo es de 90° y como segundo corolario se desprende el teorema que un triángulo no puede tener más de un ángulo recto ni más de uno obtuso. De la misma manera, por ejemplo, el corolario del axioma de la consciencia es el axioma de la validez de los sentidos. Tal cosa la admite Peikoff más adelante en OPAR:

“La validez de los sentidos es un axioma. Como el hecho de la consciencia, el axioma está fuera del ámbito de la prueba porque es una precondición de toda prueba… La validez de los sentidos no es un axioma independiente; es un corolario del hecho de la consciencia.” [Leonard Peikoff. OPAR, 39].

Harry Bingswanger lo explica también en How We Know:

“En consecuencia, el hecho de que los sentidos proveen conocimiento de la realidad es axiomático. El asunto de la “validez” de los sentidos ni siquiera surge: el conocimiento sensorial es conocimiento –lo que significa que tiene el estado corolario del axioma de la consciencia.

La naturaleza axiomática del conocimiento sensorial es confirmada por el argumento de re-afirmación por negación, el test del axioma. Para hacer cualquier enunciado negando los sentidos, uno tiene que entender los términos que usa el enunciado –“sentidos”, “inválido”, etcétera. Pero el significado de estos términos se aprende, directa o indirectamente, en base a la percepción… Así, el ataque a los sentidos constituye robar el concepto en una escala sin paralelo.” [Harry Binswanger. How We Know, 59].

Y en el 2003, explica Peikoff en su curso ‘Induction in Physics and Philosophy’, que describe como la solución Objetivista al problema de la inducción, como el niño tiene la experiencia pura de causalidad y no derivada de un contexto antecedente del que depende. Harriman vuelve a exponer el argumento en el libro ‘The Logical Leap’:

“Digamos, un niñito empuja una pelota y ésta rueda alejándose. ¿Cómo formulamos (en términos conceptuales como adultos) lo que el niñito percibe aquí de hecho sin el beneficio del lenguaje? He aquí tres formulaciones: “Hice rodar la pelota al empujarla”; “El que yo la empujara hizo que la pelota rodara”; “Yo cause que la pelota rodara al empujarla.”

Estas tres formulaciones son lógicamente equivalentes; cada una implica a las otras; cada una identifica el mismo hecho auto-evidente (desde perspectivas ligeramente diferentes). Sólo el tercer enunciado menciona el concepto de “causa”. Pero el contenido de ese concepto esta ya presente en las otras; se encuentra presente en el significado mismo de “rodar” un objeto. Rodar un objeto es causar que ruede por algún medio. La experiencia de rodar una pelota, por tanto, es la experiencia de causar que algo pase. Es una pura experiencia de causalidad, sin la cual jamás se puede llegar al concepto de “causa”.  La experiencia es directamente perceptual… Y si rodar es un objeto de experiencia directa, como claramente es, entonces causar, también, es un objeto de experiencia directa.

Consideremos otro ejemplo: un niñito sediento bebe un vaso con agua y su sed desaparece. ¿Qué es lo que percibe? “Me deshice de mi sed por medio de beber agua… Al beber agua mi sed desapareció… Yo causé que mi sed desapareciera bebiendo agua…” Otra vez, el contenido de “causa” está presente en la experiencia misma. El calmar la sed de uno mismo es un objeto de experiencia (introspectiva) directa. Es una experiencia de una cosa causando otra, ya que calmar la sed es causar un efecto. Por tanto la experiencia de calmar la sed es la percepción de causar.” [David Harriman. The Logical Leap, 23].

Los conceptos axiomáticos son conceptos de primer nivel en el sentido de que los hechos que integran son dados en la percepción. De hecho estos hechos están presentes en todo acto de consciencia, por eso es que son axiomáticos. Todo acto de consciencia consiste en darse cuenta de la identidad de algo que existe. El darse cuenta de lo que algo es involucra como se ve, como huele, como sabe, como se siente, que causa. Su identidad no se establece hasta pescar estos aspectos del ente. ¿No es acaso parte de la identidad del balón el que ruede? ¿No es parte de la identidad del sonajero el que haga ruido al ser agitado? ¿Acaso no es el olor de la rosa un aspecto de su identidad? Es tan crucial este aspecto que si vemos algo que parece rosa pero no huele a rosa, sabemos que no es rosa sino una flor artificial. No se da por tanto la secuencia de saber lo que una cosa es como contexto antecedente para luego determinar lo que hace y causa, sino por el contrario, saber lo que hace y causa es necesario para con los demás atributos saber lo que algo es, es decir para identificarlo.  Como aspectos involucrados en toda experiencia, los axiomas están implícitos desde que comienza la consciencia, hasta que termina.

La importancia del axioma de causalidad queda patente en el axioma de inducción que Peikoff describe en su curso ‘Inducción en Física y Filosofía’ y que Harriman pone en su libro del 2010, ‘The Logical Leap’:

“Las generalizaciones de primer-nivel son a la inducción lo que la percepción sensorial es al conocimiento en general; son los “axiomas de inducción”… Una “generalización de primer-nivel” es aquella derivada directamente de la observación perceptual, sin la necesidad de ninguna generalización antecedente… Empecemos por notar que toda generalización –de primer-nivel y superior– es una afirmación de conexión causal. Toda afirma (o implica) que una entidad de cierto tipo necesariamente actúa de cierta manera bajo ciertas condiciones, que es en esencia la ley de causalidad… Una generalización es la conceptualización de causa y efecto; es decir, la inducción puede describirse como la omisión de medidas aplicada a la conexión causal… Resumamos ahora en relación a los axiomas de inducción. Cuando uno hace inducción de primer nivel identifica su experiencia concreta de causa y efecto en términos de palabras, su captación perceptual de relaciones causales se convierte por tanto en una comprensión conceptual de ésta, es decir, en una generalización. Y como la aplicación de conceptos de primer-nivel es automática y auto-evidente, los dos aspectos de una generalización de primer-nivel –el perceptual y el conceptual –son cada uno, para la mente humana, auto-evidentes.” [David Harriman. The Logical Leap, 19, 28].

Ahora, ¿cómo puede una generalización de primer-nivel, que es a la vez una afirmación de la ley de causalidad ser un axioma si la ley de causalidad no lo es?

Por último, el axioma de causalidad cumple con pasar el test del axioma que describe Binswanger citando a Ayn Rand:

“Este test para establecer que es axiomático se llama “re-afirmación por negación”, porque el hablante tiene que reafirmar implícitamente el axioma en su intento de negarlo. ‘Un axioma es una proposición que derrota a sus oponentes por el hecho que tienen aceptarla y usara en el proceso de cualquier intento de negarla.’ [AS, 1040].” [Harry Binswanger. How We Know, 24].

No obstante la discusión anterior yo no dudo en recomendar el libro de Peikoff, ‘Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand’, porque pese a algunas contradicciones, es una excelente exposición comprensiva de la filosofía de Rand. Y si el estudioso quiere conocer los aportes al Objetivismo de otros filósofos Objetivistas, como la teoría Objetivista de la inducción de Peikoff o la teoría de las proposiciones de Binswanger, recomiendo mi libro ‘Objetivismo, la Filosofía Benevolente’.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo