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Lo mismo de siempre = Siempre lo mismo

“De buenas intenciones está asfaltado el camino al infierno” reza un dicho popular. Gobernar no es lo mismo que administrar.

.
Juan Carlos Simons |
11 de marzo, 2024

Qué necedad e ignorancia demostrada. Ya sea un gobierno de “derechas” o de izquierdas, hacen casi siempre lo mismo el uno y el otro. Al llegar, cada nuevo gobierno empieza a seleccionar su “equipo de trabajo”. Escoge a fulano porque tiene experiencia en determinada área, a sutano porque es buen profesional de otra área, a perencejo porque estuvo en la campaña y conoce de tal tema….  Y así, con esta falta de criterio, conforma su gabinete cada presidente que llega. Y estamos asumiendo la prevalencia de buenas intenciones fuera de intereses espúreos que implícitamente se vincularían con intenciones de enriquecimiento ilícito, a través de mecanismos de corrupción vigentes.

“De buenas intenciones está asfaltado el camino al infierno” reza un dicho popular. Gobernar no es lo mismo que administrar.

Lo primero encaja más en el perfil de un estadista y la diferencia es tener una visión suficientemente clara como para transmitirla a quienes van a gobernar con él y no nombrar un gabinete improvisado, que quien sabe si comparte la visión del líder o presidente.

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Se trata de obtener resultados, de avanzar hacia metas pre establecidas, para lo cual es indispensable contar con un gabinete que trabaje en función de logros a obtener y que el presidente pueda ir verificando los avances dentro de un calendario que se va agotando y desgastando, en la medida que avanza cada día.

Lo más común es que, cuando no se tiene dirección ni supervisión, cada ministro forma su propio feudo con sus comparsas, que toman decisiones de acuerdo con sus improvisadas ocurrencias y los resultados son fallidos. Y no estamos hablando de cuando la corrupción prevalece ante el interés del bienestar público.

Es decir, no importa cuán honrado y honesto sea el funcionario nombrado para ejercer una función de servicio público, por los resultados se le debe juzgar y sustituir cuando no está cumpliendo las metas, si es que hay metas pre establecidas, lo cual es poco común en nuestro medio.

Este gobierno, al igual que los anteriores, está actuando exactamente de la manera acostumbrada en un país de tercer mundo. Con mediocridad, improvisando, sin brújula, inseguro, desordenado y, sobre todo, actuando con arrogancia, pretendiendo iniciar una “nueva primavera” que como slogan milenial suena bien, pero que se desmorona ante la evidencia.

El desgaste de este gobierno se inició cinco meses antes de tomar posesión, debido al cuestionamiento, legal y político, de la legitimidad del resultado de las elecciones y a la polarización que derivó en una peligrosa confrontación entre la población, lo cual conllevó a una disminución porcentual del PIB con efectos empobrecedores para miles de personas.

La luna de miel que gozan los primerizos gobiernos, en este caso ya concluyó, de manera tal que los mismos que organizaron y pagaron para demostrar un apoyo popular, hoy están emitiendo comunicados de desencanto y deserción de un proyecto que va sin rumbo. O, mejor dicho, que lleva un rumbo totalmente previsible de fracaso y de insatisfacción para todos los sectores de la población guatemalteca.

Qué lástima da ver el desperdicio de tiempo y recursos valiosos en un país como el nuestro, que tiene todo para salir de la pobreza pero, con gobiernos ineptos, improvisados y corruptos estamos seguros que no es la vía.

Lo mismo de siempre = Siempre lo mismo

“De buenas intenciones está asfaltado el camino al infierno” reza un dicho popular. Gobernar no es lo mismo que administrar.

Juan Carlos Simons |
11 de marzo, 2024
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Qué necedad e ignorancia demostrada. Ya sea un gobierno de “derechas” o de izquierdas, hacen casi siempre lo mismo el uno y el otro. Al llegar, cada nuevo gobierno empieza a seleccionar su “equipo de trabajo”. Escoge a fulano porque tiene experiencia en determinada área, a sutano porque es buen profesional de otra área, a perencejo porque estuvo en la campaña y conoce de tal tema….  Y así, con esta falta de criterio, conforma su gabinete cada presidente que llega. Y estamos asumiendo la prevalencia de buenas intenciones fuera de intereses espúreos que implícitamente se vincularían con intenciones de enriquecimiento ilícito, a través de mecanismos de corrupción vigentes.

“De buenas intenciones está asfaltado el camino al infierno” reza un dicho popular. Gobernar no es lo mismo que administrar.

Lo primero encaja más en el perfil de un estadista y la diferencia es tener una visión suficientemente clara como para transmitirla a quienes van a gobernar con él y no nombrar un gabinete improvisado, que quien sabe si comparte la visión del líder o presidente.

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Se trata de obtener resultados, de avanzar hacia metas pre establecidas, para lo cual es indispensable contar con un gabinete que trabaje en función de logros a obtener y que el presidente pueda ir verificando los avances dentro de un calendario que se va agotando y desgastando, en la medida que avanza cada día.

Lo más común es que, cuando no se tiene dirección ni supervisión, cada ministro forma su propio feudo con sus comparsas, que toman decisiones de acuerdo con sus improvisadas ocurrencias y los resultados son fallidos. Y no estamos hablando de cuando la corrupción prevalece ante el interés del bienestar público.

Es decir, no importa cuán honrado y honesto sea el funcionario nombrado para ejercer una función de servicio público, por los resultados se le debe juzgar y sustituir cuando no está cumpliendo las metas, si es que hay metas pre establecidas, lo cual es poco común en nuestro medio.

Este gobierno, al igual que los anteriores, está actuando exactamente de la manera acostumbrada en un país de tercer mundo. Con mediocridad, improvisando, sin brújula, inseguro, desordenado y, sobre todo, actuando con arrogancia, pretendiendo iniciar una “nueva primavera” que como slogan milenial suena bien, pero que se desmorona ante la evidencia.

El desgaste de este gobierno se inició cinco meses antes de tomar posesión, debido al cuestionamiento, legal y político, de la legitimidad del resultado de las elecciones y a la polarización que derivó en una peligrosa confrontación entre la población, lo cual conllevó a una disminución porcentual del PIB con efectos empobrecedores para miles de personas.

La luna de miel que gozan los primerizos gobiernos, en este caso ya concluyó, de manera tal que los mismos que organizaron y pagaron para demostrar un apoyo popular, hoy están emitiendo comunicados de desencanto y deserción de un proyecto que va sin rumbo. O, mejor dicho, que lleva un rumbo totalmente previsible de fracaso y de insatisfacción para todos los sectores de la población guatemalteca.

Qué lástima da ver el desperdicio de tiempo y recursos valiosos en un país como el nuestro, que tiene todo para salir de la pobreza pero, con gobiernos ineptos, improvisados y corruptos estamos seguros que no es la vía.