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El Congreso: entre pairos y derivas

Caso contrario, justificar la suspensión de la reunión porque “escucharon rumores sobre que no había consenso sobre la propuesta de la agenda”, resultó en la más clara evidencia de que el grupo legislativo de diputados independientes no ha logrado un consenso para continuar empujando su agenda de interés.

Foto de archivo de jefes de bloque
Rodrigo Fernández Ordóñez |
22 de marzo, 2024

A tan sólo tres meses de haberse inaugurado la nueva legislatura, el Congreso de la República parece estar atrapado entre las aguas de una oposición férrea y un grupo legislativo oficialista con un liderazgo que confunde disciplina de bloque con intransigencia.

A juzgar por los eventos de los últimos días, el Congreso de la República, las bancadas que lo integran, están a la merced de la suerte y la coyuntura inmediata, más que trabajando en pos de una agenda legislativa. La suspensión de la reunión del día lunes de la instancia de Jefes de Bloque, a riesgo de no poder imponer una agenda para la sesión plenaria del día jueves no es una demostración de sagacidad política, como pretendió argumentar la Junta Directiva.

Caso contrario, justificar la suspensión de la reunión porque “escucharon rumores sobre que no había consenso sobre la propuesta de la agenda”, resultó en la más clara evidencia de que el grupo legislativo de diputados independientes no ha logrado un consenso para continuar empujando su agenda de interés.

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La explicación brindada denota, además, que el diputado Ramos y los otros miembros de la Junta Directiva que lo acuerparon en el podio no conocen el detalle de las normas del régimen interno del Organismo Legislativo.

Justificar la suspensión de la reunión, argumentando que durante otras legislaturas se ha hecho lo mismo, los expone en su gran debilidad: la inexperiencia que tienen del foro legislativo, además de la carencia de asesores que puedan guiarlos por los vericuetos del régimen interno para evitar esas innecesarias exposiciones de desgaste.

La soledad del bloque de diputados independientes fue confirmada horas después por las declaraciones del jefe de una de las bancadas articulada en apoyo de los oficialistas, que mencionó el liderazgo autoritario de los independientes, lo que expone una tercera debilidad de este bloque: la ausencia de un operador efectivo en el interior del Congreso que les forje y consolide las alianzas necesarias para empujar la agenda que les interesa y, a la vez, neutralice la pesada carga personalista de su liderazgo.

Sin un apoyo y un liderazgo pragmático en el Congreso, el bloque independiente quedará como un bote navegando al pairo: sin velas y sin motor que los impulse, luchando por mantener el rumbo en la calma chicha, pero perdiendo cada vez más la vista de la costa; o bien, si empeora la situación de aislamiento quedarán claramente a la deriva, navegando por el rumbo que les imponga la corriente.

En todo caso, esta posición los obligará a insistir en trucos de prestidigitador, como la denuncia del búnker, para esconder la pírrica posición en la que quedan y buscar a golpe de efecto recuperar respiros de popularidad, pero sin mayor impacto legislativo y, sobre todo, obligando al Presidente Arévalo a intervenir directamente en el Organismo Legislativo, para mediar entre los demás diputados y tratar de salvar un poco de apoyo para el bloque oficialista.

El Congreso: entre pairos y derivas

Caso contrario, justificar la suspensión de la reunión porque “escucharon rumores sobre que no había consenso sobre la propuesta de la agenda”, resultó en la más clara evidencia de que el grupo legislativo de diputados independientes no ha logrado un consenso para continuar empujando su agenda de interés.

Rodrigo Fernández Ordóñez |
22 de marzo, 2024
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A tan sólo tres meses de haberse inaugurado la nueva legislatura, el Congreso de la República parece estar atrapado entre las aguas de una oposición férrea y un grupo legislativo oficialista con un liderazgo que confunde disciplina de bloque con intransigencia.

A juzgar por los eventos de los últimos días, el Congreso de la República, las bancadas que lo integran, están a la merced de la suerte y la coyuntura inmediata, más que trabajando en pos de una agenda legislativa. La suspensión de la reunión del día lunes de la instancia de Jefes de Bloque, a riesgo de no poder imponer una agenda para la sesión plenaria del día jueves no es una demostración de sagacidad política, como pretendió argumentar la Junta Directiva.

Caso contrario, justificar la suspensión de la reunión porque “escucharon rumores sobre que no había consenso sobre la propuesta de la agenda”, resultó en la más clara evidencia de que el grupo legislativo de diputados independientes no ha logrado un consenso para continuar empujando su agenda de interés.

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La explicación brindada denota, además, que el diputado Ramos y los otros miembros de la Junta Directiva que lo acuerparon en el podio no conocen el detalle de las normas del régimen interno del Organismo Legislativo.

Justificar la suspensión de la reunión, argumentando que durante otras legislaturas se ha hecho lo mismo, los expone en su gran debilidad: la inexperiencia que tienen del foro legislativo, además de la carencia de asesores que puedan guiarlos por los vericuetos del régimen interno para evitar esas innecesarias exposiciones de desgaste.

La soledad del bloque de diputados independientes fue confirmada horas después por las declaraciones del jefe de una de las bancadas articulada en apoyo de los oficialistas, que mencionó el liderazgo autoritario de los independientes, lo que expone una tercera debilidad de este bloque: la ausencia de un operador efectivo en el interior del Congreso que les forje y consolide las alianzas necesarias para empujar la agenda que les interesa y, a la vez, neutralice la pesada carga personalista de su liderazgo.

Sin un apoyo y un liderazgo pragmático en el Congreso, el bloque independiente quedará como un bote navegando al pairo: sin velas y sin motor que los impulse, luchando por mantener el rumbo en la calma chicha, pero perdiendo cada vez más la vista de la costa; o bien, si empeora la situación de aislamiento quedarán claramente a la deriva, navegando por el rumbo que les imponga la corriente.

En todo caso, esta posición los obligará a insistir en trucos de prestidigitador, como la denuncia del búnker, para esconder la pírrica posición en la que quedan y buscar a golpe de efecto recuperar respiros de popularidad, pero sin mayor impacto legislativo y, sobre todo, obligando al Presidente Arévalo a intervenir directamente en el Organismo Legislativo, para mediar entre los demás diputados y tratar de salvar un poco de apoyo para el bloque oficialista.