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Venezuela ejemplar

Warren Orbaugh
05 de abril, 2017

Venezuela es hoy el gran ejemplo de lo que logra el socialismo, del siglo XXI o de cualquier siglo: control estatal de divisas, alta inflación; desabastecimiento de productos, incluso los de primera necesidad como papel higiénico, pollo, leche, pan, gasolina, etc.; apagones constantes; violación a los derechos individuales, entre ellos ataques a la prensa, a políticos opositores; se criminaliza la protesta;  división y confrontación entre la población, deterioro moral. En fin, logra lo mismo que siempre ha logrado el socialismo que condujo a sus víctimas por un camino de servidumbre hacia la miseria y el colapso económico.

Ya desde el 13 de junio de 2013, la diputada venezolana María Corina Machado había dicho en Honduras lo siguiente que cito de la agencia EFE:

Los venezolanos se están muriendo de hambre, no hay dólares para las vacunas, para la comida, para el papel higiénico, pero sí hay dólares para comprar armas de guerra”, subrayó Machado durante una intervención en el Parlamento de Honduras, al que llegó como invitada con otros tres diputados de ese país.

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Agregó que en Venezuela también hay dólares para otras cosas como la aprobación, esta semana, en la Asamblea Nacional, de “doce millones de dólares para pasajes y viáticos de la Cancillería”… Indicó que en Venezuela hay mujeres a las que se les está registrando con “un número en el brazo, como si fueran un esclavo o un animal para poder comprar un litro de leche o un litro de aceite”… Dijo, además, que en Venezuela persiguen a los empleados públicos, a los dirigentes sindicales y se criminaliza la protesta, pero que lo más grave de todo “es cuando se pretende aniquilar el Parlamento”.

Entre otras cosas señaló que en Venezuela “funcionarios públicos de otro Gobierno” controlan “todo el área del sistema de identificación ciudadana” y que generales extranjeros son los que dan órdenes a los generales venezolanos.

“Eso es lo que hoy vivimos los venezolanos, cuando se nos ha entregado la dignidad y la soberanía nacional al régimen cubano”, denunció Machado.

Esto sigue siendo verdad hoy, cuatro años después, sólo que ahora las condiciones por ella descritas son mucho peores. Añádasele a esta calamidad el golpe de estado que recién propinó el gobierno de Nicolás Maduro junto con el Tribunal Supremo de Justicia que pretende deshabilitar a la Asamblea Nacional. Ayer los esbirros de Maduro agredieron a Lilian Tintori, le partieron la cabeza al Diputado Juan Requesens, y rociaron gas a Ramos Allup en la cara.

El socialismo es violador sistemático de los derechos individuales y desintegrador de la sociedad.

El ejemplo está allí, a la vista, como lo está Cuba; como lo está Corea del Norte, que se puede comparar con Corea del Sur; como estuvo la República Alemana Democrática, que podía compararse con la República Federal Alemana; como estuvo la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; como estuvo el Reino Alemán Nacional Socialista. Todos han seguido el mismo patrón, el mismo camino y han terminado igual: en sufrimiento, dolor y destrucción de su población. Todos han estado allí para que veamos, aprendamos, y no volvamos a cometer los mismos errores.

Pero no todos vemos. O no todos queremos ver.

Los socialistas nacionales se encuentran en fase de negación. No quieren ver la realidad. Lo que prefieren es fantasear con un mundo ideal prometido en un futuro, sin que les importe en lo más mínimo el sufrimiento y sacrificio que sufren los hombres del presente. Pero ese mundo ideal es irreal e imposible, pues el socialismo se fundamenta en premisas erróneas en al menos tres aspectos: moral, económico y epistemológico.

Primero, en el aspecto moral, el socialismo no respeta los derechos de los individuos, ya que los subordina a los intereses del gobierno. Éste es, de hecho y en principio, un sistema donde gobierna una pandilla dedicada a saquear a los ciudadanos productivos de su país. En lugar de promover la prudencia o egoísmo racional, que conduce a la cooperación social, mediante el comercio, promueve la confrontación social, la lucha de clases, el sacrificio de unos en beneficio de otros, o sea el altruismo comteano, mediante la redistribución de la riqueza. Cuando agota la economía de su propio país, ataca a sus vecinos para saquearlos ahora a ellos. Por eso es que dedican gran parte de su gasto en armamento. Un país que viola los derechos de sus propios ciudadanos, no va a respetar los derechos de sus vecinos. Aquellos que no reconocen los derechos individuales, no reconocen los derechos de las naciones.

El gobierno socialista está en estado de guerra con sus propios ciudadanos.

Segundo, en el aspecto económico, el socialismo hace imposible el cálculo económico. Supongamos, estimado lector o lectora, que usted va al mercado a comprar unos tomates. Le ofrece al vendedor Q.3.00 por la media docena. El vendedor le hace una contraoferta y le dice que se los da en Q. 8.00. Usted hace un cálculo mental y determina que de acuerdo a su presupuesto no puede pagar más de Q. 7.00 por los tomates. El vendedor también hace un cálculo mental y determina que si vende a menos de Q.5.00 incurre en pérdida. Así que regatean un poco y llegan a establecer el precio en Q. 6.00. Al hacer la transacción ambos ganan Q. 1.00. Así se establecen los precios en el mercado. Aún aquellos que parecen fijos, pues cuando los compradores no compran, y el producto no se mueve, el abarrotero baja el precio para poder venderlo. Es una forma de regatear.

Los precios son el sistema de comunicación del mercado para indicarle a todos cuales productos se quieren y cuáles no. De esa forma los productores saben cuándo y con qué abastecer al mercado.

Ahora, suponga que un Fulano socialista, lo suficientemente arrogante para suponer que sabe mejor que usted y el vendedor lo que les conviene, y que tiene el poder coercitivo de obligarlos a hacer lo que él quiera, decide, arbitrariamente, que el precio de los tomates es muy alto. Desea beneficiarlo a usted y obliga al vendedor de tomates a venderlos a Q. 2.50. ¿Qué cree que hará el vendedor al día siguiente? ¿Traerá sus tomates al mercado? ¿No?

Y si el Fulano socialista quiere beneficiar al vendedor y decide que el precio de los tomates es de Q.10.00. ¿Usted los compraría, sabiendo que se pasan Q. 3.00 de su presupuesto? ¿No?

En el primer caso el precio del tomate estaría bajo, pero no habría tomates. El gobierno socialista creo escasez. En el segundo caso habría muchos tomates, pues el precio sería atractivo, pero no habría compradores. El gobierno socialista crea sobreoferta, desperdicio de recursos y quiebras.

Y el problema es que ni Megamente, el cabezón de los dibujos animados, puede saber lo que cada uno de nosotros quiere y demanda. Muchas veces ni uno mismo sabe lo que va a querer en el futuro cercano. Mejor no lo ha dicho ningún otro que Rafael en su canción: “Que sabe nadie lo que quiero, si a veces ni yo mismo se lo que quiero.” Porque ahora puedo querer comer una hamburguesa, pero una vez la comí ya no quiero otra. Entonces querré otra cosa. ¿Quién sabía que quería un Iphone antes de que lo inventaran? ¿Quién sabe lo que quiere el extraño que tiene enfrente? ¿Y el que está a una cuadra? Y si ni Megamente con su cabezota lo puede saber, mucho menos puede el arrogante Fulano socialista.

El sistema de precios es el medio por el cual las personas se comunican unas a otras lo que quieren tener, para que así aquellas que puedan proveerlo actúen para tal efecto. Pero para que se dé el sistema de precios, es imprescindible que exista propiedad privada. No se puede intercambiar lo que no es de uno. Y sin sistema de precios no se pude hacer el cálculo económico.

Los gobiernos socialistas, al trastocar el régimen de propiedad privada e intervenir arbitrariamente en los precios mandan mensajes equivocados y falsos al mercado, haciendo que este reaccione irracionalmente, es decir, antieconómicamente, provocando escasez y miseria. Sólo así se explica que un país otrora exportador de petróleo esté hoy sin gasolina.

El socialismo hace imposible el cálculo económico.

Tercero, en el aspecto epistemológico, los socialistas creen que la razón es un instrumento  que crea la realidad ad hoc  al servicio de las clases sociales. No comprenden que la razón es una facultad e instrumento para identificar la realidad integrando la evidencia que nos proporcionan los sentidos. Por eso los socialistas no ven sus errores en la realidad, sino que culpan  a otros de sus fracasos: a los judíos, a los burgueses, a los capitalistas, a los liberales, a los Estados Unidos de Norteamérica, etc. Por ejemplo, Maduro culpa la escasez en Venezuela al “sobrecalentamiento del consumo”:

El gobernante remarcó que “la solución a los problemas económicos” tales como la escasez de productos de consumo masivo, lo que atribuyó a un “sobrecalentamiento del consumo”…”[i]

Y la culpa del desabastecimiento de papel higiénico, según los socialistas venezolanos, es del pueblo porque ahora come más:

La crisis se está enfrentando con importaciones estatales y un diálogo con empresas privadas y, horas después de que el Congreso venezolano aprobara la importación de millones de productos de aseo personal, entre ellos 39 millones de rollos de papel higiénico, el gobierno de Maduro salió a decir que la sociedad “está comiendo más”… La difusión de este argumento estuvo a cargo del presidente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el Indec local, Elías Eljuri.”[ii]

Además, en lugar de identificar la naturaleza humana, los requerimientos existenciales de la vida, las condiciones necesarias para la cooperación social, y en qué consiste la  acción humana, los socialistas pretenden cambiar la naturaleza del hombre y crear al nuevo hombre del socialismo. Éste será  un ser totalmente irreal, que no buscará satisfacer su interés propio, que estará infinitamente por encima del hombre de la “espantosa” era de la propiedad privada, que tendrá un profundo sentido del deber, del auto-sacrificio, y que dedicará todo su esfuerzo al bienestar de los demás. Y es de esperar que quien predica el sacrificio pretende beneficiarse del sacrifico de los demás.

Pero ir contra la realidad es como escupir contra el viento. Uno puede negarse a ver la realidad, pero no puede escapar de ella. Los socialistas han tratado de establecer un sistema irracional, que no reconoce la realidad, y han logrado, en lugar de su paraíso anhelado, un verdadero infierno en la tierra, lleno de miseria, esclavitud y muerte. El socialismo es un sistema primitivo, tribal, salvaje, basado en la fuerza, la coerción, y el irrespeto de los derechos de los individuos, disfrazado de modernidad. Hemos tenido a la vista numerosos ejemplos. El último es la Venezuela Chavista.

NO CERREMOS LOS OJOS.

[i] El Mundo.es. “Maduro ordena parar de inmediato la venta racionada de alimentos en Zulia”

[ii] Selsol. “Justificaron la crisis de papel higiénico: “La gente come más””

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Venezuela ejemplar

Warren Orbaugh
05 de abril, 2017

Venezuela es hoy el gran ejemplo de lo que logra el socialismo, del siglo XXI o de cualquier siglo: control estatal de divisas, alta inflación; desabastecimiento de productos, incluso los de primera necesidad como papel higiénico, pollo, leche, pan, gasolina, etc.; apagones constantes; violación a los derechos individuales, entre ellos ataques a la prensa, a políticos opositores; se criminaliza la protesta;  división y confrontación entre la población, deterioro moral. En fin, logra lo mismo que siempre ha logrado el socialismo que condujo a sus víctimas por un camino de servidumbre hacia la miseria y el colapso económico.

Ya desde el 13 de junio de 2013, la diputada venezolana María Corina Machado había dicho en Honduras lo siguiente que cito de la agencia EFE:

Los venezolanos se están muriendo de hambre, no hay dólares para las vacunas, para la comida, para el papel higiénico, pero sí hay dólares para comprar armas de guerra”, subrayó Machado durante una intervención en el Parlamento de Honduras, al que llegó como invitada con otros tres diputados de ese país.

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Agregó que en Venezuela también hay dólares para otras cosas como la aprobación, esta semana, en la Asamblea Nacional, de “doce millones de dólares para pasajes y viáticos de la Cancillería”… Indicó que en Venezuela hay mujeres a las que se les está registrando con “un número en el brazo, como si fueran un esclavo o un animal para poder comprar un litro de leche o un litro de aceite”… Dijo, además, que en Venezuela persiguen a los empleados públicos, a los dirigentes sindicales y se criminaliza la protesta, pero que lo más grave de todo “es cuando se pretende aniquilar el Parlamento”.

Entre otras cosas señaló que en Venezuela “funcionarios públicos de otro Gobierno” controlan “todo el área del sistema de identificación ciudadana” y que generales extranjeros son los que dan órdenes a los generales venezolanos.

“Eso es lo que hoy vivimos los venezolanos, cuando se nos ha entregado la dignidad y la soberanía nacional al régimen cubano”, denunció Machado.

Esto sigue siendo verdad hoy, cuatro años después, sólo que ahora las condiciones por ella descritas son mucho peores. Añádasele a esta calamidad el golpe de estado que recién propinó el gobierno de Nicolás Maduro junto con el Tribunal Supremo de Justicia que pretende deshabilitar a la Asamblea Nacional. Ayer los esbirros de Maduro agredieron a Lilian Tintori, le partieron la cabeza al Diputado Juan Requesens, y rociaron gas a Ramos Allup en la cara.

El socialismo es violador sistemático de los derechos individuales y desintegrador de la sociedad.

El ejemplo está allí, a la vista, como lo está Cuba; como lo está Corea del Norte, que se puede comparar con Corea del Sur; como estuvo la República Alemana Democrática, que podía compararse con la República Federal Alemana; como estuvo la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; como estuvo el Reino Alemán Nacional Socialista. Todos han seguido el mismo patrón, el mismo camino y han terminado igual: en sufrimiento, dolor y destrucción de su población. Todos han estado allí para que veamos, aprendamos, y no volvamos a cometer los mismos errores.

Pero no todos vemos. O no todos queremos ver.

Los socialistas nacionales se encuentran en fase de negación. No quieren ver la realidad. Lo que prefieren es fantasear con un mundo ideal prometido en un futuro, sin que les importe en lo más mínimo el sufrimiento y sacrificio que sufren los hombres del presente. Pero ese mundo ideal es irreal e imposible, pues el socialismo se fundamenta en premisas erróneas en al menos tres aspectos: moral, económico y epistemológico.

Primero, en el aspecto moral, el socialismo no respeta los derechos de los individuos, ya que los subordina a los intereses del gobierno. Éste es, de hecho y en principio, un sistema donde gobierna una pandilla dedicada a saquear a los ciudadanos productivos de su país. En lugar de promover la prudencia o egoísmo racional, que conduce a la cooperación social, mediante el comercio, promueve la confrontación social, la lucha de clases, el sacrificio de unos en beneficio de otros, o sea el altruismo comteano, mediante la redistribución de la riqueza. Cuando agota la economía de su propio país, ataca a sus vecinos para saquearlos ahora a ellos. Por eso es que dedican gran parte de su gasto en armamento. Un país que viola los derechos de sus propios ciudadanos, no va a respetar los derechos de sus vecinos. Aquellos que no reconocen los derechos individuales, no reconocen los derechos de las naciones.

El gobierno socialista está en estado de guerra con sus propios ciudadanos.

Segundo, en el aspecto económico, el socialismo hace imposible el cálculo económico. Supongamos, estimado lector o lectora, que usted va al mercado a comprar unos tomates. Le ofrece al vendedor Q.3.00 por la media docena. El vendedor le hace una contraoferta y le dice que se los da en Q. 8.00. Usted hace un cálculo mental y determina que de acuerdo a su presupuesto no puede pagar más de Q. 7.00 por los tomates. El vendedor también hace un cálculo mental y determina que si vende a menos de Q.5.00 incurre en pérdida. Así que regatean un poco y llegan a establecer el precio en Q. 6.00. Al hacer la transacción ambos ganan Q. 1.00. Así se establecen los precios en el mercado. Aún aquellos que parecen fijos, pues cuando los compradores no compran, y el producto no se mueve, el abarrotero baja el precio para poder venderlo. Es una forma de regatear.

Los precios son el sistema de comunicación del mercado para indicarle a todos cuales productos se quieren y cuáles no. De esa forma los productores saben cuándo y con qué abastecer al mercado.

Ahora, suponga que un Fulano socialista, lo suficientemente arrogante para suponer que sabe mejor que usted y el vendedor lo que les conviene, y que tiene el poder coercitivo de obligarlos a hacer lo que él quiera, decide, arbitrariamente, que el precio de los tomates es muy alto. Desea beneficiarlo a usted y obliga al vendedor de tomates a venderlos a Q. 2.50. ¿Qué cree que hará el vendedor al día siguiente? ¿Traerá sus tomates al mercado? ¿No?

Y si el Fulano socialista quiere beneficiar al vendedor y decide que el precio de los tomates es de Q.10.00. ¿Usted los compraría, sabiendo que se pasan Q. 3.00 de su presupuesto? ¿No?

En el primer caso el precio del tomate estaría bajo, pero no habría tomates. El gobierno socialista creo escasez. En el segundo caso habría muchos tomates, pues el precio sería atractivo, pero no habría compradores. El gobierno socialista crea sobreoferta, desperdicio de recursos y quiebras.

Y el problema es que ni Megamente, el cabezón de los dibujos animados, puede saber lo que cada uno de nosotros quiere y demanda. Muchas veces ni uno mismo sabe lo que va a querer en el futuro cercano. Mejor no lo ha dicho ningún otro que Rafael en su canción: “Que sabe nadie lo que quiero, si a veces ni yo mismo se lo que quiero.” Porque ahora puedo querer comer una hamburguesa, pero una vez la comí ya no quiero otra. Entonces querré otra cosa. ¿Quién sabía que quería un Iphone antes de que lo inventaran? ¿Quién sabe lo que quiere el extraño que tiene enfrente? ¿Y el que está a una cuadra? Y si ni Megamente con su cabezota lo puede saber, mucho menos puede el arrogante Fulano socialista.

El sistema de precios es el medio por el cual las personas se comunican unas a otras lo que quieren tener, para que así aquellas que puedan proveerlo actúen para tal efecto. Pero para que se dé el sistema de precios, es imprescindible que exista propiedad privada. No se puede intercambiar lo que no es de uno. Y sin sistema de precios no se pude hacer el cálculo económico.

Los gobiernos socialistas, al trastocar el régimen de propiedad privada e intervenir arbitrariamente en los precios mandan mensajes equivocados y falsos al mercado, haciendo que este reaccione irracionalmente, es decir, antieconómicamente, provocando escasez y miseria. Sólo así se explica que un país otrora exportador de petróleo esté hoy sin gasolina.

El socialismo hace imposible el cálculo económico.

Tercero, en el aspecto epistemológico, los socialistas creen que la razón es un instrumento  que crea la realidad ad hoc  al servicio de las clases sociales. No comprenden que la razón es una facultad e instrumento para identificar la realidad integrando la evidencia que nos proporcionan los sentidos. Por eso los socialistas no ven sus errores en la realidad, sino que culpan  a otros de sus fracasos: a los judíos, a los burgueses, a los capitalistas, a los liberales, a los Estados Unidos de Norteamérica, etc. Por ejemplo, Maduro culpa la escasez en Venezuela al “sobrecalentamiento del consumo”:

El gobernante remarcó que “la solución a los problemas económicos” tales como la escasez de productos de consumo masivo, lo que atribuyó a un “sobrecalentamiento del consumo”…”[i]

Y la culpa del desabastecimiento de papel higiénico, según los socialistas venezolanos, es del pueblo porque ahora come más:

La crisis se está enfrentando con importaciones estatales y un diálogo con empresas privadas y, horas después de que el Congreso venezolano aprobara la importación de millones de productos de aseo personal, entre ellos 39 millones de rollos de papel higiénico, el gobierno de Maduro salió a decir que la sociedad “está comiendo más”… La difusión de este argumento estuvo a cargo del presidente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el Indec local, Elías Eljuri.”[ii]

Además, en lugar de identificar la naturaleza humana, los requerimientos existenciales de la vida, las condiciones necesarias para la cooperación social, y en qué consiste la  acción humana, los socialistas pretenden cambiar la naturaleza del hombre y crear al nuevo hombre del socialismo. Éste será  un ser totalmente irreal, que no buscará satisfacer su interés propio, que estará infinitamente por encima del hombre de la “espantosa” era de la propiedad privada, que tendrá un profundo sentido del deber, del auto-sacrificio, y que dedicará todo su esfuerzo al bienestar de los demás. Y es de esperar que quien predica el sacrificio pretende beneficiarse del sacrifico de los demás.

Pero ir contra la realidad es como escupir contra el viento. Uno puede negarse a ver la realidad, pero no puede escapar de ella. Los socialistas han tratado de establecer un sistema irracional, que no reconoce la realidad, y han logrado, en lugar de su paraíso anhelado, un verdadero infierno en la tierra, lleno de miseria, esclavitud y muerte. El socialismo es un sistema primitivo, tribal, salvaje, basado en la fuerza, la coerción, y el irrespeto de los derechos de los individuos, disfrazado de modernidad. Hemos tenido a la vista numerosos ejemplos. El último es la Venezuela Chavista.

NO CERREMOS LOS OJOS.

[i] El Mundo.es. “Maduro ordena parar de inmediato la venta racionada de alimentos en Zulia”

[ii] Selsol. “Justificaron la crisis de papel higiénico: “La gente come más””

República es ajena a la opinión expresada en este artículo