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El presidente duerme

Adriana Lopez
02 de septiembre, 2016

Si están esperando leer una columna de análisis sobre el desempeño del presidente Jimmy Morales en su cargo, se equivocaron de lugar. Lo lamento, mi columna es un punto de vista más personal; más de ustedes, el presidente y yo, siendo seres humanos. Así que aquí va.

Para comenzar, un buen punto sería contarles que hay cosas que han sucedido últimamente en mi vida que me han puesto el horario de cabeza. Yo, una estudiante universitaria de 20 años pasé hace tres meses a ser también una trabajadora de medio tiempo (sí, solo medio tiempo) que pasa 3 horas de su día en el tránsito.

Quiero aclarar que este semestre, cortesía del desorganizado sistema con el que trabaja mi universidad, llevo siete cursos. Siete. Y al menos la mitad de ellos me piden leer un mundo cada dos días, hacer vídeos absurdos y reflexionar en lo que San Pedro pensaría de mis actitudes.

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En fin, el punto es que agregándole a todo esto mi desorden de ansiedad y mi poca inteligencia emocional… He terminado estos últimos meses deshecha física, mental y emocionalmente. ¿Han sentido eso? Es pasar todo el día pensando en el momento en que van a poder dormir y que la noche pase (literalmente) en un abrir y cerrar de ojos. Es también irse quedando dormido en el carro, sentir escalofríos al pensar la lista de cosas que faltan por hacer y también es la incapacidad de concentrarnos en una sola cosa.

El cerebro tiene sus lagunas mentales y olvidamos algunas tareas pero luego las recordamos y nos da vuelta el corazón solo de pensar en lo atrasados que estamos. No hay tiempo para gastarlo en la familia, menos en amigos y de cierta manera nos da angustia cuando pasamos tiempo con ellos. Estoy segura que han sentido esto. Es la vida en el siglo XXI.

Y bueno, por supuesto que mi rutina les sonará un chiste. Seguro ustedes hacen más cosas todos los días. Pero les aseguro que sea cual sea su nivel de ocupación, se han sentido como yo: cansada y con una desesperación atravesada en el pecho.

Cuando vi el video del presidente “pestañeando” en su reunión. Me sentí triste. Es un hombre, como ustedes y como yo: que se cansa, que se agobia, que tiene afanes diarios, que descuida a la familia y piensa cada segundo en las mil cosas que debe hacer. Y no sé qué tan inhumanos nos convertimos ya, pero no se vale que lo juzguemos tan mal a él por pasar las mismas cosas que nosotros pasamos. Si yo me muero casi a diario con mi rutina, no quiero ni saber cómo se vivirá siendo presidente.

No lo excuso por los errores que ha cometido. Tampoco admito que ha sido el más eficiente en toda su gestión. Solo creo que nadie debería ser juzgado tan cruelmente en su vida por el simple hecho de ser un humano que se cansa y se agota como todos los demás. La próxima vez que vean una crítica al “pequeño momento de debilidad humana” del presidente, pregúntese cuántos más ha tenido ustedes y recuerden como se siente ser juzgado por algo que cuando llega a un límite, no podemos controlar.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo

El presidente duerme

Adriana Lopez
02 de septiembre, 2016

Si están esperando leer una columna de análisis sobre el desempeño del presidente Jimmy Morales en su cargo, se equivocaron de lugar. Lo lamento, mi columna es un punto de vista más personal; más de ustedes, el presidente y yo, siendo seres humanos. Así que aquí va.

Para comenzar, un buen punto sería contarles que hay cosas que han sucedido últimamente en mi vida que me han puesto el horario de cabeza. Yo, una estudiante universitaria de 20 años pasé hace tres meses a ser también una trabajadora de medio tiempo (sí, solo medio tiempo) que pasa 3 horas de su día en el tránsito.

Quiero aclarar que este semestre, cortesía del desorganizado sistema con el que trabaja mi universidad, llevo siete cursos. Siete. Y al menos la mitad de ellos me piden leer un mundo cada dos días, hacer vídeos absurdos y reflexionar en lo que San Pedro pensaría de mis actitudes.

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En fin, el punto es que agregándole a todo esto mi desorden de ansiedad y mi poca inteligencia emocional… He terminado estos últimos meses deshecha física, mental y emocionalmente. ¿Han sentido eso? Es pasar todo el día pensando en el momento en que van a poder dormir y que la noche pase (literalmente) en un abrir y cerrar de ojos. Es también irse quedando dormido en el carro, sentir escalofríos al pensar la lista de cosas que faltan por hacer y también es la incapacidad de concentrarnos en una sola cosa.

El cerebro tiene sus lagunas mentales y olvidamos algunas tareas pero luego las recordamos y nos da vuelta el corazón solo de pensar en lo atrasados que estamos. No hay tiempo para gastarlo en la familia, menos en amigos y de cierta manera nos da angustia cuando pasamos tiempo con ellos. Estoy segura que han sentido esto. Es la vida en el siglo XXI.

Y bueno, por supuesto que mi rutina les sonará un chiste. Seguro ustedes hacen más cosas todos los días. Pero les aseguro que sea cual sea su nivel de ocupación, se han sentido como yo: cansada y con una desesperación atravesada en el pecho.

Cuando vi el video del presidente “pestañeando” en su reunión. Me sentí triste. Es un hombre, como ustedes y como yo: que se cansa, que se agobia, que tiene afanes diarios, que descuida a la familia y piensa cada segundo en las mil cosas que debe hacer. Y no sé qué tan inhumanos nos convertimos ya, pero no se vale que lo juzguemos tan mal a él por pasar las mismas cosas que nosotros pasamos. Si yo me muero casi a diario con mi rutina, no quiero ni saber cómo se vivirá siendo presidente.

No lo excuso por los errores que ha cometido. Tampoco admito que ha sido el más eficiente en toda su gestión. Solo creo que nadie debería ser juzgado tan cruelmente en su vida por el simple hecho de ser un humano que se cansa y se agota como todos los demás. La próxima vez que vean una crítica al “pequeño momento de debilidad humana” del presidente, pregúntese cuántos más ha tenido ustedes y recuerden como se siente ser juzgado por algo que cuando llega a un límite, no podemos controlar.

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo