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Corrupción y piratería

Redacción
18 de diciembre, 2019

Cuando tengo discusiones sobre cómo comprender y enfrentar la corrupción siempre se me viene a la mente la piratería. La piratería es un fenómeno que probablemente todos o la mayoría de los guatemaltecos nos hemos enfrentado de forma directa o indirectamente y del cual se pueden obtener varias lecciones que podemos comparar con la corrupción. Al fin y al cabo, la piratería es una forma de corrupción bastante clara pero que pasamos por alto muchas veces. Incluso se suele justificar de manera similar: “la piratería es un crimen sin víctimas” “los ricos seguirán siendo ricos aún con piratería” “la piratería es una forma de tener acceso a recursos como muchas otras formas más” y así muchas frases más que probablemente usan los corruptos para justificar el robo de recursos públicos y que todos sabemos que no son ciertas. 

La piratería es fácil de hacer. Tanto para el que produce, como para el que vende y finalmente el que compra. Es una transacción rápida, barata y sencilla. Pareciera que la corrupción ocurre también en los lugares en donde los costos de incurrir en prácticas ilegales son bajos y los beneficios son altos. Por otro lado, la piratería ocurre también por la ausencia de productos accesibles y eficientes para las personas. Por eso es que plataformas digitales han sido exitosas en lograr que las personas utilicen sus servicios de manera masiva compitiendo con la forma tradicional de entretenimiento como el cine, ofreciendo precios baratos para obtener bastante contenido. Trasladando este ejemplo a la corrupción, esta ocurre cuando seguir las reglas es demasiado costoso y contraproducente o cuando la alternativa correcta simplemente no es accesible. Es necesario innovar en procesos y procedimientos que limiten las oportunidades de corromper el sistema. 

Por otro lado, está la ausencia de sanciones hacia dichas prácticas. En Guatemala difícilmente encontraremos un caso en donde alguna autoridad haya sancionado la producción, distribución o compra de películas piratas. Es más, no tengo claro si siquiera existe alguna autoridad designada para perseguir dicha práctica. En el caso de países más desarrollados, como Alemania, las sanciones son exageradamente altas y la probabilidad que te “cachen” cometiendo piratería es bastante alta también por lo que la actividad ya no resulta tan atractiva o lucrativa. Para limitar la corrupción también se debería pensar en ambos elementos, la posibilidad que te sorprendan cometiendo una ilegalidad y la sanción que te impondrán si lo hacen, siendo la primera de estas probablemente la más importante ya que sin ella la segunda pierda relevancia. 

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Finalmente, está el problema ético. Tanto la piratería como la corrupción se ha “normalizado” dentro de determinados espacios. Se ha intentado incluso justificar incurrir en cualquiera de estas prácticas en determinados momentos. Para cambiar la forma de pensar de las personas es necesario implementar mecanismos que permitan que las personas sientan culpa y denuncien estas malas prácticas como lo ha intentado hacer bastante el sector de producción de películas con sus campañas masivas. Hacer conciencia constantemente en las personas podría generar un efecto de reconocimiento de culpa y de “cero tolerancia” a dichas prácticas.  

En resumen, creo que podemos extrapolar ciertas experiencias o lecciones que nos ha dejado el mundo de la piratería. Es necesario que hacer las cosas bien no sea costoso y que siempre sea la opción viable. También es importante que cualquier desvío de la acción esperada (corrupción) sea identificada y sancionada. Por último, se debe recuperar la ética de las personas para que las acciones buenas tengan un fundamento sean reconocidas. La corrupción ocurre porque es fácil de hacerla, difícil de cachar y porque hasta cierto punto las personas la toleran o justifican tal como ha ocurrido con la piratería. 

Corrupción y piratería

Redacción
18 de diciembre, 2019

Cuando tengo discusiones sobre cómo comprender y enfrentar la corrupción siempre se me viene a la mente la piratería. La piratería es un fenómeno que probablemente todos o la mayoría de los guatemaltecos nos hemos enfrentado de forma directa o indirectamente y del cual se pueden obtener varias lecciones que podemos comparar con la corrupción. Al fin y al cabo, la piratería es una forma de corrupción bastante clara pero que pasamos por alto muchas veces. Incluso se suele justificar de manera similar: “la piratería es un crimen sin víctimas” “los ricos seguirán siendo ricos aún con piratería” “la piratería es una forma de tener acceso a recursos como muchas otras formas más” y así muchas frases más que probablemente usan los corruptos para justificar el robo de recursos públicos y que todos sabemos que no son ciertas. 

La piratería es fácil de hacer. Tanto para el que produce, como para el que vende y finalmente el que compra. Es una transacción rápida, barata y sencilla. Pareciera que la corrupción ocurre también en los lugares en donde los costos de incurrir en prácticas ilegales son bajos y los beneficios son altos. Por otro lado, la piratería ocurre también por la ausencia de productos accesibles y eficientes para las personas. Por eso es que plataformas digitales han sido exitosas en lograr que las personas utilicen sus servicios de manera masiva compitiendo con la forma tradicional de entretenimiento como el cine, ofreciendo precios baratos para obtener bastante contenido. Trasladando este ejemplo a la corrupción, esta ocurre cuando seguir las reglas es demasiado costoso y contraproducente o cuando la alternativa correcta simplemente no es accesible. Es necesario innovar en procesos y procedimientos que limiten las oportunidades de corromper el sistema. 

Por otro lado, está la ausencia de sanciones hacia dichas prácticas. En Guatemala difícilmente encontraremos un caso en donde alguna autoridad haya sancionado la producción, distribución o compra de películas piratas. Es más, no tengo claro si siquiera existe alguna autoridad designada para perseguir dicha práctica. En el caso de países más desarrollados, como Alemania, las sanciones son exageradamente altas y la probabilidad que te “cachen” cometiendo piratería es bastante alta también por lo que la actividad ya no resulta tan atractiva o lucrativa. Para limitar la corrupción también se debería pensar en ambos elementos, la posibilidad que te sorprendan cometiendo una ilegalidad y la sanción que te impondrán si lo hacen, siendo la primera de estas probablemente la más importante ya que sin ella la segunda pierda relevancia. 

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Finalmente, está el problema ético. Tanto la piratería como la corrupción se ha “normalizado” dentro de determinados espacios. Se ha intentado incluso justificar incurrir en cualquiera de estas prácticas en determinados momentos. Para cambiar la forma de pensar de las personas es necesario implementar mecanismos que permitan que las personas sientan culpa y denuncien estas malas prácticas como lo ha intentado hacer bastante el sector de producción de películas con sus campañas masivas. Hacer conciencia constantemente en las personas podría generar un efecto de reconocimiento de culpa y de “cero tolerancia” a dichas prácticas.  

En resumen, creo que podemos extrapolar ciertas experiencias o lecciones que nos ha dejado el mundo de la piratería. Es necesario que hacer las cosas bien no sea costoso y que siempre sea la opción viable. También es importante que cualquier desvío de la acción esperada (corrupción) sea identificada y sancionada. Por último, se debe recuperar la ética de las personas para que las acciones buenas tengan un fundamento sean reconocidas. La corrupción ocurre porque es fácil de hacerla, difícil de cachar y porque hasta cierto punto las personas la toleran o justifican tal como ha ocurrido con la piratería.