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Tetuntes

Los tetuntes, por grandes y poderosos que sean, no son superiores a la Constitución.

.
Carolina Castellanos |
12 de abril, 2024

Según la Real Academia Española, la definición de tetunte para Guatemala, El Salvador y Honduras es “piedra, ladrillo o pedazo de adobe”. Dice que es un término en náhuatl. En el uso cotidiano del chapín, le llamamos así a un estorbo, algo o alguien que está a medio camino.

El tetunte al que me quiero referir, para empezar, es ese gobierno de tamaño gigantesco que tenemos. Para un país tan pequeño, tenemos demasiados “tetuntitos”. Está por todos lados. Se mete donde se le da la gana. Sin ninguna duda, es un estorbo.

Un ejemplo clásico es el de los diputados (hay unas pocas excepciones). Van a meterse a alguna de las tantísimas oficinas o dependencias del gobierno, van acompañados de la prensa y salen diciendo que esa oficina no sirve, que no cumple con su función, que hay corrupción y cualquier otra cosa que logre las primeras planas de los medios de comunicación. 

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Si resolvieran la problemática encontrada, dejarían de ser tetuntitos y pasarían a ser cuasi héroes nacionales. 

Los tetuntes que existen en la forma de una dependencia del gobierno son la principal fuga de recursos.  Los peores son los ministerios. Los tetuntes más grandotes son, a mi criterio, el de ambiente y el de desarrollo. ¿Realmente han hecho algo a lo largo de su inútil existencia? Ahorita ha quedado demostrado que no necesitamos al de ambiente. Tenemos incendios y el brillante Tetunte mayor, a través de sus tetuntitos ambientalistas, dice que hay que declarar un estado de calamidad. ¡Qué viva la robadera! Finalmente vimos al tetunterío del Congreso hacer algo inteligente y no aprobaron tan enorme disparate.

Denis Prager (comentarista conservador estadounidense, locutor y escritor), dice “a mayor tamaño de gobierno, más pequeño es el ciudadano”. Nuestro gobierno actual va con todo hacia ese crecimiento desmesurado. Mientras más gobierno haya, habrá más control. Esto se traduce en restricciones, normas, leyes, multas y cualquier otra “ocurrencia”. ¿De qué tamaño nos quieren dejar? Pienso que nos quieren reducir a micro tetuntitos para dejarnos sin voz. Mientras más pequeños seamos, menos nos escucharán.

No siendo suficiente, quien dice dirigir nuestro destino acude a las organizaciones internacionales para que participen como “observadores” en temas que nos competen solo a los chapines. Si hay estado de calamidad, llamen a la OEA. Si hay que conformar las comisiones de postulación, llamen a la OEA. Si hay que comprar medicamentos, llamen a la UNOPS (ONU). Esos sí que son tetuntes, pero de esos que, una vez se instalan, se necesitan tetuntes del calibre de los superhéroes de los comics para sacarlos.

Sin embargo, como reza el viejo refrán, “la unión hace la fuerza”. Los chapines pocas veces nos hemos unido en las batallas. Pues, ahora nos toca ser los superhéroes. Ya logramos que no aprueben el estado de calamidad. ¡Sigamos en la lucha! Los tetuntes, por grandes y poderosos que sean, no son superiores a la Constitución.

Tetuntes

Los tetuntes, por grandes y poderosos que sean, no son superiores a la Constitución.

Carolina Castellanos |
12 de abril, 2024
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Según la Real Academia Española, la definición de tetunte para Guatemala, El Salvador y Honduras es “piedra, ladrillo o pedazo de adobe”. Dice que es un término en náhuatl. En el uso cotidiano del chapín, le llamamos así a un estorbo, algo o alguien que está a medio camino.

El tetunte al que me quiero referir, para empezar, es ese gobierno de tamaño gigantesco que tenemos. Para un país tan pequeño, tenemos demasiados “tetuntitos”. Está por todos lados. Se mete donde se le da la gana. Sin ninguna duda, es un estorbo.

Un ejemplo clásico es el de los diputados (hay unas pocas excepciones). Van a meterse a alguna de las tantísimas oficinas o dependencias del gobierno, van acompañados de la prensa y salen diciendo que esa oficina no sirve, que no cumple con su función, que hay corrupción y cualquier otra cosa que logre las primeras planas de los medios de comunicación. 

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Los tetuntes que existen en la forma de una dependencia del gobierno son la principal fuga de recursos.  Los peores son los ministerios. Los tetuntes más grandotes son, a mi criterio, el de ambiente y el de desarrollo. ¿Realmente han hecho algo a lo largo de su inútil existencia? Ahorita ha quedado demostrado que no necesitamos al de ambiente. Tenemos incendios y el brillante Tetunte mayor, a través de sus tetuntitos ambientalistas, dice que hay que declarar un estado de calamidad. ¡Qué viva la robadera! Finalmente vimos al tetunterío del Congreso hacer algo inteligente y no aprobaron tan enorme disparate.

Denis Prager (comentarista conservador estadounidense, locutor y escritor), dice “a mayor tamaño de gobierno, más pequeño es el ciudadano”. Nuestro gobierno actual va con todo hacia ese crecimiento desmesurado. Mientras más gobierno haya, habrá más control. Esto se traduce en restricciones, normas, leyes, multas y cualquier otra “ocurrencia”. ¿De qué tamaño nos quieren dejar? Pienso que nos quieren reducir a micro tetuntitos para dejarnos sin voz. Mientras más pequeños seamos, menos nos escucharán.

No siendo suficiente, quien dice dirigir nuestro destino acude a las organizaciones internacionales para que participen como “observadores” en temas que nos competen solo a los chapines. Si hay estado de calamidad, llamen a la OEA. Si hay que conformar las comisiones de postulación, llamen a la OEA. Si hay que comprar medicamentos, llamen a la UNOPS (ONU). Esos sí que son tetuntes, pero de esos que, una vez se instalan, se necesitan tetuntes del calibre de los superhéroes de los comics para sacarlos.

Sin embargo, como reza el viejo refrán, “la unión hace la fuerza”. Los chapines pocas veces nos hemos unido en las batallas. Pues, ahora nos toca ser los superhéroes. Ya logramos que no aprueben el estado de calamidad. ¡Sigamos en la lucha! Los tetuntes, por grandes y poderosos que sean, no son superiores a la Constitución.