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El reflejo del ciudadano en el tráfico

Redacción
19 de febrero, 2015

Por Juan José Quesada

Conozco personas que manejan desde que tienen 14 años, sin permiso, sin licencia, sin seguro y también sin miedo de que los detenga autoridad alguna. Patojos irresponsables y estúpidos, pero ¿qué será lo que los conduce y deja que aceptemos dichas conductas?

He tenido la suerte de manejar en otros países, en los Estados Unidos todo es muy ordenado, cuidadito y no se pone el cinturón porque ya lo tiene en la mira el policía, nada de tirar basura a la calle, que le pone multa (y además no es mordelón), ni pensar pasarse un semáforo en rojo.

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En México, no es tan importante el cinturón, la velocidad máxima más flexible y si lo agarra el policía, solo es de pedirle su cuadernito, ponerle un par de pesos adentro y puede seguir su camino sin mayores contratiempos (este se parece más a mi país).

No es mi intención generalizar, ni faltar el respeto a mis amigos del norte, pero creo firmemente que la conducta y cultura de las personas, se refleja de manera clara en el tráfico de sus ciudades.

En Guate nos colamos, si hay una fila muy larga me paso al carril de a lado y me importa poco la gente que espera su turno. Tengo mi carro sin las luces adecuadas, total el otro me tendrá que ver y al final adivinar si soy moto o camioneta. Cambio de carril sin pidevías, si el de enfrente pone pidevías me le adelanto para que no se me meta. Puedo parar a media calle, avenida, carretera, total yo tengo que cruzar y mi derecho es mejor que el de los demás, mejor si puedo pasarme unos tres carriles parando el tráfico, así me siento más cabrón. Si tengo carro grande, puedo atravesarme frente a cualquiera. Si me pitan, me molesta porque no escucho mi conversación en el celular, entonces me enojo y saco la pistola, ¿qué derecho tiene el otro de alegar, ya que estoy hablando por celular perdí la concentración y me metí en su carril? Entonces mejor lo amenazo. Si casi me atropellan por pasarme corriendo la calle (si es que llego al otro lado) me mato de la risa, porque puse mi vida en peligro, y por último (ya mucho, porque ejemplos hay miles) si estoy mandando mensajitos y por eso atraso la fila en el tráfico, ¿qué derecho le da al de atrás enojarse conmigo? ¿Acaso no es él culpable por no cambiarse de carril oportunamente, si yo estoy ocupado?

En cuanto al transporte público, servicio de mala calidad, escaso, shuco, mal pagado, de seguro por algún lado hay hueveo, peligroso, ¿acaso este no es reflejo del Estado de Guatemala?

Si parte de mi hipótesis es correcta o si usted lector en algo está de acuerdo conmigo, ¡Hay mucho de que alarmarse! Los guatemaltecos no respetamos al prójimo, la vida de los demás ni sus derechos, nos importa un bledo la autoridad y además si hacemos algo malo, la impunidad seguro nos salva.

No es la sociedad en la que quiero vivir, no es la sociedad en la que quiero que vivan mis hijos, hay que cambiar la forma de relacionarnos entre guatemaltecos, hay que cambiar la cultura hacia el prójimo y hacia la autoridad, en conclusión, ¡hay que cambiar al habitante por ciudadano! De repente así arreglamos el tráfico y de colada salvamos el país.

El reflejo del ciudadano en el tráfico

Redacción
19 de febrero, 2015

Por Juan José Quesada

Conozco personas que manejan desde que tienen 14 años, sin permiso, sin licencia, sin seguro y también sin miedo de que los detenga autoridad alguna. Patojos irresponsables y estúpidos, pero ¿qué será lo que los conduce y deja que aceptemos dichas conductas?

He tenido la suerte de manejar en otros países, en los Estados Unidos todo es muy ordenado, cuidadito y no se pone el cinturón porque ya lo tiene en la mira el policía, nada de tirar basura a la calle, que le pone multa (y además no es mordelón), ni pensar pasarse un semáforo en rojo.

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En México, no es tan importante el cinturón, la velocidad máxima más flexible y si lo agarra el policía, solo es de pedirle su cuadernito, ponerle un par de pesos adentro y puede seguir su camino sin mayores contratiempos (este se parece más a mi país).

No es mi intención generalizar, ni faltar el respeto a mis amigos del norte, pero creo firmemente que la conducta y cultura de las personas, se refleja de manera clara en el tráfico de sus ciudades.

En Guate nos colamos, si hay una fila muy larga me paso al carril de a lado y me importa poco la gente que espera su turno. Tengo mi carro sin las luces adecuadas, total el otro me tendrá que ver y al final adivinar si soy moto o camioneta. Cambio de carril sin pidevías, si el de enfrente pone pidevías me le adelanto para que no se me meta. Puedo parar a media calle, avenida, carretera, total yo tengo que cruzar y mi derecho es mejor que el de los demás, mejor si puedo pasarme unos tres carriles parando el tráfico, así me siento más cabrón. Si tengo carro grande, puedo atravesarme frente a cualquiera. Si me pitan, me molesta porque no escucho mi conversación en el celular, entonces me enojo y saco la pistola, ¿qué derecho tiene el otro de alegar, ya que estoy hablando por celular perdí la concentración y me metí en su carril? Entonces mejor lo amenazo. Si casi me atropellan por pasarme corriendo la calle (si es que llego al otro lado) me mato de la risa, porque puse mi vida en peligro, y por último (ya mucho, porque ejemplos hay miles) si estoy mandando mensajitos y por eso atraso la fila en el tráfico, ¿qué derecho le da al de atrás enojarse conmigo? ¿Acaso no es él culpable por no cambiarse de carril oportunamente, si yo estoy ocupado?

En cuanto al transporte público, servicio de mala calidad, escaso, shuco, mal pagado, de seguro por algún lado hay hueveo, peligroso, ¿acaso este no es reflejo del Estado de Guatemala?

Si parte de mi hipótesis es correcta o si usted lector en algo está de acuerdo conmigo, ¡Hay mucho de que alarmarse! Los guatemaltecos no respetamos al prójimo, la vida de los demás ni sus derechos, nos importa un bledo la autoridad y además si hacemos algo malo, la impunidad seguro nos salva.

No es la sociedad en la que quiero vivir, no es la sociedad en la que quiero que vivan mis hijos, hay que cambiar la forma de relacionarnos entre guatemaltecos, hay que cambiar la cultura hacia el prójimo y hacia la autoridad, en conclusión, ¡hay que cambiar al habitante por ciudadano! De repente así arreglamos el tráfico y de colada salvamos el país.