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¿Importa la Inflación?

Ramon Parellada
24 de septiembre, 2018

Hay quienes consideran que la inflación no es importante.  Prefieren, al puro estilo keynesiano (John Maynard Keynes) tener inflación a cambio de una supuesta mejora en la actividad económica.  Para mala noticia de estas personas, esa teoría no funcionó ni funciona en el largo plazo ya que inyectar para sostener esa creciente actividad económica y de más empleos se necesita cada vez más inflación.

¿Por qué entonces hay quienes dicen que no importa un poco de inflación con tal de lograr una mayor actividad económica?  La respuesta es clara, ignoran o no les importan los efectos de la inflación sobre la mayoría de guatemaltecos dado que ellos estarán cubiertos y protegidos contra la misma y en segundo lugar ignoran que la inflación no es sólo lo que común y popularmente se conoce, aumento generalizado y sostenido de los precios, sino que la inflación es en realidad el incremento de Quetzales (oferta monetaria) más allá de la demanda de Quetzales (demanda monetaria), cosa que es imposible de medir a cabalidad.

La inflación afecta principalmente a los más pobres quienes ven cómo el poder adquisitivo de sus quetzales va erosionándose, es decir, que cada día compran menos con los mismos quetzales que tienen, les alcanza para menos.  La inflación empobrece aún más a estas personas que poco o nada pueden hacer para protegerse.  Si una persona tiene quetzales en una cuenta de ahorro, y si la inflación es del 6% como casi lo fue el año pasado en Guatemala (5.68% según datos oficiales del Banco de Guatemala y del INE), entonces a final de un año esa persona habrá perdido 6% del poder adquisitivo de sus ahorros.  Si la tasa de interés que le pagan por esos ahorros fuera del 6% entonces ahorró para nada, sólo para poder mantener ese poder adquisitivo, pero nada más.  Así que la inflación destruye los ahorros, principalmente de aquellos que no se pueden proteger con otras monedas u otros activos.

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Pero la cosa no queda ahí, la inflación no sólo afecta al más pobre y destruye los ahorros, sino que distorsiona la economía ya que no a todos les afecta por igual ni al mismo tiempo.  Algunos bienes y servicios sufren aumentos de precios de primero mientras que otros de último.  Con inflación, quienes deben dinero en quetzales terminarán pagando un capital que vale menos que cuando lo recibió y a quienes le deben pagar, notarán que ahora, ese dinero vale menos también.  Gana el deudor a costa del acreedor.

Los que más saben protegerse son precisamente quienes trabajan en las grandes empresas o industrias, especialmente en bancos y financieras pues ellos están día a día monitoreando todos estos movimientos y son más sensibles a cualquier variación en los precios de sus productos y servicios, así como en sus materias primas.   Ante cambios en el poder adquisitivo o expectativas de cambio del mismo modifican su conducta protegiéndose.  Pero al ciudadano de a pie le toca aceptar los nuevos precios afectados por esa pérdida en el poder adquisitivo del quetzal empobreciéndose lenta y dolorosamente.

Por todo lo anterior, se dice que la Inflación es el peor de los impuestos ya que destruye la riqueza de las personas en forma desigual e injusta.  Provoca una injusta redistribución de la riqueza.

El Banco de Guatemala debe tener mucho cuidado que no se le escape de las manos la Inflación.  De hecho, siempre he considerado que la meta anual de inflación es demasiado alta.  Que la meta de inflación debería ser 0%.   De esta manera, la idea es que el poder adquisitivo del quetzal se mantenga inalterable.   Pero dado que ya hay unas metas inflacionarias, el Banco de Guatemala debe velar porque no se superen.  Mejor si quedamos por debajo de las mismas.  Y debe resistirse a cualquier manipulación de cualquier variable que implique afectar la tasa de inflación a favor de una u otra política o privilegio para algún sector como lo sería la compra de dólares que monetizan la economía con tal de mantener depreciado, en forma artificial, el tipo de cambio.  Y cuidado, esas monetizaciones generan presiones inflacionarias que luego tienen que recogerse mediante instrumentos de política monetaria a través de operaciones de mercado abiertas u otras que provocan a la larga que estemos cebando una nueva bomba monetaria.  Dejemos que el mercado libre lleve a cabo sus ajustes en forma natural.

El Banco de Guatemala tiene que cuidar su reputación y actuar técnica y moralmente evitando ese nefasto impuesto a los más pobres conocido como Inflación.  Espero que lo político no desplace a lo técnico a modo de cuidar el valor de nuestro Quetzal.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿Importa la Inflación?

Ramon Parellada
24 de septiembre, 2018

Hay quienes consideran que la inflación no es importante.  Prefieren, al puro estilo keynesiano (John Maynard Keynes) tener inflación a cambio de una supuesta mejora en la actividad económica.  Para mala noticia de estas personas, esa teoría no funcionó ni funciona en el largo plazo ya que inyectar para sostener esa creciente actividad económica y de más empleos se necesita cada vez más inflación.

¿Por qué entonces hay quienes dicen que no importa un poco de inflación con tal de lograr una mayor actividad económica?  La respuesta es clara, ignoran o no les importan los efectos de la inflación sobre la mayoría de guatemaltecos dado que ellos estarán cubiertos y protegidos contra la misma y en segundo lugar ignoran que la inflación no es sólo lo que común y popularmente se conoce, aumento generalizado y sostenido de los precios, sino que la inflación es en realidad el incremento de Quetzales (oferta monetaria) más allá de la demanda de Quetzales (demanda monetaria), cosa que es imposible de medir a cabalidad.

La inflación afecta principalmente a los más pobres quienes ven cómo el poder adquisitivo de sus quetzales va erosionándose, es decir, que cada día compran menos con los mismos quetzales que tienen, les alcanza para menos.  La inflación empobrece aún más a estas personas que poco o nada pueden hacer para protegerse.  Si una persona tiene quetzales en una cuenta de ahorro, y si la inflación es del 6% como casi lo fue el año pasado en Guatemala (5.68% según datos oficiales del Banco de Guatemala y del INE), entonces a final de un año esa persona habrá perdido 6% del poder adquisitivo de sus ahorros.  Si la tasa de interés que le pagan por esos ahorros fuera del 6% entonces ahorró para nada, sólo para poder mantener ese poder adquisitivo, pero nada más.  Así que la inflación destruye los ahorros, principalmente de aquellos que no se pueden proteger con otras monedas u otros activos.

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Pero la cosa no queda ahí, la inflación no sólo afecta al más pobre y destruye los ahorros, sino que distorsiona la economía ya que no a todos les afecta por igual ni al mismo tiempo.  Algunos bienes y servicios sufren aumentos de precios de primero mientras que otros de último.  Con inflación, quienes deben dinero en quetzales terminarán pagando un capital que vale menos que cuando lo recibió y a quienes le deben pagar, notarán que ahora, ese dinero vale menos también.  Gana el deudor a costa del acreedor.

Los que más saben protegerse son precisamente quienes trabajan en las grandes empresas o industrias, especialmente en bancos y financieras pues ellos están día a día monitoreando todos estos movimientos y son más sensibles a cualquier variación en los precios de sus productos y servicios, así como en sus materias primas.   Ante cambios en el poder adquisitivo o expectativas de cambio del mismo modifican su conducta protegiéndose.  Pero al ciudadano de a pie le toca aceptar los nuevos precios afectados por esa pérdida en el poder adquisitivo del quetzal empobreciéndose lenta y dolorosamente.

Por todo lo anterior, se dice que la Inflación es el peor de los impuestos ya que destruye la riqueza de las personas en forma desigual e injusta.  Provoca una injusta redistribución de la riqueza.

El Banco de Guatemala debe tener mucho cuidado que no se le escape de las manos la Inflación.  De hecho, siempre he considerado que la meta anual de inflación es demasiado alta.  Que la meta de inflación debería ser 0%.   De esta manera, la idea es que el poder adquisitivo del quetzal se mantenga inalterable.   Pero dado que ya hay unas metas inflacionarias, el Banco de Guatemala debe velar porque no se superen.  Mejor si quedamos por debajo de las mismas.  Y debe resistirse a cualquier manipulación de cualquier variable que implique afectar la tasa de inflación a favor de una u otra política o privilegio para algún sector como lo sería la compra de dólares que monetizan la economía con tal de mantener depreciado, en forma artificial, el tipo de cambio.  Y cuidado, esas monetizaciones generan presiones inflacionarias que luego tienen que recogerse mediante instrumentos de política monetaria a través de operaciones de mercado abiertas u otras que provocan a la larga que estemos cebando una nueva bomba monetaria.  Dejemos que el mercado libre lleve a cabo sus ajustes en forma natural.

El Banco de Guatemala tiene que cuidar su reputación y actuar técnica y moralmente evitando ese nefasto impuesto a los más pobres conocido como Inflación.  Espero que lo político no desplace a lo técnico a modo de cuidar el valor de nuestro Quetzal.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo