Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Historia del CUC: Segunda Parte

Redacción República
10 de octubre, 2014

El inicio de acciones por parte de las organizaciones de masas del EGP en
la ciudad, destinadas a salvar de la exitosa ofensiva militar al frente guerrillero
Ho Chi Min en la sierra, y al embrión del frente Ernesto Guevara que operaba en
Playa Grande y Huehuetenango, se
constituyó en la época post-terremoto, en el ariete de su estrategia de guerra
para los siguientes años. Según el relato efectuado por Gustavo Porras Castejón
(S) Héctor, en su libro “Las Huellas de Guatemala”, era él, quien
dirigía este trabajo conjuntamente con
Gustavo Meoño Brenner (S) Manolo, amigos desde los tiempos del Liceo Guatemala y
del grupo Cráter. Meoño, encabezaba la Comisión de Trabajo Amplio de Masas (COTRAM)
como segundo Comandante y miembro de la Dirección Nacional del EGP. Porras enuncia que el Comité de Unidad Campesina (CUC), era la más fuerte organización del movimiento indígena campesino,
surgida del trabajo de base realizado en
el marco de la Iglesia Católica
a partir de la década de los sesenta,
especialmente en las zonas de Chimaltenango, Quiché y Huehuetenango,
describiendo que en el sector cristiano se aglutinaban sacerdotes, monjas,
seglares, y el “Comité pro Justicia y Paz” que era la expresión de los “católicos revolucionarios”, habiéndose
enfocado principalmente Porras a las organizaciones
de pobladores de los barrios marginales de la capital. Los años 1978 y 79
representaron en la práctica, un inusitado crecimiento de las acciones de masas
tanto en las áreas rurales como urbanas, pues la plataforma creada sobre las
bases del programa de “Acción Católica”
por los religiosos marxistas comprometidos inicialmente con las FAR y luego con
el EGP, catapultaron como veremos más adelante, sus expectativas por intentar
tomar el poder.


“EL
PLAN PARA LA SUBIDA”.

(La
toma de la embajada de España)

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Las
acciones que culminaron con la toma y
posterior incendio de la Embajada de España en Guatemala, el 31 de Enero de
1980, fueron el eslabón final de un plan
siniestro diseñado para crear caos e ingobernabilidad en la ciudad. La
Dirección Nacional del EGP contemplaba la acción coordinada de todas sus
organizaciones de fachada o de frente, utilizando como nave insignia o pivote
del mismo al CUC. Las acciones de calle (manifestaciones y protestas) desarrolladas
por “humildes campesinos”, estructuras
de pobladores de las áreas marginales, el Frente Estudiantil Robin García FERG,
la Federación de Trabajadores de Guatemala FTG, y el Comité Justicia y Paz
entre otros, representaron el primer pulso realizado para medir la capacidad de
reacción de las fuerzas de seguridad y la decisión politica de los mandos
superiores. Durante el año 1979 la dirección nacional del EGP había dado por
concluida su fase inicial de
‘Implantación y desarrollo”,
y envalentonada por el triunfo sandinista,
había ordenado realizar la más feroz campaña de asesinatos y masacres en el
altiplano, destinada a obtener el control territorial de los departamentos en
donde operaban sus frentes rurales; eliminando
sistemáticamente a los representantes del poder local: alcaldes municipales,
funcionarios estatales, alcaldes auxiliares (aldeas y caseríos), sacerdotes
mayas y comisionados militares, que se oponían a su accionar o que
se resistían a incorporarse a esa organización terrorista. La destrucción de infraestructura (edificios
municipales, puentes, registros civiles, sedes de convoyes de la Dirección
General de Caminos, comisarías y subestaciones de PN, gasolineras, torres de conducción
eléctrica, etc., fueron creando las condiciones para imponer a sangre y fuego control
territorial y poblacional.


Parte
sumamente importante de la estrategia contemplaba una posible insurrección
urbana en la capital de la república, el Frente Guerrillero ‘Otto
René Castillo” (FORC) cumplía con su parte de esta campaña mediante la
detonación de bombas, ejecución de secuestros con fines económicos, asesinatos
de funcionarios y miembros de las fuerzas de seguridad, inducción y dirección
de huelgas y paros parciales, acciones de presencia y lectura de boletines
clandestinos en las radios, etc. Acompañadas por supuesto por acciones de masas
orientadas por la Cotram. Para la Dirección Nacional 1980 era un año
clave para crear las condiciones organizativas y operativas para la insurrección
de masas a nivel general, por lo que acrecentaron las acciones en áreas
urbanas. Los periodistas Mario Solórzano
Foppa (S) Carlos Duarte, Elías Barahona, (S) Ramón, y
otros más
, infiltrados en los medios de comunicación, actuarían como cajas de resonancia mediante la
cobertura y difusión de estas acciones a nivel nacional e internacional. La
región se encontraba inmersa dentro de un proceso insurreccional.


Como
antecedente inmediato, dentro del esquema de prueba y error, en agosto del año 1979 habían efectuado un ensayo con sus
organizaciones de masas en la ciudad, mediante el cual, luego de otras acciones
menores, un fuerte grupo de estudiantes, campesinos, y pobladores, habían
tomado por la fuerza las instalaciones del Congreso de la República, de
donde fueron desalojadas rápidamente por las fuerzas de seguridad. Esta
experiencia luego de ser analizada por la DN, los llevo a concluir que las próximas
acciones de este tipo, deberían de ser
acompañadas por elementos “armados”,
que actuarían para garantizar la
impunidad y repeler a quienes quisieran impedir sus propósitos, facilitando
llegado el caso una retirada táctica de los dirigentes de los grupos de masas
empeñadas en cada acción. Efectuadas las
coordinaciones necesarias, durante la segunda quincena del mes de enero de 1980, un grupo de militantes
campesinos del CUC, originarios de diferentes partes del país, pero
principalmente del Quiché, se movieron a la ciudad capital…en donde se unirían
a otras estructuras urbanas, para ejecutar el plan “La
Subida”.

Continuará……..

Referencia: Tomo 2 “Las Batallas por
Guatemala”.

Historia del CUC: Segunda Parte

Redacción República
10 de octubre, 2014

El inicio de acciones por parte de las organizaciones de masas del EGP en
la ciudad, destinadas a salvar de la exitosa ofensiva militar al frente guerrillero
Ho Chi Min en la sierra, y al embrión del frente Ernesto Guevara que operaba en
Playa Grande y Huehuetenango, se
constituyó en la época post-terremoto, en el ariete de su estrategia de guerra
para los siguientes años. Según el relato efectuado por Gustavo Porras Castejón
(S) Héctor, en su libro “Las Huellas de Guatemala”, era él, quien
dirigía este trabajo conjuntamente con
Gustavo Meoño Brenner (S) Manolo, amigos desde los tiempos del Liceo Guatemala y
del grupo Cráter. Meoño, encabezaba la Comisión de Trabajo Amplio de Masas (COTRAM)
como segundo Comandante y miembro de la Dirección Nacional del EGP. Porras enuncia que el Comité de Unidad Campesina (CUC), era la más fuerte organización del movimiento indígena campesino,
surgida del trabajo de base realizado en
el marco de la Iglesia Católica
a partir de la década de los sesenta,
especialmente en las zonas de Chimaltenango, Quiché y Huehuetenango,
describiendo que en el sector cristiano se aglutinaban sacerdotes, monjas,
seglares, y el “Comité pro Justicia y Paz” que era la expresión de los “católicos revolucionarios”, habiéndose
enfocado principalmente Porras a las organizaciones
de pobladores de los barrios marginales de la capital. Los años 1978 y 79
representaron en la práctica, un inusitado crecimiento de las acciones de masas
tanto en las áreas rurales como urbanas, pues la plataforma creada sobre las
bases del programa de “Acción Católica”
por los religiosos marxistas comprometidos inicialmente con las FAR y luego con
el EGP, catapultaron como veremos más adelante, sus expectativas por intentar
tomar el poder.


“EL
PLAN PARA LA SUBIDA”.

(La
toma de la embajada de España)

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Las
acciones que culminaron con la toma y
posterior incendio de la Embajada de España en Guatemala, el 31 de Enero de
1980, fueron el eslabón final de un plan
siniestro diseñado para crear caos e ingobernabilidad en la ciudad. La
Dirección Nacional del EGP contemplaba la acción coordinada de todas sus
organizaciones de fachada o de frente, utilizando como nave insignia o pivote
del mismo al CUC. Las acciones de calle (manifestaciones y protestas) desarrolladas
por “humildes campesinos”, estructuras
de pobladores de las áreas marginales, el Frente Estudiantil Robin García FERG,
la Federación de Trabajadores de Guatemala FTG, y el Comité Justicia y Paz
entre otros, representaron el primer pulso realizado para medir la capacidad de
reacción de las fuerzas de seguridad y la decisión politica de los mandos
superiores. Durante el año 1979 la dirección nacional del EGP había dado por
concluida su fase inicial de
‘Implantación y desarrollo”,
y envalentonada por el triunfo sandinista,
había ordenado realizar la más feroz campaña de asesinatos y masacres en el
altiplano, destinada a obtener el control territorial de los departamentos en
donde operaban sus frentes rurales; eliminando
sistemáticamente a los representantes del poder local: alcaldes municipales,
funcionarios estatales, alcaldes auxiliares (aldeas y caseríos), sacerdotes
mayas y comisionados militares, que se oponían a su accionar o que
se resistían a incorporarse a esa organización terrorista. La destrucción de infraestructura (edificios
municipales, puentes, registros civiles, sedes de convoyes de la Dirección
General de Caminos, comisarías y subestaciones de PN, gasolineras, torres de conducción
eléctrica, etc., fueron creando las condiciones para imponer a sangre y fuego control
territorial y poblacional.


Parte
sumamente importante de la estrategia contemplaba una posible insurrección
urbana en la capital de la república, el Frente Guerrillero ‘Otto
René Castillo” (FORC) cumplía con su parte de esta campaña mediante la
detonación de bombas, ejecución de secuestros con fines económicos, asesinatos
de funcionarios y miembros de las fuerzas de seguridad, inducción y dirección
de huelgas y paros parciales, acciones de presencia y lectura de boletines
clandestinos en las radios, etc. Acompañadas por supuesto por acciones de masas
orientadas por la Cotram. Para la Dirección Nacional 1980 era un año
clave para crear las condiciones organizativas y operativas para la insurrección
de masas a nivel general, por lo que acrecentaron las acciones en áreas
urbanas. Los periodistas Mario Solórzano
Foppa (S) Carlos Duarte, Elías Barahona, (S) Ramón, y
otros más
, infiltrados en los medios de comunicación, actuarían como cajas de resonancia mediante la
cobertura y difusión de estas acciones a nivel nacional e internacional. La
región se encontraba inmersa dentro de un proceso insurreccional.


Como
antecedente inmediato, dentro del esquema de prueba y error, en agosto del año 1979 habían efectuado un ensayo con sus
organizaciones de masas en la ciudad, mediante el cual, luego de otras acciones
menores, un fuerte grupo de estudiantes, campesinos, y pobladores, habían
tomado por la fuerza las instalaciones del Congreso de la República, de
donde fueron desalojadas rápidamente por las fuerzas de seguridad. Esta
experiencia luego de ser analizada por la DN, los llevo a concluir que las próximas
acciones de este tipo, deberían de ser
acompañadas por elementos “armados”,
que actuarían para garantizar la
impunidad y repeler a quienes quisieran impedir sus propósitos, facilitando
llegado el caso una retirada táctica de los dirigentes de los grupos de masas
empeñadas en cada acción. Efectuadas las
coordinaciones necesarias, durante la segunda quincena del mes de enero de 1980, un grupo de militantes
campesinos del CUC, originarios de diferentes partes del país, pero
principalmente del Quiché, se movieron a la ciudad capital…en donde se unirían
a otras estructuras urbanas, para ejecutar el plan “La
Subida”.

Continuará……..

Referencia: Tomo 2 “Las Batallas por
Guatemala”.