Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Amar a la patria es una decisión

Juan Diego Godoy
16 de septiembre, 2020

Amar a la patria es difícil. Que nos lo digan nuestros héroes y heroínas nacionales, los exiliados, los migrantes, las madres, los mártires, los estudiantes, los pobres y olvidados. Es difícil porque quien ama de verdad, lo hace lejos de los sentimentalismos y ficciones que sostienen aquellos que no aman. Amar a la patria es una decisión que se toma todos los días. Es un “sí” consciente, un “sí” aguerrido, un “sí” valiente, un “sí” con alas de permanencia, un “sí” suicida, un “sí” con fe. 

Se aman las cualidades y los talentos, pero también los defectos y fracasos. El amor patrio no es selectivo; o se ama todo o no se ama. Dentro de ese proyecto de amor patrio está también el compromiso del cambio; modificar aquello que no está en su lugar habiendo aprendido de las lecciones históricas de nuestra nación. Amar es emprender un arduo viaje.

Por eso no es válido caer en ese “pesimismo de septiembre”. Aquel que aprovecha las fiestas patrias para resaltar solo los fracasos del país y reclama que la independencia no importa mientras tengamos la nación que tenemos. Eso es desamor patrio. Ellos y ellas han decidido no amar a su país, pero es una decisión que aunque duele, respeto, porque el amor no se fuerza, no se impone. Es libertad en su máximo esplendor. 

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Tampoco es válido el otro extremo, ese que en el nombre del amor pretende olvidar su pasado y ocultar las miserias de su presente. Ese sentimentalismo aferrado al azul y blanco y el trillado discurso cargado de motivaciones que pretenden ignorar nuestros mayores desafíos y problemas estructurales e históricos. Aquellos que han decidido optar por este camino, necesitan escuchar nuestras voces para que comprendan que eso que hacen es querer amar sin valentía, ¡querer amar sin responsabilidad! Y es imposible. 

Amar a Guatemala es complicado porque Quauhtlemallan es compleja. Pero lejos de edificar problemas sobre nuestras dificultades, hemos de buscar y encontrar la riqueza en la complejidad, porque la hay. Nadie dijo que sería sencillo sacar adelante a un país tan fragmentado, tan herido, tan olvidado, tan saqueado, pero es que si fuera fácil no conmemoraríamos un día como hoy. Cuando se enfrenta lo difícil, se hace Historia. Y los guatemaltecos de este siglo, de este año, de este día estamos llamados a eso: a la transformación nacional, a la tolerancia y difusión de ideas, al respeto y honor patrio, a la conservación de nuestra riqueza que está, sobretodo, en la dignidad de su gente.

Cabeza cubista de Centroamérica, cuna de los volcanes, luna de Xelajú, casa de los Mayas, refugio del Quetzal, faro del Istmo, tierra de Tecun Uman, encuentro de diversidades, eterna primavera, yo te saludo en tu fiesta y yo decido amarte. ¡Felices y prósperos 199 años!  

@jdgodoyes / Suscríbete a la columna semanal aquí:

https://chat.whatsapp.com/L19b5HubJvhGgtnUfWvHsP

Amar a la patria es una decisión

Juan Diego Godoy
16 de septiembre, 2020

Amar a la patria es difícil. Que nos lo digan nuestros héroes y heroínas nacionales, los exiliados, los migrantes, las madres, los mártires, los estudiantes, los pobres y olvidados. Es difícil porque quien ama de verdad, lo hace lejos de los sentimentalismos y ficciones que sostienen aquellos que no aman. Amar a la patria es una decisión que se toma todos los días. Es un “sí” consciente, un “sí” aguerrido, un “sí” valiente, un “sí” con alas de permanencia, un “sí” suicida, un “sí” con fe. 

Se aman las cualidades y los talentos, pero también los defectos y fracasos. El amor patrio no es selectivo; o se ama todo o no se ama. Dentro de ese proyecto de amor patrio está también el compromiso del cambio; modificar aquello que no está en su lugar habiendo aprendido de las lecciones históricas de nuestra nación. Amar es emprender un arduo viaje.

Por eso no es válido caer en ese “pesimismo de septiembre”. Aquel que aprovecha las fiestas patrias para resaltar solo los fracasos del país y reclama que la independencia no importa mientras tengamos la nación que tenemos. Eso es desamor patrio. Ellos y ellas han decidido no amar a su país, pero es una decisión que aunque duele, respeto, porque el amor no se fuerza, no se impone. Es libertad en su máximo esplendor. 

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Tampoco es válido el otro extremo, ese que en el nombre del amor pretende olvidar su pasado y ocultar las miserias de su presente. Ese sentimentalismo aferrado al azul y blanco y el trillado discurso cargado de motivaciones que pretenden ignorar nuestros mayores desafíos y problemas estructurales e históricos. Aquellos que han decidido optar por este camino, necesitan escuchar nuestras voces para que comprendan que eso que hacen es querer amar sin valentía, ¡querer amar sin responsabilidad! Y es imposible. 

Amar a Guatemala es complicado porque Quauhtlemallan es compleja. Pero lejos de edificar problemas sobre nuestras dificultades, hemos de buscar y encontrar la riqueza en la complejidad, porque la hay. Nadie dijo que sería sencillo sacar adelante a un país tan fragmentado, tan herido, tan olvidado, tan saqueado, pero es que si fuera fácil no conmemoraríamos un día como hoy. Cuando se enfrenta lo difícil, se hace Historia. Y los guatemaltecos de este siglo, de este año, de este día estamos llamados a eso: a la transformación nacional, a la tolerancia y difusión de ideas, al respeto y honor patrio, a la conservación de nuestra riqueza que está, sobretodo, en la dignidad de su gente.

Cabeza cubista de Centroamérica, cuna de los volcanes, luna de Xelajú, casa de los Mayas, refugio del Quetzal, faro del Istmo, tierra de Tecun Uman, encuentro de diversidades, eterna primavera, yo te saludo en tu fiesta y yo decido amarte. ¡Felices y prósperos 199 años!  

@jdgodoyes / Suscríbete a la columna semanal aquí:

https://chat.whatsapp.com/L19b5HubJvhGgtnUfWvHsP