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Las penosas elecciones

Carlos Díaz-Durán
11 de febrero, 2021

Grandes filas de carros. Conforme la fila avanza y el carro se va acercando a la entrada al Club de Oficiales, se empiezan a ver los impulsadores de las distintas planillas. Pareciera ser que entre más cachivaches con colores llamativos se regale, más oportunidades se tiene de ganar. Aprovechando la necesidad de cuidar nuestra salud por la pandemia, sobran las mascarillas y los frascos portátiles de alcohol en gel con las imágenes de las planillas y los candidatos. Lapiceros, libros, leyes, playeras y, por supuesto, antes de llegar al salón principal en el que se lleva a cabo la actividad, salones secundarios alquilados por las planillas con comida “gratis” para los distinguidos agremiados que quieran. Por lo menos esta vez no se ven salones de fiesta con imitadores de Juan Gabriel, edecanes y lechones asándose. 

Al acercarse al salón principal del club, en el que se encuentran las mesas receptoras de votos empieza a verse a los distintos grupos de abogados, luciendo sus mejores y más llamativas galas, platicando como antesala a la emisión del voto. Al salir del salón, continúan las campañas políticas. Sobran también los regalos y los carteles con slogans de los aspirantes a Decano de nuestra única universidad pública. Valga decir que es sumamente disonante que la máxima autoridad académica de una universidad sea electa por voto popular y no por sus méritos académicos, pero eso es tema aparte. 

Una gran inversión de las distintas planillas y sus candidatos. ¿Gastar tanto para optar a un cargo ad honorem a través del cual se debería buscar el desarrollo y mejora del gremio? ¿Tanto altruismo desinteresado en el gremio? Para nada. La abundancia de viandas y baratijas contrasta grandemente con la ausencia de propuestas.

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Pero ¿por qué tanto interés en tener control de la Junta Directiva del Colegio de Abogados y Notarios entonces? Más allá de una institución que trabaja por el bienestar y mejora en el nivel de sus profesionales, el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala se ha convertido en una fuente de poder político. El diseño de nuestro sistema de justicia concede gran poder al gremio de abogados. El sistema tiene muchos incentivos perversos de los que muchos abogados se alimentan para acrecentar su poder político. 

No todos los profesionales que integran el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala son malos. Existen excelentes e intachables profesionales dentro de la práctica legal guatemalteca que han sido activos en la política gremial. En estas elecciones, participaron también profesionales de gran trayectoria que asumieron el reto de enderezar el rumbo del CANG y que no recurrieron a las estrategias politiqueras que normalmente utilizan la mayoría de las planillas. 

Los abogados tenemos una gran responsabilidad por el papel preponderante que el sistema nos ha otorgado en la elección de cortes. La integración de la nueva Corte de Constitucionalidad está a la vuelta de la esquina. Dentro de la elección del magistrado a designarse por el CANG se han anunciado muy buenas opciones. Que en la elección que se avecina no nos gane el silencio a los que queremos que cambien las cosas. En la próxima elección VOTEMOS y votemos por gente que valga la pena.  

Las penosas elecciones

Carlos Díaz-Durán
11 de febrero, 2021

Grandes filas de carros. Conforme la fila avanza y el carro se va acercando a la entrada al Club de Oficiales, se empiezan a ver los impulsadores de las distintas planillas. Pareciera ser que entre más cachivaches con colores llamativos se regale, más oportunidades se tiene de ganar. Aprovechando la necesidad de cuidar nuestra salud por la pandemia, sobran las mascarillas y los frascos portátiles de alcohol en gel con las imágenes de las planillas y los candidatos. Lapiceros, libros, leyes, playeras y, por supuesto, antes de llegar al salón principal en el que se lleva a cabo la actividad, salones secundarios alquilados por las planillas con comida “gratis” para los distinguidos agremiados que quieran. Por lo menos esta vez no se ven salones de fiesta con imitadores de Juan Gabriel, edecanes y lechones asándose. 

Al acercarse al salón principal del club, en el que se encuentran las mesas receptoras de votos empieza a verse a los distintos grupos de abogados, luciendo sus mejores y más llamativas galas, platicando como antesala a la emisión del voto. Al salir del salón, continúan las campañas políticas. Sobran también los regalos y los carteles con slogans de los aspirantes a Decano de nuestra única universidad pública. Valga decir que es sumamente disonante que la máxima autoridad académica de una universidad sea electa por voto popular y no por sus méritos académicos, pero eso es tema aparte. 

Una gran inversión de las distintas planillas y sus candidatos. ¿Gastar tanto para optar a un cargo ad honorem a través del cual se debería buscar el desarrollo y mejora del gremio? ¿Tanto altruismo desinteresado en el gremio? Para nada. La abundancia de viandas y baratijas contrasta grandemente con la ausencia de propuestas.

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Pero ¿por qué tanto interés en tener control de la Junta Directiva del Colegio de Abogados y Notarios entonces? Más allá de una institución que trabaja por el bienestar y mejora en el nivel de sus profesionales, el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala se ha convertido en una fuente de poder político. El diseño de nuestro sistema de justicia concede gran poder al gremio de abogados. El sistema tiene muchos incentivos perversos de los que muchos abogados se alimentan para acrecentar su poder político. 

No todos los profesionales que integran el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala son malos. Existen excelentes e intachables profesionales dentro de la práctica legal guatemalteca que han sido activos en la política gremial. En estas elecciones, participaron también profesionales de gran trayectoria que asumieron el reto de enderezar el rumbo del CANG y que no recurrieron a las estrategias politiqueras que normalmente utilizan la mayoría de las planillas. 

Los abogados tenemos una gran responsabilidad por el papel preponderante que el sistema nos ha otorgado en la elección de cortes. La integración de la nueva Corte de Constitucionalidad está a la vuelta de la esquina. Dentro de la elección del magistrado a designarse por el CANG se han anunciado muy buenas opciones. Que en la elección que se avecina no nos gane el silencio a los que queremos que cambien las cosas. En la próxima elección VOTEMOS y votemos por gente que valga la pena.