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Debemos mejorar y no destruir la SAT

Redacción
03 de marzo, 2016

La Comisión de Finanzas Públicas y Moneda, del Congreso de la República, comenzó a trabajar junto al Ministerio de Finanzas y diferentes instituciones de sociedad civil, en la iniciativa de reforma a la ley orgánica de la SAT. Uno de los temas torales en la discusión, es la necesidad de fortalecer la capacidad del directorio, para que se generen mejores frenos y contrapesos en la institución recaudadora.

El principio sobre el cual fue creada la SAT era ser una institución estatal descentralizada, que gozara de autonomía, permitiendo la existencia de mayor capacidad técnica y especialización en materia tributaria y aduanera. Los últimos escándalos de corrupción dentro de la organización, hacen creer a algunos que ya no es necesaria la figura de un directorio, queriendo eliminar el principio de gobierno corporativo, un aspecto positivo que incluso es una tendencia a nivel global de buenas prácticas en instituciones públicas y que ayuda a cualquier institución a fortalecer su capacidad de generar una carrera a nivel técnico y profesional.

El directorio tiene algunas funciones clave, de hecho el propio Banco Mundial ha reconocido como un buen criterio que organizaciones autónomas guatemaltecas como la SAT, cuenten con una figura de este tipo, que determine una dirección estratégica y garantice una buena supervisión sobre los resultados de la administración, así como garantizar la independencia y competencia de los propios directores. Este último, es tal vez uno de los temas en los que es más crítico una reforma, que permita definir los roles y eliminar los conflictos de interés en materia económica, de quienes forman parte del directorio. Un tema que la propuesta del Ministerio de Finanzas Públicas subsana, estableciendo los suficientes controles y cláusulas necesarias para ser un director de la entidad.

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Por último, debemos estar claros que una modificación necesaria, es la manera en que se elige al Superintendente, en donde se propone que sea el directorio y no el Presidente, el que nombre a la persona encargada de dirigir administrativamente la institución, precisamente para evitar que se politice un puesto que debe ser eminentemente técnico.

Debemos trabajar en generar cambios graduales que fomenten mejoras incrementales en materia institucional. En una organización técnica como la SAT, si bien ha sido presa de mafias en los últimos años, no debemos caer en la tentación de regresar a los vicios del pasado de contar con una figura como la dirección general de rentas internas, pues nos haría retroceder en lo poco que hemos avanzado y exigido en las plazas, de fortalecer la institucionalidad del país.

@jczapata_s

Debemos mejorar y no destruir la SAT

Redacción
03 de marzo, 2016

La Comisión de Finanzas Públicas y Moneda, del Congreso de la República, comenzó a trabajar junto al Ministerio de Finanzas y diferentes instituciones de sociedad civil, en la iniciativa de reforma a la ley orgánica de la SAT. Uno de los temas torales en la discusión, es la necesidad de fortalecer la capacidad del directorio, para que se generen mejores frenos y contrapesos en la institución recaudadora.

El principio sobre el cual fue creada la SAT era ser una institución estatal descentralizada, que gozara de autonomía, permitiendo la existencia de mayor capacidad técnica y especialización en materia tributaria y aduanera. Los últimos escándalos de corrupción dentro de la organización, hacen creer a algunos que ya no es necesaria la figura de un directorio, queriendo eliminar el principio de gobierno corporativo, un aspecto positivo que incluso es una tendencia a nivel global de buenas prácticas en instituciones públicas y que ayuda a cualquier institución a fortalecer su capacidad de generar una carrera a nivel técnico y profesional.

El directorio tiene algunas funciones clave, de hecho el propio Banco Mundial ha reconocido como un buen criterio que organizaciones autónomas guatemaltecas como la SAT, cuenten con una figura de este tipo, que determine una dirección estratégica y garantice una buena supervisión sobre los resultados de la administración, así como garantizar la independencia y competencia de los propios directores. Este último, es tal vez uno de los temas en los que es más crítico una reforma, que permita definir los roles y eliminar los conflictos de interés en materia económica, de quienes forman parte del directorio. Un tema que la propuesta del Ministerio de Finanzas Públicas subsana, estableciendo los suficientes controles y cláusulas necesarias para ser un director de la entidad.

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Por último, debemos estar claros que una modificación necesaria, es la manera en que se elige al Superintendente, en donde se propone que sea el directorio y no el Presidente, el que nombre a la persona encargada de dirigir administrativamente la institución, precisamente para evitar que se politice un puesto que debe ser eminentemente técnico.

Debemos trabajar en generar cambios graduales que fomenten mejoras incrementales en materia institucional. En una organización técnica como la SAT, si bien ha sido presa de mafias en los últimos años, no debemos caer en la tentación de regresar a los vicios del pasado de contar con una figura como la dirección general de rentas internas, pues nos haría retroceder en lo poco que hemos avanzado y exigido en las plazas, de fortalecer la institucionalidad del país.

@jczapata_s