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La reforma electoral no acerca al ciudadano con el político

Redacción
17 de febrero, 2016

El martes pasado la Corte de Constitucionalidad envió el dictamen a la iniciativa de ley 4974, la cual dispone reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos que conoció el Congreso en octubre del 2015. Las reformas abarcan múltiples aspectos que van desde el voto en el extranjero, el financiamiento, la fiscalización de fondos, la conformación del Congreso, la definición de proselitismo y propaganda, etc.

No es una columna el espacio suficiente ni adecuado para hacer un examen detallado de la propuesta y del dictamen. Pero este espacio es suficiente para señalar que hay un tema fundamental que no llegó a tenerse en cuenta en esta reforma: el cambio de la fórmula electoral para elegir representantes al Congreso.
La fórmula actual para elegir diputados es el sistema d’Hondt. Este sistema es complejo para el ciudadano medio quien emite su voto para diputados al Congreso a favor de un partido político determinado. Luego esos votos se suman y se determina una cifra repartidora a partir de la cual dicha cantidad de votos da lugar a un escaño.

El sistema en sí no es malo y tiene ciertas ventajas. Sin embargo, creo que para un sistema presidencialista como el nuestro no es la mejor opción. En los sistemas parlamentarios cobra mayor sentido.
No es casualidad que uno de los órganos más impopulares de Guatemala sea el Congreso de la República. Con una fórmula electoral poco comprendida y que distancia al ciudadano del representante que elige, el Congreso acaba por ser un órgano escasamente representativo. De ahí el malestar de la población con el órgano.

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El problema es que mientras la fórmula electoral sea la que tenemos actualmente el ciudadano tiene pocos mecanismos de castigo para el mal diputado. No puede castigarle fácilmente quitándole su voto en cada elección porque debe elegir de un listado cerrado que postula un partido político. Peor aún, el ciudadano medio no conoce a sus representantes pues ha elegido a partir de una lista. El sistema actual es escasamente representativo.

La reforma actual establece un máximo de 160 diputados y define las bases de representación de cada distrito. Pero propone continuar con el sistema d’Hondt.

Creo que sería interesante plantear una alternativa por medio de la cual podamos elegir a nuestros representantes al Congreso a través de listados abiertos de baja dimensión o incluso de forma uninominal.

http://Un estudio de los profesores Eduardo Fernández y Jesús María Alvarado para el Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES) explora esa posibilidad.

La reforma electoral no acerca al ciudadano con el político

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17 de febrero, 2016

El martes pasado la Corte de Constitucionalidad envió el dictamen a la iniciativa de ley 4974, la cual dispone reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos que conoció el Congreso en octubre del 2015. Las reformas abarcan múltiples aspectos que van desde el voto en el extranjero, el financiamiento, la fiscalización de fondos, la conformación del Congreso, la definición de proselitismo y propaganda, etc.

No es una columna el espacio suficiente ni adecuado para hacer un examen detallado de la propuesta y del dictamen. Pero este espacio es suficiente para señalar que hay un tema fundamental que no llegó a tenerse en cuenta en esta reforma: el cambio de la fórmula electoral para elegir representantes al Congreso.
La fórmula actual para elegir diputados es el sistema d’Hondt. Este sistema es complejo para el ciudadano medio quien emite su voto para diputados al Congreso a favor de un partido político determinado. Luego esos votos se suman y se determina una cifra repartidora a partir de la cual dicha cantidad de votos da lugar a un escaño.

El sistema en sí no es malo y tiene ciertas ventajas. Sin embargo, creo que para un sistema presidencialista como el nuestro no es la mejor opción. En los sistemas parlamentarios cobra mayor sentido.
No es casualidad que uno de los órganos más impopulares de Guatemala sea el Congreso de la República. Con una fórmula electoral poco comprendida y que distancia al ciudadano del representante que elige, el Congreso acaba por ser un órgano escasamente representativo. De ahí el malestar de la población con el órgano.

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El problema es que mientras la fórmula electoral sea la que tenemos actualmente el ciudadano tiene pocos mecanismos de castigo para el mal diputado. No puede castigarle fácilmente quitándole su voto en cada elección porque debe elegir de un listado cerrado que postula un partido político. Peor aún, el ciudadano medio no conoce a sus representantes pues ha elegido a partir de una lista. El sistema actual es escasamente representativo.

La reforma actual establece un máximo de 160 diputados y define las bases de representación de cada distrito. Pero propone continuar con el sistema d’Hondt.

Creo que sería interesante plantear una alternativa por medio de la cual podamos elegir a nuestros representantes al Congreso a través de listados abiertos de baja dimensión o incluso de forma uninominal.

http://Un estudio de los profesores Eduardo Fernández y Jesús María Alvarado para el Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES) explora esa posibilidad.