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Presupuesto 2019

Ramon Parellada
28 de octubre, 2018

Cada año, al analizar el proyecto de presupuesto del siguiente año, en este caso para 2019, siento un “Déjà vu”, es decir, como si ya lo hubiera visto antes.  Y es que los mismos errores de siempre se repiten año con año.  Nada nuevo para el proyecto de presupuesto de 2019 pues otra vez se presenta desfinanciado, con ingresos fiscales sobreestimados y gastos inflados, sobretodo llama la atención un par de rubros como lo es Educación e Inversión.

A prácticamente un mes para que el Congreso de la República apruebe el presupuesto de ingresos y egresos del Estado de Guatemala no hemos escuchado casi nada al respecto.  Es extraño porque es un tema de lo más importante que debería estarse estudiando desde hace meses.

Sea como sea, recordemos que el proyecto de presupuesto de este año no se aprobó y siguió en vigencia el mismo presupuesto que se tenía en 2017.  Para el 2018 se aprobó que los ingresos fueran, redondeando, de Q.62.4 mil millones de mientras que el ejecutado de 2017 fue de Q.60 mil millones (un 4% lo cual era razonable).  Para el 2019 se quiere incrementar los ingresos a Q.69 mil millones que es un 10.6%.  Esto no es razonable, está sobreestimado.  Si los ingresos tributarios no llegan a lo esperado, Q.58 mil millones este año (2.3% mayor que 2017) mucho menos se logrará que en 2019 se alcanzan los Q.65.2 mil millones que se pretenden cobrar (un 12.43% por encima de lo aprobado para 2018).

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Y no parece que puedan llegar cuando las estimaciones del PIB para Guatemala han venido a la baja, tanto por estimaciones de organismos internacionales como por el propio Banco de Guatemala.  Pero no hace falta ser un economista para darse cuenta de la situación económica difícil que vive el país.  Con resoluciones confusas y contradictorias de la Corte de Constitucionalidad, la inversión externa en el país viene a la baja y esto es un factor para que el crecimiento económico también disminuya.  Por aparte, el exceso de regulaciones que cada día agobian más a las empresas, el acoso que sufren los exportadores por parte de la Sat en cuanto al IVA y la lentitud en obtener permisos y licencias por parte de quienes deben otorgarlos hacen que este país reduzca su crecimiento económico cuando deberíamos estar acelerándolo.

Pero esto de los ingresos sólo es un lado de la ecuación.  Los gastos es la otra y ahí se mandaron con la cuchara grande como si no importaran los ingresos.  Y es que el gasto total de 2017 quedó en Q67.3 mil millones mientras que el aprobado para 2018 fue Q.72.7 mil millones (un 8% adicional lo cual implicó deuda y contención del gasto).  Pero para 2019 quieren que se les aprueben Q.85.4 mil millones que es un 17.52% adicional al aprobado en 2018 (ni siquiera están considerando cómo terminará el año y ya están pidiendo un incremento irreal).  La deuda se incrementará, en términos netos, el 13.76% con relación al presupuesto aprobado de 2018 (pasará a Q29.6 mil millones en 2019 vs. Q.26 mil millones aprobados para 2018).  Parece una receta puramente keynesiana donde la deuda no importa, total, nos la debemos a nosotros mismos.  ¡Qué barbaridad!

Si este fuera el pensamiento de las familias guatemaltecas todas estarían quebradas ya. Y es que uno no puede endeudarse así por así.  Se tienen que analizar los ingresos y la forma de pagar el capital y los intereses.  Por eso, aunque digan que la deuda de Guatemala es baja en relación con el PIB y con otros países, su capacidad de pago está prácticamente agotada.  Sólo el servicio de la deuda para 2019 se incrementa en Q1,740 millones con relación a lo aprobado en 2018 (esto es un 14.42% adicional).  Estamos pagando la deuda de nuestros gobernantes pasados y cada día afecta más al presupuesto del Estado haciendo que quede menos para lo fundamental.  Encima de todo, parte de esta deuda ha sido malgastada y otra parte se ha ido a funcionamiento lo cual no debería ser así.

El año pasado escribí en relación al presupuesto de 2018 que un “mayor gasto del gobierno no significa que la economía estará mejor.  Mayor gasto del gobierno significa menor inversión privada ya que el gasto viene de impuestos o deuda.  Si viene de impuestos deja menos riqueza ahora en manos de los que la crean y si viene de deuda le estamos pasando la factura a nuestros hijos y nietos quienes tendrán que pagar en el futuro impuestos para cancelar la deuda adquirida hoy.”

El gobierno tendrá que basar sus gastos en el presupuesto de 2017.   Yo esperaría que los ingresos tributarios de 218 terminen alrededor de Q.59,000 millones lo cual permitirá amortizar deuda.  También considero que el gobierno debería cerrar algunos ministerios y eliminar algunas partidas que sólo han servido para corrupción y no tienen nada que ver con la principal función del gobierno que es seguridad y justicia.

Dentro de los rubros que hay que revisar está el del Ministerio de Educación el cual se pretende aumentar en un 19.66% y casi todo va para funcionamiento.  Siempre he sido crítico de la educación estatal por considerarla una camisa de fuerza, pero además este presupuesto se ve aumentado no por la mejora en la calidad de la educación de los alumnos sino por las presiones del sindicato de dicho ministerio.

El otro rubro que parece más bien parte de una lista de deseos para “Santa Claus” es el del Ministerio de Comunicaciones que se incrementa en un 57%.  Es verdad que hace falta mantenimiento y mucha obra de infraestructura en el país pero esto se podría lograr sin que los guatemaltecos paguen de inmediato por ello. ¿Cómo? Con inversiones privadas y cobros de peaje o pago por los servicios utilizados.  Estas inversiones pueden ser totalmente privadas.  Ya hay un ejemplo de ello como lo es la VAS.

Finalmente, hay varios ministerios que deberían desaparecer.  Hace tiempo que deberíamos haber cerrado el ministerio de Desarrollo ya que es un mecanismo para que el partidista y no resuelve la pobreza.  La única forma efectiva y permanente para resolver la pobreza es a base de un mayor crecimiento económico y para ello es deseable que el gobierno priorice su gasto enfocándolo a Seguridad y Justicia.  No desperdiciándolo en mil cosas que las personas en lo privado pueden hacer mucho mejor.

El año pasado celebré que no se aprobara el proyecto de presupuesto para 2018.  Este año celebraré que no se apruebe el proyecto de presupuesto para 2019 tal como se está presentando.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Presupuesto 2019

Ramon Parellada
28 de octubre, 2018

Cada año, al analizar el proyecto de presupuesto del siguiente año, en este caso para 2019, siento un “Déjà vu”, es decir, como si ya lo hubiera visto antes.  Y es que los mismos errores de siempre se repiten año con año.  Nada nuevo para el proyecto de presupuesto de 2019 pues otra vez se presenta desfinanciado, con ingresos fiscales sobreestimados y gastos inflados, sobretodo llama la atención un par de rubros como lo es Educación e Inversión.

A prácticamente un mes para que el Congreso de la República apruebe el presupuesto de ingresos y egresos del Estado de Guatemala no hemos escuchado casi nada al respecto.  Es extraño porque es un tema de lo más importante que debería estarse estudiando desde hace meses.

Sea como sea, recordemos que el proyecto de presupuesto de este año no se aprobó y siguió en vigencia el mismo presupuesto que se tenía en 2017.  Para el 2018 se aprobó que los ingresos fueran, redondeando, de Q.62.4 mil millones de mientras que el ejecutado de 2017 fue de Q.60 mil millones (un 4% lo cual era razonable).  Para el 2019 se quiere incrementar los ingresos a Q.69 mil millones que es un 10.6%.  Esto no es razonable, está sobreestimado.  Si los ingresos tributarios no llegan a lo esperado, Q.58 mil millones este año (2.3% mayor que 2017) mucho menos se logrará que en 2019 se alcanzan los Q.65.2 mil millones que se pretenden cobrar (un 12.43% por encima de lo aprobado para 2018).

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Y no parece que puedan llegar cuando las estimaciones del PIB para Guatemala han venido a la baja, tanto por estimaciones de organismos internacionales como por el propio Banco de Guatemala.  Pero no hace falta ser un economista para darse cuenta de la situación económica difícil que vive el país.  Con resoluciones confusas y contradictorias de la Corte de Constitucionalidad, la inversión externa en el país viene a la baja y esto es un factor para que el crecimiento económico también disminuya.  Por aparte, el exceso de regulaciones que cada día agobian más a las empresas, el acoso que sufren los exportadores por parte de la Sat en cuanto al IVA y la lentitud en obtener permisos y licencias por parte de quienes deben otorgarlos hacen que este país reduzca su crecimiento económico cuando deberíamos estar acelerándolo.

Pero esto de los ingresos sólo es un lado de la ecuación.  Los gastos es la otra y ahí se mandaron con la cuchara grande como si no importaran los ingresos.  Y es que el gasto total de 2017 quedó en Q67.3 mil millones mientras que el aprobado para 2018 fue Q.72.7 mil millones (un 8% adicional lo cual implicó deuda y contención del gasto).  Pero para 2019 quieren que se les aprueben Q.85.4 mil millones que es un 17.52% adicional al aprobado en 2018 (ni siquiera están considerando cómo terminará el año y ya están pidiendo un incremento irreal).  La deuda se incrementará, en términos netos, el 13.76% con relación al presupuesto aprobado de 2018 (pasará a Q29.6 mil millones en 2019 vs. Q.26 mil millones aprobados para 2018).  Parece una receta puramente keynesiana donde la deuda no importa, total, nos la debemos a nosotros mismos.  ¡Qué barbaridad!

Si este fuera el pensamiento de las familias guatemaltecas todas estarían quebradas ya. Y es que uno no puede endeudarse así por así.  Se tienen que analizar los ingresos y la forma de pagar el capital y los intereses.  Por eso, aunque digan que la deuda de Guatemala es baja en relación con el PIB y con otros países, su capacidad de pago está prácticamente agotada.  Sólo el servicio de la deuda para 2019 se incrementa en Q1,740 millones con relación a lo aprobado en 2018 (esto es un 14.42% adicional).  Estamos pagando la deuda de nuestros gobernantes pasados y cada día afecta más al presupuesto del Estado haciendo que quede menos para lo fundamental.  Encima de todo, parte de esta deuda ha sido malgastada y otra parte se ha ido a funcionamiento lo cual no debería ser así.

El año pasado escribí en relación al presupuesto de 2018 que un “mayor gasto del gobierno no significa que la economía estará mejor.  Mayor gasto del gobierno significa menor inversión privada ya que el gasto viene de impuestos o deuda.  Si viene de impuestos deja menos riqueza ahora en manos de los que la crean y si viene de deuda le estamos pasando la factura a nuestros hijos y nietos quienes tendrán que pagar en el futuro impuestos para cancelar la deuda adquirida hoy.”

El gobierno tendrá que basar sus gastos en el presupuesto de 2017.   Yo esperaría que los ingresos tributarios de 218 terminen alrededor de Q.59,000 millones lo cual permitirá amortizar deuda.  También considero que el gobierno debería cerrar algunos ministerios y eliminar algunas partidas que sólo han servido para corrupción y no tienen nada que ver con la principal función del gobierno que es seguridad y justicia.

Dentro de los rubros que hay que revisar está el del Ministerio de Educación el cual se pretende aumentar en un 19.66% y casi todo va para funcionamiento.  Siempre he sido crítico de la educación estatal por considerarla una camisa de fuerza, pero además este presupuesto se ve aumentado no por la mejora en la calidad de la educación de los alumnos sino por las presiones del sindicato de dicho ministerio.

El otro rubro que parece más bien parte de una lista de deseos para “Santa Claus” es el del Ministerio de Comunicaciones que se incrementa en un 57%.  Es verdad que hace falta mantenimiento y mucha obra de infraestructura en el país pero esto se podría lograr sin que los guatemaltecos paguen de inmediato por ello. ¿Cómo? Con inversiones privadas y cobros de peaje o pago por los servicios utilizados.  Estas inversiones pueden ser totalmente privadas.  Ya hay un ejemplo de ello como lo es la VAS.

Finalmente, hay varios ministerios que deberían desaparecer.  Hace tiempo que deberíamos haber cerrado el ministerio de Desarrollo ya que es un mecanismo para que el partidista y no resuelve la pobreza.  La única forma efectiva y permanente para resolver la pobreza es a base de un mayor crecimiento económico y para ello es deseable que el gobierno priorice su gasto enfocándolo a Seguridad y Justicia.  No desperdiciándolo en mil cosas que las personas en lo privado pueden hacer mucho mejor.

El año pasado celebré que no se aprobara el proyecto de presupuesto para 2018.  Este año celebraré que no se apruebe el proyecto de presupuesto para 2019 tal como se está presentando.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo