Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Dejemos de contar y hagamos que cuente

Adriana Lopez
26 de marzo, 2016

Pero no, no desperdiciemos el penúltimo día de éstas vacaciones lamentándonos porque en menos de 48 estaremos de vuelta en nuestra secular rutina. Mejor hablemos de los días que pasaron, de lo bien que se sintió éste descanso y de lo mucho que a los seres humanos nos hace falta el contacto familiar.

Despertar después de que el sol ha salido, poder desayunar con la familia, caminar por la ciudad a la luz del día o de pronto hasta visitar un centro comercial entre semana… es algo que para la mayoría de nosotros sólo sucede en las películas y una vez al año en la vida real: en Semana Santa.

Aunque éste descanso es comercializado como el tiempo para divertirnos, viajar o aprovechar para fortalecer la devoción, pocas veces nos damos cuenta del factor fundamental de ésta temporada que nos reconforta tanto y este es: la familia.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

El tiempo que pasamos con todos nuestros seres queridos; que por fin se llenen todos los asientos de la mesa para el almuerzo y que sólo se use un carro en todo el día porque van todos juntos al mismo lugar. Poder platicar con quienes nos importan y no nos han puesto al día de su vida en mucho tiempo. Cocinar con la abuelita o la mamá o quizá soportar a los primitos. Visitar a los tíos que viven lejos, compartir con los amigos que hace tiempo no miramos. Y hasta pasar tiempo con las mascotas es satisfactorio.

Muchas presiones inútiles que nos acongojan en el día a día desaparecen y hace mucho bien un respiro para darnos cuenta de que quizá no tenemos muchas cosas pero las que tenemos, si que son buenas. Salir un poquito de la abrumador ciclo que es la vida, darnos cuenta de que la naturaleza sigue existiendo a nuestro alrededor y detener el mundo para recordar cómo se siente vivir. Todo esto puede pasar en Semana Santa, la calidad del tiempo que se vive es fascinante. Es como si pudiéramos alargar noche buena o año nuevo por mucho tiempo más. Y aún así, los días se quedan cortos y cómo es de complicado mentalizarse que los días ocupados deben volver.

Pero en éste feriado que ya está terminando, la invitación es para que dejemos de contar los pocos días que nos quedan de libertad y a cambio, hagamos que cuenten. Es meritorio que hagamos de éste, un momento para recordar toda una historia de amor y sacrificio. Y por sobre todo, que aprovechemos al máximo para compartir con lo más valioso que tenemos: la familia y porqué no, disfrutarnos a nosotros mismos también.

Dejemos de contar y hagamos que cuente

Adriana Lopez
26 de marzo, 2016

Pero no, no desperdiciemos el penúltimo día de éstas vacaciones lamentándonos porque en menos de 48 estaremos de vuelta en nuestra secular rutina. Mejor hablemos de los días que pasaron, de lo bien que se sintió éste descanso y de lo mucho que a los seres humanos nos hace falta el contacto familiar.

Despertar después de que el sol ha salido, poder desayunar con la familia, caminar por la ciudad a la luz del día o de pronto hasta visitar un centro comercial entre semana… es algo que para la mayoría de nosotros sólo sucede en las películas y una vez al año en la vida real: en Semana Santa.

Aunque éste descanso es comercializado como el tiempo para divertirnos, viajar o aprovechar para fortalecer la devoción, pocas veces nos damos cuenta del factor fundamental de ésta temporada que nos reconforta tanto y este es: la familia.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

El tiempo que pasamos con todos nuestros seres queridos; que por fin se llenen todos los asientos de la mesa para el almuerzo y que sólo se use un carro en todo el día porque van todos juntos al mismo lugar. Poder platicar con quienes nos importan y no nos han puesto al día de su vida en mucho tiempo. Cocinar con la abuelita o la mamá o quizá soportar a los primitos. Visitar a los tíos que viven lejos, compartir con los amigos que hace tiempo no miramos. Y hasta pasar tiempo con las mascotas es satisfactorio.

Muchas presiones inútiles que nos acongojan en el día a día desaparecen y hace mucho bien un respiro para darnos cuenta de que quizá no tenemos muchas cosas pero las que tenemos, si que son buenas. Salir un poquito de la abrumador ciclo que es la vida, darnos cuenta de que la naturaleza sigue existiendo a nuestro alrededor y detener el mundo para recordar cómo se siente vivir. Todo esto puede pasar en Semana Santa, la calidad del tiempo que se vive es fascinante. Es como si pudiéramos alargar noche buena o año nuevo por mucho tiempo más. Y aún así, los días se quedan cortos y cómo es de complicado mentalizarse que los días ocupados deben volver.

Pero en éste feriado que ya está terminando, la invitación es para que dejemos de contar los pocos días que nos quedan de libertad y a cambio, hagamos que cuenten. Es meritorio que hagamos de éste, un momento para recordar toda una historia de amor y sacrificio. Y por sobre todo, que aprovechemos al máximo para compartir con lo más valioso que tenemos: la familia y porqué no, disfrutarnos a nosotros mismos también.