La Real Academia Española define machacar como “golpear algo para deformarlo, aplastarlo o reducirlo a fragmentos pequeños sin llegar a triturarlo. Hacer polvo. Porfiar e insistir sobre algo”.
¿Qué quiero golpear, aplastar, reducir a fragmentos y hacer polvo? ¡La propuesta de incremento de impuestos!
Es inaudito, aunque no increíble. Cuando era candidato presidencial, corriendo para la segunda vuelta electoral, el ahora Presidente dijo que no subiría impuestos. Fue enfático. Convenció a muchos, yo incluida. Como me dijo alguien el otro día: “no lo queríamos brillante, solo honesto”.
Volvimos a caer en la trampa de esas palabras que son música para los oídos de quienes trabajamos, tributamos, nos esforzamos, generamos empleos, luchamos por una mejor vida y un mejor país: “no habrá incremento de impuestos”. Solo nos hizo falta que alguno de nuestros talentos nacionales le pusiera música de verdad y lo volviera una canción (me suena a reggaetón o algo así).
“Sigamos golpeando” pareciera ser el oscuro objetivo detrás de esta propuesta. Veo que son los funcionarios de turno los expertos en machacar, pero a los mismos que ya pagamos impuestos, empresas e individuos. Es más fácil para ellos hacerlo. Una propuesta, un decreto y ya. Cero visión de largo plazo. Cero interés en los efectos que esto tendrá para todos, menos para ellos, pues tienen empleo seguro, bien pagado, y gozan de un nivel de vida digno, con acceso ilimitado a lo que quieran, por la vía honesta o deshonesta.
¿Dónde está la contención del gasto? Pues ya no está porque, según publicó un medio de comunicación, el Presidente ya dijo que no sigan ahorrando. ¿Y el combate a la corrupción? ¿Creerán que ya no hay solo porque hay unos peces gordos en la cárcel? ¿Y la priorización de gastos? Han recabado millones en impuestos con sus correspondientes multas e intereses moratorios. Pero se ha “hecho fiesta” con ese dinero, repartiéndolo por todos lados. No digo que esté siendo mal utilizado. Pero pienso que se debe priorizar en seguridad y justicia. Los más de mil millones de quetzales recuperados hasta ahora hubieran hecho maravillas instalando sedes del MP en el interior del país, o más juzgados y contratación de jueces, o incluso más sedes policiales con policías y todo. O se pudieron haber utilizado para reabastecer los hospitales nacionales. Pero darle un “pushito” a cada ministerio no ha resuelto mayor cosa.
Los impuestos al tabaco y a las bebidas alcohólicas incrementarán el contrabando, o sea, el crimen organizado. Más impuestos al cemento encarecerán la construcción y esto afectará gravemente a esta ya caída actividad gracias a que ahora el Ministerio de Salud Pública debe aprobar todas las licencias de construcción.
Los impuestos la telefonía ocasionarán incremento en las tarifas, afectando a los que menos tienen, aquellos que compran saldos de diez en diez quetzales. Incrementar el ISR a las empresas generará desempleo, pues la economía, ya en una incipiente recesión, no da para tanto. Incrementar impuestos al combustible volverán a reactivar el contrabando. Éste ha continuado, pero en mucho menor grado, gracias a que los precios internacionales del petróleo han estado bajos. Ahora se vuelve a agrandar la diferencia en precios entre el combustible mexicano (subsidiado) y el chapín, por lo que los contrabandistas estarán de fiesta pues nuestros gobernantes les dieron vida a su “negocio”.
¿Y el incremento a las regalías mineras? Digamos un adiós final y sepultemos de una vez la inversión. Tanta conflictividad manipulada por quienes se oponen a los proyectos de inversión y desarrollo, ha ocasionado que no haya nuevas inversiones. Esto sumado a la moratoria de facto que ha habido desde el gobierno pasado.
Algunos medios acaban de publicar que gracias a esa recuperación de impuestos, se ha reducido la brecha fiscal. Entonces, ¿para qué quieren más dinero? Como dice Jorge Jacobs, los gobiernos siempre van a encontrarle destino al dinero, y se lo van a gastar, y siempre habrá presupuestos deficitarios. Fernando Monterroso opinó sobre la reforma fiscal balanceada: “el balance está en que nosotros pagamos y ellos gastan”
¿Y el resto de nosotros, qué? Estamos siendo machacados. Nos están aplastando, reduciendo a fragmentos pequeños, haciendo polvo. ¡Machaquemos nosotros hasta que nos oigan!
La Real Academia Española define machacar como “golpear algo para deformarlo, aplastarlo o reducirlo a fragmentos pequeños sin llegar a triturarlo. Hacer polvo. Porfiar e insistir sobre algo”.
¿Qué quiero golpear, aplastar, reducir a fragmentos y hacer polvo? ¡La propuesta de incremento de impuestos!
Es inaudito, aunque no increíble. Cuando era candidato presidencial, corriendo para la segunda vuelta electoral, el ahora Presidente dijo que no subiría impuestos. Fue enfático. Convenció a muchos, yo incluida. Como me dijo alguien el otro día: “no lo queríamos brillante, solo honesto”.
Volvimos a caer en la trampa de esas palabras que son música para los oídos de quienes trabajamos, tributamos, nos esforzamos, generamos empleos, luchamos por una mejor vida y un mejor país: “no habrá incremento de impuestos”. Solo nos hizo falta que alguno de nuestros talentos nacionales le pusiera música de verdad y lo volviera una canción (me suena a reggaetón o algo así).
“Sigamos golpeando” pareciera ser el oscuro objetivo detrás de esta propuesta. Veo que son los funcionarios de turno los expertos en machacar, pero a los mismos que ya pagamos impuestos, empresas e individuos. Es más fácil para ellos hacerlo. Una propuesta, un decreto y ya. Cero visión de largo plazo. Cero interés en los efectos que esto tendrá para todos, menos para ellos, pues tienen empleo seguro, bien pagado, y gozan de un nivel de vida digno, con acceso ilimitado a lo que quieran, por la vía honesta o deshonesta.
¿Dónde está la contención del gasto? Pues ya no está porque, según publicó un medio de comunicación, el Presidente ya dijo que no sigan ahorrando. ¿Y el combate a la corrupción? ¿Creerán que ya no hay solo porque hay unos peces gordos en la cárcel? ¿Y la priorización de gastos? Han recabado millones en impuestos con sus correspondientes multas e intereses moratorios. Pero se ha “hecho fiesta” con ese dinero, repartiéndolo por todos lados. No digo que esté siendo mal utilizado. Pero pienso que se debe priorizar en seguridad y justicia. Los más de mil millones de quetzales recuperados hasta ahora hubieran hecho maravillas instalando sedes del MP en el interior del país, o más juzgados y contratación de jueces, o incluso más sedes policiales con policías y todo. O se pudieron haber utilizado para reabastecer los hospitales nacionales. Pero darle un “pushito” a cada ministerio no ha resuelto mayor cosa.
Los impuestos al tabaco y a las bebidas alcohólicas incrementarán el contrabando, o sea, el crimen organizado. Más impuestos al cemento encarecerán la construcción y esto afectará gravemente a esta ya caída actividad gracias a que ahora el Ministerio de Salud Pública debe aprobar todas las licencias de construcción.
Los impuestos la telefonía ocasionarán incremento en las tarifas, afectando a los que menos tienen, aquellos que compran saldos de diez en diez quetzales. Incrementar el ISR a las empresas generará desempleo, pues la economía, ya en una incipiente recesión, no da para tanto. Incrementar impuestos al combustible volverán a reactivar el contrabando. Éste ha continuado, pero en mucho menor grado, gracias a que los precios internacionales del petróleo han estado bajos. Ahora se vuelve a agrandar la diferencia en precios entre el combustible mexicano (subsidiado) y el chapín, por lo que los contrabandistas estarán de fiesta pues nuestros gobernantes les dieron vida a su “negocio”.
¿Y el incremento a las regalías mineras? Digamos un adiós final y sepultemos de una vez la inversión. Tanta conflictividad manipulada por quienes se oponen a los proyectos de inversión y desarrollo, ha ocasionado que no haya nuevas inversiones. Esto sumado a la moratoria de facto que ha habido desde el gobierno pasado.
Algunos medios acaban de publicar que gracias a esa recuperación de impuestos, se ha reducido la brecha fiscal. Entonces, ¿para qué quieren más dinero? Como dice Jorge Jacobs, los gobiernos siempre van a encontrarle destino al dinero, y se lo van a gastar, y siempre habrá presupuestos deficitarios. Fernando Monterroso opinó sobre la reforma fiscal balanceada: “el balance está en que nosotros pagamos y ellos gastan”
¿Y el resto de nosotros, qué? Estamos siendo machacados. Nos están aplastando, reduciendo a fragmentos pequeños, haciendo polvo. ¡Machaquemos nosotros hasta que nos oigan!