Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Historias Urbanas: In memorian Marie Fredriksson

Redacción República
14 de diciembre, 2019

In memorian Marie Fredriksson, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

Apenas oye mencionar la palabra pop, el melómano inquisidor que todo coleccionista lleva dentro tuerce la cara, saca su pistola con mira láser y busca furibundo al incauto que la pronunció.

Se le olvida que pop music fue una de las tantas etiquetas adheridas a la naciente industria de las canciones dirigidas al público juvenil, caracterizada por la supremacía de la guitarra eléctrica: ser pop equivalía a estar «en la onda», a mucha distancia de los fresas y los cuadrados.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Con los años, mientras el rock se solidificaba alrededor de un sonido recio y compacto, llegando a la arrogancia de las vertientes progresiva y sinfónica, el pop se volvió el pariente colorido, grácil, a veces frívolo, otras elegante, que no tardaba en hacerse querido en toda la cuadra.

Llegaba a imponer nuevos cortes de pelo, otros colores para vestirse y nuevas formas de arreglarse para salir a la calle.

No buscaba, y mucho menos pretendía, convertirse en algo «trascendente», «artístico», dispuesto a «mover conciencias» acerca del hambre y las carencias que sufren las naciones del Tercer Mundo.

Exprimía la moda de cada época para que todos pasaran un rato agradable, brindaran por el gusto de sentirse vivos, y se dejaran de inhibiciones.

Fue, sigue siendo, el equivalente de la muchacha vivaz que saca a bailar al tipo serio y apocado.

Y el tipo serio y apocado, refugiado en sus partituras de a veinte mil notas por segundo, terminaba por aceptar que las canciones del dúo sueco Roxette tienen lo suyo.

Si captaba un tema de Roxette mientras cambiaba de emisora, dejaba que se terminara y lamentaba no cacharla a tiempo.

Pero ya volvería a sonar: siempre habría oyentes que se comunicaban a cabina para solicitar que repitieran «The Look», «Listen To Your Heart», «It Must Have Been Love», «Joyride» o «How Do You Do».

Son temas que revelaron el talento compositivo del guitarrista Per Gessle y el color que aportaba la voz de Marie Fredriksson, fallecida el 9 de diciembre.

La batalla de Fredriksson

No sabía que Fredriksson batalló contra un tumor cerebral desde el 11 de septiembre de 2002.

Los síntomas se revelaron con náuseas, seguidas de la fractura de cráneo a causa de una caída dentro del baño y el hallazgo de un tumor maligno mientras la examinaban.

Si bien la enfermedad entró en remisión, le siguió recordando a su portadora que ahí estaba, causándole pérdidas de memoria y dificultades para hablar.

Fredriksson la encaró con los recursos que tuvo cerca: el amor de los suyos, los tratamientos médicos y el cariño que recibió del público que conquistó en Europa, América, Australia y Sudáfrica.

Para el consumo interno de Suecia quedaron los ocho discos solistas que grabó entre 1986 y 2013.

Para el resto del mundo están el auge y el esplendor de Roxette incluidos en los discos Look Sharp! (1988), Joyride (1991) y varias compilaciones de grandes éxitos.

El mundo, la situación política del país, los pleitos familiares, siempre van a dar lata. Lo mejor del pop sueco –ABBA, Ace of Base, Ghost, Roxette– estarán ahí para interceptarlos y ordenarles que la calmen.

  • Deberías leer:

Historias Urbanas: In memorian Marie Fredriksson

Redacción República
14 de diciembre, 2019

In memorian Marie Fredriksson, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

Apenas oye mencionar la palabra pop, el melómano inquisidor que todo coleccionista lleva dentro tuerce la cara, saca su pistola con mira láser y busca furibundo al incauto que la pronunció.

Se le olvida que pop music fue una de las tantas etiquetas adheridas a la naciente industria de las canciones dirigidas al público juvenil, caracterizada por la supremacía de la guitarra eléctrica: ser pop equivalía a estar «en la onda», a mucha distancia de los fresas y los cuadrados.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Con los años, mientras el rock se solidificaba alrededor de un sonido recio y compacto, llegando a la arrogancia de las vertientes progresiva y sinfónica, el pop se volvió el pariente colorido, grácil, a veces frívolo, otras elegante, que no tardaba en hacerse querido en toda la cuadra.

Llegaba a imponer nuevos cortes de pelo, otros colores para vestirse y nuevas formas de arreglarse para salir a la calle.

No buscaba, y mucho menos pretendía, convertirse en algo «trascendente», «artístico», dispuesto a «mover conciencias» acerca del hambre y las carencias que sufren las naciones del Tercer Mundo.

Exprimía la moda de cada época para que todos pasaran un rato agradable, brindaran por el gusto de sentirse vivos, y se dejaran de inhibiciones.

Fue, sigue siendo, el equivalente de la muchacha vivaz que saca a bailar al tipo serio y apocado.

Y el tipo serio y apocado, refugiado en sus partituras de a veinte mil notas por segundo, terminaba por aceptar que las canciones del dúo sueco Roxette tienen lo suyo.

Si captaba un tema de Roxette mientras cambiaba de emisora, dejaba que se terminara y lamentaba no cacharla a tiempo.

Pero ya volvería a sonar: siempre habría oyentes que se comunicaban a cabina para solicitar que repitieran «The Look», «Listen To Your Heart», «It Must Have Been Love», «Joyride» o «How Do You Do».

Son temas que revelaron el talento compositivo del guitarrista Per Gessle y el color que aportaba la voz de Marie Fredriksson, fallecida el 9 de diciembre.

La batalla de Fredriksson

No sabía que Fredriksson batalló contra un tumor cerebral desde el 11 de septiembre de 2002.

Los síntomas se revelaron con náuseas, seguidas de la fractura de cráneo a causa de una caída dentro del baño y el hallazgo de un tumor maligno mientras la examinaban.

Si bien la enfermedad entró en remisión, le siguió recordando a su portadora que ahí estaba, causándole pérdidas de memoria y dificultades para hablar.

Fredriksson la encaró con los recursos que tuvo cerca: el amor de los suyos, los tratamientos médicos y el cariño que recibió del público que conquistó en Europa, América, Australia y Sudáfrica.

Para el consumo interno de Suecia quedaron los ocho discos solistas que grabó entre 1986 y 2013.

Para el resto del mundo están el auge y el esplendor de Roxette incluidos en los discos Look Sharp! (1988), Joyride (1991) y varias compilaciones de grandes éxitos.

El mundo, la situación política del país, los pleitos familiares, siempre van a dar lata. Lo mejor del pop sueco –ABBA, Ace of Base, Ghost, Roxette– estarán ahí para interceptarlos y ordenarles que la calmen.

  • Deberías leer: