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Carolina Castellanos
30 de julio, 2021

Frédéric Bastiat dijo: “cuando el saqueo se convierte en el modo de vida de un grupo de hombres en una sociedad, no tardarán en crear un sistema legal que le autorice y un código moral que lo glorifique” (1848).

Si cambiamos “saqueo” por bloqueo, la frase de Bastiat encaja perfectamente en los acontecimientos de ayer. Ya hay una autorización tácita del bloqueo pues el gobierno no lo prohibió. Por permitirle libertinaje a un grupúsculo, damnificó al resto de nosotros, que somos la abrumadora mayoría, impidiendo que cientos de miles de personas pudieran trabajar, vender sus productos, circular libremente.  El artículo 26 de la Constitución, la ley suprema, garantiza el derecho a la libre locomoción por todo el territorio nacional. ¿Por qué ningún gobierno impone la ley e impide que estos caos?

La respuesta está en la frase de Bastiat cuando habla de un código moral que lo glorifica. ¿Cuál es ese código? ¡El de los derechos humanos! Todo cabe en ese amplio concepto, abusado por quienes viven de violarlo a cambio de dinero, poder y glorificación. Unos pocos, ubicados estratégicamente, causaron el mayor daño posible. Pero Guatemala no se detiene pues no son ellos quienes generan el desarrollo. 

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Es inaudito que un gobierno, sea cual sea, apoye directamente a un funcionario y no al gobierno. Estados Unidos retiró temporalmente su ayuda al Ministerio Público por haber destituido a SAndoval. No preguntó si el procedimiento utilizado fue legal (sí lo fue). Tampoco se dirigió al gobierno, utilizando los canales oficiales, para indagar sobre el caso. Nuestro gobierno no tiene por qué dar explicaciones de nada pues Guatemala es un país soberano. Este acto demuestra, una vez más, que la izquierda solo actúa de forma irrespetuosa, al margen de la ley, de las normas internacionales, de la moral y de la ética. 

Más inaudito es que la Fiscal General y el propio Presidente le piden a Estados Unidos que reconsideren la medida pues la consideran importante para continuar la lucha contra la corrupción, la impunidad y quién sabe qué más. Si no hay respeto a nuestras instituciones, a las decisiones internas, libres y soberanas, ¡no queremos más ayuda!

Los sucesos de ayer, sumados a tantos insultos, durante varios días, hacia nuestras autoridades por haber tomado una decisión muy necesaria y urgente, debe ser un llamado para decir ¡ya basta! Se vale oponerse a las medidas tomadas por cualquier funcionario. También se vale estar en desacuerdo. Lo que no se vale es causar caos, violar la ley, destruir la propiedad ajena como ha sucedido innumerables veces, protegerse bajo los derechos humanos y permanecer impunes.

El imperio de la ley, la justicia y la paz tienen que prevalecer, a toda costa.

Carolina Castellanos
30 de julio, 2021

Frédéric Bastiat dijo: “cuando el saqueo se convierte en el modo de vida de un grupo de hombres en una sociedad, no tardarán en crear un sistema legal que le autorice y un código moral que lo glorifique” (1848).

Si cambiamos “saqueo” por bloqueo, la frase de Bastiat encaja perfectamente en los acontecimientos de ayer. Ya hay una autorización tácita del bloqueo pues el gobierno no lo prohibió. Por permitirle libertinaje a un grupúsculo, damnificó al resto de nosotros, que somos la abrumadora mayoría, impidiendo que cientos de miles de personas pudieran trabajar, vender sus productos, circular libremente.  El artículo 26 de la Constitución, la ley suprema, garantiza el derecho a la libre locomoción por todo el territorio nacional. ¿Por qué ningún gobierno impone la ley e impide que estos caos?

La respuesta está en la frase de Bastiat cuando habla de un código moral que lo glorifica. ¿Cuál es ese código? ¡El de los derechos humanos! Todo cabe en ese amplio concepto, abusado por quienes viven de violarlo a cambio de dinero, poder y glorificación. Unos pocos, ubicados estratégicamente, causaron el mayor daño posible. Pero Guatemala no se detiene pues no son ellos quienes generan el desarrollo. 

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Es inaudito que un gobierno, sea cual sea, apoye directamente a un funcionario y no al gobierno. Estados Unidos retiró temporalmente su ayuda al Ministerio Público por haber destituido a SAndoval. No preguntó si el procedimiento utilizado fue legal (sí lo fue). Tampoco se dirigió al gobierno, utilizando los canales oficiales, para indagar sobre el caso. Nuestro gobierno no tiene por qué dar explicaciones de nada pues Guatemala es un país soberano. Este acto demuestra, una vez más, que la izquierda solo actúa de forma irrespetuosa, al margen de la ley, de las normas internacionales, de la moral y de la ética. 

Más inaudito es que la Fiscal General y el propio Presidente le piden a Estados Unidos que reconsideren la medida pues la consideran importante para continuar la lucha contra la corrupción, la impunidad y quién sabe qué más. Si no hay respeto a nuestras instituciones, a las decisiones internas, libres y soberanas, ¡no queremos más ayuda!

Los sucesos de ayer, sumados a tantos insultos, durante varios días, hacia nuestras autoridades por haber tomado una decisión muy necesaria y urgente, debe ser un llamado para decir ¡ya basta! Se vale oponerse a las medidas tomadas por cualquier funcionario. También se vale estar en desacuerdo. Lo que no se vale es causar caos, violar la ley, destruir la propiedad ajena como ha sucedido innumerables veces, protegerse bajo los derechos humanos y permanecer impunes.

El imperio de la ley, la justicia y la paz tienen que prevalecer, a toda costa.