En artículos previos, he escrito sobre como las intervenciones incompletas de Estados Unidos dieron lugar para que surgiera el movimiento terrorista de corte islámico fundamentalista conocido como el Estado Islámico, como este mismo se ha auto denominado. Es cierto, y además predecible, cuando fuerzas militares extranjeras intervienen para derrocar a dictadores y no se preocupan por consolidar las fuerzas necesarias para llenar el consecuente vacío de poder, problemas serios surgirán. Efectivamente, eso pasó.

No obstante, toda verdad empírica y lógica tiene su principio lógico limitante. Ante el retiro prematuro de fuerzas militares por parte del Presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama, es lógico que surgiera una nueva fuerza para llenar el vacío de poder. Es lógico que no fuera de tinte pro Occidente. Pero el carácter y naturaleza brutal y bárbara del Estado Islámico no tiene raíz en la intervención Americana que derrocó a la dictadura de Saddam Hussein. Lo que explica el objeto de la brutalidad de los terroristas que han tomado el poder en la región, su predilección por la atroz violencia, su manera de promoción, propagación y posicionamiento en el mundo es una única cosa … su comprensión de la religión islámica, que juran y declaran amar. Nada mas.

Es moda hoy en nuestro mundo loco decir que la realidad es una construcción social. No obstante, la realidad es distinta a lo que los post modernistas nos pintarían. La realidad no es enteramente una construcción social, como nos quisieran dar de entender. Asimismo, Occidente no tiene la culpa de Oriente. No todos los pecados del Tercer Mundo tienen su origen en el Capitalismo o intervencionismo de Occidente. Ninguna invasión de George W. Bush explica la violación de una niña por un adulto, la compraventa de esclavas sexuales, ni el asesinato de mujeres por el pecado de haber sido violadas y haber perdido el “honor” de sus familias, sobre todo cuando todas estas barbaridades ocurren en Africa, donde no hubo intervención militar Americana, como en Medio Oriente, donde si hubo. La verdad es que es el Islam, en la comprensión Yijadista, lo que explica la conducta Yijadista, sus violaciones y mutilaciones sexuales, su lujuria de sangre e intolerancia extrema con respecto a cualquier otra religión, o versión de Islam. La religión islámica tiene la culpa de sus extremistas, nadie mas.

Los progresistas Occidentales tienen razón en algo. Nos falta comprensión. Nos falta comprensión y conocimiento de lo vil, lo horrendo, lo bárbaro que es el auto denominado Estado Islámico.   Debemos de comprender mas, no menos, a los musulmanes radicales. Debemos de tenerles mas empatía. Solo así podremos los civilizados comprender la severidad de la amenaza que representan y el grado de daño que nos intentan hacer.

El diálogo, la empatía y la comprensión no siempre deben llevar a la aceptación del otro. El “otro” puede ser inaceptable. Curioso es el alto grado de rechazo que tiene el progresista izquierdista de Occidente por un Libertario o Conservador, comparado con el alto grado de comprensión que tiene por un fascista islámico. Por su rechazo violento a los derechos individuales, derechos de minorías, derechos de personas con preferencias sexuales alternativas, en fin todo tipo de derecho humano que la persona promedio de Occidente considera como mínimo normal, el Yijadista islámico debería de ser considerado como inaceptable en nuestras sociedades. Así como el gobierno alemán prohíbe la pertenencia al Nazismo, y el gobierno de EE.UU. antes prohibía la pertenencia al partido Comunista a sus agentes públicos, el mundo liberal debería de excluir al fundamentalismo islámico. No es compatible con los valores de la civilización moderna que tanto la izquierda como la derecha occidental pretende construir. Con respecto a los islamofascistas, no los necesitamos, no los queremos.