La principal razón por la que decidimos organizarnos como sociedad era, básicamente, para hacernos la vida más fácil. Nos organizamos, nos dimos conocimiento, protección, compañía y dispusimos seguir en sociedad para poder hacer las cosas menos difíciles de lo que naturalmente son. La idea era lograr vivir lo mejor que se pudiera, tenernos para ayudarnos, organizarnos pero para buscar un mayor bien y hacer las cosas, incluso, fáciles.

La sociedad guatemalteca no se está haciendo las cosas menos difíciles, las autoridades están creando un sinfín de burocracia, trabas, papeles y más papeles que son requeridos una incontable cantidad de veces para llegar únicamente a satisfacer el deseo estúpido de quien no tiene más imaginación para justificar un puesto que el de ser un recibe, pasa y archiva papeles.

La corrupción que se basa en la deshonestidad del ser, ve a todos como nada o poco más que un nombre, un espectro de lo que algún día consideró humano, que lo sigue siendo pero la idiotez y egoísmo del corrupto no lo logra ver.

Nos organizamos para hacer la vida menos difícil, pero ahora la realidad responde a un deseo inhumano de aislarnos, con justa razón, de una sociedad que nos atormenta más de lo que nos alivia la existencia. Lo peor es que ello es liderado por personas que se dicen políticos, vigilantes y dispuestos a mejorar la cosa común, ruines y mentirosos que no hacen nada más que ser burócratas cobardes o lideres despiadados y egoístas que se aprovechan del deterioro nacional. Eso último, especialmente lo que refiere a los burócratas cobardes tristemente se aplica en gran medida al sector privado también, donde muchos solo quieren hacer lo mínimo, para hacer el máximo de poco y cobrar un salario a fin de mes.

Si cree, estimado lector, que es demasiado atrevimiento hacer semejante generalización déjeme decirle que si lo hago es considerando que si no fuera eso cierto, que si la mayoría que conforman la corrupción y/o la burocracia no cupiera en esa generalización las cosas estarían yendo hacia mejor y no hacia peor, como ahora.

Si a usted le desagrada o incluso ofende semejante reproche, sepa que me hace usted feliz. Feliz porque usted no es de esos muchos que no les importa, de esos muchos que nos hacen la vida aún más difícil a todos los que estamos a su alrededor, que usted es de los que se ha dado cuenta que las cosas si se suponen que deberían ser menos difíciles, e incluso sueña conque un día sean fáciles. Quizás usted es también un idealista que piensa, desea, anhela y sobre todo toma acción para que las cosas sean mejor. Si esto es así, siga, con ánimo, con dicha en el corazón, porque no es el único, y mucho han caído en la trampa de pensar en un futuro carente de esperanza de mejoramiento, un futuro donde el trabajo se justifica con un verdadero servicio a los demás, vendiendo en la tienda, vendiendo carros, resolviendo juicios, invirtiendo fortunas, haciendo que las cosas sean mejores, sean menos difíciles.

Debemos atendernos nuestras necesidades, también las de los más pobres, pero no solo las de ellos, sino también la de aquellos que quieren competir, que quieren hacer, construir, invertir y poner su pinchazo, su tienda, su firma de arquitectos, su tienda de ropa, su medio de comunicación, su empresa de comercialización, para todos debemos buscar hacer las cosas menos difíciles.

Yo creo que esta es una buena forma de medirnos como sociedad ¿estamos haciendo y exigiendo que las cosas sean menos difíciles e incluso, idealmente, sean fáciles?