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Objetivismo y conceptualización de características

Redacción República
02 de septiembre, 2014

¿Cómo formamos conceptos, no de entidades, pero de sus
características: sus colores, formas, ubicaciones, lo que hacen y lo que pueden
hacer? Los conceptos de características son nuestro medio de identificar la naturaleza de una cosa,
descomponiendo lo que perceptualmente es
un todo integral. Una cosa es ver una pelota roja rodando, y otra muy distinta
es aislar su color, forma, o acción. La forma redonda
de las pelotas es necesaria para que rueden, su color no. Al conectar las características de
una cosa con sus acciones identificamos factores causales.

Al identificar la relación entre la acción y su
consecuencia,
el humano puede dominar el poder del viento, del agua, del
fuego, de la luz, etc. El humano, por ejemplo, usa los conceptos de
características para entender que el viento empuja en cierta dirección,
y usa ese conocimiento analítico para hacer un bote de vela o un ala delta.

Al descubrir como dominar el fuego, el humano reconoció que el fuego
es caliente, que necesita de un combustible, que distintos
combustibles se queman de diferente manera, etc.Esto no sería posible
si el humano estuviera restringido al concepto pre analítico de “fuego” como
“esa clase de cosa”. Sin conceptos de características el humano estaría
limitado a “aquí esta viento”, “allá está fuego”, etc.

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Para formar conceptos de acciones, las contrastamos con instancias
de la acción en relación a lo que no actúa. Al conceptualizar “movimiento”, uno
tiene una tarea más fácil que la de conceptualizar atributos, pues uno puede
observar a la misma entidad cuando se mueve y cuando no. También puede uno ver
la misma alternativa con otras entidades. La pelota rueda y luego se detiene. El
Ferrari se desplaza y luego se detiene. Todo se mueve y después no se mueve. Al
omitir la medida del movimiento –sea éste rápido o lento, en una dirección o en
otra, rodando o trasladando –uno forma el concepto “moverse”.

El concepto “movimiento” tiene muchas delimitaciones, por ejemplo,
“disminuyendo” es un descenso en la velocidad; “levantando” es mover hacia
arriba; “caminar” es un tipo de
movimiento animal con piernas; “hundirse” es caer en el agua. Y todavía se
puede seguir delimitando. Por ejemplo,
el concepto “caminar” se puede especificar en “marchar”, “cojear”, “andar”,
“pasear”, “ir a zancadas”, “deambular”, “desfilar”, etc. Todas estas formas de
caminar difieren en la medida de caminar.

Los conceptos de relaciones son
el tipo más complejo de conceptos de características, ya que estos
conceptos no incluyen sólo relacionar cosas, sino aislar la relación misma. Las
relaciones espaciales son las más simples pues se perciben visualmente. Se ve
por ejemplo que algo está sobre la mesa, o debajo de ésta, o al lado de la
misma, o enfrente de ella, o adentro de la caja, o cerca o lejos de aquella.

Una ampliación de los conceptos “sobre”, “debajo”, “dentro”,
“enfrente”, etc., es “con”. Una delimitación de “sobre” es “encima”. Luego
siguen un millar de clasificaciones cruzadas que van desde “montado” hasta
“casado”.

Por medio de la percepción aislamos entes de otros entes, pero no
características de otras características. En principio el aislar a un existente
de otro se puede hacer de diversas maneras. Si el existente es un ente, se
puede separar físicamente de las entidades que lo rodean. Se puede separar
físicamente las partes de un ente, como la hoja de un árbol, ya que estas
partes son entes también.

Pero los atributos, acciones y relaciones no se pueden aislar – por
no ser partes de una entidad – por medio de separación, ubicación, o cualquier
medio físico. Para aislar una característica del ente que la posee, uno tiene
que usar un medio mental en lugar de uno físico: la diferenciación.

La consciencia es un detector de diferencias, y existen dos tipos de
diferenciación que se pueden usar para aislar las características de una
entidad. La más simple se da cuando la
característica en cuestión puede estar presente o ausente en la misma entidad
.
Por ejemplo, una mujer puede estar quieta o caminando, parada o sentada, alegre
o triste. Una rosa florece o se marchita. La misma rosa era un capullo ayer y
hoy se abre, más tarde se marchita. En estos casos el humano se da cuenta de
que hay sólo una entidad que cambia –la misma mujer, la misma rosa – así que no
usará la diferenciación para hacer una subdivisión conceptual, como si fueran
dos tipos de entidad: “mujer caminante”
vs. “mujer parada”; “rosa en capullo”vs. “rosa en flor”. La diferencia de la
que uno es consciente es una diferencia de característica: su atención se fija en el factor que cambia en contraste con lo que no
cambia
. Esto es la aplicación a la formación de conceptos del Método de
Diferenciación de Mill, que formuló como una técnica para aislar factores
causales.

El Método de Diferencia de Mill establece que si cambia un factor y
cambia la consecuencia, éste factor es la causa. Por ejemplo, tenemos tres
factores: agua, café y azúcar. Como resultado tenemos una bebida de café dulce.
Si eliminamos el azúcar, tenemos una bebida de café amargo. Luego se concluye
que el factor endulzante es el azúcar.

Luego viene la fase de integración. Cuando el humano observa un cambio similar en otra entidad.
Entonces puede omitir variaciones de medida –grados de color de las rosas, por
ejemplo; grados de abertura de la flor, etc.

Cuando la característica en cuestión no cambia, sino que es
permanente, ésta se aísla considerando varios entes que tienen un aspecto
perceptual común. Si vemos una vasija
azul, un plato azul, una mariposa azul, una pluma azul, un auto azul, y nos
preguntamos ¿Qué es lo mismo y qué es diferente en todos los casos de estos
objetos? Lo mismo es el atributo ‘lo azul
que es constante mientras los otros atributos varían.

Aquí se está haciendo una diferenciación de segundo orden: se
distingue entre lo que difiere y lo que no. En la diferenciación de primer orden, uno distingue A de B –que una cosa es distinta de otra; en
una diferenciación de segundo orden, uno distingue lo que difiere de lo
que no difiere.

En la diferenciación de primer orden, la característica es el
medio, en la diferenciación de segundo orden, la característica
es el objeto. Por ejemplo, el color es el medio por el cual se
diferencian las bayas.

Es la diferenciación de segundo orden, la que hace del color
el objeto del proceso de formación conceptual, permitiéndole al humano aislar
el color ‘azul’ de todos los demás
atributos de los concretos observados, como su tamaño, textura, forma, solidez,
etc. Estos otros atributos varían ampliamente entre las vasijas, el plato, la
mariposa, mientras que el del color no varía.

Esta diferenciación de segundo orden, es el equivalente para
la formación de conceptos del Método de Concordancia de Mill: “Si dos o más instancias del fenómeno bajo
investigación tienen sólo una circunstancia en común, la circunstancia en que
concuerdan todas esas instancias es la causa (o efecto) del fenómeno dado
.”
[Un Sistema de Lógica]

Por ejemplo, tenemos dos factores, azúcar y una bebida. Notamos que
azúcar y café da café dulce; notamos que azúcar y limonada da limonada dulce;
azúcar y naranjada da naranjada dulce; azúcar y té da té dulce; Luego
concluimos que la característica del azúcar es que es endulzante.

Una vez el humano ha aislado mentalmente el concepto “azul”, puede
omitir dos categorías de medida: 1) las medidas de los distintos matices de
azul; y 2) las medidas de todas las otras características que varían de los
objetos azules. La omisión de las
segundas es lo que le permite aplicar el concepto “azul” a cada uno de la gran
cantidad de cosas que son azules.
Y es así como formamos conceptos de
características.

Objetivismo y conceptualización de características

Redacción República
02 de septiembre, 2014

¿Cómo formamos conceptos, no de entidades, pero de sus
características: sus colores, formas, ubicaciones, lo que hacen y lo que pueden
hacer? Los conceptos de características son nuestro medio de identificar la naturaleza de una cosa,
descomponiendo lo que perceptualmente es
un todo integral. Una cosa es ver una pelota roja rodando, y otra muy distinta
es aislar su color, forma, o acción. La forma redonda
de las pelotas es necesaria para que rueden, su color no. Al conectar las características de
una cosa con sus acciones identificamos factores causales.

Al identificar la relación entre la acción y su
consecuencia,
el humano puede dominar el poder del viento, del agua, del
fuego, de la luz, etc. El humano, por ejemplo, usa los conceptos de
características para entender que el viento empuja en cierta dirección,
y usa ese conocimiento analítico para hacer un bote de vela o un ala delta.

Al descubrir como dominar el fuego, el humano reconoció que el fuego
es caliente, que necesita de un combustible, que distintos
combustibles se queman de diferente manera, etc.Esto no sería posible
si el humano estuviera restringido al concepto pre analítico de “fuego” como
“esa clase de cosa”. Sin conceptos de características el humano estaría
limitado a “aquí esta viento”, “allá está fuego”, etc.

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Para formar conceptos de acciones, las contrastamos con instancias
de la acción en relación a lo que no actúa. Al conceptualizar “movimiento”, uno
tiene una tarea más fácil que la de conceptualizar atributos, pues uno puede
observar a la misma entidad cuando se mueve y cuando no. También puede uno ver
la misma alternativa con otras entidades. La pelota rueda y luego se detiene. El
Ferrari se desplaza y luego se detiene. Todo se mueve y después no se mueve. Al
omitir la medida del movimiento –sea éste rápido o lento, en una dirección o en
otra, rodando o trasladando –uno forma el concepto “moverse”.

El concepto “movimiento” tiene muchas delimitaciones, por ejemplo,
“disminuyendo” es un descenso en la velocidad; “levantando” es mover hacia
arriba; “caminar” es un tipo de
movimiento animal con piernas; “hundirse” es caer en el agua. Y todavía se
puede seguir delimitando. Por ejemplo,
el concepto “caminar” se puede especificar en “marchar”, “cojear”, “andar”,
“pasear”, “ir a zancadas”, “deambular”, “desfilar”, etc. Todas estas formas de
caminar difieren en la medida de caminar.

Los conceptos de relaciones son
el tipo más complejo de conceptos de características, ya que estos
conceptos no incluyen sólo relacionar cosas, sino aislar la relación misma. Las
relaciones espaciales son las más simples pues se perciben visualmente. Se ve
por ejemplo que algo está sobre la mesa, o debajo de ésta, o al lado de la
misma, o enfrente de ella, o adentro de la caja, o cerca o lejos de aquella.

Una ampliación de los conceptos “sobre”, “debajo”, “dentro”,
“enfrente”, etc., es “con”. Una delimitación de “sobre” es “encima”. Luego
siguen un millar de clasificaciones cruzadas que van desde “montado” hasta
“casado”.

Por medio de la percepción aislamos entes de otros entes, pero no
características de otras características. En principio el aislar a un existente
de otro se puede hacer de diversas maneras. Si el existente es un ente, se
puede separar físicamente de las entidades que lo rodean. Se puede separar
físicamente las partes de un ente, como la hoja de un árbol, ya que estas
partes son entes también.

Pero los atributos, acciones y relaciones no se pueden aislar – por
no ser partes de una entidad – por medio de separación, ubicación, o cualquier
medio físico. Para aislar una característica del ente que la posee, uno tiene
que usar un medio mental en lugar de uno físico: la diferenciación.

La consciencia es un detector de diferencias, y existen dos tipos de
diferenciación que se pueden usar para aislar las características de una
entidad. La más simple se da cuando la
característica en cuestión puede estar presente o ausente en la misma entidad
.
Por ejemplo, una mujer puede estar quieta o caminando, parada o sentada, alegre
o triste. Una rosa florece o se marchita. La misma rosa era un capullo ayer y
hoy se abre, más tarde se marchita. En estos casos el humano se da cuenta de
que hay sólo una entidad que cambia –la misma mujer, la misma rosa – así que no
usará la diferenciación para hacer una subdivisión conceptual, como si fueran
dos tipos de entidad: “mujer caminante”
vs. “mujer parada”; “rosa en capullo”vs. “rosa en flor”. La diferencia de la
que uno es consciente es una diferencia de característica: su atención se fija en el factor que cambia en contraste con lo que no
cambia
. Esto es la aplicación a la formación de conceptos del Método de
Diferenciación de Mill, que formuló como una técnica para aislar factores
causales.

El Método de Diferencia de Mill establece que si cambia un factor y
cambia la consecuencia, éste factor es la causa. Por ejemplo, tenemos tres
factores: agua, café y azúcar. Como resultado tenemos una bebida de café dulce.
Si eliminamos el azúcar, tenemos una bebida de café amargo. Luego se concluye
que el factor endulzante es el azúcar.

Luego viene la fase de integración. Cuando el humano observa un cambio similar en otra entidad.
Entonces puede omitir variaciones de medida –grados de color de las rosas, por
ejemplo; grados de abertura de la flor, etc.

Cuando la característica en cuestión no cambia, sino que es
permanente, ésta se aísla considerando varios entes que tienen un aspecto
perceptual común. Si vemos una vasija
azul, un plato azul, una mariposa azul, una pluma azul, un auto azul, y nos
preguntamos ¿Qué es lo mismo y qué es diferente en todos los casos de estos
objetos? Lo mismo es el atributo ‘lo azul
que es constante mientras los otros atributos varían.

Aquí se está haciendo una diferenciación de segundo orden: se
distingue entre lo que difiere y lo que no. En la diferenciación de primer orden, uno distingue A de B –que una cosa es distinta de otra; en
una diferenciación de segundo orden, uno distingue lo que difiere de lo
que no difiere.

En la diferenciación de primer orden, la característica es el
medio, en la diferenciación de segundo orden, la característica
es el objeto. Por ejemplo, el color es el medio por el cual se
diferencian las bayas.

Es la diferenciación de segundo orden, la que hace del color
el objeto del proceso de formación conceptual, permitiéndole al humano aislar
el color ‘azul’ de todos los demás
atributos de los concretos observados, como su tamaño, textura, forma, solidez,
etc. Estos otros atributos varían ampliamente entre las vasijas, el plato, la
mariposa, mientras que el del color no varía.

Esta diferenciación de segundo orden, es el equivalente para
la formación de conceptos del Método de Concordancia de Mill: “Si dos o más instancias del fenómeno bajo
investigación tienen sólo una circunstancia en común, la circunstancia en que
concuerdan todas esas instancias es la causa (o efecto) del fenómeno dado
.”
[Un Sistema de Lógica]

Por ejemplo, tenemos dos factores, azúcar y una bebida. Notamos que
azúcar y café da café dulce; notamos que azúcar y limonada da limonada dulce;
azúcar y naranjada da naranjada dulce; azúcar y té da té dulce; Luego
concluimos que la característica del azúcar es que es endulzante.

Una vez el humano ha aislado mentalmente el concepto “azul”, puede
omitir dos categorías de medida: 1) las medidas de los distintos matices de
azul; y 2) las medidas de todas las otras características que varían de los
objetos azules. La omisión de las
segundas es lo que le permite aplicar el concepto “azul” a cada uno de la gran
cantidad de cosas que son azules.
Y es así como formamos conceptos de
características.