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Una Cultura olvidada

Redacción
17 de junio, 2014

Hace muchos años mi padre me llevó de la mano por un túnel secreto. El túnel conecta el Teatro de Cámara con la Gran Sala del Centro Cultural “Miguel Ángel Asturias”. La experiencia de conocer profundamente el teatro fue mágica. El color, la arquitectura, pero ante todo la pasión con la que fue diseñado siempre me ha maravillado. 

Muchos años después conocí el alma del Centro Cultural. Un día me tomé un café con el Maestro Efraín Recinos en su oficina. Durante una Teletón, hace unos 18 años desayuné, con don Julio Batz y tuve la oportunidad de escuchar sus maravillosas historias en el taller mayor. Hoy me precio de contar con la amistad del Maestro Edgar Quiñonez. Ellos, sus historias, sus anécdotas, sus remembranzas y su esfuerzo, son las que hacen que el Centro Cultural tenga vida y que no sea tan solo piedra cubierta de mosaico. 
Los daños causados al Teatro Nacional por una competencia de moto enduro son la muestra inequívoca de la falta de valor que los guatemaltecos le damos a nuestro patrimonio. La culpa es compartida, desde el ignaro Director que autorizó el paso de las motos, hasta las autoridades ediles que promocionaron el evento, pasando por los organizadores y los mismos motoristas. 
El Ministerio De Cultura y Deportes ha tenido una gestión nefasta desde hace varias administraciones gubernamentales. La priorización del gasto es absurda, infame y hasta inmoral. La gestión del actual ministro, Carlos Batzín, ha estado marcada por tres cosas. La primera, los actos de corrupción en la compra de implementos deportivos de pésima calidad, además de la contratación de una persona con acusaciones serias de lavado de dinero. La segunda es el desaprovechamiento del mayor evento cultural y turístico de Guatemala en más de dos milenios, el Oxlajuj Baktún. El tercero fue la interminable interpelación en el Congreso de la República que paralizó por completo la agenda legislativa por casi un año. 
Yo lamento profundamente el total olvido en el que se encuentran dependencias del ministerio como la Hemeroteca Nacional y el Registro General de Centroamérica. En ambos lugares se resguarda la historia completa de nuestro país. 
El descuido y abandono de estos dos tesoros llora sangre, sobre todo cuando tomamos en cuenta que el Ministerio de Cultura en su momento desperdició más 18 millones de quetzales en alquiler de autobuses para llevar gente al Puerto de San José. 
He escuchado de los trabajos urgentes que se le tienen que hacer al Centro Cultural desde que era un niño, pero hasta el día de hoy esos trabajos siguen sin llevarse a cabo. Los políticos aseguran que no hay recursos, la verdad es que no hay voluntad. 
Me da mucha pena que el maestro Recinos haya muerto sin haber tenido él la oportunidad de encabezar la restauración del Teatro. Pero como en todo, la culpa no es solo de los políticos. Lo ciudadanos debemos velar por el cuidado de nuestro patrimonio cultural. Hacemos poco o nada por cuidar lo nuestro, pero admiramos lo que otros hacen por lo suyo. 
Con el tiempo me he dado cuenta que el Ministerio de Cultura y Deportes cuenta con los empleados más entregados a su trabajo, lamentablemente dirigidos por los funcionarios menos calificados en su materia.

Una Cultura olvidada

Redacción
17 de junio, 2014

Hace muchos años mi padre me llevó de la mano por un túnel secreto. El túnel conecta el Teatro de Cámara con la Gran Sala del Centro Cultural “Miguel Ángel Asturias”. La experiencia de conocer profundamente el teatro fue mágica. El color, la arquitectura, pero ante todo la pasión con la que fue diseñado siempre me ha maravillado. 

Muchos años después conocí el alma del Centro Cultural. Un día me tomé un café con el Maestro Efraín Recinos en su oficina. Durante una Teletón, hace unos 18 años desayuné, con don Julio Batz y tuve la oportunidad de escuchar sus maravillosas historias en el taller mayor. Hoy me precio de contar con la amistad del Maestro Edgar Quiñonez. Ellos, sus historias, sus anécdotas, sus remembranzas y su esfuerzo, son las que hacen que el Centro Cultural tenga vida y que no sea tan solo piedra cubierta de mosaico. 
Los daños causados al Teatro Nacional por una competencia de moto enduro son la muestra inequívoca de la falta de valor que los guatemaltecos le damos a nuestro patrimonio. La culpa es compartida, desde el ignaro Director que autorizó el paso de las motos, hasta las autoridades ediles que promocionaron el evento, pasando por los organizadores y los mismos motoristas. 
El Ministerio De Cultura y Deportes ha tenido una gestión nefasta desde hace varias administraciones gubernamentales. La priorización del gasto es absurda, infame y hasta inmoral. La gestión del actual ministro, Carlos Batzín, ha estado marcada por tres cosas. La primera, los actos de corrupción en la compra de implementos deportivos de pésima calidad, además de la contratación de una persona con acusaciones serias de lavado de dinero. La segunda es el desaprovechamiento del mayor evento cultural y turístico de Guatemala en más de dos milenios, el Oxlajuj Baktún. El tercero fue la interminable interpelación en el Congreso de la República que paralizó por completo la agenda legislativa por casi un año. 
Yo lamento profundamente el total olvido en el que se encuentran dependencias del ministerio como la Hemeroteca Nacional y el Registro General de Centroamérica. En ambos lugares se resguarda la historia completa de nuestro país. 
El descuido y abandono de estos dos tesoros llora sangre, sobre todo cuando tomamos en cuenta que el Ministerio de Cultura en su momento desperdició más 18 millones de quetzales en alquiler de autobuses para llevar gente al Puerto de San José. 
He escuchado de los trabajos urgentes que se le tienen que hacer al Centro Cultural desde que era un niño, pero hasta el día de hoy esos trabajos siguen sin llevarse a cabo. Los políticos aseguran que no hay recursos, la verdad es que no hay voluntad. 
Me da mucha pena que el maestro Recinos haya muerto sin haber tenido él la oportunidad de encabezar la restauración del Teatro. Pero como en todo, la culpa no es solo de los políticos. Lo ciudadanos debemos velar por el cuidado de nuestro patrimonio cultural. Hacemos poco o nada por cuidar lo nuestro, pero admiramos lo que otros hacen por lo suyo. 
Con el tiempo me he dado cuenta que el Ministerio de Cultura y Deportes cuenta con los empleados más entregados a su trabajo, lamentablemente dirigidos por los funcionarios menos calificados en su materia.