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El IPCC No-Gubernamental

Redacción
26 de mayo, 2014

Inicialmente llamado “Team B”, el N-IPCC es el Panel Internacional No-Gubernamental sobre Cambio Climático, una red internacional de 50 científicos independientes, de prestigio reconocido y procedentes de 15 países distintos. Nacida en 2007, esta organización fue creada con el objetivo de brindar a la opinión pública y a la comunidad científica una “segunda opinión” a la emitida regularmente por el IPCC de Naciones Unidas. 

El N-IPCC ha elaborado reportes alternativos y en simultáneo a los emitidos por su contraparte gubernamental (IPCC). Su más reciente reporte fue lanzado el 31 de marzo y sus hallazgos me parece oportuno divulgarlos a propósito del reporte sobre la Evaluación Nacional del Clima en Estados Unidos hecho público el pasado 6 de mayo, y de recientes columnas de opinión sobre el tema. El reporte puede verse aquí, en su versión para hacedores-de-política: http://www.nipccreport.org/reports/ccr2b/pdf/Summary-for-Policymakers.pdf 
Y de él considero importante mencionar aquí el argumento primario y esencial que los escépticos debemos transmitir: “El dióxido de carbono atmosférico no es un contaminante”. Es un componente natural de la atmósfera, no-tóxico y no-irritante. Numerosos estudios demuestran más bien que el CO2 favorece el crecimiento de las plantas, acuáticas y terrestres, la productividad de los bosques y la vegetación y la conservación del agua.
 
De manera complementaria me parece fundamental entonces referir que “probablemente” la causa de los cambios climáticos experimentados en las últimas décadas se encuentre en la actividad solar, pequeño detalle olvidado por los expertos del IPCC y los grupos ecologistas que abogan por esta teoría. Es más, la tesis planteada por varios científicos, entre ellos John Cristy, ex-miembro del IPCC, es que el aumento de CO2 obedece más bien al aumento de la temperatura y no al revés, como supone la teoría Al Gore. A partir de estos dos argumentos científicos, el resto se derrumba cual dominó. 
Como el N-IPCC existen hoy por hoy un creciente número de centros de investigación y científicos independientes que sugiero revisar, a saber: Antón Uriarte (España), Joanne Nova (Australia), Fred Singer (E.E.U.U.), el ya citado, Jhon Cristy (E.E.U.U.), Bjorn Lomborg (Suecia), Václav Klaus (República Checa), el Competitive Enterprise Institute y el Hertland Institute, por mencionar algunos. 
La sensatez debe prevalecer, y para ello debemos enfrentarnos a un serio problema de nuestra época: distinguir entre lo verdadero y lo falso, la ciencia de la propaganda. De no hacerlo nos absorberá el miedo, la culpa y la desesperanza; y abogar por más intervencionismo gubernamental—a propósito de la ley de cambio climático guatemalteca y de sus venideras políticas públicas, sólo generará más corrupción y retraso al ya de por sí lento crecimiento económico, condición fundamental para adaptarnos a los cambios climáticos cíclicos y naturales. 
 *Jorge David Chapas es co-fundador y CEO de Rana, agrónomo especialista en bosques y economía ambiental, investigador asociado al CEES y alumno del PERC.

El IPCC No-Gubernamental

Redacción
26 de mayo, 2014

Inicialmente llamado “Team B”, el N-IPCC es el Panel Internacional No-Gubernamental sobre Cambio Climático, una red internacional de 50 científicos independientes, de prestigio reconocido y procedentes de 15 países distintos. Nacida en 2007, esta organización fue creada con el objetivo de brindar a la opinión pública y a la comunidad científica una “segunda opinión” a la emitida regularmente por el IPCC de Naciones Unidas. 

El N-IPCC ha elaborado reportes alternativos y en simultáneo a los emitidos por su contraparte gubernamental (IPCC). Su más reciente reporte fue lanzado el 31 de marzo y sus hallazgos me parece oportuno divulgarlos a propósito del reporte sobre la Evaluación Nacional del Clima en Estados Unidos hecho público el pasado 6 de mayo, y de recientes columnas de opinión sobre el tema. El reporte puede verse aquí, en su versión para hacedores-de-política: http://www.nipccreport.org/reports/ccr2b/pdf/Summary-for-Policymakers.pdf 
Y de él considero importante mencionar aquí el argumento primario y esencial que los escépticos debemos transmitir: “El dióxido de carbono atmosférico no es un contaminante”. Es un componente natural de la atmósfera, no-tóxico y no-irritante. Numerosos estudios demuestran más bien que el CO2 favorece el crecimiento de las plantas, acuáticas y terrestres, la productividad de los bosques y la vegetación y la conservación del agua.
 
De manera complementaria me parece fundamental entonces referir que “probablemente” la causa de los cambios climáticos experimentados en las últimas décadas se encuentre en la actividad solar, pequeño detalle olvidado por los expertos del IPCC y los grupos ecologistas que abogan por esta teoría. Es más, la tesis planteada por varios científicos, entre ellos John Cristy, ex-miembro del IPCC, es que el aumento de CO2 obedece más bien al aumento de la temperatura y no al revés, como supone la teoría Al Gore. A partir de estos dos argumentos científicos, el resto se derrumba cual dominó. 
Como el N-IPCC existen hoy por hoy un creciente número de centros de investigación y científicos independientes que sugiero revisar, a saber: Antón Uriarte (España), Joanne Nova (Australia), Fred Singer (E.E.U.U.), el ya citado, Jhon Cristy (E.E.U.U.), Bjorn Lomborg (Suecia), Václav Klaus (República Checa), el Competitive Enterprise Institute y el Hertland Institute, por mencionar algunos. 
La sensatez debe prevalecer, y para ello debemos enfrentarnos a un serio problema de nuestra época: distinguir entre lo verdadero y lo falso, la ciencia de la propaganda. De no hacerlo nos absorberá el miedo, la culpa y la desesperanza; y abogar por más intervencionismo gubernamental—a propósito de la ley de cambio climático guatemalteca y de sus venideras políticas públicas, sólo generará más corrupción y retraso al ya de por sí lento crecimiento económico, condición fundamental para adaptarnos a los cambios climáticos cíclicos y naturales. 
 *Jorge David Chapas es co-fundador y CEO de Rana, agrónomo especialista en bosques y economía ambiental, investigador asociado al CEES y alumno del PERC.