Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Justicia selectiva

Carolina Castellanos
06 de julio, 2018

La Real Academia Española define justicia como “principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”;  “derecho, razón, equidad”; “conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene”.  Habiendo leído esto, ¿hay justicia en nuestra Guate?

La primera respuesta es no. Vemos tantos abusos a todo nivel, especialmente de quien es el ente rector de la justicia: el Estado abstracto, por medio del Organismo Judicial, desde la vergonzosa Corte de Constitucionalidad, pasando por la Corte Suprema de Justicia y todo el resto del sistema.  Por supuesto, hay muchas excepciones a esto pero son la minoría.

El caso más emblemático, por las nefastas consecuencias que ha tenido para el país, es el de Mina San Rafael.  Ya se cumplió un año del cierre de la mina y la CC no ha tenido a bien dictar la sentencia.  Eso ha alejado muchas inversiones en todos los sectores, no solo el minero, pues la falta de certeza jurídica es el requisito principal que exigen las empresas para invertir. ¡Y ni hablar del desempleo y pobreza!

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Las injusticias se dan en otras áreas.  La semana pasada hablé de los bloqueos de CODECA originados por el enojo que tuvieron cuando Energuate cortó el servicio eléctrico de algunas comunidades porque no le pagan.  Miembros de CODECA conectan directamente la energía a las casas, sin pasar por el contador, y cobran una menor cantidad a los pobladores.  Ni modo, no les cuesta un centavo llevar la energía a cada casa, por lo que pueden cobrar lo que quieran.  Hay injusticia para quienes no pueden transitar, trabajar, estudiar, etc., por estos bloqueos.  También hay injusticia para Energuate, pues el Ministerio Público no ha investigado ninguna (o muy pocas) de las más de 2,000 denuncias de “hurto de fluidos”.

La división extrema que hay en “subgrupos”, generada por esas agendas internacionales de corte populista, es una injusticia grave.  Resulta que las mujeres, las feministas, los indígenas, la comunidad LGBTIQ, etc., “merecen” tener leyes especiales que les otorguen privilegios, más allá de los que tenemos los demás.  O sea, para ser “privilegiados”, tenemos que pertenecer a alguno de los grupos que se siente discriminado.  La Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU empieza así: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. ¿Es justo, entonces, que algunos tengan más privilegios que otros? Ya decía F.A. Hayek que la única igualdad conducente a la libertad es la igualdad ante la ley.

Hemos visto recientemente que varias organizaciones del sector privado han incrementado la presión respecto a las personas que están en prisión preventiva y que, al día de hoy, ni siquiera han sido escuchados por un juez.  Simplemente los metieron a la cárcel y “tiraron la llave”.  Esta es una violación del derecho humano a la presunción de inocencia.  Habrá algunos que no podrán ser liberados mientras inicia el juicio, por diversas causas que debe determinar el juez. Habrá otros que deberían estar en libertad condicional mientras inicia el juicio. Pero la idea aquí es castigar con lo más duro de la ley y mostrar “poder”. Esto condujo al suicidio a un buen profesional.

Otra gran injusticia es el abandono del Estado en las comunidades más remotas, y las no tanto, en todas sus manifestaciones: infraestructura vial, educación de calidad, salud, jueces, fiscales, entidades para el registro de empresas, obtención de permisos, y un largo etcétera.  Esto hay dejado a tantísimas personas en el rezago más grande, en la pobreza y la miseria, y ausente de todo lo que pudiera darles un nivel de vida digno.  A la vez, resulta ser  un caldo de cultivo para la conflictividad, pues llegan los que abusarán de ellos después, a ofrecerles de todo.  Les pagarán algo por salir a protestar y de todas formas seguirán en la pobreza, pero ahora casi esclavos de quienes dicen defenderlos.  Otra injusticia sumada a las anteriores.

Mientras todo esto sucede, los guatemaltecos trabajadores y honestos, que somos la gran mayoría, tratamos de salir adelante con nuestro negocio o trabajo, en esta economía deprimida por esa falta de justicia que, como indiqué, genera falta de confianza para invertir y generar empleos, incertidumbre que impide que nuestro negocio crezca y decrecimiento en la confianza en el país.

La gran pregunta es ¿cómo salir de esto? Es muy poco lo que podemos hacer usted y yo, pero sí podemos seguir pronunciándonos en redes sociales, en reuniones y en todas partes.  Lo que sí podemos hacer todos es estaratentos a los candidatos a la Presidencia y, en especial, al Congreso.  En seis meses dará inicio el proceso electoral.  Tenemos que escoger bien.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Justicia selectiva

Carolina Castellanos
06 de julio, 2018

La Real Academia Española define justicia como “principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”;  “derecho, razón, equidad”; “conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene”.  Habiendo leído esto, ¿hay justicia en nuestra Guate?

La primera respuesta es no. Vemos tantos abusos a todo nivel, especialmente de quien es el ente rector de la justicia: el Estado abstracto, por medio del Organismo Judicial, desde la vergonzosa Corte de Constitucionalidad, pasando por la Corte Suprema de Justicia y todo el resto del sistema.  Por supuesto, hay muchas excepciones a esto pero son la minoría.

El caso más emblemático, por las nefastas consecuencias que ha tenido para el país, es el de Mina San Rafael.  Ya se cumplió un año del cierre de la mina y la CC no ha tenido a bien dictar la sentencia.  Eso ha alejado muchas inversiones en todos los sectores, no solo el minero, pues la falta de certeza jurídica es el requisito principal que exigen las empresas para invertir. ¡Y ni hablar del desempleo y pobreza!

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Las injusticias se dan en otras áreas.  La semana pasada hablé de los bloqueos de CODECA originados por el enojo que tuvieron cuando Energuate cortó el servicio eléctrico de algunas comunidades porque no le pagan.  Miembros de CODECA conectan directamente la energía a las casas, sin pasar por el contador, y cobran una menor cantidad a los pobladores.  Ni modo, no les cuesta un centavo llevar la energía a cada casa, por lo que pueden cobrar lo que quieran.  Hay injusticia para quienes no pueden transitar, trabajar, estudiar, etc., por estos bloqueos.  También hay injusticia para Energuate, pues el Ministerio Público no ha investigado ninguna (o muy pocas) de las más de 2,000 denuncias de “hurto de fluidos”.

La división extrema que hay en “subgrupos”, generada por esas agendas internacionales de corte populista, es una injusticia grave.  Resulta que las mujeres, las feministas, los indígenas, la comunidad LGBTIQ, etc., “merecen” tener leyes especiales que les otorguen privilegios, más allá de los que tenemos los demás.  O sea, para ser “privilegiados”, tenemos que pertenecer a alguno de los grupos que se siente discriminado.  La Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU empieza así: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. ¿Es justo, entonces, que algunos tengan más privilegios que otros? Ya decía F.A. Hayek que la única igualdad conducente a la libertad es la igualdad ante la ley.

Hemos visto recientemente que varias organizaciones del sector privado han incrementado la presión respecto a las personas que están en prisión preventiva y que, al día de hoy, ni siquiera han sido escuchados por un juez.  Simplemente los metieron a la cárcel y “tiraron la llave”.  Esta es una violación del derecho humano a la presunción de inocencia.  Habrá algunos que no podrán ser liberados mientras inicia el juicio, por diversas causas que debe determinar el juez. Habrá otros que deberían estar en libertad condicional mientras inicia el juicio. Pero la idea aquí es castigar con lo más duro de la ley y mostrar “poder”. Esto condujo al suicidio a un buen profesional.

Otra gran injusticia es el abandono del Estado en las comunidades más remotas, y las no tanto, en todas sus manifestaciones: infraestructura vial, educación de calidad, salud, jueces, fiscales, entidades para el registro de empresas, obtención de permisos, y un largo etcétera.  Esto hay dejado a tantísimas personas en el rezago más grande, en la pobreza y la miseria, y ausente de todo lo que pudiera darles un nivel de vida digno.  A la vez, resulta ser  un caldo de cultivo para la conflictividad, pues llegan los que abusarán de ellos después, a ofrecerles de todo.  Les pagarán algo por salir a protestar y de todas formas seguirán en la pobreza, pero ahora casi esclavos de quienes dicen defenderlos.  Otra injusticia sumada a las anteriores.

Mientras todo esto sucede, los guatemaltecos trabajadores y honestos, que somos la gran mayoría, tratamos de salir adelante con nuestro negocio o trabajo, en esta economía deprimida por esa falta de justicia que, como indiqué, genera falta de confianza para invertir y generar empleos, incertidumbre que impide que nuestro negocio crezca y decrecimiento en la confianza en el país.

La gran pregunta es ¿cómo salir de esto? Es muy poco lo que podemos hacer usted y yo, pero sí podemos seguir pronunciándonos en redes sociales, en reuniones y en todas partes.  Lo que sí podemos hacer todos es estaratentos a los candidatos a la Presidencia y, en especial, al Congreso.  En seis meses dará inicio el proceso electoral.  Tenemos que escoger bien.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo