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Crimen organizado y política

Comencemos por señalar que el crimen organizado es, en esencia, un negocio: su finalidad primordial es obtener una ganancia económica. La diferencia que presenta dicho negocio es que consiste en lucrarse mediante actividades ilícitas, expresamente prohibidas por el ordenamiento jurídico del Estado.

FFAA ECUADOR
Juan Francisco Callejas Vargas |
26 de marzo, 2024

Contexto: Providencial conciencia de que tenemos un grave problema

“Política y crimen organizado en América Latina” titula Miguel Ángel Martínez Meucci, de dialogo político.org, una forma más de las muchas que gracias a Dios se publican en fuentes serias y responsables, sobre temas cruciales para la vida de nuestros países: esa mezcla perversa, culpable de la debacle que el sistema democrático, republicano y constitucional que está sufriendo en pleno Siglo XXI.

Le suma al crucial tema, estar rodeado de la transformación cultural que hoy conocemos como postmodernismo y que en síntesis quiere provocar, y quizá ya lo esté logrando, una suerte de sociedades donde impera la ley del más fuerte, con un horizonte donde los antivalores fructifican y son socialmente validados por criterios de nuestra sociedad liquida y tolerante, todo ello empacado en conceptos hermosos como la inclusión y la transparencia.

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Un diagnóstico que se generaliza:

La vinculación entre política y crimen organizado no cesa de crecer en América Latina. La fragilidad de las instituciones y organismos estatales, los grandes márgenes de ganancia que genera la economía criminal y las ambiciones políticas se combinan para generar un cóctel explosivo.

… Se trata de un fenómeno complejo, en continua evolución. Nuestros gobiernos no solo están demostrando que no cuentan con una oportuna y eficaz capacidad de respuesta. Peor aún, parecen estar convirtiéndose cada vez más en parte del problema y no de la solución.

En franca expansión:

El formidable repunte de la violencia en el Ecuador; la penetración del narco a todo lo largo de la estructura del Estado mexicano; el incremento sostenido de los cultivos de coca y marihuana en países como Colombia, Perú o Bolivia; o el involucramiento de los militares en el negocio del narcotráfico en Venezuela son algunas de las dinámicas que demuestran que este problema, lejos de estar en vías de resolución, se encuentra más bien en franca expansión.

Perspectiva de negocio que se nutre del poder político:

Comencemos por señalar que el crimen organizado es, en esencia, un negocio: su finalidad primordial es obtener una ganancia económica. La diferencia que presenta dicho negocio es que consiste en lucrarse mediante actividades ilícitas, expresamente prohibidas por el ordenamiento jurídico del Estado. Dicha prohibición conlleva una drástica restricción de la oferta. Esto, a su vez, incrementa el valor de la mercancía demandada en el plano de la economía criminal. Se configura así un mercado ilegal que acarrea altos riesgos para los emprendedores que decidan incursionar en él, pero también unas ganancias potencialmente muy elevadas.

Interacción con el Estado: Guatemala, ¿en qué fase estamos?

La bibliografía especializada suele referirse a las fases depredadora, parasitaria y simbiótica del crimen organizado. En su fase depredadora, los delincuentes toman ventaja de las fallas y vacíos que presentan las instituciones estatales mientras se mantienen en lucha frontal con ellas. En una etapa parasitaria, las organizaciones criminales logran estabilizar sus actividades delictivas sin que el Estado sea capaz de suprimirlas. Y, en una fase simbiótica, el crimen organizado coexiste con las autoridades. Incorpora de algún modo a miembros en su estructura de negocios logrando incluso de las autoridades una cesión tácita y parcial de soberanía.

¿Por qué no aprendemos?

Crimen organizado y política

Comencemos por señalar que el crimen organizado es, en esencia, un negocio: su finalidad primordial es obtener una ganancia económica. La diferencia que presenta dicho negocio es que consiste en lucrarse mediante actividades ilícitas, expresamente prohibidas por el ordenamiento jurídico del Estado.

Juan Francisco Callejas Vargas |
26 de marzo, 2024
FFAA ECUADOR

Contexto: Providencial conciencia de que tenemos un grave problema

“Política y crimen organizado en América Latina” titula Miguel Ángel Martínez Meucci, de dialogo político.org, una forma más de las muchas que gracias a Dios se publican en fuentes serias y responsables, sobre temas cruciales para la vida de nuestros países: esa mezcla perversa, culpable de la debacle que el sistema democrático, republicano y constitucional que está sufriendo en pleno Siglo XXI.

Le suma al crucial tema, estar rodeado de la transformación cultural que hoy conocemos como postmodernismo y que en síntesis quiere provocar, y quizá ya lo esté logrando, una suerte de sociedades donde impera la ley del más fuerte, con un horizonte donde los antivalores fructifican y son socialmente validados por criterios de nuestra sociedad liquida y tolerante, todo ello empacado en conceptos hermosos como la inclusión y la transparencia.

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Un diagnóstico que se generaliza:

La vinculación entre política y crimen organizado no cesa de crecer en América Latina. La fragilidad de las instituciones y organismos estatales, los grandes márgenes de ganancia que genera la economía criminal y las ambiciones políticas se combinan para generar un cóctel explosivo.

… Se trata de un fenómeno complejo, en continua evolución. Nuestros gobiernos no solo están demostrando que no cuentan con una oportuna y eficaz capacidad de respuesta. Peor aún, parecen estar convirtiéndose cada vez más en parte del problema y no de la solución.

En franca expansión:

El formidable repunte de la violencia en el Ecuador; la penetración del narco a todo lo largo de la estructura del Estado mexicano; el incremento sostenido de los cultivos de coca y marihuana en países como Colombia, Perú o Bolivia; o el involucramiento de los militares en el negocio del narcotráfico en Venezuela son algunas de las dinámicas que demuestran que este problema, lejos de estar en vías de resolución, se encuentra más bien en franca expansión.

Perspectiva de negocio que se nutre del poder político:

Comencemos por señalar que el crimen organizado es, en esencia, un negocio: su finalidad primordial es obtener una ganancia económica. La diferencia que presenta dicho negocio es que consiste en lucrarse mediante actividades ilícitas, expresamente prohibidas por el ordenamiento jurídico del Estado. Dicha prohibición conlleva una drástica restricción de la oferta. Esto, a su vez, incrementa el valor de la mercancía demandada en el plano de la economía criminal. Se configura así un mercado ilegal que acarrea altos riesgos para los emprendedores que decidan incursionar en él, pero también unas ganancias potencialmente muy elevadas.

Interacción con el Estado: Guatemala, ¿en qué fase estamos?

La bibliografía especializada suele referirse a las fases depredadora, parasitaria y simbiótica del crimen organizado. En su fase depredadora, los delincuentes toman ventaja de las fallas y vacíos que presentan las instituciones estatales mientras se mantienen en lucha frontal con ellas. En una etapa parasitaria, las organizaciones criminales logran estabilizar sus actividades delictivas sin que el Estado sea capaz de suprimirlas. Y, en una fase simbiótica, el crimen organizado coexiste con las autoridades. Incorpora de algún modo a miembros en su estructura de negocios logrando incluso de las autoridades una cesión tácita y parcial de soberanía.

¿Por qué no aprendemos?