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EL PARTIDO

Warren Orbaugh
26 de septiembre, 2018

Suponga que juega un partido de futbol. Usted pertenece al equipo Azul y Blanco y juega contra el equipo Rojo. Sin embargo, los Rojos gozan de ciertos privilegios que los Azul y Blanco no tienen: los Rojos son inmunes e impunes.

Usted lleva la pelota y le hace un pase a su compañero Milito Digno. Iván Fullero, del equipo Rojo lo intercepta parando la bola con la mano, se la acomoda y de una patada le hace un pase a su compañero Fabián Marrullero quien está fuera de lugar. Fabián recibe el esférico con la mano derecha, se la acomoda y de un chutazo a la esquina le mete un gol al portero Azul y Blanco, Custodio Detentodo.

« ¡Gooooooooool!» grita el narrador y el árbitro lo concede.

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Usted se dirige indignado al árbitro Casimiro Cotilleo y le dice:

« ¿Acaso no vio eso, señor árbitro? Fullero metió la mano para parar el balón. ¡Es una falta! Y además, Marrullero, quien también metió mano estaba fuera de lugar. ¡Son dos faltas! ¿Qué va a hacer?»

«Dar el gol por válido.» Dijo el árbitro.

« ¿Cómo? ¡Si fueron tres faltas para meter ese gol!» alega usted.

«Bueno, verá usted, el equipo Rojo goza de inmunidad e impunidad, por lo que no puedo sancionarlos, aunque usted tenga razón.» Dijo el árbitro CC.

No obstante estar molesto, usted saca la pelota haciendo un pase a su compañero Optimo Cambiasso. Cambiasso se la pasa a Milito. Milito se la devuelve a Cambiasso. Cambiasso baila a Fullero y le hace un túnel a Marrullero. Usted recibe el pase tirando a la esquina superior derecha de la portería. El portero Bravo Lanzado se tira, mas no alcanza el balón.

« ¡Gooooooooool!» grita el narrador Pepino Versión.

Del público sale la señorita Amparito Gimotea y corre a suplicarle al árbitro CC que proteja al portero Bravo Lanzado.

«Un momento,» dice el árbitro CC, «se anula el gol.»

« ¡Cómo! ¿Por qué?» Dice usted.

«Voy a revisar la jugada con los árbitros de línea, Choca Cauto y Celebre Capón.»

Usted, sus compañeros del equipo Azul y Blanco, los jugadores del equipo Rojo, Amparito Gimotea y todo el público aguardan la decisión de los árbitros CC, CC y CC.

«Hemos resuelto por unanimidad que el gol queda anulado,» dijo Casimiro Cotilleo, «porque usted no puede recibir el pase y tirar a la portería en un movimiento. Debió haber parado el esférico para darle tiempo de prepararse al portero Rojo, Bravo Lanzado. Usted lo agarró desprevenido.»

«Pero eso no está escrito en ningún lado. Las reglas del futbol dicen que si puedo hacerlo. ¡Estoy facultado para hacerlo! El gol es válido según las reglas del juego.» Afirma usted.

« ¡No! Usted se equivoca,» dice Amparito Gimotea, «las reglas del futbol son las que los árbitros CC, CC y CC dicen que son –sin importar lo que esté escrito. Y las resoluciones de ellos se acatan y no se cuestionan. No hay quien pueda pedirle cuentas a Casimiro Cotilleo, a Choca Cauto y a Celebre Capón. El veredicto es final y punto.»

El juego continúa. Bravo Lanzado hace un despeje larguísimo. Milito se dispone a interceptarlo con la cabeza, pero Iván lo embiste, lo patea y recibe el balón con las manos.

« ¡Falta!» grita usted.

«Continúe» grita el árbitro, «ley de la ventaja.»

Iván le hace un pase a Marrullero quien recibe el pase tirando a la esquina inferior derecha de la portería. El portero Custodio Detentodo atrapa el esférico.

Iván se dirige al árbitro Casimiro Cotilleo y le dice: «Solicito que expulse al portero del equipo Azul y Blanco, Custodio Detentodo, por uso de pantalones ilícitos.»

« ¿Cómo?» dice usted.

«Vea don Casimiro,» dice Iván, «el uniforme del equipo Azul y Blanco es precisamente azul y blanco, y los pantalones del portero Detentodo son negros. Claramente eso es ilícito.»

Entonces llega Tula –Gigante– Aledaña arrastrando al aterrado sastre Arduo Capotero.

«Sí, yo hice esos pantalones,» chía el sastre Capotero, «pero los hice con la mejor tela, comprada con mi dinero a don Tafetán Batista. Los hice así para evitar su deterioro provocando retrasos en el partido.»

« ¡Pero si los pantalones del portero del equipo Rojo, Bravo Lanzado, son verde esperanza y el uniforme del equipo es rojo! ¿No debería entonces, también ser expulsado?» Pregunta usted.

Tres golfos del público gritan: «Expulsen a Detentodo. Expulsen a Detentodo. Expulsen a Detentodo. Pueblo unido jamás será vencido. Expulsen a Detentodo. Expulsen a Detentodo. Expulsen a Detentodo.»

Pepino Versión entrevista a Jamón Ligadura y a Baúl Tajo:

« ¿Qué opinan de la acusación de Iván Fullero en contra de Custodio Detentodo?» pregunta.

«Obviamente, Detentodo cometió el delito de usar pantalones ilícitos y debe ser expulsado.» dice Jamón Ligadura. «Lo que Iván Fullero hace es luchar contra la corrupción para que el juego sea limpio. Además, todo el público está exigiendo la expulsión de Detentodo.»

«No coincido con mi colega Ligadura,» dice Baúl Tajo, «el uso de pantalones negros no es ilícito. No es delito alguno. Los árbitros se están excediendo en sus funciones. La combinación de colores de los uniformes no es de su competencia. Y sólo son tres granujas quienes piden la expulsión del portero Azul y Blanco. Y de esos, un truhan es un estudiante que lleva diez años en primero básico, el otro es un ladrón de energía, y el tercero es un acarreado que hace lo que le digan que haga. Lo que tienen en común es que son el colectivo JODECA. Así que están muy lejos de ser ‘todo el público’, como quiere Ligadura que creamos.»

Usted se dirige al árbitro y le dice: «Si expulsan a Detentodo nos quedaremos sin portero. ¿Cómo pretende que juguemos así?»

«Nosotros les prestamos a nuestro portero de repuesto, Manitas Flojas.» dice Iván.

«Me parece una buena idea.» Dice Casimiro Cotilleo.

« ¡Pero eso es jugar sucio!» exclama usted. « ¡Pretenden quitarme a mi portero argumentando un delito que no es delito, una situación que no es distinta a la del portero Rojo, y quieren sustituirlo por un jugador enemigo que evidentemente no parará los tiros a gol! ¡Eso es juego sucio!»

Entonces llegan corriendo Ulf Moneyson y Majken Falson, representantes de los financistas del equipo Rojo, quienes dicen: «Le concedemos ‘Der Left Livelihood Award’, premio alternativo al Vogel, a Iván Fullero y a Fabián Marrullero por promover el juego limpio.»

Los tres golfos del público aplauden y gritan: « ¡Bravo! Bien merecido. ¡Bravo!»

Llegan otros dos, Manejo Cláusula y Jode Dale de ODZH (la Organización de la Defensa de los Zurdos Humanos) con otro premio, el BOLA, para Iván y Fabián por: «su dedicación al juego limpio» dicen.

Los tres golfos del colectivo JODECA aplauden y gritan: « ¡Bravo! Bien merecido. ¡Bravo!»

«El juego debe continuar.» Dice Casimiro Cotilleo.

Dígame, ¿aceptaría jugar bajo esas condiciones? ¿No? ¿Quién podría aceptar? Y entonces, ¿cómo aceptamos que la CICIG, con privilegios como los del equipo Rojo –impunidad e inmunidad– opere en nuestro sistema de justicia? ¿Cómo aceptamos toda esa farándula montada por la izquierda internacional? Y es que no la esconden. Está a la vista. Operan a la luz del día. ¿O cree que esos premios a Thelma Aldana e Iván Velásquez, tan oportunos, no son parte de este teatro mediático para apuntalar a sus allegados? ¿Acaso no se ve con claridad esa agenda política, que es una estrategia clara de la izquierda socialista para defenestrar al presidente y de llamar a una asamblea constituyente, logrando así lo que no han podido hacer por medios democráticos? Como les funcionó con Otto Pérez Molina, creen haber descubierto cual es la estrategia para llegar al poder.

Desde luego que el combate a la corrupción es necesaria, pero no se hace corrompiendo el sistema judicial, como ha hecho la CICIG –con testigos falsos, presión a jueces, acusaciones penales para delitos administrativos, atropellar la integridad física de algunas personas (Zimeri y Pavel Centeno) y abuso de la prisión preventiva, entre otros.

¿O cree que otorgarle el poder de actuar con impunidad a un grupo de personas no las va a corromper?

La persecución de los corruptos debe hacerse dentro del marco de la ley. Y el combate a la corrupción no consiste sólo en perseguir delincuentes, sino en transformar las instituciones, para evitar otorgar poderes arbitrarios a funcionarios, quienes seguramente se aprovecharán de estos.

NADIE, PERO NADIE, ESTÁ POR ENCIMA DE LA LEY.

Siendo así, ¿qué país querría que le impusieran una CICIG?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

EL PARTIDO

Warren Orbaugh
26 de septiembre, 2018

Suponga que juega un partido de futbol. Usted pertenece al equipo Azul y Blanco y juega contra el equipo Rojo. Sin embargo, los Rojos gozan de ciertos privilegios que los Azul y Blanco no tienen: los Rojos son inmunes e impunes.

Usted lleva la pelota y le hace un pase a su compañero Milito Digno. Iván Fullero, del equipo Rojo lo intercepta parando la bola con la mano, se la acomoda y de una patada le hace un pase a su compañero Fabián Marrullero quien está fuera de lugar. Fabián recibe el esférico con la mano derecha, se la acomoda y de un chutazo a la esquina le mete un gol al portero Azul y Blanco, Custodio Detentodo.

« ¡Gooooooooool!» grita el narrador y el árbitro lo concede.

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Usted se dirige indignado al árbitro Casimiro Cotilleo y le dice:

« ¿Acaso no vio eso, señor árbitro? Fullero metió la mano para parar el balón. ¡Es una falta! Y además, Marrullero, quien también metió mano estaba fuera de lugar. ¡Son dos faltas! ¿Qué va a hacer?»

«Dar el gol por válido.» Dijo el árbitro.

« ¿Cómo? ¡Si fueron tres faltas para meter ese gol!» alega usted.

«Bueno, verá usted, el equipo Rojo goza de inmunidad e impunidad, por lo que no puedo sancionarlos, aunque usted tenga razón.» Dijo el árbitro CC.

No obstante estar molesto, usted saca la pelota haciendo un pase a su compañero Optimo Cambiasso. Cambiasso se la pasa a Milito. Milito se la devuelve a Cambiasso. Cambiasso baila a Fullero y le hace un túnel a Marrullero. Usted recibe el pase tirando a la esquina superior derecha de la portería. El portero Bravo Lanzado se tira, mas no alcanza el balón.

« ¡Gooooooooool!» grita el narrador Pepino Versión.

Del público sale la señorita Amparito Gimotea y corre a suplicarle al árbitro CC que proteja al portero Bravo Lanzado.

«Un momento,» dice el árbitro CC, «se anula el gol.»

« ¡Cómo! ¿Por qué?» Dice usted.

«Voy a revisar la jugada con los árbitros de línea, Choca Cauto y Celebre Capón.»

Usted, sus compañeros del equipo Azul y Blanco, los jugadores del equipo Rojo, Amparito Gimotea y todo el público aguardan la decisión de los árbitros CC, CC y CC.

«Hemos resuelto por unanimidad que el gol queda anulado,» dijo Casimiro Cotilleo, «porque usted no puede recibir el pase y tirar a la portería en un movimiento. Debió haber parado el esférico para darle tiempo de prepararse al portero Rojo, Bravo Lanzado. Usted lo agarró desprevenido.»

«Pero eso no está escrito en ningún lado. Las reglas del futbol dicen que si puedo hacerlo. ¡Estoy facultado para hacerlo! El gol es válido según las reglas del juego.» Afirma usted.

« ¡No! Usted se equivoca,» dice Amparito Gimotea, «las reglas del futbol son las que los árbitros CC, CC y CC dicen que son –sin importar lo que esté escrito. Y las resoluciones de ellos se acatan y no se cuestionan. No hay quien pueda pedirle cuentas a Casimiro Cotilleo, a Choca Cauto y a Celebre Capón. El veredicto es final y punto.»

El juego continúa. Bravo Lanzado hace un despeje larguísimo. Milito se dispone a interceptarlo con la cabeza, pero Iván lo embiste, lo patea y recibe el balón con las manos.

« ¡Falta!» grita usted.

«Continúe» grita el árbitro, «ley de la ventaja.»

Iván le hace un pase a Marrullero quien recibe el pase tirando a la esquina inferior derecha de la portería. El portero Custodio Detentodo atrapa el esférico.

Iván se dirige al árbitro Casimiro Cotilleo y le dice: «Solicito que expulse al portero del equipo Azul y Blanco, Custodio Detentodo, por uso de pantalones ilícitos.»

« ¿Cómo?» dice usted.

«Vea don Casimiro,» dice Iván, «el uniforme del equipo Azul y Blanco es precisamente azul y blanco, y los pantalones del portero Detentodo son negros. Claramente eso es ilícito.»

Entonces llega Tula –Gigante– Aledaña arrastrando al aterrado sastre Arduo Capotero.

«Sí, yo hice esos pantalones,» chía el sastre Capotero, «pero los hice con la mejor tela, comprada con mi dinero a don Tafetán Batista. Los hice así para evitar su deterioro provocando retrasos en el partido.»

« ¡Pero si los pantalones del portero del equipo Rojo, Bravo Lanzado, son verde esperanza y el uniforme del equipo es rojo! ¿No debería entonces, también ser expulsado?» Pregunta usted.

Tres golfos del público gritan: «Expulsen a Detentodo. Expulsen a Detentodo. Expulsen a Detentodo. Pueblo unido jamás será vencido. Expulsen a Detentodo. Expulsen a Detentodo. Expulsen a Detentodo.»

Pepino Versión entrevista a Jamón Ligadura y a Baúl Tajo:

« ¿Qué opinan de la acusación de Iván Fullero en contra de Custodio Detentodo?» pregunta.

«Obviamente, Detentodo cometió el delito de usar pantalones ilícitos y debe ser expulsado.» dice Jamón Ligadura. «Lo que Iván Fullero hace es luchar contra la corrupción para que el juego sea limpio. Además, todo el público está exigiendo la expulsión de Detentodo.»

«No coincido con mi colega Ligadura,» dice Baúl Tajo, «el uso de pantalones negros no es ilícito. No es delito alguno. Los árbitros se están excediendo en sus funciones. La combinación de colores de los uniformes no es de su competencia. Y sólo son tres granujas quienes piden la expulsión del portero Azul y Blanco. Y de esos, un truhan es un estudiante que lleva diez años en primero básico, el otro es un ladrón de energía, y el tercero es un acarreado que hace lo que le digan que haga. Lo que tienen en común es que son el colectivo JODECA. Así que están muy lejos de ser ‘todo el público’, como quiere Ligadura que creamos.»

Usted se dirige al árbitro y le dice: «Si expulsan a Detentodo nos quedaremos sin portero. ¿Cómo pretende que juguemos así?»

«Nosotros les prestamos a nuestro portero de repuesto, Manitas Flojas.» dice Iván.

«Me parece una buena idea.» Dice Casimiro Cotilleo.

« ¡Pero eso es jugar sucio!» exclama usted. « ¡Pretenden quitarme a mi portero argumentando un delito que no es delito, una situación que no es distinta a la del portero Rojo, y quieren sustituirlo por un jugador enemigo que evidentemente no parará los tiros a gol! ¡Eso es juego sucio!»

Entonces llegan corriendo Ulf Moneyson y Majken Falson, representantes de los financistas del equipo Rojo, quienes dicen: «Le concedemos ‘Der Left Livelihood Award’, premio alternativo al Vogel, a Iván Fullero y a Fabián Marrullero por promover el juego limpio.»

Los tres golfos del público aplauden y gritan: « ¡Bravo! Bien merecido. ¡Bravo!»

Llegan otros dos, Manejo Cláusula y Jode Dale de ODZH (la Organización de la Defensa de los Zurdos Humanos) con otro premio, el BOLA, para Iván y Fabián por: «su dedicación al juego limpio» dicen.

Los tres golfos del colectivo JODECA aplauden y gritan: « ¡Bravo! Bien merecido. ¡Bravo!»

«El juego debe continuar.» Dice Casimiro Cotilleo.

Dígame, ¿aceptaría jugar bajo esas condiciones? ¿No? ¿Quién podría aceptar? Y entonces, ¿cómo aceptamos que la CICIG, con privilegios como los del equipo Rojo –impunidad e inmunidad– opere en nuestro sistema de justicia? ¿Cómo aceptamos toda esa farándula montada por la izquierda internacional? Y es que no la esconden. Está a la vista. Operan a la luz del día. ¿O cree que esos premios a Thelma Aldana e Iván Velásquez, tan oportunos, no son parte de este teatro mediático para apuntalar a sus allegados? ¿Acaso no se ve con claridad esa agenda política, que es una estrategia clara de la izquierda socialista para defenestrar al presidente y de llamar a una asamblea constituyente, logrando así lo que no han podido hacer por medios democráticos? Como les funcionó con Otto Pérez Molina, creen haber descubierto cual es la estrategia para llegar al poder.

Desde luego que el combate a la corrupción es necesaria, pero no se hace corrompiendo el sistema judicial, como ha hecho la CICIG –con testigos falsos, presión a jueces, acusaciones penales para delitos administrativos, atropellar la integridad física de algunas personas (Zimeri y Pavel Centeno) y abuso de la prisión preventiva, entre otros.

¿O cree que otorgarle el poder de actuar con impunidad a un grupo de personas no las va a corromper?

La persecución de los corruptos debe hacerse dentro del marco de la ley. Y el combate a la corrupción no consiste sólo en perseguir delincuentes, sino en transformar las instituciones, para evitar otorgar poderes arbitrarios a funcionarios, quienes seguramente se aprovecharán de estos.

NADIE, PERO NADIE, ESTÁ POR ENCIMA DE LA LEY.

Siendo así, ¿qué país querría que le impusieran una CICIG?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo