No es el crimen organizado, tampoco el cambio climático; el narcotráfico y las maras se quedan cortas. A primera vista la gran amenaza nacional son los “partidos políticos” tanto aquellos que hacen la pose de oposición como los oficialistas. Lo único que los diferencia es el color que sus agrupaciones representan: el rojo y el naranja. La aprobación del presupuesto 2015 representa a gran escala lo que una extorsión representa a un transportista o a un pequeño o micro empresario.
El partido patriota en menos de tres años ha dado una cátedra de corrupción en el uso de fondos públicos y falta de transparencia a la vez que ha mostrado que su ineptitud en temas de gobernabilidad no conoce límites. En los 13 meses que le quedan lo mejor que podrían hacer es un mea culpa colectivo mientras cada funcionario entra en una mazmorra, pone candado y tira la llave. Tal gesto sería lo único que los salvaría de ganarse el título de los peores. Claro, eso sería así, hasta que vengan los que ya son sus compadres de Líder quienes se alistan para otro round más de saqueo al Estado.
La democracia en Guatemala vive su punto más bajo y a nadie parece importarle. No fue como aquel jueves negro en julio del 2003 cuando los grupos de choque del entonces gobierno de Alfonso Portillo y Ríos Montt intentaron amedrentar a la población. En aquella ocasión se dio una reacción de la sociedad civil que se sostuvo para darle un rotundo no a dichos actos en un ejercicio más de alternabilidad en el poder. Pero esta vez la cuestión es diferente, las distintas instituciones de la república han caído víctima a los intereses oscuros y se han convertido en herramientas para lograr los fines de los corruptos. No hay diferencia entre el PP y Líder, su único interés es continuar con la destrucción institucional y el saqueo del estado. A ellos se les suman por ahora otros grupúsculos que se estrenan en el sicariato institucional como TODOS, URNG y Winaq. El resto de partidos, la sociedad civil, el pueblo en general sigue de brazos cruzados, creo entonces equivocarme y me doy cuenta que la gran amenaza nacional es nuestra indiferencia.
@robertoantoniow
No es el crimen organizado, tampoco el cambio climático; el narcotráfico y las maras se quedan cortas. A primera vista la gran amenaza nacional son los “partidos políticos” tanto aquellos que hacen la pose de oposición como los oficialistas. Lo único que los diferencia es el color que sus agrupaciones representan: el rojo y el naranja. La aprobación del presupuesto 2015 representa a gran escala lo que una extorsión representa a un transportista o a un pequeño o micro empresario.
El partido patriota en menos de tres años ha dado una cátedra de corrupción en el uso de fondos públicos y falta de transparencia a la vez que ha mostrado que su ineptitud en temas de gobernabilidad no conoce límites. En los 13 meses que le quedan lo mejor que podrían hacer es un mea culpa colectivo mientras cada funcionario entra en una mazmorra, pone candado y tira la llave. Tal gesto sería lo único que los salvaría de ganarse el título de los peores. Claro, eso sería así, hasta que vengan los que ya son sus compadres de Líder quienes se alistan para otro round más de saqueo al Estado.
La democracia en Guatemala vive su punto más bajo y a nadie parece importarle. No fue como aquel jueves negro en julio del 2003 cuando los grupos de choque del entonces gobierno de Alfonso Portillo y Ríos Montt intentaron amedrentar a la población. En aquella ocasión se dio una reacción de la sociedad civil que se sostuvo para darle un rotundo no a dichos actos en un ejercicio más de alternabilidad en el poder. Pero esta vez la cuestión es diferente, las distintas instituciones de la república han caído víctima a los intereses oscuros y se han convertido en herramientas para lograr los fines de los corruptos. No hay diferencia entre el PP y Líder, su único interés es continuar con la destrucción institucional y el saqueo del estado. A ellos se les suman por ahora otros grupúsculos que se estrenan en el sicariato institucional como TODOS, URNG y Winaq. El resto de partidos, la sociedad civil, el pueblo en general sigue de brazos cruzados, creo entonces equivocarme y me doy cuenta que la gran amenaza nacional es nuestra indiferencia.
@robertoantoniow