Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Los errores de la diplomacia americana en Centroamérica

Nicholas Virzi
21 de mayo, 2021

En mi articulo del 2 de abril, 2021 titulado La hegemonía americana y las elites depredadoras, escribí sobre las amenazas latentes presentes en la estrategia de EEUU de presionar por rápidos cambios en los sistemas políticos de la región centroamericana. La principal amenaza se presenta en el escenario que los gobernantes de la región se cansen de la constante presión americana para que tomen decisiones que EEUU ve necesarias para avanzar sus intereses en su esfera de influencia. Al cansarse de la presión americana, los líderes políticos centroamericanos pueden recurrir al uso de algo que los diplomáticos americanos consideran que no tienen … opciones.

EEUU se plantea en la región como el líder de una lucha transnacional contra la corrupción. Esta lucha se dirige en contra de los regímenes de la región que EEUU considera obstaculizan el desarrollo de sus países, resultando en la falta de creación de empleo y la consiguiente emigración irregular hacia EEUU. EEUU basa su estrategia y discurso sobre datos relevantes. Los datos disponibles sobre corrupción demuestran una alta relación entre control de corrupción y niveles de vida. Sin embargo, la estrategia de EEUU se basa en ciertas premisas que pueden ser cuestionadas:

  • La crisis migratoria es culpa de los gobiernos de la región
  • La corrupción debería de ser la prioridad número uno para la política exterior de EEUU
  • Los países no pueden desarrollar en presencia de corrupción
  • EEUU es el ejemplo a seguir en materia de control de corrupción y sistema de justicia imparcial
  • EEUU es un aliado confiable para los gobernantes de la región
  • Los países de la región no tienen más opciones que obedecer las directrices de EEUU

El primer punto no es tan simple como lo pinta EEUU. EEUU tiene razón al decir que la mala gestión de los gobiernos centroamericanos ha obstaculizado su desarrollo e incidido en la falta de oportunidades de empleo a nivel local. Sin embargo, algunos factores que comúnmente se citan como causas de la emigración han ido variando en la dirección opuesta a la emigración irregular. La violencia en Guatemala, por ejemplo, viene bajando de manera significativa desde 2009. Por otro lado, la corrupción esta siempre presente en la región, pero una constante no puede explicar una variación tan drástica como la que caracteriza el flujo migratorio hacia EEUU, que ha disparado descomunalmente desde que tomó poder Joe Biden. La verdad que obvia el Departamento de Estado de EEUU es que la crisis en la frontera de EEUU es debida a las decisiones precipitadas tomadas por el mismo presidente de EEUU en su afán de revertir todo lo que hizo su predecesor en la Casa Blanca. La culpa de la actual crisis fronteriza la tiene el mismo presidente Biden al haber emitido mensajes equivocados que levantaron las expectativas por toda la región que EEUU había relajado la aplicación de sus leyes migratorias. 

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Puntos dos y tres se pueden analizar juntos. El punto dos esta simplemente equivocado. Desde una perspectiva internacionalista basada en el pensamiento realista, la primera prioridad para EEUU debería de ser mantener la hegemonía de EEUU en la región, que es clave para la seguridad de EEUU. EEUU nunca ha tenido cerca a sus enemigos. Sus guerras se pelean lejos de sus fronteras. Ese es un lujo único que no goza ninguna otra potencia. En este contexto, la corrupción, por más importante que sea, pasa a un plano de menor importancia en comparación con esta consideración. Con respecto al punto tres, la corrupción seguramente mina el potencial de desarrollo de cualquier país, pero no lo hace imposible. La experiencia de China en materia de desarrollo lo demuestra. En muchos casos, el desarrollo ha antecedido la mitigación sustancial de la corrupción.

Analizando el punto cuatro, EEUU definitivamente no es el mejor ejemplo para abanderar una lucha contra la corrupción, y menos un sistema de justicia imparcial. EEUU es el país más corrupto entre los países desarrollados. Ni siquiera esta en los primeros 30 países del mundo, según datos del Banco Mundial. Así mismo, los escándalos de justicia selectiva en EEUU no han dejado de ser percibidos en el resto del mundo. Las agencias del departamento de justicia, el FBI, la CIA, la administración tributaria en EEUU han sido politizadas para oprimir voces de derecha en EEUU, con total impunidad. La familia del mismo presidente Biden se ha visto involucrada en trafico de influencias de un nivel sin precedentes, también con total impunidad, mientras se enjuició políticamente al ex presidente Trump por indagar sobre esas actividades. Si las hubiera hecho un funcionario guatemalteco, cabe poca duda que la diplomacia de EEUU estaría abogando por una investigación en su contra, con prisión preventiva de por medio. Este trato desigual se puede tomar como evidencia de la peor forma de justicia politizada y selectiva. Cuando gobernantes regionales ven que se persiguió al presidente Trump durante su campaña, su presidencia y ahora se abre una investigación criminal en su contra, no pueden dejar de pensar que EEUU tiene pensado hacerles lo mismo a ellos. Dicho de otra manera, EEUU no practica lo que predica, y eso está a la vista del mundo entero.

Con respecto al quinto punto, la reputación de confiabilidad de EEUU como aliado para los gobernantes de la región no es tan sólida como EEUU quisiera hacer pensar. La historia moderna no apoya la tesis de que EEUU es el aliado más confiable. Los gobiernos de la región se aliaron con EEUU durante la Guerra Fría para combatir la amenaza del comunismo global. Cabe recalcar que en aquel tiempo EEUU mismo puso la democracia y la corrupción en un plano menor de prioridad, debajo de su seguridad nacional. Para derrotar al comunismo en la región, EEUU se alió con gobiernos autoritarios, bajo la premisa correcta que se combatía a un peor enemigo totalitario. Esta estrategia la había recomendado la diplomática americana Jeane Kirkpatrick en su ensayo Dictaduras y estándares dobles, publicado en 1979.

¿Cómo pagó EEUU la fidelidad de sus aliados? EEUU se pasó al lado de sus ex enemigos, abandonando en el proceso a los actores claves que habían probado su valor como aliados. En plena lucha contra el comunismo, EEUU le cortó ayuda militar a Guatemala. De igual manera, el ejercito guatemalteco derroto a la guerrilla y abrió el proceso a la transición democrática, sin mayor apoyo de EEUU. Al terminar la Guerra Fría, EEUU se pasó a apoyar los mismos grupos que se oponían a EEUU durante la Guerra Fría. El mejor ejemplo fue la presencia del embajador Arnold Chacón en el juicio del General Efraín Ríos Montt por presuntos crímenes de guerra que hubieran ocurrido durante el Conflicto Armado Interno cuando los regímenes de Guatemala y El Salvador luchaban frontalmente contra los enemigos de EEUU. El embajador americano se presentó al juicio para mandar el mensaje de apoyo a los grupos afines a la guerrilla marxista que fue responsable del asesinato del embajador de EEUU en Guatemala, John Gordon Mein, como lo revelan documentos del mismo Departamento de Estado de EEUU.

Llegamos al sexto punto equivocado sobre el cual se basa la estrategia de EEUU en la región. Contrario a lo que quiere hacer pensar la diplomacia de EEUU, los gobernantes de la región si tienen opciones ante la presión americana. Se puede simplemente salir de la órbita americana y buscar otros socios internacionales. China es un ejemplo de una potencia en ascenso ansiosa por penetrar la esfera de influencia geopolítica de EEUU. En menor grado, Rusia tiene las mismas intenciones. Ambos países quieren nada menos de tener presencia en la esfera inmediata de influencia de EEUU, así como EEUU tiene presencia e influencia en las zonas falderas tanto de Rusia y China.

Ambos países han sido abordados por Honduras y El Salvador, con claros mensajes para EEUU. La cuestión no es si los pueblos de esos países estarían mejor siendo aliados con EEUU. La respuesta a esa pregunta es claramente que si. El tema es que los gobernantes centroamericanos tienen poco que perder con la apertura hacia China, por ejemplo, y mucho que ganar. Si Guatemala, El Salvador o Honduras se vuelcan hacia China, EEUU no va parar las inversiones, turismo o el comercio con la región. La lógica de respuesta ante esa situación sería de dar más, no menos, apoyo en cada uno de estos rubros, para contrarrestar la penetración china en la región que EEUU ha considerado su patio trasero desde el siglo XIX. No implica una escogencia entre EEUU y China. Implica el fin de la hegemonía de EEUU, el país que tiene más que perder en este análisis realista de las relaciones internacionales.

A diferencia de El Salvador, Guatemala aún no ha tomado medidas para señalar intenciones de acercarse a los principales rivales de EEUU. Lo que ha mantenido a Guatemala firmemente en el campo americano es la afinidad por el sistema americano que existe dentro de las élites económicas guatemaltecas y el ejército de Guatemala. Falta ver cuanto tiempo más se verá la tradicional fidelidad hacia EEUU por parte del ejercito y el empresariado guatemalteco, dos grupos constantemente reprochados por la diplomacia americana. La diplomacia americana, por su parte, sigue promoviendo precisamente a los actores locales que anhelan ver el fin de la hegemonía americana en Centroamérica. 

Los errores de la diplomacia americana en Centroamérica

Nicholas Virzi
21 de mayo, 2021

En mi articulo del 2 de abril, 2021 titulado La hegemonía americana y las elites depredadoras, escribí sobre las amenazas latentes presentes en la estrategia de EEUU de presionar por rápidos cambios en los sistemas políticos de la región centroamericana. La principal amenaza se presenta en el escenario que los gobernantes de la región se cansen de la constante presión americana para que tomen decisiones que EEUU ve necesarias para avanzar sus intereses en su esfera de influencia. Al cansarse de la presión americana, los líderes políticos centroamericanos pueden recurrir al uso de algo que los diplomáticos americanos consideran que no tienen … opciones.

EEUU se plantea en la región como el líder de una lucha transnacional contra la corrupción. Esta lucha se dirige en contra de los regímenes de la región que EEUU considera obstaculizan el desarrollo de sus países, resultando en la falta de creación de empleo y la consiguiente emigración irregular hacia EEUU. EEUU basa su estrategia y discurso sobre datos relevantes. Los datos disponibles sobre corrupción demuestran una alta relación entre control de corrupción y niveles de vida. Sin embargo, la estrategia de EEUU se basa en ciertas premisas que pueden ser cuestionadas:

  • La crisis migratoria es culpa de los gobiernos de la región
  • La corrupción debería de ser la prioridad número uno para la política exterior de EEUU
  • Los países no pueden desarrollar en presencia de corrupción
  • EEUU es el ejemplo a seguir en materia de control de corrupción y sistema de justicia imparcial
  • EEUU es un aliado confiable para los gobernantes de la región
  • Los países de la región no tienen más opciones que obedecer las directrices de EEUU

El primer punto no es tan simple como lo pinta EEUU. EEUU tiene razón al decir que la mala gestión de los gobiernos centroamericanos ha obstaculizado su desarrollo e incidido en la falta de oportunidades de empleo a nivel local. Sin embargo, algunos factores que comúnmente se citan como causas de la emigración han ido variando en la dirección opuesta a la emigración irregular. La violencia en Guatemala, por ejemplo, viene bajando de manera significativa desde 2009. Por otro lado, la corrupción esta siempre presente en la región, pero una constante no puede explicar una variación tan drástica como la que caracteriza el flujo migratorio hacia EEUU, que ha disparado descomunalmente desde que tomó poder Joe Biden. La verdad que obvia el Departamento de Estado de EEUU es que la crisis en la frontera de EEUU es debida a las decisiones precipitadas tomadas por el mismo presidente de EEUU en su afán de revertir todo lo que hizo su predecesor en la Casa Blanca. La culpa de la actual crisis fronteriza la tiene el mismo presidente Biden al haber emitido mensajes equivocados que levantaron las expectativas por toda la región que EEUU había relajado la aplicación de sus leyes migratorias. 

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Puntos dos y tres se pueden analizar juntos. El punto dos esta simplemente equivocado. Desde una perspectiva internacionalista basada en el pensamiento realista, la primera prioridad para EEUU debería de ser mantener la hegemonía de EEUU en la región, que es clave para la seguridad de EEUU. EEUU nunca ha tenido cerca a sus enemigos. Sus guerras se pelean lejos de sus fronteras. Ese es un lujo único que no goza ninguna otra potencia. En este contexto, la corrupción, por más importante que sea, pasa a un plano de menor importancia en comparación con esta consideración. Con respecto al punto tres, la corrupción seguramente mina el potencial de desarrollo de cualquier país, pero no lo hace imposible. La experiencia de China en materia de desarrollo lo demuestra. En muchos casos, el desarrollo ha antecedido la mitigación sustancial de la corrupción.

Analizando el punto cuatro, EEUU definitivamente no es el mejor ejemplo para abanderar una lucha contra la corrupción, y menos un sistema de justicia imparcial. EEUU es el país más corrupto entre los países desarrollados. Ni siquiera esta en los primeros 30 países del mundo, según datos del Banco Mundial. Así mismo, los escándalos de justicia selectiva en EEUU no han dejado de ser percibidos en el resto del mundo. Las agencias del departamento de justicia, el FBI, la CIA, la administración tributaria en EEUU han sido politizadas para oprimir voces de derecha en EEUU, con total impunidad. La familia del mismo presidente Biden se ha visto involucrada en trafico de influencias de un nivel sin precedentes, también con total impunidad, mientras se enjuició políticamente al ex presidente Trump por indagar sobre esas actividades. Si las hubiera hecho un funcionario guatemalteco, cabe poca duda que la diplomacia de EEUU estaría abogando por una investigación en su contra, con prisión preventiva de por medio. Este trato desigual se puede tomar como evidencia de la peor forma de justicia politizada y selectiva. Cuando gobernantes regionales ven que se persiguió al presidente Trump durante su campaña, su presidencia y ahora se abre una investigación criminal en su contra, no pueden dejar de pensar que EEUU tiene pensado hacerles lo mismo a ellos. Dicho de otra manera, EEUU no practica lo que predica, y eso está a la vista del mundo entero.

Con respecto al quinto punto, la reputación de confiabilidad de EEUU como aliado para los gobernantes de la región no es tan sólida como EEUU quisiera hacer pensar. La historia moderna no apoya la tesis de que EEUU es el aliado más confiable. Los gobiernos de la región se aliaron con EEUU durante la Guerra Fría para combatir la amenaza del comunismo global. Cabe recalcar que en aquel tiempo EEUU mismo puso la democracia y la corrupción en un plano menor de prioridad, debajo de su seguridad nacional. Para derrotar al comunismo en la región, EEUU se alió con gobiernos autoritarios, bajo la premisa correcta que se combatía a un peor enemigo totalitario. Esta estrategia la había recomendado la diplomática americana Jeane Kirkpatrick en su ensayo Dictaduras y estándares dobles, publicado en 1979.

¿Cómo pagó EEUU la fidelidad de sus aliados? EEUU se pasó al lado de sus ex enemigos, abandonando en el proceso a los actores claves que habían probado su valor como aliados. En plena lucha contra el comunismo, EEUU le cortó ayuda militar a Guatemala. De igual manera, el ejercito guatemalteco derroto a la guerrilla y abrió el proceso a la transición democrática, sin mayor apoyo de EEUU. Al terminar la Guerra Fría, EEUU se pasó a apoyar los mismos grupos que se oponían a EEUU durante la Guerra Fría. El mejor ejemplo fue la presencia del embajador Arnold Chacón en el juicio del General Efraín Ríos Montt por presuntos crímenes de guerra que hubieran ocurrido durante el Conflicto Armado Interno cuando los regímenes de Guatemala y El Salvador luchaban frontalmente contra los enemigos de EEUU. El embajador americano se presentó al juicio para mandar el mensaje de apoyo a los grupos afines a la guerrilla marxista que fue responsable del asesinato del embajador de EEUU en Guatemala, John Gordon Mein, como lo revelan documentos del mismo Departamento de Estado de EEUU.

Llegamos al sexto punto equivocado sobre el cual se basa la estrategia de EEUU en la región. Contrario a lo que quiere hacer pensar la diplomacia de EEUU, los gobernantes de la región si tienen opciones ante la presión americana. Se puede simplemente salir de la órbita americana y buscar otros socios internacionales. China es un ejemplo de una potencia en ascenso ansiosa por penetrar la esfera de influencia geopolítica de EEUU. En menor grado, Rusia tiene las mismas intenciones. Ambos países quieren nada menos de tener presencia en la esfera inmediata de influencia de EEUU, así como EEUU tiene presencia e influencia en las zonas falderas tanto de Rusia y China.

Ambos países han sido abordados por Honduras y El Salvador, con claros mensajes para EEUU. La cuestión no es si los pueblos de esos países estarían mejor siendo aliados con EEUU. La respuesta a esa pregunta es claramente que si. El tema es que los gobernantes centroamericanos tienen poco que perder con la apertura hacia China, por ejemplo, y mucho que ganar. Si Guatemala, El Salvador o Honduras se vuelcan hacia China, EEUU no va parar las inversiones, turismo o el comercio con la región. La lógica de respuesta ante esa situación sería de dar más, no menos, apoyo en cada uno de estos rubros, para contrarrestar la penetración china en la región que EEUU ha considerado su patio trasero desde el siglo XIX. No implica una escogencia entre EEUU y China. Implica el fin de la hegemonía de EEUU, el país que tiene más que perder en este análisis realista de las relaciones internacionales.

A diferencia de El Salvador, Guatemala aún no ha tomado medidas para señalar intenciones de acercarse a los principales rivales de EEUU. Lo que ha mantenido a Guatemala firmemente en el campo americano es la afinidad por el sistema americano que existe dentro de las élites económicas guatemaltecas y el ejército de Guatemala. Falta ver cuanto tiempo más se verá la tradicional fidelidad hacia EEUU por parte del ejercito y el empresariado guatemalteco, dos grupos constantemente reprochados por la diplomacia americana. La diplomacia americana, por su parte, sigue promoviendo precisamente a los actores locales que anhelan ver el fin de la hegemonía americana en Centroamérica.