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Dichosos nosotros

Dichosos los chapines que somos productivos por naturaleza, positivos en su mayoría y trabajadores incansables. Seguimos creyendo en un mejor futuro y luchamos en nuestro metro cuadrado para que así sea.

JOHAN ORDONEZ
Carolina Castellanos |
05 de abril, 2024

En este vendaval de malas decisiones por parte del gobierno, luchas ideológicas sin cuartel, permisividad del mismo gobierno para que haya más caos y conflictos a todo nivel, vale la pena que veamos lo dichosos que somos.

Empiezo por lo fundamental: tener trabajo. Sea bueno, malo, mal pagado, formal o informal, tenemos ingresos. Lamentablemente, no es el caso para todos. Esta es una de las tantas promesas que quedarán incumplidas pues, como reza el viejo refrán, “no se ve aire con ventarrón” por ninguna parte. Solo escuchamos excusas, lamentos y llamados a organizaciones extranjeras para que se metan (perdón, “observen”) en procesos que no les competen.

Dichosos los que tenemos acceso a tener seguridad privada en las áreas donde vivimos, cámaras de vigilancia y alarmas para proteger nuestra casa, lugar de trabajo, vecindario, etc. No veremos acciones por parte del gobierno para mejorar esto, pues el pseudo ministro de Gobernación fue a firmar un “acuerdo” para reforzar la seguridad en Colombia y Guatemala. Lo peor es que lo firmó con el innombrable destructor del sistema de justicia de nuestro país, iván velásquez (con minúsculas, muy a propósito).

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Dichosos los que hemos tenido la oportunidad de recibir una educación de calidad. La proveída por el gobierno siempre ha sido pésima y ahora, con autoridades que son radicales en su pensamiento de izquierda, tendremos a nuestros niños recibiendo inducción sobre la ideología de género y aprendiendo a ser vividores en vez de trabajar honradamente.  Aún si no tienen capacidad de entender esto ni de identificarse con otros géneros que no sean hombre y mujer, empezarán a usar el lenguaje inclusivo, destruyendo su inocencia.

Dichosos los que tenemos acceso a una salud digna. Esto no es el caso para la mayoría de guatemaltecos. Con tantos sindicatos en el sistema de salud, el servicio que proveen es pésimo, muchas veces denigrante a su condición humana. Es imposible despedir a un empleado que no cumpla a cabalidad con su función. Ese es el mayor daño de los sindicatos pues quedan protegidos por ese pacto colectivo que no busca servir con dignidad sino mantener lacras con empleo (con las excepciones, aunque pocas, que hay).

Dichosos los chapines que somos productivos por naturaleza, positivos en su mayoría y trabajadores incansables. Seguimos creyendo en un mejor futuro y luchamos en nuestro metro cuadrado para que así sea. Eso nos hará sobrevivir a la marea roja.

Dichosos nosotros

Dichosos los chapines que somos productivos por naturaleza, positivos en su mayoría y trabajadores incansables. Seguimos creyendo en un mejor futuro y luchamos en nuestro metro cuadrado para que así sea.

Carolina Castellanos |
05 de abril, 2024
JOHAN ORDONEZ

En este vendaval de malas decisiones por parte del gobierno, luchas ideológicas sin cuartel, permisividad del mismo gobierno para que haya más caos y conflictos a todo nivel, vale la pena que veamos lo dichosos que somos.

Empiezo por lo fundamental: tener trabajo. Sea bueno, malo, mal pagado, formal o informal, tenemos ingresos. Lamentablemente, no es el caso para todos. Esta es una de las tantas promesas que quedarán incumplidas pues, como reza el viejo refrán, “no se ve aire con ventarrón” por ninguna parte. Solo escuchamos excusas, lamentos y llamados a organizaciones extranjeras para que se metan (perdón, “observen”) en procesos que no les competen.

Dichosos los que tenemos acceso a tener seguridad privada en las áreas donde vivimos, cámaras de vigilancia y alarmas para proteger nuestra casa, lugar de trabajo, vecindario, etc. No veremos acciones por parte del gobierno para mejorar esto, pues el pseudo ministro de Gobernación fue a firmar un “acuerdo” para reforzar la seguridad en Colombia y Guatemala. Lo peor es que lo firmó con el innombrable destructor del sistema de justicia de nuestro país, iván velásquez (con minúsculas, muy a propósito).

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Dichosos los que hemos tenido la oportunidad de recibir una educación de calidad. La proveída por el gobierno siempre ha sido pésima y ahora, con autoridades que son radicales en su pensamiento de izquierda, tendremos a nuestros niños recibiendo inducción sobre la ideología de género y aprendiendo a ser vividores en vez de trabajar honradamente.  Aún si no tienen capacidad de entender esto ni de identificarse con otros géneros que no sean hombre y mujer, empezarán a usar el lenguaje inclusivo, destruyendo su inocencia.

Dichosos los que tenemos acceso a una salud digna. Esto no es el caso para la mayoría de guatemaltecos. Con tantos sindicatos en el sistema de salud, el servicio que proveen es pésimo, muchas veces denigrante a su condición humana. Es imposible despedir a un empleado que no cumpla a cabalidad con su función. Ese es el mayor daño de los sindicatos pues quedan protegidos por ese pacto colectivo que no busca servir con dignidad sino mantener lacras con empleo (con las excepciones, aunque pocas, que hay).

Dichosos los chapines que somos productivos por naturaleza, positivos en su mayoría y trabajadores incansables. Seguimos creyendo en un mejor futuro y luchamos en nuestro metro cuadrado para que así sea. Eso nos hará sobrevivir a la marea roja.