Las sirenas no existen. Sus cantos tampoco. ¿Por qué, entonces, siguen convenciendo a las grandes mayorías? Tal vez sea porque, en medio de sus vidas imperfectas, aún creen en los cantos que endulzan el oído, que ofrecen un futuro mejor, cualquiera que éste sea, y de pronto una vida menos dura pues habrá abundancia para aquellos que tienen menos y, sobre todo, será gratuita.
Parece que una gran cantidad de ciudadanos norteamericanos fueron seducidos por esos cantos que no son más que una serie de mensajes que atraen a las masas. Es fácil engañar cuando el criterio y la capacidad de análisis son limitados, derivado de un sistema educativo que favorece la memorización y resta tiempo a entrenar el cerebro para tener capacidad de análisis que conduzca a un argumento crítico que cuestiona, investiga, lee, consulta y luego decide.
La ley del menor esfuerzo rápidamente explicaría lo anterior, sumado a la necesidad de tener líderes a quienes seguir y de quienes se puede aprender. Lamentablemente abundan los llamados “ídolos de barro” que tardan muy poco, se rompen con una palabra de algún adversario y sus “enseñanzas” se van con él.
Al momento de escribir este artículo, aún no sabemos quién será el 46 Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, país que ejerce la hegemonía mundial y que la ha combatido brazo a brazo con China, quien no cesa en sus intentos de ostentar tan importante posición en este nuestro planeta llamado Tierra.
Las sospechas de fraude (creo que serán evidencia una vez confirmadas por la autoridad electoral) son increíblemente abundantes. Al parecer, el voto por correo se prestó a una masiva manipulación. Los fantasmas que fueron a votar rompieron los récords de Halloween y las papeletas fotocopiadas habrán quemado un buen número de impresoras. El ingrediente secreto parece ser la colocación de isótopos no radioactivos como marca de agua en las papeletas originales, a cargo de la Guardia Nacional.
Aún si el Presidente Trump es reelecto, la carrera hacia la Casa Blanca ha sido muy cerrada. Los cantos de sirena lograron convencer a muchos millones de personas. Esto es de una trascendencia enorme. Estados Unidos se caracteriza por ser un país que se esfuerza para que sus ciudadanos sean libres. Es un ejemplo de capitalismo donde cualquiera puede pasar de “trapos a riqueza”, como reza el dicho en inglés (rags to riches), incluyendo a los migrantes. Nunca hemos visto a miles de personas arriesgando sus vidas para ir a vivir a China, a Venezuela o a Cuba. El flujo es siempre a la inversa. Todos ellos que deciden dejar sus vidas y sus raíces, han entendido que los cantos de sirena están llenos de mentiras y manipulaciones.
Lo que me cuesta mucho trabajo entender es por qué hay gremios cuyos miembros creen en la retórica socialista (o aparentan creerla por conveniencia). Hablo de actores que han logrado tener éxito en una sociedad capitalista, generando enormes fortunas gracias a su talento y a la oportunidad que les ha dado ese sistema de gobierno y de sociedad. Lo mismo va para grandes empresarios creadores de las redes sociales, de tecnología y de muchas otras cosas que han hecho nuestras vidas más fáciles, con mayor comunicación y desarrollo. También están los medios de comunicación cuya base fundamental de existencia es la libertad de expresión, que resulta ser la primera libertad que se pierde en un sistema socialista.
La lucha por la Casa Blanca continuará bajo el escrutinio de todo un país. Esperamos que la verdad salga a la luz pronto para romper esta incertidumbre que se suma a la que ya traemos desde marzo a causa de la pandemia. ¡Vaya 2020! Pero, lo más importante a recordar es que los socialistas se atrevieron a romper un sistema democrático en el país más poderoso del mundo y lograron convencer a grandes mayorías. Esta batalla nunca será abandonada pues enriquecerse a costa de la pobreza de los demás y el afán incansable de controlar las vidas de todos, es un canto real que resuena en sus mentes pequeñas, llenas de envidia y ansiosas de poder.
Las sirenas no existen. Sus cantos tampoco. ¿Por qué, entonces, siguen convenciendo a las grandes mayorías? Tal vez sea porque, en medio de sus vidas imperfectas, aún creen en los cantos que endulzan el oído, que ofrecen un futuro mejor, cualquiera que éste sea, y de pronto una vida menos dura pues habrá abundancia para aquellos que tienen menos y, sobre todo, será gratuita.
Parece que una gran cantidad de ciudadanos norteamericanos fueron seducidos por esos cantos que no son más que una serie de mensajes que atraen a las masas. Es fácil engañar cuando el criterio y la capacidad de análisis son limitados, derivado de un sistema educativo que favorece la memorización y resta tiempo a entrenar el cerebro para tener capacidad de análisis que conduzca a un argumento crítico que cuestiona, investiga, lee, consulta y luego decide.
La ley del menor esfuerzo rápidamente explicaría lo anterior, sumado a la necesidad de tener líderes a quienes seguir y de quienes se puede aprender. Lamentablemente abundan los llamados “ídolos de barro” que tardan muy poco, se rompen con una palabra de algún adversario y sus “enseñanzas” se van con él.
Al momento de escribir este artículo, aún no sabemos quién será el 46 Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, país que ejerce la hegemonía mundial y que la ha combatido brazo a brazo con China, quien no cesa en sus intentos de ostentar tan importante posición en este nuestro planeta llamado Tierra.
Las sospechas de fraude (creo que serán evidencia una vez confirmadas por la autoridad electoral) son increíblemente abundantes. Al parecer, el voto por correo se prestó a una masiva manipulación. Los fantasmas que fueron a votar rompieron los récords de Halloween y las papeletas fotocopiadas habrán quemado un buen número de impresoras. El ingrediente secreto parece ser la colocación de isótopos no radioactivos como marca de agua en las papeletas originales, a cargo de la Guardia Nacional.
Aún si el Presidente Trump es reelecto, la carrera hacia la Casa Blanca ha sido muy cerrada. Los cantos de sirena lograron convencer a muchos millones de personas. Esto es de una trascendencia enorme. Estados Unidos se caracteriza por ser un país que se esfuerza para que sus ciudadanos sean libres. Es un ejemplo de capitalismo donde cualquiera puede pasar de “trapos a riqueza”, como reza el dicho en inglés (rags to riches), incluyendo a los migrantes. Nunca hemos visto a miles de personas arriesgando sus vidas para ir a vivir a China, a Venezuela o a Cuba. El flujo es siempre a la inversa. Todos ellos que deciden dejar sus vidas y sus raíces, han entendido que los cantos de sirena están llenos de mentiras y manipulaciones.
Lo que me cuesta mucho trabajo entender es por qué hay gremios cuyos miembros creen en la retórica socialista (o aparentan creerla por conveniencia). Hablo de actores que han logrado tener éxito en una sociedad capitalista, generando enormes fortunas gracias a su talento y a la oportunidad que les ha dado ese sistema de gobierno y de sociedad. Lo mismo va para grandes empresarios creadores de las redes sociales, de tecnología y de muchas otras cosas que han hecho nuestras vidas más fáciles, con mayor comunicación y desarrollo. También están los medios de comunicación cuya base fundamental de existencia es la libertad de expresión, que resulta ser la primera libertad que se pierde en un sistema socialista.
La lucha por la Casa Blanca continuará bajo el escrutinio de todo un país. Esperamos que la verdad salga a la luz pronto para romper esta incertidumbre que se suma a la que ya traemos desde marzo a causa de la pandemia. ¡Vaya 2020! Pero, lo más importante a recordar es que los socialistas se atrevieron a romper un sistema democrático en el país más poderoso del mundo y lograron convencer a grandes mayorías. Esta batalla nunca será abandonada pues enriquecerse a costa de la pobreza de los demás y el afán incansable de controlar las vidas de todos, es un canto real que resuena en sus mentes pequeñas, llenas de envidia y ansiosas de poder.