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La guerra de Rusia y Ucrania contra el mundo

En un mundo globalizado, el comercio no es solo irresistible, sino necesario. Sin embargo, el desarrollo de relaciones comerciales con otros países para reducir riesgos es valiosa para asegurar la estabilidad económica. 

El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky se muestra en una pantalla gigante después de pronunciar un mensaje de voz en vivo durante una manifestación contra la invasión rusa de Ucrania frente a la Casa de Parlamento Suiza en Berna, el 19 de marzo de 2022. (Foto de Fabrice COFFRINI / AFP)
Rocío Mérida |
03 de mayo, 2024

En febrero y marzo de 2014 Rusia invade Crimea y exitosamente se apropia del territorio. Pese a las justificaciones históricas del “injusto” Tratado de Partición firmado en 1997, la invasión tiene un enfoque comercialmente estratégico. El gigante soviético cuenta con una costa de 110 mil 310 kilómetros. Sin embargo, está limitada al norte, puesto que, desde noviembre hasta mediados de marzo, los océanos están congelados, frenando su comercio con el mundo por casi la mitad del año. La invasión a Crimea aseguraría acceso al mar Negro y, por tanto, al mar Mediterráneo, facilitando su comercio con Europa. Esta invasión dio inicio a la guerra entre Rusia y Ucrania.

Rusia es uno de los principales exportadores de metales, petróleo, maquinaria y energía. Por otro lado, Ucrania exporta metales, productos agrícolas, gas y electricidad. Por esta razón, el conflicto entre las partes no fue solamente militar, sino económico, buscando afectar sus principales fuentes de producción. El auge del conflicto se dio en 2022. Rusia atacó con drones, aviones sin tripulación y misiles los sistemas ucranianos de energía y su red eléctrica (afectando un tercio de las centrales eléctricas). Ucrania sufrió daños en la hidroeléctrica Dniéper de Zaporiyia y su presa más grande del país, afectando incluso el suministro eléctrico a una central nuclear y dejando sin energía a millones de ciudadanos. Ucrania también desplegó ataques en Rusia, dirigidos a depósitos y refinerías de petróleo.

Es poco posible que un país pueda producir por sí mismo todos los bienes que necesita para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos o incluso mantenerla. En un mundo globalizado, el comercio no es solo irresistible, sino necesario.

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Europa y EE. UU. también se vieron afectados, por lo que solicitaron a ambos países un alto al ataque que puede afectar los intereses de sus gobiernos, tanto como de sus empresas privadas. Por ejemplo, para Chevron y ExxonMobil, con operaciones en EE. UU., Rusia es un pilar indispensable en sus cadenas de suministro al mundo. El petróleo ruso, a través del grande de América, alcanza también los mercados centroamericanos. Por otro lado, la Unión Europea es la responsable del suministro de los demás países europeos, como Austria, Hungría y Portugal. El resultado del conflicto, y la escasez que este produjo, fue un alza en los precios en la mayoría de los países. Por ejemplo, el precio de la gasolina incrementó en 2022 a nivel mundial, reduciendo el salario de las personas entre un 30% y 40%. No obstante, no solo la gasolina se vio afectada. La mayoría de los bienes y servicios producidos requieren de petróleo en alguna de sus formas, lo que quiere decir que hubo un alza de precios global. El barril Brent, que en 2022 tenía un costo de US$ 99.08, tuvo un incremento del 20%, alcanzando los US$ 119.72 cien días después del inicio del conflicto.

Luego de un período económicamente desafiante para el mundo, provocado por la COVID 19, el conflicto entre Rusia y Ucrania impidió el refortalecimiento económico de varios países. Ahora que la guerra ha reducido su intensidad, es importante que todos los países generen un plan alternativo que permita la continuación del consumo, reduciendo el riesgo de un alza en costos que afecte el nivel de vida de la población. Es poco posible que un país pueda producir por sí mismo todos los bienes que necesita para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos o incluso mantenerla. En un mundo globalizado, el comercio no es solo irresistible, sino necesario. Sin embargo, el desarrollo de relaciones comerciales con otros países para reducir riesgos es valiosa para asegurar la estabilidad económica. 

La guerra de Rusia y Ucrania contra el mundo

En un mundo globalizado, el comercio no es solo irresistible, sino necesario. Sin embargo, el desarrollo de relaciones comerciales con otros países para reducir riesgos es valiosa para asegurar la estabilidad económica. 

Rocío Mérida |
03 de mayo, 2024
El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky se muestra en una pantalla gigante después de pronunciar un mensaje de voz en vivo durante una manifestación contra la invasión rusa de Ucrania frente a la Casa de Parlamento Suiza en Berna, el 19 de marzo de 2022. (Foto de Fabrice COFFRINI / AFP)

En febrero y marzo de 2014 Rusia invade Crimea y exitosamente se apropia del territorio. Pese a las justificaciones históricas del “injusto” Tratado de Partición firmado en 1997, la invasión tiene un enfoque comercialmente estratégico. El gigante soviético cuenta con una costa de 110 mil 310 kilómetros. Sin embargo, está limitada al norte, puesto que, desde noviembre hasta mediados de marzo, los océanos están congelados, frenando su comercio con el mundo por casi la mitad del año. La invasión a Crimea aseguraría acceso al mar Negro y, por tanto, al mar Mediterráneo, facilitando su comercio con Europa. Esta invasión dio inicio a la guerra entre Rusia y Ucrania.

Rusia es uno de los principales exportadores de metales, petróleo, maquinaria y energía. Por otro lado, Ucrania exporta metales, productos agrícolas, gas y electricidad. Por esta razón, el conflicto entre las partes no fue solamente militar, sino económico, buscando afectar sus principales fuentes de producción. El auge del conflicto se dio en 2022. Rusia atacó con drones, aviones sin tripulación y misiles los sistemas ucranianos de energía y su red eléctrica (afectando un tercio de las centrales eléctricas). Ucrania sufrió daños en la hidroeléctrica Dniéper de Zaporiyia y su presa más grande del país, afectando incluso el suministro eléctrico a una central nuclear y dejando sin energía a millones de ciudadanos. Ucrania también desplegó ataques en Rusia, dirigidos a depósitos y refinerías de petróleo.

Es poco posible que un país pueda producir por sí mismo todos los bienes que necesita para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos o incluso mantenerla. En un mundo globalizado, el comercio no es solo irresistible, sino necesario.

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Europa y EE. UU. también se vieron afectados, por lo que solicitaron a ambos países un alto al ataque que puede afectar los intereses de sus gobiernos, tanto como de sus empresas privadas. Por ejemplo, para Chevron y ExxonMobil, con operaciones en EE. UU., Rusia es un pilar indispensable en sus cadenas de suministro al mundo. El petróleo ruso, a través del grande de América, alcanza también los mercados centroamericanos. Por otro lado, la Unión Europea es la responsable del suministro de los demás países europeos, como Austria, Hungría y Portugal. El resultado del conflicto, y la escasez que este produjo, fue un alza en los precios en la mayoría de los países. Por ejemplo, el precio de la gasolina incrementó en 2022 a nivel mundial, reduciendo el salario de las personas entre un 30% y 40%. No obstante, no solo la gasolina se vio afectada. La mayoría de los bienes y servicios producidos requieren de petróleo en alguna de sus formas, lo que quiere decir que hubo un alza de precios global. El barril Brent, que en 2022 tenía un costo de US$ 99.08, tuvo un incremento del 20%, alcanzando los US$ 119.72 cien días después del inicio del conflicto.

Luego de un período económicamente desafiante para el mundo, provocado por la COVID 19, el conflicto entre Rusia y Ucrania impidió el refortalecimiento económico de varios países. Ahora que la guerra ha reducido su intensidad, es importante que todos los países generen un plan alternativo que permita la continuación del consumo, reduciendo el riesgo de un alza en costos que afecte el nivel de vida de la población. Es poco posible que un país pueda producir por sí mismo todos los bienes que necesita para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos o incluso mantenerla. En un mundo globalizado, el comercio no es solo irresistible, sino necesario. Sin embargo, el desarrollo de relaciones comerciales con otros países para reducir riesgos es valiosa para asegurar la estabilidad económica.