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Las TIC y las competencias docentes

El retorno a una presencialidad física en el aula no es el retorno a una tradicionalidad en el aula; estos próceres y otros, de la educación han enseñada la ruta con diferentes propuestas y épocas...

Diana Brown |
15 de marzo, 2022

Desde la época prepandemia, tan lejana que pareciera, tímidamente se iniciaba la tecnología en el aula. Esa iniciación fue por las casas editoriales, que desarrollaron como apoyos didácticos, hojas de trabajo, luego textos en formato de PDF, y se iniciaba una relación de interacción entre ambos, pues en estos primeros pasos, la conectividad escolar era incipiente, y excesivamente costosa. Plataformas aplicadas, algunas con costo, otras gratuitas, y la nube se escuchaba por venir; en la administración escolar se aplicó la tecnología por la facilidad de organización de la data, y mensajería rápida.  Se percibía que en algún futuro pudiera ser útil para la docencia, pero entonces no era imperativo, hasta que llegó a serlo.

La herramienta didáctica por apremiante necesidad fue la virtualidad; plataformas aplicadas, adaptaciones de planificaciones, desarrollo de videos en celulares, computadores, donde hubiese alcance; aprendizaje mutuo de docentes, padres de familia, y alumnos, en una inconcebible realidad, y el enfoque de adaptación y flexibilidad fue, y aún es, la orden del día.

La cuestión en pandemia: ¿Cómo usar la pantalla de una computadora como medio de comunicación con el fin de provocar el aprendizaje? Nuevas modalidades nacieron, empíricas, unas más  efectivas que otras, y los docentes crecieron, crearon y encontraron el gusto por la tecnología. Pero ahora, aunque estemos a la puerta de una relativa presencialidad física en el aula, la tecnología es, y continúa siendo, un aspecto permanente.

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UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) publica “Marco de competencias de los docentes en materia de TIC”, documento que comparte observaciones y propuestas para la “alfabetización” tecnológica. Y es curioso, al analizar las propuestas, contienen los preceptos tradicionales de aprendizaje, con entornos virtuales que implican rapidez, alcance y amplitud.

Propone que las metas de la tecnología aplicadas en el aula son con el fin de capacitar; permitir un crecimiento de la innovación; provocar una participación inclusiva y un entendimiento intercultural. Pero para ello, esa alfabetización, y la adquisición de competencias en las TIC (Tecnología de la información y comunicación), deben ser patentes en varios aspectos: la comprensión de la importancia de los TIC en las políticas publicas educativas; las TIC en el desarrollo curricular; las TIC en nuevos modelos pedagógicos; las TIC en organización y administración; las TIC en la profesionalización de los docentes. Se propone el desarrollo de estas competencias en tres niveles: nivel de adquisición del conocimiento, nivel de profundización del conocimiento y luego creación de los conocimientos en tres momentos del desarrollo del docente: en su formación inicial, en la formación permanente y en el apoyo tecnológico permanente.

Al analizar los niveles de adquisición de una maestría del uso de la tecnología, se observa que en el eje de ella, se respeto a la misma dinámica de Piaget, de Bloom, de Rubén Puentedura, próceres en el proceso de aprendizaje. ¿En qué sentido?

La taxonomía de Bloom es un esquema que con la organización de verbos en infinito, captura la esencia del proceso del aprendizaje: en este orden, recordar, comprender, aplicar, analizar, evaluar y crear. Se observa la lógica de la profundización del aprendizaje y conocimiento: basándose en el conocimiento previo, asentando la comprensión, estos se aplican y el resultado se analiza, se conocen los éxitos y los fracasos, para entonces aplicarlos a la creación, que es la cima del aprendizaje porque engloba todo el proceso previo. Rubén Puentedura, creador del método de aprendizaje mediante la tecnología SAMR, (en inglés: Substitution, Augmentation, Modification y Redefinition), que goza de elementos en común con Bloom, proceso lógico de crecimiento conceptual para arribar a la creación e innovación;  y también con Piaget, el padre de la teoría del constructivismo, y como lo indica su nombre, y se ha comentado en este espacio, es la edificación del conocimiento, en un proceso similar: asimilación, acomodación y aprehensión, para luego reiniciar el mismo ciclo y continuar el proceso, basándose en conocimientos previos. Y es la esencia de lo propuesto: adquisición de conocimientos, profundización de conocimientos y creación de conocimientos, en la formación inicial y continua del docente.

No se modifica el qué, si se modifica el cómo, y ciertamente, su temporalidad. El docente, estrella norte en la ruta del aprendizaje, debe a su vez, volver a aprender, analizar, y crear.

El retorno a una presencialidad física en el aula no es el retorno a una tradicionalidad en el aula; estos próceres y otros, de la educación han enseñada la ruta con diferentes propuestas y épocas, con la misma finalidad; ahora se integran con la tecnología y la imperante necesidad de continuidad de primero aceptar la realidad de la permanencia tecnológica y segundo, el reconfigurar la formación docente con nuevas dinámicas y herramientas, pero con la misma finalidad; el desarrollo integral de la persona.

¡La educación es prioridad nacional!

 

Las TIC y las competencias docentes

El retorno a una presencialidad física en el aula no es el retorno a una tradicionalidad en el aula; estos próceres y otros, de la educación han enseñada la ruta con diferentes propuestas y épocas...

Diana Brown |
15 de marzo, 2022

Desde la época prepandemia, tan lejana que pareciera, tímidamente se iniciaba la tecnología en el aula. Esa iniciación fue por las casas editoriales, que desarrollaron como apoyos didácticos, hojas de trabajo, luego textos en formato de PDF, y se iniciaba una relación de interacción entre ambos, pues en estos primeros pasos, la conectividad escolar era incipiente, y excesivamente costosa. Plataformas aplicadas, algunas con costo, otras gratuitas, y la nube se escuchaba por venir; en la administración escolar se aplicó la tecnología por la facilidad de organización de la data, y mensajería rápida.  Se percibía que en algún futuro pudiera ser útil para la docencia, pero entonces no era imperativo, hasta que llegó a serlo.

La herramienta didáctica por apremiante necesidad fue la virtualidad; plataformas aplicadas, adaptaciones de planificaciones, desarrollo de videos en celulares, computadores, donde hubiese alcance; aprendizaje mutuo de docentes, padres de familia, y alumnos, en una inconcebible realidad, y el enfoque de adaptación y flexibilidad fue, y aún es, la orden del día.

La cuestión en pandemia: ¿Cómo usar la pantalla de una computadora como medio de comunicación con el fin de provocar el aprendizaje? Nuevas modalidades nacieron, empíricas, unas más  efectivas que otras, y los docentes crecieron, crearon y encontraron el gusto por la tecnología. Pero ahora, aunque estemos a la puerta de una relativa presencialidad física en el aula, la tecnología es, y continúa siendo, un aspecto permanente.

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UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) publica “Marco de competencias de los docentes en materia de TIC”, documento que comparte observaciones y propuestas para la “alfabetización” tecnológica. Y es curioso, al analizar las propuestas, contienen los preceptos tradicionales de aprendizaje, con entornos virtuales que implican rapidez, alcance y amplitud.

Propone que las metas de la tecnología aplicadas en el aula son con el fin de capacitar; permitir un crecimiento de la innovación; provocar una participación inclusiva y un entendimiento intercultural. Pero para ello, esa alfabetización, y la adquisición de competencias en las TIC (Tecnología de la información y comunicación), deben ser patentes en varios aspectos: la comprensión de la importancia de los TIC en las políticas publicas educativas; las TIC en el desarrollo curricular; las TIC en nuevos modelos pedagógicos; las TIC en organización y administración; las TIC en la profesionalización de los docentes. Se propone el desarrollo de estas competencias en tres niveles: nivel de adquisición del conocimiento, nivel de profundización del conocimiento y luego creación de los conocimientos en tres momentos del desarrollo del docente: en su formación inicial, en la formación permanente y en el apoyo tecnológico permanente.

Al analizar los niveles de adquisición de una maestría del uso de la tecnología, se observa que en el eje de ella, se respeto a la misma dinámica de Piaget, de Bloom, de Rubén Puentedura, próceres en el proceso de aprendizaje. ¿En qué sentido?

La taxonomía de Bloom es un esquema que con la organización de verbos en infinito, captura la esencia del proceso del aprendizaje: en este orden, recordar, comprender, aplicar, analizar, evaluar y crear. Se observa la lógica de la profundización del aprendizaje y conocimiento: basándose en el conocimiento previo, asentando la comprensión, estos se aplican y el resultado se analiza, se conocen los éxitos y los fracasos, para entonces aplicarlos a la creación, que es la cima del aprendizaje porque engloba todo el proceso previo. Rubén Puentedura, creador del método de aprendizaje mediante la tecnología SAMR, (en inglés: Substitution, Augmentation, Modification y Redefinition), que goza de elementos en común con Bloom, proceso lógico de crecimiento conceptual para arribar a la creación e innovación;  y también con Piaget, el padre de la teoría del constructivismo, y como lo indica su nombre, y se ha comentado en este espacio, es la edificación del conocimiento, en un proceso similar: asimilación, acomodación y aprehensión, para luego reiniciar el mismo ciclo y continuar el proceso, basándose en conocimientos previos. Y es la esencia de lo propuesto: adquisición de conocimientos, profundización de conocimientos y creación de conocimientos, en la formación inicial y continua del docente.

No se modifica el qué, si se modifica el cómo, y ciertamente, su temporalidad. El docente, estrella norte en la ruta del aprendizaje, debe a su vez, volver a aprender, analizar, y crear.

El retorno a una presencialidad física en el aula no es el retorno a una tradicionalidad en el aula; estos próceres y otros, de la educación han enseñada la ruta con diferentes propuestas y épocas, con la misma finalidad; ahora se integran con la tecnología y la imperante necesidad de continuidad de primero aceptar la realidad de la permanencia tecnológica y segundo, el reconfigurar la formación docente con nuevas dinámicas y herramientas, pero con la misma finalidad; el desarrollo integral de la persona.

¡La educación es prioridad nacional!