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Impuestos ¿Quién los paga?

Ramon Parellada
18 de agosto, 2016

No me cabe la menor duda que Jimmy Morales es un buen hombre pero que tiene malos asesores.  Este desgastante tema de impuestos lo está quemando sin necesidad.  Hasta los de los más socialistas y la izquierda tradicional como lo es el  ICEFI por un lado y Juan Alberto Fuentes Knight, exministro de Finanzas, entre otros, que siempre han venido con propuestas similares de subir la carga fiscal, con gran hipocresía, le recriminan esta propuesta de Reforma Fiscal.  Lo más sorprendente que en algunos de sus argumentos tienen razón como lo es de simplificar el sistema tributario con menos tasas y no más.

         En fin, creo que los asesores del presidente se olvidaron que el objetivo de un país pobre como el nuestro no consiste en maximizar los ingresos tributarios sino mejorar el nivel de vida o bienestar de sus habitantes.  Y para ello, incrementar las tasas impositivas para que el gobierno consuma y gaste más de la forma en que lo hace es precisamente lo contrario.

         Los consumidores, tarde o temprano, siempre terminarán pagando de una u otra forma los impuestos.  Si se sube el ISR (Impuesto Sobre la Renta) o como me gusta llamarlo, impuesto al rendimiento del capital, quienes pagarán pagando el precio de este incremento son los consumidores finales al comprar los productos de las empresas que ahora pagarán más ISR y los desempleados porque al incrementarse el ISR queda menos utilidades en las empresas y por lo tanto la tasa de re-inversión disminuye por lo que se reduce la creación de puestos de trabajo también.

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No es muy obvio cómo afecta un incremento en el ISR pero lo cierto es que los que peor están en la sociedad aunque no tributen directamente lo harán al reducirse sus oportunidades de mejora de nivel de vida.  En el interior del país esto es más grave y necesitan urgentemente mayores oportunidades para mejorar su bienestar.  Esto se logra con más capitalización, o sea, más inversiones en fábricas, maquinarias y herramientas que incrementen la productividad y creen valor.  Si le ponemos impedimentos a estos capitales a través de más burocracia e impuestos, en especial el ISR que ataca directamente esa parte más susceptible de ser reinvertida, entonces el capital no fluirá a esos remotos lugares.

Por ello, el ISR es uno de los peores impuestos que una sociedad pobre puede tener y una propuesta diferente y atrevida sería eliminarlo de tajo.  Pero si no se puede eliminar al menos podría reducirse pero jamás debió proponerse un aumento del mismo.  Los países más ricos y desarrollados comenzaron sin ISR y luego, cuando lo implementaron, lo hicieron con tasas sumamente bajas.  Pero cuando lo implementaron ya desarrollados.  Guatemala no puede dejarse llevar por lo que esos países hacen hoy en día sino lo que hicieron para salir de la pobreza y mejorar el nivel de vida de sus habitantes.   Es un error comparar impuestos entre países con diferentes grados de desarrollo.  Hay que enfocarse en lograr un mayor desarrollo de primero.  Luego, cuando ya se es un país rico se pueden cometer los errores que han cometido algunos países al subir impuestos.  Por cierto, muchos de estos países se dieron cuenta que los altos impuestos desestimulan la actividad económica y han estado bajando sus tasas impositivas para que no se les vayan las empresas a otros países.

         Más fácil es hablar de los impuestos específicos porque es más obvio cómo afectan al consumidor.  Estos son: un incremento de las regalías a las mineras que pasa del 1% de la ley actual al 10% en el caso del oro, plata y platino y 3% en el caso del resto de otros metales y 1% en el caso de otros materiales, dejando a las municipalidades donde se realiza la extracción el 50% de lo recaudado, 30% a municipalidades aledañas, 5% al Ministerio de Energía y Minas y el 15% al Fondo Común.  Un incremento al impuesto especial de distribución que ya tenía en cemento pasando de Q.1.50/saco a Q.5.00/saco de 42.5 kilos.  Y el tercero es un incremento al impuesto a los derivados del petróleo de Q.3.00 por galón independientemente de cuál sea el combustible.  En el caso de la gasolina regular el incremento es del 65% pero en el caso del diésel es del 330% y de la Kerosina se incrementa en 700%.  El destino es principalmente para COVIAL (Unidad Ejecutora de Conservación Vial) y se hace un incremneto de Q.0.10 para la Municipalidad de Guatemala y Q.0.10 para las otras municipalidades del país de lo que se recaude de la venta de gasolinas Super y Regular.

         En cuanto a estos impuestos, siempre he estado en contra de cualquier impuesto específico.  Lo que se busca de un sistema tributario eficiente y neutro es que no existan distorsiones que afecten la óptima asignación de los escasos recursos.  Los impuestos entonces deben ser generales, de aplicación universal y con la misma tasa proporcional para todos sin excepción.  Un impuesto específico rompe esta regla y además de complicar el sistema, hacerlo menos eficiente y desincentivar la actividad que se grava específicamente provoca contrabando y un incremento en la economía informal.  De por sí, todas las empresas a las que se les impone un impuesto específico ya tributan ISR, IVA, IUSI y todos los demás impuestos.

         El incremento a las regalías mineras se veía venir por la gran presión social.   Lamentablemente imponer un 10% de regalías a las empresas que explotaban oro, plata y platino es exagerado.  En algún momento, estas empresas ya pagaban una  “regalía voluntaria” al gobierno del 5% (el 3% era para el municipio donde se encontraba la explotación).  El promedio mundial de regalías para estos minerales suele estar entre el 2 y el 3%.  El 10% provocará tal incremento en los costos que seguramente ya no querrán venir inversiones al país en este rubro.  Luego nos preguntamos por qué de pronto ya no quieren venir inversiones al país.  Buscarán otros países donde las reglas sean claras y estables y no exista tanto riesgo político.  En el caso que se imponga este impuesto con una tasa menor me parece adecuado que las regalías se queden en su mayor parte donde se producen.

         El aumento del impuesto a la Distribución del Cemento, en un país donde hay tanta pobreza, ya se había criticado el año pasado cuando trató de implementarse y al final la Corte de Constitucionalidad los declaró sin lugar.  Este impuesto encarece las carreteras de cemento, casas, puentes y todo tipo de construcción.  Es obvio cómo afecta al consumidor y sobre todo al más pobre, al que trata de hacer su vivienda.  Si las empresas que producen cemento ya pagan todos los demás impuestos ¿por qué no eliminar de una vez por todas el impuestos específico al mismo?.

         Finalmente el impuesto a los combustibles encarecerán todos los productos del país y afectará a la movilización de las personas de un lugar a otro.  Es obvio que la intención es que de aquí salgan los fondos para las carreteras pero esto se podría hacer más eficiente y justo si las carreteras cobraran peajes para que quien las usa pagara exactamente por lo que usa y no más ni menos.  Con la tecnología que existe hoy se puede implementar un sistema de GPS automático donde a fin de mes se cargue a cada tarjeta o cuenta del propietario de cada vehículo el monto total de lo recorrido dependiendo de la carretera y horarios.  Pero esto es tema para otro artículo.  Volviendo al incremento espantoso a los combustibles, justamente el Ministerio de Comunicaciones es uno de los más corruptos que ha tenido el país y todavía no se sabe que exista un solo procesado y condenado por tanta corrupción.  Adicionalmente, es el que peor va en ejecución de este año.  Pasados ya casi ocho meses de este año apenas lleva alrededor del 15% ejecutado en relación a lo presupuestado.

         Creo que Jimmy debería recordar cuando era empresario.  No me quiero poner en sus pantalones porque no me imagino las presiones que ha de tener de los países que se dicen amigos pero que proponen incrementos en impuestos y de los “economistas” socialistas que abundan por todos lados y viven de asesorías y de los fondos estatales alrededor del mundo.  No debería hacerle caso a todo lo que le dicen.  Debería cuestionarlos.  Recomiendo la lectura de Fréderic Bastiat y Henry Hazlitt quienes tienen libros con explicaciones lógicas y sencillas de los efectos de las políticas económicas en la vida de los ciudadanos de un país.  No hace falta que lea grandes y complejos textos de economía para entender que al final todos terminaremos pagando más los impuestos por más que no lo hagamos directamente, sobre todo los más pobres quienes verán disminuido su nivel de vida.

Impuestos ¿Quién los paga?

Ramon Parellada
18 de agosto, 2016

No me cabe la menor duda que Jimmy Morales es un buen hombre pero que tiene malos asesores.  Este desgastante tema de impuestos lo está quemando sin necesidad.  Hasta los de los más socialistas y la izquierda tradicional como lo es el  ICEFI por un lado y Juan Alberto Fuentes Knight, exministro de Finanzas, entre otros, que siempre han venido con propuestas similares de subir la carga fiscal, con gran hipocresía, le recriminan esta propuesta de Reforma Fiscal.  Lo más sorprendente que en algunos de sus argumentos tienen razón como lo es de simplificar el sistema tributario con menos tasas y no más.

         En fin, creo que los asesores del presidente se olvidaron que el objetivo de un país pobre como el nuestro no consiste en maximizar los ingresos tributarios sino mejorar el nivel de vida o bienestar de sus habitantes.  Y para ello, incrementar las tasas impositivas para que el gobierno consuma y gaste más de la forma en que lo hace es precisamente lo contrario.

         Los consumidores, tarde o temprano, siempre terminarán pagando de una u otra forma los impuestos.  Si se sube el ISR (Impuesto Sobre la Renta) o como me gusta llamarlo, impuesto al rendimiento del capital, quienes pagarán pagando el precio de este incremento son los consumidores finales al comprar los productos de las empresas que ahora pagarán más ISR y los desempleados porque al incrementarse el ISR queda menos utilidades en las empresas y por lo tanto la tasa de re-inversión disminuye por lo que se reduce la creación de puestos de trabajo también.

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No es muy obvio cómo afecta un incremento en el ISR pero lo cierto es que los que peor están en la sociedad aunque no tributen directamente lo harán al reducirse sus oportunidades de mejora de nivel de vida.  En el interior del país esto es más grave y necesitan urgentemente mayores oportunidades para mejorar su bienestar.  Esto se logra con más capitalización, o sea, más inversiones en fábricas, maquinarias y herramientas que incrementen la productividad y creen valor.  Si le ponemos impedimentos a estos capitales a través de más burocracia e impuestos, en especial el ISR que ataca directamente esa parte más susceptible de ser reinvertida, entonces el capital no fluirá a esos remotos lugares.

Por ello, el ISR es uno de los peores impuestos que una sociedad pobre puede tener y una propuesta diferente y atrevida sería eliminarlo de tajo.  Pero si no se puede eliminar al menos podría reducirse pero jamás debió proponerse un aumento del mismo.  Los países más ricos y desarrollados comenzaron sin ISR y luego, cuando lo implementaron, lo hicieron con tasas sumamente bajas.  Pero cuando lo implementaron ya desarrollados.  Guatemala no puede dejarse llevar por lo que esos países hacen hoy en día sino lo que hicieron para salir de la pobreza y mejorar el nivel de vida de sus habitantes.   Es un error comparar impuestos entre países con diferentes grados de desarrollo.  Hay que enfocarse en lograr un mayor desarrollo de primero.  Luego, cuando ya se es un país rico se pueden cometer los errores que han cometido algunos países al subir impuestos.  Por cierto, muchos de estos países se dieron cuenta que los altos impuestos desestimulan la actividad económica y han estado bajando sus tasas impositivas para que no se les vayan las empresas a otros países.

         Más fácil es hablar de los impuestos específicos porque es más obvio cómo afectan al consumidor.  Estos son: un incremento de las regalías a las mineras que pasa del 1% de la ley actual al 10% en el caso del oro, plata y platino y 3% en el caso del resto de otros metales y 1% en el caso de otros materiales, dejando a las municipalidades donde se realiza la extracción el 50% de lo recaudado, 30% a municipalidades aledañas, 5% al Ministerio de Energía y Minas y el 15% al Fondo Común.  Un incremento al impuesto especial de distribución que ya tenía en cemento pasando de Q.1.50/saco a Q.5.00/saco de 42.5 kilos.  Y el tercero es un incremento al impuesto a los derivados del petróleo de Q.3.00 por galón independientemente de cuál sea el combustible.  En el caso de la gasolina regular el incremento es del 65% pero en el caso del diésel es del 330% y de la Kerosina se incrementa en 700%.  El destino es principalmente para COVIAL (Unidad Ejecutora de Conservación Vial) y se hace un incremneto de Q.0.10 para la Municipalidad de Guatemala y Q.0.10 para las otras municipalidades del país de lo que se recaude de la venta de gasolinas Super y Regular.

         En cuanto a estos impuestos, siempre he estado en contra de cualquier impuesto específico.  Lo que se busca de un sistema tributario eficiente y neutro es que no existan distorsiones que afecten la óptima asignación de los escasos recursos.  Los impuestos entonces deben ser generales, de aplicación universal y con la misma tasa proporcional para todos sin excepción.  Un impuesto específico rompe esta regla y además de complicar el sistema, hacerlo menos eficiente y desincentivar la actividad que se grava específicamente provoca contrabando y un incremento en la economía informal.  De por sí, todas las empresas a las que se les impone un impuesto específico ya tributan ISR, IVA, IUSI y todos los demás impuestos.

         El incremento a las regalías mineras se veía venir por la gran presión social.   Lamentablemente imponer un 10% de regalías a las empresas que explotaban oro, plata y platino es exagerado.  En algún momento, estas empresas ya pagaban una  “regalía voluntaria” al gobierno del 5% (el 3% era para el municipio donde se encontraba la explotación).  El promedio mundial de regalías para estos minerales suele estar entre el 2 y el 3%.  El 10% provocará tal incremento en los costos que seguramente ya no querrán venir inversiones al país en este rubro.  Luego nos preguntamos por qué de pronto ya no quieren venir inversiones al país.  Buscarán otros países donde las reglas sean claras y estables y no exista tanto riesgo político.  En el caso que se imponga este impuesto con una tasa menor me parece adecuado que las regalías se queden en su mayor parte donde se producen.

         El aumento del impuesto a la Distribución del Cemento, en un país donde hay tanta pobreza, ya se había criticado el año pasado cuando trató de implementarse y al final la Corte de Constitucionalidad los declaró sin lugar.  Este impuesto encarece las carreteras de cemento, casas, puentes y todo tipo de construcción.  Es obvio cómo afecta al consumidor y sobre todo al más pobre, al que trata de hacer su vivienda.  Si las empresas que producen cemento ya pagan todos los demás impuestos ¿por qué no eliminar de una vez por todas el impuestos específico al mismo?.

         Finalmente el impuesto a los combustibles encarecerán todos los productos del país y afectará a la movilización de las personas de un lugar a otro.  Es obvio que la intención es que de aquí salgan los fondos para las carreteras pero esto se podría hacer más eficiente y justo si las carreteras cobraran peajes para que quien las usa pagara exactamente por lo que usa y no más ni menos.  Con la tecnología que existe hoy se puede implementar un sistema de GPS automático donde a fin de mes se cargue a cada tarjeta o cuenta del propietario de cada vehículo el monto total de lo recorrido dependiendo de la carretera y horarios.  Pero esto es tema para otro artículo.  Volviendo al incremento espantoso a los combustibles, justamente el Ministerio de Comunicaciones es uno de los más corruptos que ha tenido el país y todavía no se sabe que exista un solo procesado y condenado por tanta corrupción.  Adicionalmente, es el que peor va en ejecución de este año.  Pasados ya casi ocho meses de este año apenas lleva alrededor del 15% ejecutado en relación a lo presupuestado.

         Creo que Jimmy debería recordar cuando era empresario.  No me quiero poner en sus pantalones porque no me imagino las presiones que ha de tener de los países que se dicen amigos pero que proponen incrementos en impuestos y de los “economistas” socialistas que abundan por todos lados y viven de asesorías y de los fondos estatales alrededor del mundo.  No debería hacerle caso a todo lo que le dicen.  Debería cuestionarlos.  Recomiendo la lectura de Fréderic Bastiat y Henry Hazlitt quienes tienen libros con explicaciones lógicas y sencillas de los efectos de las políticas económicas en la vida de los ciudadanos de un país.  No hace falta que lea grandes y complejos textos de economía para entender que al final todos terminaremos pagando más los impuestos por más que no lo hagamos directamente, sobre todo los más pobres quienes verán disminuido su nivel de vida.