Fuerzas políticas al ataque
¿Quiénes serán los candidatos? ¿Cuántos? ¿Será otro cartón de lotería, lleno de símbolos y colores? Seguramente serán muchos. ¿Cómo decidir?
Nada nuevo. Las fuerzas tradicionales y las nuevas están al acecho de cualquier tema que los mantenga vigentes. Con el inicio, no oficial, del proceso electoral, el tablero de partidos políticos y aspirantes a candidatos, se empieza a mover, cada vez con más velocidad.
La incertidumbre es grande, aumentada por la falta de certeza de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, LEPP. Ya iniciaron las acusaciones de campaña anticipada además de algunos señalamientos aquí y allá.
El proceso iniciará, oficialmente, dentro de 6-8 meses. O sea, estaremos escuchando promesas y ofrecimientos por un buen tiempo. Sin embargo, para los aspirantes a candidatos, el tiempo corre muy rápido. Es por eso que han incrementado las críticas hacia la actual administración. Sean reales o no, la estrategia es destruir y atacar lo que haya hecho. La polarización crecerá constantemente para generar esa división que siempre es bien aprovechada por la izquierda.
La inclinación ideológica es ahora más importante que nunca. América Latina está pintada de rojo, casi en su totalidad. Estados Unidos también lo está, unido con su insaciable necesidad de interferir en lo que no le compete y en presionar a quien sea necesario.
Ningún partido admitirá ser de izquierda. Solamente repetirá alguna retórica, como ofrecer cosas gratis, para ganar votos. Todos, sin excepción, tienen una agenda. Lo importante es ver si ésta es globalista, de izquierda o de derecha, definida y bien planificada..
La sociedad está conformada por sector empresarial, asociaciones, cámaras, fundaciones, colegios profesionales, sindicatos y la infinidad de ONGs. Cada uno tratará de incidir en los candidatos y en la población, indicando que sus propuestas son lo mejor para Guatemala. Se vale. Esta es la riqueza de un sistema democrático. El problema está en los que van a manipularlo, comprar voluntades y engañar a la población, especialmente aquella que tiene un nivel de escolaridad bajo y una interminable lista de necesidades.
A la fecha, hay 27 partidos políticos inscritos (información obtenida de la página web del Tribunal Supremo Electoral). Solamente el 0.05% de la población está afiliada a alguno. Esto demuestra la poca credibilidad en la llamada “clase política”.
A medida que se acerque el proceso, empezarán a llover afiliados, ofertas cual mercado, promesas y propuestas para solucionar los problemas del país.
¿Quiénes serán los candidatos? ¿Cuántos? ¿Será otro cartón de lotería, lleno de símbolos y colores? Seguramente serán muchos. ¿Cómo decidir? Empezando a poner atención desde ahora. Veremos quiénes sostienen sus ideas y quiénes las cambian, a medida que se acorta el tiempo de campaña. Es fundamental identificar quiénes “venderán su alma al diablo” por llegar a la guayaba.
Nos toca educar e incidir en nuestro metro cuadrado. El tiempo es corto y el riesgo de caer en manos rojas es enorme. No podemos esperar a la convocatoria oficial
Fuerzas políticas al ataque
¿Quiénes serán los candidatos? ¿Cuántos? ¿Será otro cartón de lotería, lleno de símbolos y colores? Seguramente serán muchos. ¿Cómo decidir?
Nada nuevo. Las fuerzas tradicionales y las nuevas están al acecho de cualquier tema que los mantenga vigentes. Con el inicio, no oficial, del proceso electoral, el tablero de partidos políticos y aspirantes a candidatos, se empieza a mover, cada vez con más velocidad.
La incertidumbre es grande, aumentada por la falta de certeza de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, LEPP. Ya iniciaron las acusaciones de campaña anticipada además de algunos señalamientos aquí y allá.
El proceso iniciará, oficialmente, dentro de 6-8 meses. O sea, estaremos escuchando promesas y ofrecimientos por un buen tiempo. Sin embargo, para los aspirantes a candidatos, el tiempo corre muy rápido. Es por eso que han incrementado las críticas hacia la actual administración. Sean reales o no, la estrategia es destruir y atacar lo que haya hecho. La polarización crecerá constantemente para generar esa división que siempre es bien aprovechada por la izquierda.
La inclinación ideológica es ahora más importante que nunca. América Latina está pintada de rojo, casi en su totalidad. Estados Unidos también lo está, unido con su insaciable necesidad de interferir en lo que no le compete y en presionar a quien sea necesario.
Ningún partido admitirá ser de izquierda. Solamente repetirá alguna retórica, como ofrecer cosas gratis, para ganar votos. Todos, sin excepción, tienen una agenda. Lo importante es ver si ésta es globalista, de izquierda o de derecha, definida y bien planificada..
La sociedad está conformada por sector empresarial, asociaciones, cámaras, fundaciones, colegios profesionales, sindicatos y la infinidad de ONGs. Cada uno tratará de incidir en los candidatos y en la población, indicando que sus propuestas son lo mejor para Guatemala. Se vale. Esta es la riqueza de un sistema democrático. El problema está en los que van a manipularlo, comprar voluntades y engañar a la población, especialmente aquella que tiene un nivel de escolaridad bajo y una interminable lista de necesidades.
A la fecha, hay 27 partidos políticos inscritos (información obtenida de la página web del Tribunal Supremo Electoral). Solamente el 0.05% de la población está afiliada a alguno. Esto demuestra la poca credibilidad en la llamada “clase política”.
A medida que se acerque el proceso, empezarán a llover afiliados, ofertas cual mercado, promesas y propuestas para solucionar los problemas del país.
¿Quiénes serán los candidatos? ¿Cuántos? ¿Será otro cartón de lotería, lleno de símbolos y colores? Seguramente serán muchos. ¿Cómo decidir? Empezando a poner atención desde ahora. Veremos quiénes sostienen sus ideas y quiénes las cambian, a medida que se acorta el tiempo de campaña. Es fundamental identificar quiénes “venderán su alma al diablo” por llegar a la guayaba.
Nos toca educar e incidir en nuestro metro cuadrado. El tiempo es corto y el riesgo de caer en manos rojas es enorme. No podemos esperar a la convocatoria oficial