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La Economía Atrapada de Juan Alberto Fuentes Knight: una reseña crítica

En su libro, JAFK argumenta que los grandes consorcios industriales de Guatemala iniciaron con tratos exclusivos que les otorgaron privilegios que los protegían de la competencia, y que han perdurado en el tiempo.

economía
Nicholas Virzi |
05 de septiembre, 2022

Juan Alberto Fuentes Knight (JAFK) ha escrito un libro titulado La Economía Atrapada. JAFK es ex Ministro de Finanzas Públicas de Guatemala, ex presidente de OXFAM, entre muchos otros cargos en una larga trayectoria profesional bastante impresionante. Por eso, su libro merece escrutinio.

En su libro, JAFK argumenta que los grandes consorcios industriales de Guatemala iniciaron con tratos exclusivos que les otorgaron privilegios que los protegían de la competencia, y que han perdurado en el tiempo. Estos tratos los lograron negociar inmigrantes que residían en Guatemala con el gobierno a partir del Siglo XIX. Los tratos exclusivos posteriormente convirtieron a los consorcios industriales en los grandes “gestores de poder” que les permitió atrapar la economía y encadenar al Estado guatemalteco. Según JAFK, esto explica por qué la economía guatemalteca ha reflejado lo que el describe como una senda de lento y desigual crecimiento.

JAFK aplica el enfoque de economía política de Lant Pritchett a la evolución económica de Guatemala. En su libro, JAFK cita y hace referencia a otros grandes pensadores y escritores sobre la economía política del desarrollo, y la historia de Guatemala y Centroamérica, en particular. Aparte de Pritchett y sus colegas, JAFK cita a Ben Ross Schneider, Alexander Segovia, Aaron Schneider, entre otros autores reconocidos.

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Sin embargo, no convence totalmente la forma en la que JAFK aplica los conceptos y argumentos de estos otros autores al caso de Guatemala.

En primer lugar, por el tema que trata, la economía política del poder, hubiera sido bueno que el libro de JAFK comenzara con la economía política del café y la economía agroexportadora de los finales del Siglo XIX. JAFK mismo menciona como la economía exportadora en el Siglo XIX estaba totalmente institucionalizada alrededor del café. Alexander Segovia concuerda con esa apreciación. Esa economía agroexportadora cafetalera tuvo buenos resultados en materia de crecimiento y dio nacer a las instituciones bancarias sólidas en Guatemala, como detalla el historiador Victor Bulmer-Thomas (VBT).

Por supuesto, es fácil criticar a un autor de un libro de 500 páginas por no haber escrito un libro de 600 páginas. Sin embargo, dado los temas que trata, y su argumento fundamental, de la dominancia económica y la captura del Estado, parece que JAFK comete un error de omisión al no tratar la economía política cafetalera que prevalecía justamente en el momento que el comienza su relato de los gestores de poder que tuvieron que surgir “en contra” de otros gestores de poder ya existentes.

En segundo lugar, su libro se centra en lo que él llama los “gestores de poder”. Estos son los grandes consorcios guatemaltecos que iniciaron con tratos exclusivos que recibieron del Estado guatemalteco en su momento. JAFK aquí aplica la terminología de Pritchett et al., Powerbrokers, en inglés. En inglés, la palabra Brokers significa corredores. Esa hubiera sido una mejor traducción.

La manera en la que JAFK usa el término “gestores de poder” es engañoso. Da la impresión que las élites industriales guatemaltecas eran los únicos que aplicaban o imponían el poder. Eso no es cierto.  

Todos los tratos exclusivos que JAFK detalla fueron negociados por personas, inmigrantes en su mayoría, con gobiernos autoritarios que tenían cierto grado de autonomía frente a las élites económicas dominantes en su tiempo. Ni hablar de su autonomía frente a nuevos actores sin poder alguno. Algo más tuvo que estar presente para que se dieran estos tratos que retaban a la estructura economía política existente en su momento. De repente, una futura edición del libro de JAFK podría elaborar más sobre los temas que él mismo trae a discusión.

Siempre ha habido otros actores con poder político, aparte de las élites económicas guatemaltecas. Esto ha sido bastante evidenciado en la literatura histórica sobre la economía política de la región. Incluso, Alexander Segovia, citado por JAFK, argumenta que no se puede entender la economía política de América Central sin considerar el rol conjunto que jugaban Estados Unidos, el propio Estado guatemalteco y las élites. Uno puede reconocer que el argumento de Segovia se aproxima mejor a una definición completa de los gestores de poder, sin aceptar su argumento ni sus conclusiones.

Un ejemplo de la falla de JAFK en no definir el universo de gestores de poder. Fue el gobierno de Estados Unidos, amarrado por los intereses de la frutera, United Fruit Company (UFCO), que llevó al golpe de Arbenz. Esto fue un caso de Estado capturado por una multinacional Americana que subordinó la política exterior regional del poder hegemónico mundial a sus intereses particulares. Si una empresa Americana lo pudo hacer con el gobierno más poderoso en la historia del ser humano, se puede intuir el grado de poder que tenía en Guatemala. Por lo anterior, hablar de gestores de poder, sin definir el universo completo de quienes ostentaban u ostentan el poder, es un error metodológico.

JAFK también aplica el concepto de capitalismo jerárquico de Ben Ross Schneider, y dice que Guatemala es el mejor ejemplo. Ben Ross Schneider pone como el ejemplo clásico del capitalismo jerárquico a Chile, no Guatemala. De esa cuenta, surge la inquietud que si el capitalismo jerárquico llevó a un país latinoamericano a tener los mejores indicadores económicos, políticos y sociales de toda la región ¿qué tan malo podría ser? El tema da mucho para discusión. Aparte de eso, Alexander Segovia ha dicho que el concepto de capitalismo jerárquico no aplica en Guatemala, en particular.

Más generalmente, JAFK habla de tres generaciones de tratos. La primera generación de tratos fueron los tratos exclusivos para beneficiar a industriales particulares.

La segunda generación de tratos fue más cercano al mundo de reglas que se ven en los países desarrollados. Los tratos de segunda generación los ejemplifica JAFK con los acuerdos de integración regional proteccionista promovidos por la CEPAL en los años 50, que tenían la intención de promover la industrialización. JAFK argumenta que los “gestores de poder” industrialistas guatemaltecos se desinteresaron de esta segunda generación de tratos que los beneficiaba. Este punto en particular merecía un trato más profundo.

JAFK también clasifica como exitoso este esfuerzo dual de integración e industrialización. Los datos del crecimiento industrial lo respaldan en esta parte de su argumento. El crecimiento industrial anual promedio fue de 4.6% en los años 50, y luego incrementó al 7.7% en las siguientes dos décadas, según cálculos hechos por el presente autor con base a datos proporcionados por el BANGUAT. La tasa de crecimiento industrial reciente es menos de la mitad de esas tasas vistas en las décadas de los 60 y 70.

La tercera generación de “tratos” se resumen en las reformas estructurales del Consenso de Washington. Es aquí donde JAFK argumenta que los “gestores de poder” industriales lograron encadenar al Estado, con restricciones tributarias plasmadas en la Constitución guatemalteca.

JAFK aquí falla en la aplicación de la metodología de Pritchett. Un pacto social no se puede considerar como un “trato” de beneficio particular. Es un acuerdo general. Si se respeta o no es otro tema, pero una constitución nacional no es un trato en el sentido de Pritchett et al.

Además, JAFK no considera plenamente el impacto del entorno internacional que aplicaba en los años 80 y 90. JAFK si lo hizo en el caso de la influencia de la CEPAL en los años 50 (no sin intervención Americana). Las ideas cepalinas tuvieron su influencia en los años 50. Asimismo, en los años 80 y 90 en la era “neoliberal”, tuvo su influencia famosa la triada del Departamento de Tesoro de EEUU, el Fondo Monetaria Internacional, y el Banco Mundial. Todos actores externos ajenos a las élites locales. Es una inconsistencia metodológica dejar fuera a la triada, al mismo tiempo que se incluye a la CEPAL, que siempre ha tenido menos poder impositivo en la regións

JAFK mismo argumenta que la aplicación del modelo neoliberal era una tendencia mundial cuando se aplicó en Guatemala. Uno puede o no estar de acuerdo con las recomendaciones del Consenso de Washington, pero se debe de reconocer que venían … de Washington. JAFK termina criticando la institucionalidad monetaria y cambiaria de Guatemala que resultó luego de la experiencia de contracción económica e hiperinflación en la región.

Es cierto que Guatemala viene aplicando relativa disciplina fiscal y monetaria. Eso es bueno.

La política monetaria de Guatemala es manejada por el BANGUAT, que aplica el Esquema de Metas Explícitas de Inflación (EMEI). Es acertada también la afirmación de JAFK que el BANGUAT tiene restricciones fuertes para financiar el gasto del gobierno central. La bondad de estas medidas se puede discutir, y hay muchos argumentos a favor de ellas, y en contra también, pero lo que no es cierto es que la existencia de estas restricciones refleja el poder de las élites industriales guatemaltecas. No cuando se aplicaron en muchos otros países, no cuando los mismos críticos admiten que obedecía una tendencia mundial.

En fin, en su pretensión ambiciosa de publicar un libro que genera discusión, JAFK comete algunos errores, como cualquier académico.

Algo que sorprende del argumento de JAFK, un reconocido caballero y académico es que insinúa en una conferencia sobre su propio libro que la política cambiaria del BANGUAT se maneja a sabor y antojo de los industriales de Guatemala, particularmente cuando quieren invertir afuera. JAFK aquí comete una calumnia en contra de los funcionarios públicos más profesionales que tiene Guatemala, los funcionarios del Banguat. No presenta evidencia para sostener esta grave acusación.

JAFK comete otro error que le resta credibilidad a su interesante argumento. El otro gran error no forzado que comete es cuando habla de cómo se ha documentado la represión por parte de las grandes élites de otros sectores económicos por medio de sanciones económicas, sociales y familiares. Esto lo hace para sostener su argumento que se atrapó a toda la economía de Guatemala, en vez de unos cuantos sectores.

La documentación que los grandes consorcios aplican sanciones económicas al resto del sector privado simplemente no existe. JAFK hace referencia a un libro de Alejandra Colom que relata lo que dicen unas pocas personas sobre lo que temían les podría pasar. Este argumento sin fundamentos concretos no está a la altura del argumento y debate que se entiende que JAFK quiere llegar.

En conclusión, el libro de JAFK merece su contestación. En eso, el reconocido autor logra su cometido.

La Economía Atrapada de Juan Alberto Fuentes Knight: una reseña crítica

En su libro, JAFK argumenta que los grandes consorcios industriales de Guatemala iniciaron con tratos exclusivos que les otorgaron privilegios que los protegían de la competencia, y que han perdurado en el tiempo.

Nicholas Virzi |
05 de septiembre, 2022
economía

Juan Alberto Fuentes Knight (JAFK) ha escrito un libro titulado La Economía Atrapada. JAFK es ex Ministro de Finanzas Públicas de Guatemala, ex presidente de OXFAM, entre muchos otros cargos en una larga trayectoria profesional bastante impresionante. Por eso, su libro merece escrutinio.

En su libro, JAFK argumenta que los grandes consorcios industriales de Guatemala iniciaron con tratos exclusivos que les otorgaron privilegios que los protegían de la competencia, y que han perdurado en el tiempo. Estos tratos los lograron negociar inmigrantes que residían en Guatemala con el gobierno a partir del Siglo XIX. Los tratos exclusivos posteriormente convirtieron a los consorcios industriales en los grandes “gestores de poder” que les permitió atrapar la economía y encadenar al Estado guatemalteco. Según JAFK, esto explica por qué la economía guatemalteca ha reflejado lo que el describe como una senda de lento y desigual crecimiento.

JAFK aplica el enfoque de economía política de Lant Pritchett a la evolución económica de Guatemala. En su libro, JAFK cita y hace referencia a otros grandes pensadores y escritores sobre la economía política del desarrollo, y la historia de Guatemala y Centroamérica, en particular. Aparte de Pritchett y sus colegas, JAFK cita a Ben Ross Schneider, Alexander Segovia, Aaron Schneider, entre otros autores reconocidos.

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Sin embargo, no convence totalmente la forma en la que JAFK aplica los conceptos y argumentos de estos otros autores al caso de Guatemala.

En primer lugar, por el tema que trata, la economía política del poder, hubiera sido bueno que el libro de JAFK comenzara con la economía política del café y la economía agroexportadora de los finales del Siglo XIX. JAFK mismo menciona como la economía exportadora en el Siglo XIX estaba totalmente institucionalizada alrededor del café. Alexander Segovia concuerda con esa apreciación. Esa economía agroexportadora cafetalera tuvo buenos resultados en materia de crecimiento y dio nacer a las instituciones bancarias sólidas en Guatemala, como detalla el historiador Victor Bulmer-Thomas (VBT).

Por supuesto, es fácil criticar a un autor de un libro de 500 páginas por no haber escrito un libro de 600 páginas. Sin embargo, dado los temas que trata, y su argumento fundamental, de la dominancia económica y la captura del Estado, parece que JAFK comete un error de omisión al no tratar la economía política cafetalera que prevalecía justamente en el momento que el comienza su relato de los gestores de poder que tuvieron que surgir “en contra” de otros gestores de poder ya existentes.

En segundo lugar, su libro se centra en lo que él llama los “gestores de poder”. Estos son los grandes consorcios guatemaltecos que iniciaron con tratos exclusivos que recibieron del Estado guatemalteco en su momento. JAFK aquí aplica la terminología de Pritchett et al., Powerbrokers, en inglés. En inglés, la palabra Brokers significa corredores. Esa hubiera sido una mejor traducción.

La manera en la que JAFK usa el término “gestores de poder” es engañoso. Da la impresión que las élites industriales guatemaltecas eran los únicos que aplicaban o imponían el poder. Eso no es cierto.  

Todos los tratos exclusivos que JAFK detalla fueron negociados por personas, inmigrantes en su mayoría, con gobiernos autoritarios que tenían cierto grado de autonomía frente a las élites económicas dominantes en su tiempo. Ni hablar de su autonomía frente a nuevos actores sin poder alguno. Algo más tuvo que estar presente para que se dieran estos tratos que retaban a la estructura economía política existente en su momento. De repente, una futura edición del libro de JAFK podría elaborar más sobre los temas que él mismo trae a discusión.

Siempre ha habido otros actores con poder político, aparte de las élites económicas guatemaltecas. Esto ha sido bastante evidenciado en la literatura histórica sobre la economía política de la región. Incluso, Alexander Segovia, citado por JAFK, argumenta que no se puede entender la economía política de América Central sin considerar el rol conjunto que jugaban Estados Unidos, el propio Estado guatemalteco y las élites. Uno puede reconocer que el argumento de Segovia se aproxima mejor a una definición completa de los gestores de poder, sin aceptar su argumento ni sus conclusiones.

Un ejemplo de la falla de JAFK en no definir el universo de gestores de poder. Fue el gobierno de Estados Unidos, amarrado por los intereses de la frutera, United Fruit Company (UFCO), que llevó al golpe de Arbenz. Esto fue un caso de Estado capturado por una multinacional Americana que subordinó la política exterior regional del poder hegemónico mundial a sus intereses particulares. Si una empresa Americana lo pudo hacer con el gobierno más poderoso en la historia del ser humano, se puede intuir el grado de poder que tenía en Guatemala. Por lo anterior, hablar de gestores de poder, sin definir el universo completo de quienes ostentaban u ostentan el poder, es un error metodológico.

JAFK también aplica el concepto de capitalismo jerárquico de Ben Ross Schneider, y dice que Guatemala es el mejor ejemplo. Ben Ross Schneider pone como el ejemplo clásico del capitalismo jerárquico a Chile, no Guatemala. De esa cuenta, surge la inquietud que si el capitalismo jerárquico llevó a un país latinoamericano a tener los mejores indicadores económicos, políticos y sociales de toda la región ¿qué tan malo podría ser? El tema da mucho para discusión. Aparte de eso, Alexander Segovia ha dicho que el concepto de capitalismo jerárquico no aplica en Guatemala, en particular.

Más generalmente, JAFK habla de tres generaciones de tratos. La primera generación de tratos fueron los tratos exclusivos para beneficiar a industriales particulares.

La segunda generación de tratos fue más cercano al mundo de reglas que se ven en los países desarrollados. Los tratos de segunda generación los ejemplifica JAFK con los acuerdos de integración regional proteccionista promovidos por la CEPAL en los años 50, que tenían la intención de promover la industrialización. JAFK argumenta que los “gestores de poder” industrialistas guatemaltecos se desinteresaron de esta segunda generación de tratos que los beneficiaba. Este punto en particular merecía un trato más profundo.

JAFK también clasifica como exitoso este esfuerzo dual de integración e industrialización. Los datos del crecimiento industrial lo respaldan en esta parte de su argumento. El crecimiento industrial anual promedio fue de 4.6% en los años 50, y luego incrementó al 7.7% en las siguientes dos décadas, según cálculos hechos por el presente autor con base a datos proporcionados por el BANGUAT. La tasa de crecimiento industrial reciente es menos de la mitad de esas tasas vistas en las décadas de los 60 y 70.

La tercera generación de “tratos” se resumen en las reformas estructurales del Consenso de Washington. Es aquí donde JAFK argumenta que los “gestores de poder” industriales lograron encadenar al Estado, con restricciones tributarias plasmadas en la Constitución guatemalteca.

JAFK aquí falla en la aplicación de la metodología de Pritchett. Un pacto social no se puede considerar como un “trato” de beneficio particular. Es un acuerdo general. Si se respeta o no es otro tema, pero una constitución nacional no es un trato en el sentido de Pritchett et al.

Además, JAFK no considera plenamente el impacto del entorno internacional que aplicaba en los años 80 y 90. JAFK si lo hizo en el caso de la influencia de la CEPAL en los años 50 (no sin intervención Americana). Las ideas cepalinas tuvieron su influencia en los años 50. Asimismo, en los años 80 y 90 en la era “neoliberal”, tuvo su influencia famosa la triada del Departamento de Tesoro de EEUU, el Fondo Monetaria Internacional, y el Banco Mundial. Todos actores externos ajenos a las élites locales. Es una inconsistencia metodológica dejar fuera a la triada, al mismo tiempo que se incluye a la CEPAL, que siempre ha tenido menos poder impositivo en la regións

JAFK mismo argumenta que la aplicación del modelo neoliberal era una tendencia mundial cuando se aplicó en Guatemala. Uno puede o no estar de acuerdo con las recomendaciones del Consenso de Washington, pero se debe de reconocer que venían … de Washington. JAFK termina criticando la institucionalidad monetaria y cambiaria de Guatemala que resultó luego de la experiencia de contracción económica e hiperinflación en la región.

Es cierto que Guatemala viene aplicando relativa disciplina fiscal y monetaria. Eso es bueno.

La política monetaria de Guatemala es manejada por el BANGUAT, que aplica el Esquema de Metas Explícitas de Inflación (EMEI). Es acertada también la afirmación de JAFK que el BANGUAT tiene restricciones fuertes para financiar el gasto del gobierno central. La bondad de estas medidas se puede discutir, y hay muchos argumentos a favor de ellas, y en contra también, pero lo que no es cierto es que la existencia de estas restricciones refleja el poder de las élites industriales guatemaltecas. No cuando se aplicaron en muchos otros países, no cuando los mismos críticos admiten que obedecía una tendencia mundial.

En fin, en su pretensión ambiciosa de publicar un libro que genera discusión, JAFK comete algunos errores, como cualquier académico.

Algo que sorprende del argumento de JAFK, un reconocido caballero y académico es que insinúa en una conferencia sobre su propio libro que la política cambiaria del BANGUAT se maneja a sabor y antojo de los industriales de Guatemala, particularmente cuando quieren invertir afuera. JAFK aquí comete una calumnia en contra de los funcionarios públicos más profesionales que tiene Guatemala, los funcionarios del Banguat. No presenta evidencia para sostener esta grave acusación.

JAFK comete otro error que le resta credibilidad a su interesante argumento. El otro gran error no forzado que comete es cuando habla de cómo se ha documentado la represión por parte de las grandes élites de otros sectores económicos por medio de sanciones económicas, sociales y familiares. Esto lo hace para sostener su argumento que se atrapó a toda la economía de Guatemala, en vez de unos cuantos sectores.

La documentación que los grandes consorcios aplican sanciones económicas al resto del sector privado simplemente no existe. JAFK hace referencia a un libro de Alejandra Colom que relata lo que dicen unas pocas personas sobre lo que temían les podría pasar. Este argumento sin fundamentos concretos no está a la altura del argumento y debate que se entiende que JAFK quiere llegar.

En conclusión, el libro de JAFK merece su contestación. En eso, el reconocido autor logra su cometido.