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La interminable lucha

Necesitamos que la mayoría de chapines se involucren, no en política, pero sí en pronunciarse en redes sociales, exigir cambios, señalar lo malo y presionar para que haya condiciones que permitan que Guatemala sea un país próspero, uno que el resto del mundo respete y admire.

El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, pronuncia un discurso durante una marcha en el marco del Día del Trabajo en la Ciudad de Guatemala el 1 de mayo de 2024. (Foto de Orlando ESTRADA / AFP)
Carolina Castellanos |
03 de mayo, 2024

A penas llevamos cerca de cuatro meses de este “nuevo comienzo” y el ambiente en nuestra Guate ya está exacerbado. Quienes creyeron en los ofrecimientos de campaña quedaron decepcionados. Como reza el viejo refrán, “nada nuevo bajo el sol”. Para el resto de nosotros, que no creímos una sola palabra que salió del “semillero”, pues ha habido pocas sorpresas.

Sabemos que los gobiernos de izquierda son nefastos. Lo hemos visto a lo largo y ancho del mundo, especialmente de América Latina, pues los tenemos cerca y, de alguna forma u otra, nos parecemos en costumbres, idioma, tradiciones y, sobre todo, en que terminamos eligiendo al que ofreció espejitos. Una de las causas de esto es que un gran sector de la población, de pronto la mayoría, carece de lo más básico y fundamental como agua potable, educación de primer nivel, infraestructura vial, un sistema de salud que sí funcione y acceso a tantas cosas que el mundo ofrece.

No es posible que un gran porcentaje de niños no conozca el internet, no hable español y mucho menos el idioma universal que sigue siendo el inglés y que no haya escuelas con alguna tecnología que les abra los ojos a todo lo que hay fuera de sus aldeas.

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Tampoco es posible que el nivel de desnutrición en nuestra Guate rompa récords mundiales. Esto limita grandemente la capacidad de aprendizaje. La poca educación de muchísimas madres contribuye a esto, sumado a la pobreza y falta o dificultad de acceso a centros de salud equipados con personal capacitado que las eduque en nutrición básica.

Necesitamos que la mayoría de chapines se involucren, no en política, pero sí en pronunciarse en redes sociales, exigir cambios, señalar lo malo y presionar para que haya condiciones que permitan que Guatemala sea un país próspero, uno que el resto del mundo respete y admire.

Pareciera que es a propósito que los gobiernos de turno no se enfoquen en lo más básico y fundamental. Una población ignorante y carente de lo más básico, creerá en los espejitos que usarán los políticos para ganar sus voluntades. Pareciera que nos siguen conquistando, como lo hicieron los españoles hace más de quinientos años.

Los que sí hemos tenido el privilegio de recibir educación de alto nivel, aprender otros idiomas, tener acceso a servicios de salud, medios de transporte, aunque sea en carreteras desastrosas, somos los que sostenemos al gobierno a través de los impuestos.  Somos los privilegiados que tenemos un trabajo digno, cualquiera que este sea, generamos empleos, accedemos a sistemas de salud privados, desde los pequeños hospitales y centros de salud hasta los grandes centros médicos.

Dijo Edmond Burke, “lo único necesario para que lo malo triunfe es que las buenas personas no hagan nada”. Estoy más que segura que usted, estimado lector y las personas a su alrededor, sean familia, amigos, compañeros de trabajo o de deportes, están en este grupo que trabaja a diario para tener una vida digna y darla a quienes lo rodean por medio de empleos, apoyo comunitario u otro.

Necesitamos que la mayoría de chapines se involucren, no en política, pero sí en pronunciarse en redes sociales, exigir cambios, señalar lo malo y presionar para que haya condiciones que permitan que Guatemala sea un país próspero, uno que el resto del mundo respete y admire.

Se vale soñar y también se vale exigir.

La interminable lucha

Necesitamos que la mayoría de chapines se involucren, no en política, pero sí en pronunciarse en redes sociales, exigir cambios, señalar lo malo y presionar para que haya condiciones que permitan que Guatemala sea un país próspero, uno que el resto del mundo respete y admire.

Carolina Castellanos |
03 de mayo, 2024
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, pronuncia un discurso durante una marcha en el marco del Día del Trabajo en la Ciudad de Guatemala el 1 de mayo de 2024. (Foto de Orlando ESTRADA / AFP)

A penas llevamos cerca de cuatro meses de este “nuevo comienzo” y el ambiente en nuestra Guate ya está exacerbado. Quienes creyeron en los ofrecimientos de campaña quedaron decepcionados. Como reza el viejo refrán, “nada nuevo bajo el sol”. Para el resto de nosotros, que no creímos una sola palabra que salió del “semillero”, pues ha habido pocas sorpresas.

Sabemos que los gobiernos de izquierda son nefastos. Lo hemos visto a lo largo y ancho del mundo, especialmente de América Latina, pues los tenemos cerca y, de alguna forma u otra, nos parecemos en costumbres, idioma, tradiciones y, sobre todo, en que terminamos eligiendo al que ofreció espejitos. Una de las causas de esto es que un gran sector de la población, de pronto la mayoría, carece de lo más básico y fundamental como agua potable, educación de primer nivel, infraestructura vial, un sistema de salud que sí funcione y acceso a tantas cosas que el mundo ofrece.

No es posible que un gran porcentaje de niños no conozca el internet, no hable español y mucho menos el idioma universal que sigue siendo el inglés y que no haya escuelas con alguna tecnología que les abra los ojos a todo lo que hay fuera de sus aldeas.

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Tampoco es posible que el nivel de desnutrición en nuestra Guate rompa récords mundiales. Esto limita grandemente la capacidad de aprendizaje. La poca educación de muchísimas madres contribuye a esto, sumado a la pobreza y falta o dificultad de acceso a centros de salud equipados con personal capacitado que las eduque en nutrición básica.

Necesitamos que la mayoría de chapines se involucren, no en política, pero sí en pronunciarse en redes sociales, exigir cambios, señalar lo malo y presionar para que haya condiciones que permitan que Guatemala sea un país próspero, uno que el resto del mundo respete y admire.

Pareciera que es a propósito que los gobiernos de turno no se enfoquen en lo más básico y fundamental. Una población ignorante y carente de lo más básico, creerá en los espejitos que usarán los políticos para ganar sus voluntades. Pareciera que nos siguen conquistando, como lo hicieron los españoles hace más de quinientos años.

Los que sí hemos tenido el privilegio de recibir educación de alto nivel, aprender otros idiomas, tener acceso a servicios de salud, medios de transporte, aunque sea en carreteras desastrosas, somos los que sostenemos al gobierno a través de los impuestos.  Somos los privilegiados que tenemos un trabajo digno, cualquiera que este sea, generamos empleos, accedemos a sistemas de salud privados, desde los pequeños hospitales y centros de salud hasta los grandes centros médicos.

Dijo Edmond Burke, “lo único necesario para que lo malo triunfe es que las buenas personas no hagan nada”. Estoy más que segura que usted, estimado lector y las personas a su alrededor, sean familia, amigos, compañeros de trabajo o de deportes, están en este grupo que trabaja a diario para tener una vida digna y darla a quienes lo rodean por medio de empleos, apoyo comunitario u otro.

Necesitamos que la mayoría de chapines se involucren, no en política, pero sí en pronunciarse en redes sociales, exigir cambios, señalar lo malo y presionar para que haya condiciones que permitan que Guatemala sea un país próspero, uno que el resto del mundo respete y admire.

Se vale soñar y también se vale exigir.