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El Leviatán que se desmorona

En todo caso, es una agencia estadounidense la que viene a hacer el trabajo que somos incapaces de hacer los guatemaltecos. 

.
Rodrigo Fernández Ordóñez |
03 de mayo, 2024

El exdiputado José Armando Ubico Aguilar se declaró culpable por delitos relacionados con el tráfico de drogas ante una juez federal el recién pasado 1 de mayo. La noticia trascendió inmediatamente al país y ha causado un temblor en las estructuras criminales que han cooptado al Estado de Guatemala. Habría que recordar que Ubico fue diputado entre el 2016 y el 2024 y, como tal, presidió la Comisión de Defensa Nacional del Congreso de la República de 2018 a 2023. Sobra decirlo, pero como presidente de dicha comisión legislativa, Ubico tuvo acceso a información y documentos altamente sensibles sobre la situación del Ejército de Guatemala, sus debilidades y fortalezas, los vacíos de presencia del Estado y la situación de las demás fuerzas de seguridad y sus capacidades e incapacidades.

Esto es lo que más nos debiera de preocupar a quienes escuchamos la noticia en los días pasados, pues revela hasta qué punto el Estado de Guatemala está infiltrado y cooptado por las estructuras criminales que trafican droga hacia los EE. UU., mientras comercializan también las sustancias ilegales en el país, cuando no la producen o la procesan en el territorio guatemalteco, como ha demostrado la destrucción de algunos laboratorios en lugares fuera del alcance del Estado, en las montañas de San Marcos o en Petén.

Para quienes hayan seguido con atención el desarrollo de las redes del narcotráfico en Guatemala, desde los años del gobierno del Presidente Cerezo, (cuando gracias al retiro de las guerrillas a zonas remotas en donde el Ejército declaraba que “ya no constituían una amenaza, sino una mera molestia”), recordarán que los carteles colombianos empezaron a utilizar a Centro América como corredor natural para el trasiego de sus productos y habrán podido ver cómo estas estructuras criminales han evolucionado, desde ser bandas armadas constituidas en abierto desafío del Estado y sus fuerzas de seguridad, hasta pasar a incrustarse en las propias estructuras estatales, encumbrándose en puestos altos, como el caso de este señor Ubico. Dejaron las botas de piel de lagarto y las camisas de seda para ponerse trajes de alta costura.

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En todo caso, es una agencia estadounidense la que viene a hacer el trabajo que somos incapaces de hacer los guatemaltecos. Es la DEA la que a cada poco pone a temblar a esas estructuras que se han apoderado de nuestro Estado, amenazando con desmoronarlo totalmente a base asfixia y putrefacción.

Como parte de sus funciones como presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, sus colegas diputados le encomendaron supervisar la lucha contra las drogas que pasaban por el territorio nacional, así como velar por la seguridad de los guatemaltecos afectados por este tráfico, ampliado a otras manifestaciones como la trata de blancas o tráfico de armas y de los crímenes que suceden a diario como consecuencia de todas estas actividades ilícitas. Dada la aceptación de cargos en los EE. UU., se puede concluir que Ubico traicionó a su patria y a la población que votando por él lo llevaron al Congreso de la República y, de paso, traicionó a aquellos diputados colegas que lo eligieron para presidir tan delicada comisión.

De esta historia podemos sacar muchísimas conclusiones, como que se necesita un sistema gradual de “niveles de seguridad” para acceder a la información de seguridad, como denunciaba un conocido abogado internacionalista. Pero quizá lo más importante y claro que se saca de esta situación es que nuestro Ministerio Público carece de las capacidades profesionales, técnicas y humanas para investigar y perseguir a estos criminales, muy probablemente porque sus estructuras ya han sido cooptadas por estas organizaciones o también porque el MP ha sido secuestrado por la política desde hace lustros, impidiendo su consolidación como ente técnico y profesional encargado de la investigación criminal.

En su momento se buscaron fórmulas para cambiar su decaimiento, con programas de cooperación internacional que lo modernizaron y le dieron a sus trabajadores condiciones dignas; luego vino el intento de la CICIG, que en principio debía buscar el mejoramiento de las capacidades del MP para cumplir con sus objetivos constitucionales y vemos que no tuvo buenos resultados: los casos que promovió la Comisión Internacional se desmoronan ante los tribunales penales porque no están sustentados adecuadamente y los fiscales y los auxiliares fiscales, o no recibieron ese fortalecimiento de sus capacidades que se esperaba del mandato de la ONU, o bien los esfuerzos fueron insuficientes. En todo caso, es una agencia estadounidense la que viene a hacer el trabajo que somos incapaces de hacer los guatemaltecos. Es la DEA la que a cada poco pone a temblar a esas estructuras que se han apoderado de nuestro Estado, amenazando con desmoronarlo totalmente a base asfixia y putrefacción.

El Leviatán que se desmorona

En todo caso, es una agencia estadounidense la que viene a hacer el trabajo que somos incapaces de hacer los guatemaltecos. 

Rodrigo Fernández Ordóñez |
03 de mayo, 2024
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El exdiputado José Armando Ubico Aguilar se declaró culpable por delitos relacionados con el tráfico de drogas ante una juez federal el recién pasado 1 de mayo. La noticia trascendió inmediatamente al país y ha causado un temblor en las estructuras criminales que han cooptado al Estado de Guatemala. Habría que recordar que Ubico fue diputado entre el 2016 y el 2024 y, como tal, presidió la Comisión de Defensa Nacional del Congreso de la República de 2018 a 2023. Sobra decirlo, pero como presidente de dicha comisión legislativa, Ubico tuvo acceso a información y documentos altamente sensibles sobre la situación del Ejército de Guatemala, sus debilidades y fortalezas, los vacíos de presencia del Estado y la situación de las demás fuerzas de seguridad y sus capacidades e incapacidades.

Esto es lo que más nos debiera de preocupar a quienes escuchamos la noticia en los días pasados, pues revela hasta qué punto el Estado de Guatemala está infiltrado y cooptado por las estructuras criminales que trafican droga hacia los EE. UU., mientras comercializan también las sustancias ilegales en el país, cuando no la producen o la procesan en el territorio guatemalteco, como ha demostrado la destrucción de algunos laboratorios en lugares fuera del alcance del Estado, en las montañas de San Marcos o en Petén.

Para quienes hayan seguido con atención el desarrollo de las redes del narcotráfico en Guatemala, desde los años del gobierno del Presidente Cerezo, (cuando gracias al retiro de las guerrillas a zonas remotas en donde el Ejército declaraba que “ya no constituían una amenaza, sino una mera molestia”), recordarán que los carteles colombianos empezaron a utilizar a Centro América como corredor natural para el trasiego de sus productos y habrán podido ver cómo estas estructuras criminales han evolucionado, desde ser bandas armadas constituidas en abierto desafío del Estado y sus fuerzas de seguridad, hasta pasar a incrustarse en las propias estructuras estatales, encumbrándose en puestos altos, como el caso de este señor Ubico. Dejaron las botas de piel de lagarto y las camisas de seda para ponerse trajes de alta costura.

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En todo caso, es una agencia estadounidense la que viene a hacer el trabajo que somos incapaces de hacer los guatemaltecos. Es la DEA la que a cada poco pone a temblar a esas estructuras que se han apoderado de nuestro Estado, amenazando con desmoronarlo totalmente a base asfixia y putrefacción.

Como parte de sus funciones como presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, sus colegas diputados le encomendaron supervisar la lucha contra las drogas que pasaban por el territorio nacional, así como velar por la seguridad de los guatemaltecos afectados por este tráfico, ampliado a otras manifestaciones como la trata de blancas o tráfico de armas y de los crímenes que suceden a diario como consecuencia de todas estas actividades ilícitas. Dada la aceptación de cargos en los EE. UU., se puede concluir que Ubico traicionó a su patria y a la población que votando por él lo llevaron al Congreso de la República y, de paso, traicionó a aquellos diputados colegas que lo eligieron para presidir tan delicada comisión.

De esta historia podemos sacar muchísimas conclusiones, como que se necesita un sistema gradual de “niveles de seguridad” para acceder a la información de seguridad, como denunciaba un conocido abogado internacionalista. Pero quizá lo más importante y claro que se saca de esta situación es que nuestro Ministerio Público carece de las capacidades profesionales, técnicas y humanas para investigar y perseguir a estos criminales, muy probablemente porque sus estructuras ya han sido cooptadas por estas organizaciones o también porque el MP ha sido secuestrado por la política desde hace lustros, impidiendo su consolidación como ente técnico y profesional encargado de la investigación criminal.

En su momento se buscaron fórmulas para cambiar su decaimiento, con programas de cooperación internacional que lo modernizaron y le dieron a sus trabajadores condiciones dignas; luego vino el intento de la CICIG, que en principio debía buscar el mejoramiento de las capacidades del MP para cumplir con sus objetivos constitucionales y vemos que no tuvo buenos resultados: los casos que promovió la Comisión Internacional se desmoronan ante los tribunales penales porque no están sustentados adecuadamente y los fiscales y los auxiliares fiscales, o no recibieron ese fortalecimiento de sus capacidades que se esperaba del mandato de la ONU, o bien los esfuerzos fueron insuficientes. En todo caso, es una agencia estadounidense la que viene a hacer el trabajo que somos incapaces de hacer los guatemaltecos. Es la DEA la que a cada poco pone a temblar a esas estructuras que se han apoderado de nuestro Estado, amenazando con desmoronarlo totalmente a base asfixia y putrefacción.