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Hasta pronto, Paco

Redacción
10 de febrero, 2016

Yo conocí a Paco hace 8 años. Era una lumbrera. Me dejó impresionado su carisma, su inteligencia y su manera tan peculiar de ver la vida y de dialogar. En esa ocasión hablábamos del proceso de depuración de la política en nuestros países. Él tenía una analogía muy característica para explicarla. Decía que la política era como una piscina llena de porquería, porque el filtro estaba invertido. Nuestro reto es darle la vuelta al filtro para impedir que la piscina siga ensuciándose. Pero, para limpiarla, tendríamos que echar agua limpia sobre la porquería e ir revolviendo hasta que esta quede limpia por completo. Así es la corrupción de nuestros gobiernos. Y así trabajó Paquito durante sus años en el poder. Sin lugar a dudas, Paco era lo que profesaba.

A sus 24 años de edad, Paco había construido un currículum impresionante. Era filósofo, sociólogo, político y estaba dispuesto a entregarse de lleno a su país para sacarlo adelante. Fue así como llegó al ARENA, en un principio como legislador. En 1999 el pueblo salvadoreño lo eligió como presidente con mayoría absoluta. Durante su gestión se le atribuyen muchas victorias. En el ámbito económico, dos puntos destacan: la dolarización y el tratado de libre comercio con Estados Unidos. En primer lugar, adoptar el dólar protegió la economía salvadoreña, además de bajar las tasas de interés, facilitó el acceso a préstamos hipotecarios y protegió el valor de los ahorros. Por otro lado, eliminó la incertidumbre de la devaluación de la moneda local, y facilitó al sector empresarial mayores inversiones. Con la Ley de Integración Monetaria, Paco protegió a El Salvador de una crisis económica. En segundo lugar, el TLC es el mayor legado de comercio del gobierno de Flores, es el acuerdo más importante que ha firmado el país en su historia. Gracias a ello, su país incrementó las exportaciones a EE.UU., lo cual generó más inversiones en la planta productiva y más oportunidades de trabajo. Su periodo presidencial se caracteriza por una gran estabilidad macroeconómica que, a pesar de algunos desastres naturales, llevó a El Salvador hacia adelante.

Pero en 2013 inició el proceso que lo mató, un injusto ataque político que atropelló por completo sus derechos más fundamentales y le provocó una terrible crisis en su salud. A Paco se le acusó de haber recibido más de 15 millones de dólares de Taiwán, aparentemente como ayuda humanitaria para las víctimas del terremoto de 2001, donación que nunca llegó a las manos de los damnificados. Sin embargo, la investigación tenía muchos hoyos y no había mayores pruebas en su contra. Paco, sin dudarlo dos veces, se sometió voluntariamente a la justicia convencido que era inocente. Pero se convirtió en nada más que un “perseguido político” durante los últimos años de su vida, entre juzgados y prisión preventiva.

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Me pregunto entonces, ¿dónde quedó la presunción de inocencia? Es muy triste ver que la justicia se preste a la política, se niegue brindar acceso médico a alguien en prisión preventiva y se convierta en verdugo. Lo que sucedió en El Salvador, es una lección para nuestro país. Como ciudadanos debemos perseguir siempre a la corrupción, pero no nos compete a nosotros tomar con nuestras propias manos a la justicia. No nos compete a nosotros dictar sentencias antes de tiempo. Lo que sí nos compete, es velar por un verdadero Estado de Derecho, donde prevalezca el debido proceso e impere la justicia.

¿Hasta qué extremos vamos a llegar? Todos, gobierno, ciudadanos y sociedad civil, debemos respetar el debido proceso, el Estado de Derecho y los derechos humanos de todos los ciudadanos, incluyendo los reos. En Guatemala aún hay muchas sentencias pendientes, ¡velemos por que sean dictadas! Basta ya de burlarnos del debido proceso, de provocarle dolor a muchas familias que no lo merecen. No podemos permitir que en nuestro país se polarice la justicia y que corra sangre a causa de ello, como sucedió con mi amigo, Paco Flores. Repudio y condeno su cruel asesinato. Espero que su muerte no haya sido en vano y que algún día, se pruebe su inocencia. ¡Hasta pronto Paco!

www.salvadorpaiz.com

@salva_paiz

Hasta pronto, Paco

Redacción
10 de febrero, 2016

Yo conocí a Paco hace 8 años. Era una lumbrera. Me dejó impresionado su carisma, su inteligencia y su manera tan peculiar de ver la vida y de dialogar. En esa ocasión hablábamos del proceso de depuración de la política en nuestros países. Él tenía una analogía muy característica para explicarla. Decía que la política era como una piscina llena de porquería, porque el filtro estaba invertido. Nuestro reto es darle la vuelta al filtro para impedir que la piscina siga ensuciándose. Pero, para limpiarla, tendríamos que echar agua limpia sobre la porquería e ir revolviendo hasta que esta quede limpia por completo. Así es la corrupción de nuestros gobiernos. Y así trabajó Paquito durante sus años en el poder. Sin lugar a dudas, Paco era lo que profesaba.

A sus 24 años de edad, Paco había construido un currículum impresionante. Era filósofo, sociólogo, político y estaba dispuesto a entregarse de lleno a su país para sacarlo adelante. Fue así como llegó al ARENA, en un principio como legislador. En 1999 el pueblo salvadoreño lo eligió como presidente con mayoría absoluta. Durante su gestión se le atribuyen muchas victorias. En el ámbito económico, dos puntos destacan: la dolarización y el tratado de libre comercio con Estados Unidos. En primer lugar, adoptar el dólar protegió la economía salvadoreña, además de bajar las tasas de interés, facilitó el acceso a préstamos hipotecarios y protegió el valor de los ahorros. Por otro lado, eliminó la incertidumbre de la devaluación de la moneda local, y facilitó al sector empresarial mayores inversiones. Con la Ley de Integración Monetaria, Paco protegió a El Salvador de una crisis económica. En segundo lugar, el TLC es el mayor legado de comercio del gobierno de Flores, es el acuerdo más importante que ha firmado el país en su historia. Gracias a ello, su país incrementó las exportaciones a EE.UU., lo cual generó más inversiones en la planta productiva y más oportunidades de trabajo. Su periodo presidencial se caracteriza por una gran estabilidad macroeconómica que, a pesar de algunos desastres naturales, llevó a El Salvador hacia adelante.

Pero en 2013 inició el proceso que lo mató, un injusto ataque político que atropelló por completo sus derechos más fundamentales y le provocó una terrible crisis en su salud. A Paco se le acusó de haber recibido más de 15 millones de dólares de Taiwán, aparentemente como ayuda humanitaria para las víctimas del terremoto de 2001, donación que nunca llegó a las manos de los damnificados. Sin embargo, la investigación tenía muchos hoyos y no había mayores pruebas en su contra. Paco, sin dudarlo dos veces, se sometió voluntariamente a la justicia convencido que era inocente. Pero se convirtió en nada más que un “perseguido político” durante los últimos años de su vida, entre juzgados y prisión preventiva.

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Me pregunto entonces, ¿dónde quedó la presunción de inocencia? Es muy triste ver que la justicia se preste a la política, se niegue brindar acceso médico a alguien en prisión preventiva y se convierta en verdugo. Lo que sucedió en El Salvador, es una lección para nuestro país. Como ciudadanos debemos perseguir siempre a la corrupción, pero no nos compete a nosotros tomar con nuestras propias manos a la justicia. No nos compete a nosotros dictar sentencias antes de tiempo. Lo que sí nos compete, es velar por un verdadero Estado de Derecho, donde prevalezca el debido proceso e impere la justicia.

¿Hasta qué extremos vamos a llegar? Todos, gobierno, ciudadanos y sociedad civil, debemos respetar el debido proceso, el Estado de Derecho y los derechos humanos de todos los ciudadanos, incluyendo los reos. En Guatemala aún hay muchas sentencias pendientes, ¡velemos por que sean dictadas! Basta ya de burlarnos del debido proceso, de provocarle dolor a muchas familias que no lo merecen. No podemos permitir que en nuestro país se polarice la justicia y que corra sangre a causa de ello, como sucedió con mi amigo, Paco Flores. Repudio y condeno su cruel asesinato. Espero que su muerte no haya sido en vano y que algún día, se pruebe su inocencia. ¡Hasta pronto Paco!

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