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Guatemala necesita urgentemente más capital

Ramon Parellada
17 de septiembre, 2018

La principal diferencia entre un país rico y desarrollado con uno pobre y subdesarrollado (en vías de desarrollo) es la cantidad de capital per cápita.  Para que los guatemaltecos mejoren su nivel de vida rápidamente tenemos que incrementar las inversiones de capital lo más pronto posible.

El profesor Daniel Fernández publicó un artículo en Market Trends de la Universidad Francisco Marroquín titulado “La Trampa de la pobreza en Guatemala” (  https://trends.ufm.edu/articulo/trampa-de-pobreza-guatemala/  ).  El artículo comienza comparando el PIB per cápita por Regiones y se aprecia como Guatemala está por debajo de la media de Latinoamérica.  Una vergüenza.  ¿La razón?  No es otra que la falta de capital.  Por ser relevante reproduzco a continuación la explicación de la falta de capital en Guatemala:

La base del crecimiento económico es la acumulación de capital. Más capital significa trabajadores trabajando con más herramientas (entre ellas herramientas intelectuales en caso de capital humano) y mayor rendimiento por hora trabajada. Sin acumulación de capital no hay posibilidad de crecer económicamente.

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En este aspecto, la economía guatemalteca ha sufrido de una carestía crónica de acumulación de capital. Guatemala es el país 160 de 182 países en % del PIB dedicado a la formación bruta de capital fijo. En Latinoamérica sólo El Salvador tiene una formación de capital fijo menor que la guatemalteca. La formación bruta de capital fijo es tan baja en Guatemala que a duras penas consigue cubrir la depreciación del capital.”

Ahora bien, ¿qué podemos hacer para que se incremente el capital invertido per cápita? ¿Qué podemos hacer para que se incrementen las fábricas, máquinas y herramientas que incrementan la productividad?  ¿Qué podemos hacer para que tengamos más y mejor infraestructura?  ¿De dónde sale ese capital que necesitamos?

Pues una parte es capital local.  De quienes ya tienen inversiones y están todos los años reinvirtiendo para ampliar líneas de producción o montar nuevas plantas productoras.  Pero esto es insuficiente.  Si las condiciones se dan para que ese capital se reinvierta en el país, aún sería muy poco para lograr ese crecimiento económico que tanto le urge a Guatemala.  Pero no se está reinvirtiendo como podría hacerse debido a que las condiciones no son nada atractivas para ello.

La mayor parte de capital tendrá que venir de fuera, es decir, capital extranjero.  Y para ello debemos crear las condiciones que lo atraigan.  Pero el resultado de los últimos años es que Guatemala no es un país atractivo para atraer inversiones.  Por eso capta menos que el resto de países de Centro América a pesar que Guatemala es el de mayor población.

¿Qué cosas están ahuyentando el poco capital que podría reinvertirse y que siguen haciendo que no venga capital nuevo de fuera?  Veamos:

En primer lugar, la falta de certeza jurídica.   Las recientes resoluciones de parte de la Corte de Constitucionalidad en el caso de la Mina San Rafael y las hidroeléctricas Oxec I y II espantaron de inmediato toda posibilidad de nuevos capitales.  No sólo en hidroeléctricas y minería sino en cualquier industria.  También vemos que el capital se resiste a venir al país cuando existen grupos que roban impunemente energía a quienes la producen como es el caso de CODECA.  Las invasiones de fincas son otros disuasivos del capital porque no hay respeto ni defensa de la propiedad privada.

En segundo lugar, la inestabilidad política incrementa el riesgo político del país y causa mucha incertidumbre sobre el futuro del mismo.  Este tema ha polarizado a la población y existen grupos que se han vuelto muy agresivos cuando se toca el tema de la CICIG, por ejemplo.  Esta situación no es atractiva para que vengan nuevos capitales.  Incluso los locales están sacando algo de sus capitales por el temor de lo que pueda ocurrir.

En tercer lugar, aunque ha disminuido en los últimos años, la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes sigue estando alta.  Las extorsiones por parte de las maras han aumentado.  El robo de celulares y otras pertenencias de ciudadanos de a pie sigue incrementándose.  ¿Quién quiere venir a invertir su dinero en un país con estas amenazas?

En cuarto lugar, el exceso de regulaciones, permisos y licencias hace que un proyecto tenga que gastar muchos recursos que son escasos en trámites burocráticos engorrosos y perder tiempo antes que cualquier inversión pueda comenzar a funcionar.  Para poder atraer más capitales debemos desregular y eliminar tantos permisos y licencias.

El camino para la prosperidad se conoce, es el de una mayor inversión de capital per cápita y una mayor acumulación del mismo.  ¿Por qué entonces no apostamos por ello?  ¿Qué estamos esperando?  Sabemos lo que hay que hacer.  ¿Por qué no lo hacemos?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Guatemala necesita urgentemente más capital

Ramon Parellada
17 de septiembre, 2018

La principal diferencia entre un país rico y desarrollado con uno pobre y subdesarrollado (en vías de desarrollo) es la cantidad de capital per cápita.  Para que los guatemaltecos mejoren su nivel de vida rápidamente tenemos que incrementar las inversiones de capital lo más pronto posible.

El profesor Daniel Fernández publicó un artículo en Market Trends de la Universidad Francisco Marroquín titulado “La Trampa de la pobreza en Guatemala” (  https://trends.ufm.edu/articulo/trampa-de-pobreza-guatemala/  ).  El artículo comienza comparando el PIB per cápita por Regiones y se aprecia como Guatemala está por debajo de la media de Latinoamérica.  Una vergüenza.  ¿La razón?  No es otra que la falta de capital.  Por ser relevante reproduzco a continuación la explicación de la falta de capital en Guatemala:

La base del crecimiento económico es la acumulación de capital. Más capital significa trabajadores trabajando con más herramientas (entre ellas herramientas intelectuales en caso de capital humano) y mayor rendimiento por hora trabajada. Sin acumulación de capital no hay posibilidad de crecer económicamente.

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En este aspecto, la economía guatemalteca ha sufrido de una carestía crónica de acumulación de capital. Guatemala es el país 160 de 182 países en % del PIB dedicado a la formación bruta de capital fijo. En Latinoamérica sólo El Salvador tiene una formación de capital fijo menor que la guatemalteca. La formación bruta de capital fijo es tan baja en Guatemala que a duras penas consigue cubrir la depreciación del capital.”

Ahora bien, ¿qué podemos hacer para que se incremente el capital invertido per cápita? ¿Qué podemos hacer para que se incrementen las fábricas, máquinas y herramientas que incrementan la productividad?  ¿Qué podemos hacer para que tengamos más y mejor infraestructura?  ¿De dónde sale ese capital que necesitamos?

Pues una parte es capital local.  De quienes ya tienen inversiones y están todos los años reinvirtiendo para ampliar líneas de producción o montar nuevas plantas productoras.  Pero esto es insuficiente.  Si las condiciones se dan para que ese capital se reinvierta en el país, aún sería muy poco para lograr ese crecimiento económico que tanto le urge a Guatemala.  Pero no se está reinvirtiendo como podría hacerse debido a que las condiciones no son nada atractivas para ello.

La mayor parte de capital tendrá que venir de fuera, es decir, capital extranjero.  Y para ello debemos crear las condiciones que lo atraigan.  Pero el resultado de los últimos años es que Guatemala no es un país atractivo para atraer inversiones.  Por eso capta menos que el resto de países de Centro América a pesar que Guatemala es el de mayor población.

¿Qué cosas están ahuyentando el poco capital que podría reinvertirse y que siguen haciendo que no venga capital nuevo de fuera?  Veamos:

En primer lugar, la falta de certeza jurídica.   Las recientes resoluciones de parte de la Corte de Constitucionalidad en el caso de la Mina San Rafael y las hidroeléctricas Oxec I y II espantaron de inmediato toda posibilidad de nuevos capitales.  No sólo en hidroeléctricas y minería sino en cualquier industria.  También vemos que el capital se resiste a venir al país cuando existen grupos que roban impunemente energía a quienes la producen como es el caso de CODECA.  Las invasiones de fincas son otros disuasivos del capital porque no hay respeto ni defensa de la propiedad privada.

En segundo lugar, la inestabilidad política incrementa el riesgo político del país y causa mucha incertidumbre sobre el futuro del mismo.  Este tema ha polarizado a la población y existen grupos que se han vuelto muy agresivos cuando se toca el tema de la CICIG, por ejemplo.  Esta situación no es atractiva para que vengan nuevos capitales.  Incluso los locales están sacando algo de sus capitales por el temor de lo que pueda ocurrir.

En tercer lugar, aunque ha disminuido en los últimos años, la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes sigue estando alta.  Las extorsiones por parte de las maras han aumentado.  El robo de celulares y otras pertenencias de ciudadanos de a pie sigue incrementándose.  ¿Quién quiere venir a invertir su dinero en un país con estas amenazas?

En cuarto lugar, el exceso de regulaciones, permisos y licencias hace que un proyecto tenga que gastar muchos recursos que son escasos en trámites burocráticos engorrosos y perder tiempo antes que cualquier inversión pueda comenzar a funcionar.  Para poder atraer más capitales debemos desregular y eliminar tantos permisos y licencias.

El camino para la prosperidad se conoce, es el de una mayor inversión de capital per cápita y una mayor acumulación del mismo.  ¿Por qué entonces no apostamos por ello?  ¿Qué estamos esperando?  Sabemos lo que hay que hacer.  ¿Por qué no lo hacemos?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo