El significado secular de la Navidad según Ayn Rand
Así que sí, desde luego es apropiado para todos, aún para aquellos que no son cristianos, celebrar la navidad y contagiarse de esta actitud de alegría por la vida y buena voluntad hacia sus semejantes.
En diciembre de 1976 le preguntaron a Ayn Rand que si era apropiado para un ateo celebrar la Navidad.
«Sí, por supuesto» dijo ella. «Un feriado nacional, en este país, no puede tener un significado exclusivamente religioso.»
Y es que Rand consideraba que el significado seglar de la Navidad, el de la buena voluntad hacia los hombres, es más amplio que los dogmas de cualquier religión en particular. Esta actitud mental no es propiedad exclusiva, aunque sea una parte importante, de la religión cristiana.
Es la época en que recordamos y tratamos de agradar a los amigos, compartimos con la familia y seres queridos. Es magnífica porque invita a ser benevolente aún con los desconocidos. Pero la benevolencia no es lo mismo que la amistad sino que un principio de amistad, ya que todo amigo es benevolente, pero no todo benevolente es amigo. Pues el que sólo es benevolente se parece al que comienza a ser amigo; por eso es principio de amistad, pero no amistad. La benevolencia ayuda a forjar nuevas amistades, empezando con la concordia. Ahora, los amigos concuerdan y los que concuerdan son amigos. Pero la concordia amistosa no lo es en relación a todas las cosas, sino que en relación a las realizables para la convivencia. Hay concordia pues, cuando existe la misma elección acerca de las normas de conducta que permiten a cada uno alcanzar sus propios fines; es decir, cuando concuerdan que la mejor manera de que cada quien florezca es por medio de la amistad por utilidad, y que esta exige el respeto mutuo a la vida, libertad y propiedad de cada quien. En suma, la concordia es una amistad cívica o política.
El mejor aspecto de la Navidad, indicó Rand, es el hecho de que se ha comercializado. La compra de regalos es buena para los negocios y buena para la economía del país, pero lo más importante es que estimula el ingenio y la creatividad para producir bienes que tienen un sólo propósito: darle a los hombres placer y felicidad. Y la decoración de las calles, de edificios públicos, de tiendas, almacenes y centros comerciales, con brillantes luces de colores y árboles de navidad, le dan a la ciudad una espectacular imagen visual que sólo la “ambición comercial” puede pagar. Y no digamos del ambiente musical que inunda estos días con villancicos y canciones de la época. Y los espectáculos: musicales como “El cuento de Navidad”, ballets como “El Cascanueces” de Tchaikovsky, teatro como "Cómo el Grinch robó la navidad", luces artificiales Campero, el árbol de
Navidad Gallo y música en la plaza, la competencia de maratón de baile por un carro y películas como “Sólo en casa”, además de los estrenos navideños. Y el patinaje en las pistas de hielo de la Municipalidad. Y las risas y ojos de asombro de los niños. Y la comida: los tamales, el ponche, el eggnog, las nueces, los pasteles, los chocolates, las galletas etc. Y también los convivios, donde los amigos se reúnen para celebrar con alegría la vida. Y el beso bajo el muérdago. Y las reuniones con aquellos que están distantes. Y la vivencia en este mes de un espectáculo de vistosidad, de exuberante regocijo, colorido y alegría.
Así que sí, desde luego es apropiado para todos, aún para aquellos que no son cristianos, celebrar la navidad y contagiarse de esta actitud de alegría por la vida y buena voluntad hacia sus semejantes.
En este 2023 les deseo muy felices fiestas y un fuerte abrazo para todos ustedes.
El significado secular de la Navidad según Ayn Rand
Así que sí, desde luego es apropiado para todos, aún para aquellos que no son cristianos, celebrar la navidad y contagiarse de esta actitud de alegría por la vida y buena voluntad hacia sus semejantes.
En diciembre de 1976 le preguntaron a Ayn Rand que si era apropiado para un ateo celebrar la Navidad.
«Sí, por supuesto» dijo ella. «Un feriado nacional, en este país, no puede tener un significado exclusivamente religioso.»
Y es que Rand consideraba que el significado seglar de la Navidad, el de la buena voluntad hacia los hombres, es más amplio que los dogmas de cualquier religión en particular. Esta actitud mental no es propiedad exclusiva, aunque sea una parte importante, de la religión cristiana.
Es la época en que recordamos y tratamos de agradar a los amigos, compartimos con la familia y seres queridos. Es magnífica porque invita a ser benevolente aún con los desconocidos. Pero la benevolencia no es lo mismo que la amistad sino que un principio de amistad, ya que todo amigo es benevolente, pero no todo benevolente es amigo. Pues el que sólo es benevolente se parece al que comienza a ser amigo; por eso es principio de amistad, pero no amistad. La benevolencia ayuda a forjar nuevas amistades, empezando con la concordia. Ahora, los amigos concuerdan y los que concuerdan son amigos. Pero la concordia amistosa no lo es en relación a todas las cosas, sino que en relación a las realizables para la convivencia. Hay concordia pues, cuando existe la misma elección acerca de las normas de conducta que permiten a cada uno alcanzar sus propios fines; es decir, cuando concuerdan que la mejor manera de que cada quien florezca es por medio de la amistad por utilidad, y que esta exige el respeto mutuo a la vida, libertad y propiedad de cada quien. En suma, la concordia es una amistad cívica o política.
El mejor aspecto de la Navidad, indicó Rand, es el hecho de que se ha comercializado. La compra de regalos es buena para los negocios y buena para la economía del país, pero lo más importante es que estimula el ingenio y la creatividad para producir bienes que tienen un sólo propósito: darle a los hombres placer y felicidad. Y la decoración de las calles, de edificios públicos, de tiendas, almacenes y centros comerciales, con brillantes luces de colores y árboles de navidad, le dan a la ciudad una espectacular imagen visual que sólo la “ambición comercial” puede pagar. Y no digamos del ambiente musical que inunda estos días con villancicos y canciones de la época. Y los espectáculos: musicales como “El cuento de Navidad”, ballets como “El Cascanueces” de Tchaikovsky, teatro como "Cómo el Grinch robó la navidad", luces artificiales Campero, el árbol de
Navidad Gallo y música en la plaza, la competencia de maratón de baile por un carro y películas como “Sólo en casa”, además de los estrenos navideños. Y el patinaje en las pistas de hielo de la Municipalidad. Y las risas y ojos de asombro de los niños. Y la comida: los tamales, el ponche, el eggnog, las nueces, los pasteles, los chocolates, las galletas etc. Y también los convivios, donde los amigos se reúnen para celebrar con alegría la vida. Y el beso bajo el muérdago. Y las reuniones con aquellos que están distantes. Y la vivencia en este mes de un espectáculo de vistosidad, de exuberante regocijo, colorido y alegría.
Así que sí, desde luego es apropiado para todos, aún para aquellos que no son cristianos, celebrar la navidad y contagiarse de esta actitud de alegría por la vida y buena voluntad hacia sus semejantes.
En este 2023 les deseo muy felices fiestas y un fuerte abrazo para todos ustedes.