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Realidad, razón y egoísmo, el libro de Ricardo Rojas

Las ideas importan, determinan nuestras elecciones y por tanto nuestras acciones. Y es vital poder detectar cuales son las malas ideas para poder defendernos de ellas.

Rand
Warren Orbaugh |
26 de junio, 2022

                                  Juro por mi vida y mi amor por ella,

                                     que jamás viviré para nadie,

                                     ni exigiré que nadie viva para mí.

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                                          Ayn Rand

Este párrafo de La Rebelión de Atlas resume la posición de Rand contra la esclavitud y toda ideología o filosofía que insiste que la vida de cada individuo no le pertenece a sí mismo, sino que a otro. Ayn Rand fue no sólo una novelista y filósofa, sino que la más grande vendedora de filosofía que ha existido. En sus novelas diferenció a sus héroes de  los villanos fundamentalmente por sus posturas metafísicas; por su epistemología, que cuando equivocada, causó desastres ferroviarios, impotencia sexual, caos económico;  por su ética, mostrando que la ética correcta es indispensable para la reconstrucción de la ciudad de Nueva York. Ella misma vivió una vida que pudo ser la inspiración para una de sus novelas, defendiendo al individuo del abuso de los colectivistas, luchando por la razón y la libertad, y, sobre todo, tratando de convencernos de la importancia de estudiar filosofía.

Y, ¿por qué estudiar filosofía? ¿Por qué no dedicarnos a cosas prácticas y a vivir nuestra vida? Precisamente, nos dice Rand, para poder dedicarnos a cosas prácticas y a vivir nuestra vida es que necesitamos la filosofía. Las ideas importan, determinan nuestras elecciones y por tanto nuestras acciones. Y es vital poder detectar cuales son las malas ideas para poder defendernos de ellas.

Pero, ¿acaso no puede uno defenderse fácilmente de ellas? Son bastante evidentes, ¿o no? Ayn Rand nos demuestra que las malas ideas no sólo no son evidentes, sino que estamos influenciados por ellas constantemente. Aún sin haber leído un texto de filosofía, hemos adquirido una ensalada de ideas filosóficas, algunas buenas, algunas malas, por medio de lo que vemos en el cine, en la televisión, en el teatro, en el arte; lo que leemos en novelas, revistas o tebeos; lo que nos enseñan en las escuelas y lo que conversamos con nuestros amigos.

Por ejemplo, muchas personas piensan y han dicho la siguiente frase: «puede ser verdad para ti, pero no es verdad para mí.»

Pero ¿qué significa el concepto ‘verdad’? Verdad es la correspondencia de lo que se afirma  con los hechos de la realidad. Es identificar la realidad. Y la misma proposición no puede ser verdad y falsa al mismo tiempo y en el mismo sentido. Lo que pretende esa frase es afirmar que no existe una realidad objetivamente perceptible, sólo un flujo indeterminado que no es nada en particular, y por lo tanto no existe la realidad, en cuyo caso no puede haber tal cosa como ‘verdad’. Esta frase que se invalida a sí misma es parte de la filosofía marxista, y quien la esgrime, muchas veces no lo sabe.

Otra frase usada muy a menudo por la gente es: «eso puede ser bueno en teoría, pero no funciona en la práctica.»

Pero, qué es una teoría, sino una serie de principios abstractos que pretenden ser una descripción correcta de la realidad, para recomendar una serie de guías para la acción humana. Y es buena o mala si corresponde  o no con la realidad que pretende describir. Si no se puede aplicar a la realidad, si no funciona, ¿cómo se la puede calificar de buena? Si uno acepta esa frase, uno está aceptando que la actividad mental del hombre no tiene relación alguna con la realidad, y que el propósito de pensar no es adquirir conocimiento, ni guiar las acciones  del hombre. Esta frase resume la filosofía de Platón y de todas aquellas que se derivan de ella, como el marxismo.

Y así podría seguir encontrando miles de casos, pero estos dos bastan para probar el siguiente punto: ¿Qué puede conseguir uno si recomienda honestidad ética, mientras afirma que no hay tal cosa como ‘verdad’, ‘hechos’ o ‘realidad’? ¿Cómo puede recomendar libertad política y comercial, señalando que la teoría comunista y socialista ha fracasado hundiendo en la quiebra a los países que la han aplicado, si acepta que la teoría no se puede evaluar por su aplicación, si acepta que el problema no es de la teoría, sino de la imperfección humana?

El punto es que el hombre no puede escapar de la filosofía, porque necesita respuestas a preguntas como: ¿Qué es la realidad? ¿Puedo conocerla? ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Cómo lo sé? Y dependiendo de las respuestas a esas preguntas, puede responder a: ¿Cómo debo actuar? ¿Cómo debo relacionarme con los demás? ¿Cuáles son los valores importantes para vivir en este mundo?

Su única alternativa es integrar sus conceptos filosóficos conscientemente, sin contradicciones, para poder actuar prácticamente; o terminar con una ensalada de conceptos contradictorios, que le obstaculizan su toma de decisiones y le hacen actuar imprácticamente. Y como el conocimiento es poder, no existe opción más trascendental que ésta.

Ayn Rand se planteó esa misma disyuntiva, e integró una filosofía racional, que corresponde a los hechos de la realidad, por lo tanto es verdadera, es correcta, y permite tratar con la realidad apropiadamente. A su filosofía Rand la llamó “Objetivismo”, y en su libro Realidad, Razón y Egoísmo Ricardo Rojas explica esta filosofía en un lenguaje sencillo y ameno, fácilmente comprensible para cualquiera. Este libro hace accesible a los hispanohablantes, en un tratado completo, las importantes ideas de Rand. Ricardo ha puesto a nuestra disposición un instrumento para poder tomar las decisiones que nos conduzcan una vida plena y a una mejor sociedad.

Recomiendo que no siga su vida sin haberlo leído.

Realidad, razón y egoísmo, el libro de Ricardo Rojas

Las ideas importan, determinan nuestras elecciones y por tanto nuestras acciones. Y es vital poder detectar cuales son las malas ideas para poder defendernos de ellas.

Warren Orbaugh |
26 de junio, 2022
Rand

                                  Juro por mi vida y mi amor por ella,

                                     que jamás viviré para nadie,

                                     ni exigiré que nadie viva para mí.

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                                          Ayn Rand

Este párrafo de La Rebelión de Atlas resume la posición de Rand contra la esclavitud y toda ideología o filosofía que insiste que la vida de cada individuo no le pertenece a sí mismo, sino que a otro. Ayn Rand fue no sólo una novelista y filósofa, sino que la más grande vendedora de filosofía que ha existido. En sus novelas diferenció a sus héroes de  los villanos fundamentalmente por sus posturas metafísicas; por su epistemología, que cuando equivocada, causó desastres ferroviarios, impotencia sexual, caos económico;  por su ética, mostrando que la ética correcta es indispensable para la reconstrucción de la ciudad de Nueva York. Ella misma vivió una vida que pudo ser la inspiración para una de sus novelas, defendiendo al individuo del abuso de los colectivistas, luchando por la razón y la libertad, y, sobre todo, tratando de convencernos de la importancia de estudiar filosofía.

Y, ¿por qué estudiar filosofía? ¿Por qué no dedicarnos a cosas prácticas y a vivir nuestra vida? Precisamente, nos dice Rand, para poder dedicarnos a cosas prácticas y a vivir nuestra vida es que necesitamos la filosofía. Las ideas importan, determinan nuestras elecciones y por tanto nuestras acciones. Y es vital poder detectar cuales son las malas ideas para poder defendernos de ellas.

Pero, ¿acaso no puede uno defenderse fácilmente de ellas? Son bastante evidentes, ¿o no? Ayn Rand nos demuestra que las malas ideas no sólo no son evidentes, sino que estamos influenciados por ellas constantemente. Aún sin haber leído un texto de filosofía, hemos adquirido una ensalada de ideas filosóficas, algunas buenas, algunas malas, por medio de lo que vemos en el cine, en la televisión, en el teatro, en el arte; lo que leemos en novelas, revistas o tebeos; lo que nos enseñan en las escuelas y lo que conversamos con nuestros amigos.

Por ejemplo, muchas personas piensan y han dicho la siguiente frase: «puede ser verdad para ti, pero no es verdad para mí.»

Pero ¿qué significa el concepto ‘verdad’? Verdad es la correspondencia de lo que se afirma  con los hechos de la realidad. Es identificar la realidad. Y la misma proposición no puede ser verdad y falsa al mismo tiempo y en el mismo sentido. Lo que pretende esa frase es afirmar que no existe una realidad objetivamente perceptible, sólo un flujo indeterminado que no es nada en particular, y por lo tanto no existe la realidad, en cuyo caso no puede haber tal cosa como ‘verdad’. Esta frase que se invalida a sí misma es parte de la filosofía marxista, y quien la esgrime, muchas veces no lo sabe.

Otra frase usada muy a menudo por la gente es: «eso puede ser bueno en teoría, pero no funciona en la práctica.»

Pero, qué es una teoría, sino una serie de principios abstractos que pretenden ser una descripción correcta de la realidad, para recomendar una serie de guías para la acción humana. Y es buena o mala si corresponde  o no con la realidad que pretende describir. Si no se puede aplicar a la realidad, si no funciona, ¿cómo se la puede calificar de buena? Si uno acepta esa frase, uno está aceptando que la actividad mental del hombre no tiene relación alguna con la realidad, y que el propósito de pensar no es adquirir conocimiento, ni guiar las acciones  del hombre. Esta frase resume la filosofía de Platón y de todas aquellas que se derivan de ella, como el marxismo.

Y así podría seguir encontrando miles de casos, pero estos dos bastan para probar el siguiente punto: ¿Qué puede conseguir uno si recomienda honestidad ética, mientras afirma que no hay tal cosa como ‘verdad’, ‘hechos’ o ‘realidad’? ¿Cómo puede recomendar libertad política y comercial, señalando que la teoría comunista y socialista ha fracasado hundiendo en la quiebra a los países que la han aplicado, si acepta que la teoría no se puede evaluar por su aplicación, si acepta que el problema no es de la teoría, sino de la imperfección humana?

El punto es que el hombre no puede escapar de la filosofía, porque necesita respuestas a preguntas como: ¿Qué es la realidad? ¿Puedo conocerla? ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Cómo lo sé? Y dependiendo de las respuestas a esas preguntas, puede responder a: ¿Cómo debo actuar? ¿Cómo debo relacionarme con los demás? ¿Cuáles son los valores importantes para vivir en este mundo?

Su única alternativa es integrar sus conceptos filosóficos conscientemente, sin contradicciones, para poder actuar prácticamente; o terminar con una ensalada de conceptos contradictorios, que le obstaculizan su toma de decisiones y le hacen actuar imprácticamente. Y como el conocimiento es poder, no existe opción más trascendental que ésta.

Ayn Rand se planteó esa misma disyuntiva, e integró una filosofía racional, que corresponde a los hechos de la realidad, por lo tanto es verdadera, es correcta, y permite tratar con la realidad apropiadamente. A su filosofía Rand la llamó “Objetivismo”, y en su libro Realidad, Razón y Egoísmo Ricardo Rojas explica esta filosofía en un lenguaje sencillo y ameno, fácilmente comprensible para cualquiera. Este libro hace accesible a los hispanohablantes, en un tratado completo, las importantes ideas de Rand. Ricardo ha puesto a nuestra disposición un instrumento para poder tomar las decisiones que nos conduzcan una vida plena y a una mejor sociedad.

Recomiendo que no siga su vida sin haberlo leído.