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Carrera del sucesor

Es importante tener claro que si nuestro cometido es hacer esta travesía, la carrera del sucesor debe iniciar a temprana edad. Buena práctica es incorporarles actividades que pueden realizar de acuerdo a la etapa de vida en que se encuentren...

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Carlos Dumois |
20 de julio, 2023

El ejercicio del rol de dueño no se adquiere aprendiendo solamente conocimientos y habilidades directivas.

Los sucesores en las familias empresarias, como en las familias reales de antaño, se forman desde niños. Algunas de ellas empiezan a formar a sus descendientes prácticamente desde que tienen uso de razón, para que sean buenos dueños de negocio y buenos socios. No es una exageración, ocurre en dinastías que tienen claro su objetivo de perdurar generando riqueza en armonía por generaciones.

Sólo se da el tránsito de empresa familiar a familia empresaria cuando la conducta, la cultura, el comportamiento y la manera como interactúan sus miembros, favorece la continuidad de crear valor por largo tiempo.

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Es importante tener claro que si nuestro cometido es hacer esta travesía, la carrera del sucesor debe iniciar a temprana edad. Buena práctica es incorporarles actividades que pueden realizar de acuerdo a la etapa de vida en que se encuentren:

Los primeros años de vida son muy importantes, tal vez determinantes, porque en los primeros cuatro o cinco años es cuando se forjan los elementos del carácter de una persona. Es en este tiempo cuando más podemos incidir tanto en los rasgos de la inteligencia, como en los de la voluntad, tal vez aún más trascendentes.

Los niños pueden aprender a ser perseverantes, voluntariosos, dedicados, férreos, consecuentes desde los primeros años. También es crucial que aprendan a compartir y comunicarse con los demás.

Jugar en actividades que tengan que ver con el negocio, como en la bodega, la oficina, el mostrador o la fábrica. Todo esto equivale a disfrutar la empresa desde esa edad. Si hablamos del trabajo en el negocio de forma optimista en el hogar, contagiamos en positivo sobre el quehacer empresario.

Durante la adolescencia hay que ser creativos y encontrar formas de mantener la vinculación con la empresa y buscar que vivan actividades que disfruten, e incluso que les generen una remuneración económica. Pueden responsabilizarse de todo tipo de encargos, haciéndolos en sábados o en vacaciones. Mientras crecen y aprenden habrá que hacerles encomiendas cada vez más complejas y difíciles, pero que puedan adueñarse de ellas.

En la Juventud toca seguir su formación profesional de acuerdo con su orientación. Puede servir contar con apoyo de asesores vocacionales que les ayuden a descubrir sus talentos y aptitudes, así como sus preferencias. En estas edades también pueden experimentar con vivencias empresariales propias tempranas.

Como adultos jóvenes ya pueden tener experiencias profesionales fuera de la empresa, trabajando en otras compañías, asumiendo crecientes responsabilidades en negocios diferentes. También aquí pueden encontrar mentores que les sigan ayudando a descubrirse y a crecer. Similarmente, pueden ellos mismos participar como asesores de amigos o incluso tomar parte en consejos empresariales de todo tipo.

Ya como adultos más experimentados pueden asumir el mando en posiciones superiores hasta llegar a la Dirección General, o formar parte del Consejo de Administración y sus comités y empezar a vivir procesos de Dueñez compartida.

Nos damos cuenta que un alto número de empresas familiares forma a sus sucesores para ser ejecutivos. Estudian maestrías de administración, leen libros de management, toman cursos de gerencia y se entrenan en puestos ejecutivos.

Todo esto les prepara bien para dirigir los negocios, pero no necesariamente para gobernarlos y ser buenos socios. La clave se centra en asignarles proyectos por los cuales aprendan a responder.

Los pedagogos de empresa, de por sí escasos en el mundo empresarial, poco entienden de Dueñez. Los programas que diseñan en los institutos y escuelas de negocios están enfocados, en el mejor de los casos, a la dirección de empresas.

La mayoría transmite enseñanzas de la gestión operativa en áreas como finanzas, marketing, operaciones, o logística. Pocos de ellos realmente se orientan hacia la labor del CEO: política de empresa, estrategia de negocios, liderazgo.

Es más escaso aún el tema de lo que significa Dueñez Empresaria en la educación formal. Algo hay desarrollado en cátedras de empresas familiares y  de gestión de patrimonios (Wealth Management), pero es raro que se forme a los sucesores a ejercer el rol de Dueño.

 

c_dumois@cedem.com.mx

http://www.cedem.com.mx

Carlos A. Dumois es Presidente y

Socio Fundador de CEDEM

* “Dueñez® es una marca registrada por Carlos A. Dumois

 

 

Carrera del sucesor

Es importante tener claro que si nuestro cometido es hacer esta travesía, la carrera del sucesor debe iniciar a temprana edad. Buena práctica es incorporarles actividades que pueden realizar de acuerdo a la etapa de vida en que se encuentren...

Carlos Dumois |
20 de julio, 2023
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El ejercicio del rol de dueño no se adquiere aprendiendo solamente conocimientos y habilidades directivas.

Los sucesores en las familias empresarias, como en las familias reales de antaño, se forman desde niños. Algunas de ellas empiezan a formar a sus descendientes prácticamente desde que tienen uso de razón, para que sean buenos dueños de negocio y buenos socios. No es una exageración, ocurre en dinastías que tienen claro su objetivo de perdurar generando riqueza en armonía por generaciones.

Sólo se da el tránsito de empresa familiar a familia empresaria cuando la conducta, la cultura, el comportamiento y la manera como interactúan sus miembros, favorece la continuidad de crear valor por largo tiempo.

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Es importante tener claro que si nuestro cometido es hacer esta travesía, la carrera del sucesor debe iniciar a temprana edad. Buena práctica es incorporarles actividades que pueden realizar de acuerdo a la etapa de vida en que se encuentren:

Los primeros años de vida son muy importantes, tal vez determinantes, porque en los primeros cuatro o cinco años es cuando se forjan los elementos del carácter de una persona. Es en este tiempo cuando más podemos incidir tanto en los rasgos de la inteligencia, como en los de la voluntad, tal vez aún más trascendentes.

Los niños pueden aprender a ser perseverantes, voluntariosos, dedicados, férreos, consecuentes desde los primeros años. También es crucial que aprendan a compartir y comunicarse con los demás.

Jugar en actividades que tengan que ver con el negocio, como en la bodega, la oficina, el mostrador o la fábrica. Todo esto equivale a disfrutar la empresa desde esa edad. Si hablamos del trabajo en el negocio de forma optimista en el hogar, contagiamos en positivo sobre el quehacer empresario.

Durante la adolescencia hay que ser creativos y encontrar formas de mantener la vinculación con la empresa y buscar que vivan actividades que disfruten, e incluso que les generen una remuneración económica. Pueden responsabilizarse de todo tipo de encargos, haciéndolos en sábados o en vacaciones. Mientras crecen y aprenden habrá que hacerles encomiendas cada vez más complejas y difíciles, pero que puedan adueñarse de ellas.

En la Juventud toca seguir su formación profesional de acuerdo con su orientación. Puede servir contar con apoyo de asesores vocacionales que les ayuden a descubrir sus talentos y aptitudes, así como sus preferencias. En estas edades también pueden experimentar con vivencias empresariales propias tempranas.

Como adultos jóvenes ya pueden tener experiencias profesionales fuera de la empresa, trabajando en otras compañías, asumiendo crecientes responsabilidades en negocios diferentes. También aquí pueden encontrar mentores que les sigan ayudando a descubrirse y a crecer. Similarmente, pueden ellos mismos participar como asesores de amigos o incluso tomar parte en consejos empresariales de todo tipo.

Ya como adultos más experimentados pueden asumir el mando en posiciones superiores hasta llegar a la Dirección General, o formar parte del Consejo de Administración y sus comités y empezar a vivir procesos de Dueñez compartida.

Nos damos cuenta que un alto número de empresas familiares forma a sus sucesores para ser ejecutivos. Estudian maestrías de administración, leen libros de management, toman cursos de gerencia y se entrenan en puestos ejecutivos.

Todo esto les prepara bien para dirigir los negocios, pero no necesariamente para gobernarlos y ser buenos socios. La clave se centra en asignarles proyectos por los cuales aprendan a responder.

Los pedagogos de empresa, de por sí escasos en el mundo empresarial, poco entienden de Dueñez. Los programas que diseñan en los institutos y escuelas de negocios están enfocados, en el mejor de los casos, a la dirección de empresas.

La mayoría transmite enseñanzas de la gestión operativa en áreas como finanzas, marketing, operaciones, o logística. Pocos de ellos realmente se orientan hacia la labor del CEO: política de empresa, estrategia de negocios, liderazgo.

Es más escaso aún el tema de lo que significa Dueñez Empresaria en la educación formal. Algo hay desarrollado en cátedras de empresas familiares y  de gestión de patrimonios (Wealth Management), pero es raro que se forme a los sucesores a ejercer el rol de Dueño.

 

c_dumois@cedem.com.mx

http://www.cedem.com.mx

Carlos A. Dumois es Presidente y

Socio Fundador de CEDEM

* “Dueñez® es una marca registrada por Carlos A. Dumois