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Fiambre en Navidad

Redacción
22 de diciembre, 2014

El fiambre se come en Noviembre, pero para los guatemaltecos, y gracias –no a los diputados- si no a muchos políticos y “no políticos”… el fiambre les alcanzó hasta para Navidad; y no porque la comida abunde, sino al contrario porque mientras acompañados de una caipiriña brasilera, el último mes del año termina con más deuda, con más corrupción pero sobre todo con mayor impunidad a costillas de quienes durante todo el 2014 y por muchos años aún por venir, con mucho esfuerzo y trabajo juntarán para pagar los tamales o la pierna o el pavo de fin de año.

La Navidad celebra el nacimiento del amor para los cristianos; pero yo creo que no importa la creencia y la fe religiosa de cada quien, el amor es un sentimiento universal que todos o casi todos pueden entender. Y digo entender porque no se trata nada más de sentir, pues la evidencia científica sobre las funciones y conexiones neuronales es suficiente para que a estas alturas cualquiera conozca que los sentimientos son eso la verbalización o asignación descriptiva de sensaciones a un proceso químico cerebral.  Y el amor es eso, por lo tanto algo que cada quien elige o no.

Cuando un político corrupto o inepto (que es igual de malo que lo primero) elige aumentar la deuda de los guatemaltecos, incluyendo la que pagarán los que aún no nacen, está eligiendo no amar ni a Guatemala ni a los guatemaltecos.  Igual lo hace el que eligió no oponerse por omisión o por decisión.  Y no digamos de aquel que “no es político” pero sirviéndose desde la trinchera de la oscuridad, ya sea que ésta se encuentre en Brasil, Nueva York, España, Petén o cualquiera de las zonas más pobres o las más lujosas de Guatemala; negocia con los políticos en nombre de otros desde la aprobación de más préstamos, nuevos impuestos o ajustes a otros, o la repartición de bonos.

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Pero también, muchos de los que se autoproclaman salvadores del pueblo y de los pobres, de los trabajadores y las mujeres, de la madre tierra o los pueblos indígenas; han elegido no amar ni a Guatemala ni a los guatemaltecos y  a pesar de que su discurso presupone amor no es más que fachada perfecta para saquear a los guatemaltecos a través de extorsiones disfrazadas de asignación en el presupuesto de la nación para sus fundaciones, oenegés, organizaciones campesinas y demás. Pues en Ginebra, en San Marcos o en las redes, no hacen más que promover odio y amargura.

Esta Navidad, después de irse a somatar el pecho, de ir a misa o al servicio religioso y abrir regalos y hasta brindar por la celebración del nacimiento del amor, todos estos descarados creerán que ya cumplieron y que el que peca y reza empata.  Y arrancarán el año nuevo, dentro y fuera de los partidos políticos con discursos sobre como por amor a Guatemala y los guatemaltecos algo hay que hacer y nos tenemos que involucrar. Igual pensarán los ateos, que en un buen número igual celebran la fecha del nacimiento de Jesús como si fueran católicos, y por supuesto no me refiero a la fe.

Ninguno de éstos, ni los políticos, ni los que dicen que no son, pasan la más elemental prueba de amor por Guatemala, así que bien harían esta Navidad si en lugar de rezar se ponen a reflexionar y a practicar.  Mi deseo en Navidad, es el mismo de cada día: y es que Jesús, Santa Claus o la carabina de Ambrosio si es en eso en lo que cada quien cree, le permita a cada guatemalteco desde su pedacito ser honesto y coherente, pensando, hablando y actuando con amor por una mejor Guatemala. ¡Felíz Navidad!  ¡Y un año nuevo lleno de trabajo y prosperidad!

Fiambre en Navidad

Redacción
22 de diciembre, 2014

El fiambre se come en Noviembre, pero para los guatemaltecos, y gracias –no a los diputados- si no a muchos políticos y “no políticos”… el fiambre les alcanzó hasta para Navidad; y no porque la comida abunde, sino al contrario porque mientras acompañados de una caipiriña brasilera, el último mes del año termina con más deuda, con más corrupción pero sobre todo con mayor impunidad a costillas de quienes durante todo el 2014 y por muchos años aún por venir, con mucho esfuerzo y trabajo juntarán para pagar los tamales o la pierna o el pavo de fin de año.

La Navidad celebra el nacimiento del amor para los cristianos; pero yo creo que no importa la creencia y la fe religiosa de cada quien, el amor es un sentimiento universal que todos o casi todos pueden entender. Y digo entender porque no se trata nada más de sentir, pues la evidencia científica sobre las funciones y conexiones neuronales es suficiente para que a estas alturas cualquiera conozca que los sentimientos son eso la verbalización o asignación descriptiva de sensaciones a un proceso químico cerebral.  Y el amor es eso, por lo tanto algo que cada quien elige o no.

Cuando un político corrupto o inepto (que es igual de malo que lo primero) elige aumentar la deuda de los guatemaltecos, incluyendo la que pagarán los que aún no nacen, está eligiendo no amar ni a Guatemala ni a los guatemaltecos.  Igual lo hace el que eligió no oponerse por omisión o por decisión.  Y no digamos de aquel que “no es político” pero sirviéndose desde la trinchera de la oscuridad, ya sea que ésta se encuentre en Brasil, Nueva York, España, Petén o cualquiera de las zonas más pobres o las más lujosas de Guatemala; negocia con los políticos en nombre de otros desde la aprobación de más préstamos, nuevos impuestos o ajustes a otros, o la repartición de bonos.

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Pero también, muchos de los que se autoproclaman salvadores del pueblo y de los pobres, de los trabajadores y las mujeres, de la madre tierra o los pueblos indígenas; han elegido no amar ni a Guatemala ni a los guatemaltecos y  a pesar de que su discurso presupone amor no es más que fachada perfecta para saquear a los guatemaltecos a través de extorsiones disfrazadas de asignación en el presupuesto de la nación para sus fundaciones, oenegés, organizaciones campesinas y demás. Pues en Ginebra, en San Marcos o en las redes, no hacen más que promover odio y amargura.

Esta Navidad, después de irse a somatar el pecho, de ir a misa o al servicio religioso y abrir regalos y hasta brindar por la celebración del nacimiento del amor, todos estos descarados creerán que ya cumplieron y que el que peca y reza empata.  Y arrancarán el año nuevo, dentro y fuera de los partidos políticos con discursos sobre como por amor a Guatemala y los guatemaltecos algo hay que hacer y nos tenemos que involucrar. Igual pensarán los ateos, que en un buen número igual celebran la fecha del nacimiento de Jesús como si fueran católicos, y por supuesto no me refiero a la fe.

Ninguno de éstos, ni los políticos, ni los que dicen que no son, pasan la más elemental prueba de amor por Guatemala, así que bien harían esta Navidad si en lugar de rezar se ponen a reflexionar y a practicar.  Mi deseo en Navidad, es el mismo de cada día: y es que Jesús, Santa Claus o la carabina de Ambrosio si es en eso en lo que cada quien cree, le permita a cada guatemalteco desde su pedacito ser honesto y coherente, pensando, hablando y actuando con amor por una mejor Guatemala. ¡Felíz Navidad!  ¡Y un año nuevo lleno de trabajo y prosperidad!