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Eros y Tanatos

Redacción República
26 de febrero, 2014

Sigmund Freud (1856-1939), padre del psicoanálisis, ha sido uno de los pensadores claves de Occidente. Su genio consistió en un constante desarrollo de su pensamiento siguiendo sin titubear a donde lo llevaban los datos que descubría en su práctica terapéutica. Así, en la última fase de su obra encuentra la existencia de dos fuerzas, dos pulsiones que luchan entre si desde toda la eternidad, Eros y Tanatos. Eros, el diosecillo que busca la unión de más y más partículas u hombres y Tanatos, la potencia de muerte que promueve la destrucción. 

En 1959 apareció el libro “Eros y Tanatos: El sentido psicoanalítico de la historia” de Norman O’Brown (1913-2002) que ha sido comparado con “Eros y Civilización” de Herbert Marcuse o la obra de Michel Foucault acerca de la locura y la civilización. O’Brown en este libro nos plantea la posibilidad de construir una sociedad no represiva en el que estas dos pulsiones puedan integrarse y cesar en su inmemorial antagonismo. 
Aceptemos o no las tesis freudianas y de O’Brown, tendremos que reconocer que en la actualidad podemos percibir un fuerte antagonismo en el seno de casi todas las sociedades. Lo mismo sucede en las sociedades más ricas y avanzadas del planeta que en las más pobres y atrasadas. En los Estados Unidos y en la Unión Europea vemos burbujear múltiples conflictos provocados por la crisis continuada de las economías, mientras que en el mundo árabe y en otras latitudes caen gobiernos derribados por manifestaciones masivas de ciudadanos “indignados” que se organizan y se mantienen en contacto mediante las nuevas tecnologías de las “redes sociales.” 
Y los conflictos violentos brotan por doquier. En Siria y en Sudan se sufren calamitosas guerras civiles mientras que las guerras en Irak y Afganistán no terminan y en México y Colombia se viven crudelísimas “guerras” a las que se les adjetiva “contra el narcotráfico.” En otras partes es el crimen organizado o no el que provoca dolor en poblaciones inermes que son soliviantadas por intereses inconfesables, en ocasiones a favor de la derecha y en otras de la izquierda. 
Las utopías, ya sean las de Tomas Moro, Bacon, Campanella, Cabet o de Norman O’Brown y Marcuse, no aparecen por ningún lado y en cambio para muchos otros parecería que estamos en la “víspera de la destrucción,” como se lo plantea la canción de P.F. Sloan interpretada por Barry McGuire en 1965 (http://www.youtube.com/watch?v=ntLsElbW9Xo). 
Hoy ingenuamente creemos saber que cualquier intento de construir mundos mejores nos llevaran a infiernos no previstos al tiempo que paradójicamente observamos cómo lo que se creyó el “fin de las ideologías” no fue tal, sino un recrudecimiento con otros nombres de los mismos eternos conflictos entre el “amor a la vida” y “el deseo de extinción” que Freud descubrió en lo más profundo de la psique humana. Este conflicto subterráneo se vuelve visible para cualquier observador en la creciente polarización que nuestras sociedades están sufriendo, polarización que es un obstáculo y un peligro para nuestra supervivencia individual y colectiva.

Eros y Tanatos

Redacción República
26 de febrero, 2014

Sigmund Freud (1856-1939), padre del psicoanálisis, ha sido uno de los pensadores claves de Occidente. Su genio consistió en un constante desarrollo de su pensamiento siguiendo sin titubear a donde lo llevaban los datos que descubría en su práctica terapéutica. Así, en la última fase de su obra encuentra la existencia de dos fuerzas, dos pulsiones que luchan entre si desde toda la eternidad, Eros y Tanatos. Eros, el diosecillo que busca la unión de más y más partículas u hombres y Tanatos, la potencia de muerte que promueve la destrucción. 

En 1959 apareció el libro “Eros y Tanatos: El sentido psicoanalítico de la historia” de Norman O’Brown (1913-2002) que ha sido comparado con “Eros y Civilización” de Herbert Marcuse o la obra de Michel Foucault acerca de la locura y la civilización. O’Brown en este libro nos plantea la posibilidad de construir una sociedad no represiva en el que estas dos pulsiones puedan integrarse y cesar en su inmemorial antagonismo. 
Aceptemos o no las tesis freudianas y de O’Brown, tendremos que reconocer que en la actualidad podemos percibir un fuerte antagonismo en el seno de casi todas las sociedades. Lo mismo sucede en las sociedades más ricas y avanzadas del planeta que en las más pobres y atrasadas. En los Estados Unidos y en la Unión Europea vemos burbujear múltiples conflictos provocados por la crisis continuada de las economías, mientras que en el mundo árabe y en otras latitudes caen gobiernos derribados por manifestaciones masivas de ciudadanos “indignados” que se organizan y se mantienen en contacto mediante las nuevas tecnologías de las “redes sociales.” 
Y los conflictos violentos brotan por doquier. En Siria y en Sudan se sufren calamitosas guerras civiles mientras que las guerras en Irak y Afganistán no terminan y en México y Colombia se viven crudelísimas “guerras” a las que se les adjetiva “contra el narcotráfico.” En otras partes es el crimen organizado o no el que provoca dolor en poblaciones inermes que son soliviantadas por intereses inconfesables, en ocasiones a favor de la derecha y en otras de la izquierda. 
Las utopías, ya sean las de Tomas Moro, Bacon, Campanella, Cabet o de Norman O’Brown y Marcuse, no aparecen por ningún lado y en cambio para muchos otros parecería que estamos en la “víspera de la destrucción,” como se lo plantea la canción de P.F. Sloan interpretada por Barry McGuire en 1965 (http://www.youtube.com/watch?v=ntLsElbW9Xo). 
Hoy ingenuamente creemos saber que cualquier intento de construir mundos mejores nos llevaran a infiernos no previstos al tiempo que paradójicamente observamos cómo lo que se creyó el “fin de las ideologías” no fue tal, sino un recrudecimiento con otros nombres de los mismos eternos conflictos entre el “amor a la vida” y “el deseo de extinción” que Freud descubrió en lo más profundo de la psique humana. Este conflicto subterráneo se vuelve visible para cualquier observador en la creciente polarización que nuestras sociedades están sufriendo, polarización que es un obstáculo y un peligro para nuestra supervivencia individual y colectiva.